La recaudación sigue en rojo

Pese a una moderación en el margen, la recaudación continuó cayendo en abril, hilando así ocho meses consecutivos en rojo. En números, la recaudación mostró una caída real del 13% i.a. en abril, levemente por debajo del 15% i.a. evidenciado en marzo.

Los tributos ligados a la actividad económica y los ingresos mostraron profundas caídas reales. Contrariamente, la contracción en los tributos se vio moderada en parte por el desempeño de los Derechos de Exportación y el Impuesto PAIS. Como resultado, las Provincias se están viendo aún más perjudicadas que la Nación.

En este contexto, la aprobación del nuevo Paquete Fiscal y la Ley Bases (ya pasaron por Diputados) podría dotar de mayores recursos al fisco producto de la reincorporación del Impuesto a las Ganancias como impuesto a los Ingresos Personales y el blanqueo (entre otras propuestas). Sin embargo, en caso de no lograr su aprobación, el Gobierno debería continuar ajustando considerablemente el gasto para cumplir con el objetivo comprometido.

¿Qué pasó con la recaudación en abril?

Pese a una moderación en el margen, la recaudación continuó cayendo en abril, hilando así ocho meses consecutivos en rojo. En concreto, la recaudación mostró una caída real del 12% i.a. en abril, levemente por debajo del 15% i.a. evidenciado en marzo.

Al igual que los últimos meses, los tributos ligados a la actividad económica y los ingresos mostraron profundas caídas reales. Contrariamente, la contracción en los tributos se vio moderada en parte por el desempeño de los Derechos de Exportación, que se recuperaron luego de la sequía que impactó en 2023. No obstante, el principal pilar de la recaudación continúa siendo el Impuesto PAIS, que se triplicó en términos reales con respecto a lo aportando en abril del 2023.

Como resultado, las Provincias se están viendo aún más perjudicadas que la Nación. ¿A qué se debe esta dinámica? Los impuestos coparticipables (asociados a la actividad económica) son lo que están exhibiendo las caídas reales más profundas, mientras que los recursos asociados al Comercio Exterior y la compra de USD (no coparticipables, en ambos casos) muestran incrementos reales. En números, si bien la recaudación total cayó un 13% i.a. real en abril, los montos destinados a Provincias mostraron una contracción de casi el 19% i.a. real.

En este marco, la recaudación refleja una caída real del 10% i.a. en los primeros 4 meses del año. De esta manera, se alcanzó el nivel más bajo en términos reales para un primer cuatrimestre desde 2007 (al excluir el 2020, afectado por la pandemia).

Un zoom al interior de la recaudación

En un contexto de caída de la actividad y del empleo, los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social anotaron en abril el octavo mes en baja al reflejar una caída real de -18% i.a. Por su parte, producto de un consumo que aún no muestra señales de recuperación, el IVA Neto cayó por segundo mes consecutivo en términos reales (-8,5% i.a.), algo que no ocurría desde fines del 2020.

El Impuesto a las Ganancias nuevamente se hundió en términos reales un -35% i.a en gran parte explicado por la quita de la cuarta categoría que se dio a fines de 2023. Sin embargo, este tributo arrastra rojos reales desde diciembre de 2022.

Caso contrario ocurrió con Combustibles, que creció por primera vez en términos reales (+3 % i.a.) desde diciembre del 2021. Hacia adelante, se espera que el tributo continúe recuperándose en la medida que implementen los aumentos pactados para compensar el congelamiento de los últimos años (aunque se postergó el aumento de mayo).

Los Créditos y Débitos Bancarios marcaron nuevamente una variación real negativa de -15% i.a, acentuando su caída respecto a los meses previos (en marzo -11% i.a). Los Impuestos Internos y Bienes Personales también cayeron en abril -19% i.a y -65% i.a, respectivamente.

Contrariamente, los Derechos de Exportación ayudaron a moderar la caída al hilar su cuarto mes consecutivos de crecimiento en términos reales. Puntualmente, este rubro mostró una suba real del 63% i.a. (relativamente en línea con el mes previo) gracias a la baja base de comparación en abril del 2023 (afectado por la sequía).

Del mismo modo, el Impuesto PAIS mostró un incremento real del 211% i.a., producto de su ampliación al inicio del mandato. No obstante, se observa una notoria moderación con respecto a los meses previos (aumentos superiores al 300% real en promedio), lo cual podría explicarse por menores importaciones.

¿Qué esperamos para lo que resta del año?

En el corto plazo, la liquidación de la cosecha gruesa incrementará lo recaudado vía Derechos de Exportación, poniéndole un límite a la caída de los recursos. Sin embargo, aquel factor mostraría su pico estacional en el segundo trimestre, para luego moderarse en la segunda parte del año.

A su vez, uno de los pilares de la recaudación durante los primeros meses fue el Impuesto PAIS, un recurso que nació como transitorio y que en algún momento deberá reducirse si se pretende salir del CEPO.

En cuanto a los tributos vinculados a la actividad, su desempeño estará ligado a la dinámica del eventual rebote de la economía y el consumo, para lo cual sería necesario una recuperación del poder de compra. Lo que suceda en este rubro no sólo afectará a la Nación, sino que impactará con mayor fuerza sobre las cuentas públicas provinciales.

En este contexto, la aprobación del nuevo Paquete Fiscal y la Ley Bases (ya pasaron por Diputados) podría dotar de mayores recursos al fisco producto de la reincorporación del Impuesto a las Ganancias como impuesto a los Ingresos Personales y el blanqueo (entre otras propuestas). Sin embargo, en caso de no lograr su aprobación, el Gobierno debería continuar ajustando considerablemente el gasto para cumplir con el objetivo comprometido.

 

Se profundizó la recesión en febrero

La actividad continuó en rojo durante febrero

El sendero de correcciones macroeconómicas y la relativa estabilidad cambiaria-financiera evidenciada en los últimos meses tienen como contracara una economía real en recesión que aún no muestra signos de mejora.

El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC mostró en febrero una contracción interanual del -3,2%, hilando así cuatro meses consecutivos en rojo y acumulando una caída del 3,6% i.a. para el primer bimestre del año.

Paralelamente, la medición desestacionalizada mostró una reducción del 0,2% mensual en febrero, acumulando ya una caída del 5,4% desde el pico de la actividad en agosto del 2023 (seis caídas consecutivas) y situando a la economía en el menor nivel desde mediados del 2021. No obstante, cabe destacar que se realizó una considerable corrección hacia atrás. Por caso, la variación mensual desestacionalizada de enero pasó de -1,2% a -0,8%.

¿Qué factores explican el magro desempeño de la actividad? El salto discreto inicial en el tipo de cambio oficial, la suba del Impuesto PAIS y la corrección de precios relativos generaron una marcada aceleración inflacionaria que no fue compensada por las paritarias. Como resultado, se evidenció un fuerte deterioro del poder adquisitivo a inicios del mandato, perjudicando así la demanda interna y el consumo. Paralelamente, la política monetaria y fiscal también adquirieron un fuerte sesgo contractivo, agravando el golpe sobre la economía real.

Un pantallazo sectorial a la actividad económica

Como aspecto negativo, ocho sectores registraron caídas en la comparación interanual, entre los que se destacan Construcción (-19,1% i.a.), Intermediación Financiera (-12,1% i.a.), Industria Manufacturera (-8,4% i.a.) y Comercio Mayorista, Minorista y Reparaciones (-5,5% i.a.). En su conjunto, aportaron 3,1 puntos porcentuales a la caída interanual del estimador agregado. Por el contrario, el rubro Explotación de minas y canteras (+11,7% i.a.) fue el que mayor incidencia positiva aportó a la variación interanual del EMAE, seguido por Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+5,5% i.a.).

Por su parte, tanto los Bienes (-3,7% i.a.) como los Servicios (-2,0% i.a.) exhibieron caídas en términos interanuales, acumulando tres meses consecutivos de contracción y mostrando una recesión generalizada. Sin embargo, el sector primario comenzó a actuar como amortiguador (parcial): los Bienes hubieran caído un 5,3% de no ser por el sector agropecuario. Dicha dinámica es justamente la opuesta a lo ocurrido durante 2023, donde el agro se vio castigado por una de las mayores sequías de la historia, pero la actividad económica excluyendo dicho rubro se mantuvo relativamente constante.

¿Qué esperar hacia adelante?

En lo inmediato, los indicadores adelantados de actividad económica muestran que la recesión continuó en marzo: la gran mayoría de las estadísticas sectoriales relevadas mostrando una contracción (a excepción de las vinculadas al sector primario), reflejando incluso caídas de dos dígitos para los rubros vinculados al comercio minorista, la construcción y la industria manufacturera.

Como consecuencia, no descartamos una nueva caída de la actividad en marzo, mes en el cual probablemente la actividad económica toque su piso para luego rebotar (al menos transitoriamente) producto de la cosecha gruesa. Sin embargo, si excluimos al agro del análisis, la recuperación se postergaría aún más. En este marco, más allá de que la cosecha gruesa jugará a favor en el segundo trimestre, estimamos que el nivel de actividad mostraría una contracción del 3,5% i.a. en el promedio del año.

En pocas palabras, la economía pasará de verse mayormente afectada por problemas de oferta (como ocurrió en 2023) a sufrir en mayor medida la contracción en la demanda: para el presente año estimamos que el consumo privado mostrará una caída más pronunciada que la actividad económica. Dejando atrás el efecto “los pesos queman”, las correcciones de las principales variables macroeconómicas y la caída del salario real implican un marcado freno al consumo frente a “pesos que no alcanzan”.

Por su parte, la actividad económica en 2024 estará caracterizada por un desempeño con marcada heterogeneidad a su interior: el sector primario (petróleo, gas, agropecuario y pesquero; que representa 15% del PIB) podría mostrar un crecimiento cercano al 10% i.a. en promedio; traccionado por la recuperación del agro (luego de la sequía) y una mayor competitividad cambiaria (aunque se deteriora rápidamente).

En la vereda opuesta, ramas más vinculadas al consumo interno (industria, construcción, comercio, que representan 40% del PIB) mostrarán caídas; en un contexto de fuerte deterioro del ingreso disponible de los hogares y una marcada contracción del gasto público.

Las claves detrás del superávit financiero

¿Cómo le fue al fisco en marzo?

El Sector Público Nacional No Financiero registró en marzo el tercer superávit fiscal consecutivo en lo que va del año, mostrando así un superávit financiero en el primer trimestre por primera vez desde 2009. En números, las cuentas públicas registraron un superávit primario de $625.034 millones en marzo. A su vez, con un pago de intereses que se ubicó en $348.396 millones, el superávit financiero alcanzado fue de $276.638 millones. De esta forma, el SPN sobre cumplió la meta delineada por el FMI, acumulando en el primer trimestre de 2024 un resultado financiero de 0,2% del PIB y un resultado primario de 0,5% del PIB.

¿Qué explicó el superávit fiscal en marzo? Lejos de recuperarse, los ingresos profundizaron su caída anotando un rojo real de -8,6% i.a, mientras que el marcado recorte sobre el Gasto Primario (-28,6% i.a. real) volvió a explicar la mejora en las cuentas fiscales.

 

¿Qué ocurrió al interior de las cuentas públicas?

¿Qué explicó el magro desempeño de los recursos? La caída real en los tributos asociados a la actividad económica y los ingresos más que compensó el aporte de los Derechos de Exportación y la ampliación del Impuesto PAIS.

A diferencia de los dos primeros meses del año, el IVA neto de reintegros se redujo en marzo un -15,4% i.a en términos reales (una caída similar a la de marzo 2020 atravesada por el confinamiento de la pandemia) y los Derechos de Importación anotaron un rojo real de -27,5% i.a.

En paralelo, el Impuesto a las Ganancias continúa anotando caídas reales (38% i.a) desde el recorte de la cuarta categoría de diciembre 2023, al igual que las Contribuciones a la Seguridad Social (-20% i.a) que en marzo cayeron un 20% i.a. (real) e hilaron su séptima caída real consecutiva.

Por su parte, los Derechos de Exportación crecieron nuevamente un +74% i.a. real, y el Impuesto PAIS se cuadruplicó en términos reales con respecto a marzo del 2023 (producto de su ampliación). Buena parte de esta mejora puede explicarse, al igual que en febrero, por la suscripción a BOPREAL que se agotara una vez que se terminen las licitaciones de la Serie 3.

Entonces, ¿qué paso con el gasto? Como resultado de un recorte transversal sobre todas las partidas, el Gasto Primario registró una caída real del 29% i.a. Al igual que en los meses previos, la mayor parte del recorte se explica por el ajuste sobre el Gasto Social.

En tal sentido, las Prestaciones Sociales cayeron un -21% i.a real, mostrando una dinámica heterogénea a su interior. Por un lado, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo PNC) mostraron una caída real del 32% i.a., mientras que la partida “Otros Programas” se redujo un 13% i.a. Por el contrario, las Asignaciones Familiares y AUH registraron un crecimiento real de 16% respecto al marzo pasado.

Los Subsidios Económicos, moderaron la caída de los primeros meses y se redujeron en marzo un 21% i.a.  Sin embargo, parte de la reducción en esta partida no estaría explicada por un ahorro genuino, sino por una postergación de pagos y compromisos.

En cuanto a la negociación con los gobiernos provinciales, tanto las Transferencias a Provincias (corrientes y de capital) como los Gastos de Capital (obra pública excluyendo transferencias) mostraron una marcada contracción real del 84% i.a. Con respecto al resto de las partidas, las Transferencias a Universidades (foco de conflicto reciente) se redujeron un 18% i.a. real, mientras que los Gastos en Funcionamiento (incluye salarios) cayeron un 21% i.a. real.

 

¿Qué explico el superávit del primer trimestre?

La dinámica fiscal del primer trimestre estuvo caracterizada por un marcado recorte sobre el gasto público y una caída en los ingresos que se vio moderada por la ampliación del Impuesto PAIS. Justamente, la mayor recaudación del Impuesto PAIS explicó un quinto de la mejora en el resultado fiscal.

Por el lado de las erogaciones, el Gasto Primario se redujo un 35% i.a. en términos reales, donde el Gasto Social explicó el 44% del ajuste al caer un 27% i.a. real. A su vez, la contracción en los Gastos de Capital y la merma en las Transferencias a Provincias implicaron un recorte real superior al 80% i.a., explicando un 28% del ajuste. Por su parte, la reducción en los Subsidios Económicos (-46% i.a. real) representó el 12% del recorte, donde entró en juego la postergación de pagos a CAMMESA (empresa intermediaria en el sector energético).

 

¿Qué esperamos para 2024?

Desde el inicio del mandato, el Poder Ejecutivo enfatizó la necesidad del ordenamiento de las cuentas públicas y estableció el ancla fiscal como driver de la política económica, impulsando un cambio de régimen económico que regenere la credibilidad y confianza, lo cual es central también dentro de la estrategia monetaria-cambiaria.

El resultado fiscal superavitario obtenido en el primer trimestre del año da un respiro al gobierno, con un desempeño fiscal va en línea con la meta anunciada (superávit primario de 2% del PIB en 2024). Pese a mostrar un superávit financiero en el primer trimestre luego de 14 años en rojo, las características del ajuste implementado sobre el gasto, la dinámica que podría adoptar la recaudación en un contexto recesivo y la indexación de las partidas previsionales siembran incertidumbre sobre la sostenibilidad (tanto social como política) de la estrategia a lo largo del año.

En cuanto a los recursos, la recesión económica proyectada seguramente deteriore los ingresos asociados a la actividad, lo cual no sólo afectará a la Nación, sino que impactará con mayor fuerza sobre las cuentas públicas provinciales (ya perjudicadas por la modificación de Ganancias) dado que son mayormente impuestos coparticipables. A su vez, uno de los pilares de la recaudación durante los primeros meses de gestión fue (y será) el Impuesto PAIS, un recurso transitorio que en algún momento deberá reducirse si se pretende salir del CEPO.

En el corto plazo, la liquidación de la cosecha gruesa incrementará lo recaudado vía Derechos de Exportación, poniéndole un límite a la caída de los recursos. Sin embargo, aquel factor mostraría su pico estacional en el segundo trimestre, para luego moderarse en la segunda parte del año.

En este contexto, la aprobación del nuevo Paquete Fiscal y la Ley Bases podría dotar de mayores recursos al fisco producto de la reincorporación del Impuesto a las Ganancias (Ingresos Personales) y el blanqueo (entre otras propuestas). Sin embargo, en caso de no lograr su aprobación, el Gobierno debería continuar ajustando considerablemente el gasto para cumplir con el objetivo comprometido.

Con respecto al gasto, el ajuste implementado sobre el Gasto Social (más de la mitad de las erogaciones) se sostendría principalmente por el cambio en la fórmula de la movilidad previsional, que se actualiza mensualmente desde abril según la inflación evidenciada dos meses atrás. Si bien la nueva fórmula resguarda los haberes y las asignaciones frente a una eventual aceleración inflacionaria, también elimina la posibilidad de recuperarse frente a un escenario de crecimiento y recuperación económica, congelando los haberes en mínimos reales.

De este modo, pese a que el cambio de fórmula incrementa en el margen el gasto en jubilaciones y pensiones, le pone un techo al gasto social tanto para el último tramo del año como para 2025 frente a una eventual recuperación de la economía. Sin embargo, el riesgo en términos fiscales es que una nueva aceleración inflacionaria generaría mayores presiones en el gasto.

En cuanto a los Subsidios Económicos, si bien la actualización tarifaria aliviará las presiones sobre este rubro (elevando las presiones inflacionarias), será necesaria una normalización de los pagos y compromisos en algún momento del año para no generar aún más distorsiones en la cadena de pagos del sector energético.

Distinto es el caso para las Transferencias a las Provincias (discrecionales) y los Gastos de Capital, donde el Gobierno tiene un mayor margen de maniobra para recortar, pero son una carta de negociación para conseguir mayores votos en el Congreso. Justamente, la misma aprobación del nuevo Paquete Fiscal podría recomponer en parte unos diezmados recursos de las finanzas provinciales.

A modo de cierre, si bien estimamos que el objetivo de un equilibrio financiero luce sumamente desafiante en el contexto actual, vemos factible que el Gobierno termine con un superávit primario en 2024 a costas del impacto de la recesión esperada sobre la economía. Esto último no dejaría de ser una señal positiva en cuanto a la dirección tomada tanto para el FMI como para los mercados financieros.

Por segundo mes consecutivo, mejora la evaluación de desempeño del Gobierno

La valoración del desempeño del gobierno de Javier Milei viene mostrando cierta estabilidad en los primeros 4 meses del año, y ese es el dato más destacado del clima de opinión pública. La estabilidad es un dato porque ocurre en un contexto económico muy adverso para el oficialismo, producto del proceso de corrección de desequilibrios que el Gobierno intenta lograr. De hecho, la curiosidad es que en los dos últimos meses, quizá motivada por el éxito que el gobierno está mostrando en materia de desinflación, se registró una ligera mejora en la evaluación de desempeño del Gobierno, subiendo en este período más de 2 puntos porcentuales.

 

 

En perspectiva histórica, los niveles de aprobación del gobierno son niveles elevados si los comparamos con los niveles de apoyos que reunía Mauricio Macri en abril 2016. La comparación con Alberto Fernández es compleja, porque en abril el ex presidente ya gozaba del impacto positivo que produjo la pandemia en su imagen, llevándola a niveles extraordinarios producto de una situación extraordinaria. Pero también los niveles de rechazo son elevados, por lo pronto más elevados que lo que registraba Macri en abril de 2016.

 

 

Esta composición del indicador, altos niveles de aprobación y de rechazo, son la nota característica de todo el clima de opinión: una sociedad dividida en dos grandes grupos antagónicos, lo que se ve reflejado en la mayoría de los indicadores, y que muestran dos grupos con miradas muy contrapuestas sobre lo que está pasando.

Además de la Ley Bases, se buscará aprobar una reforma fiscal y laboral

De la mano de la búsqueda de aprobación de la ley Bases, el oficialismo intentará además avanzar con la sanción del paquete fiscal, el conjunto de iniciativas fiscales e impositivas que buscan mejorar la situación fiscal de la Nación y de las Provincias. Se trata del cebo o incentivo que el Gobierno ofreció a los Gobernadores para recoger apoyos para aprobar las medidas propuestas en la Ley Bases.

Pero también se agregará un paquete de reformas laborales propuestas por el bloque de la UCR, pero que en algún punto surgen de las propuestas de reformas laborales que el propio oficialismo promovió a través del DNU 70/2023 y que fuera suspendido por una medida judicial, en el marco del control que el Poder Judicial hace sobre la constitucionalidad de los DNU, trámite que deberá terminar con un fallo de la Corte Suprema avalando o no la vigencia del mencionado DNU.

Ambas iniciativas podrían sufrir modificaciones en la discusión tanto en la discusión en comisión como en el recinto, pero llegan al Congreso con una redacción que contempla las siguientes reformas fiscales:

Por su parte, la propuesta de reforma laboral, acercada por el bloque de la UCR, contempla una serie de modificaciones a la legislación laboral. Según los autores, el mercado laboral presenta actualmente enormes desafíos como la alta tasa de informalidad laboral, el desempleo, la precarización laboral, y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Por ello, afirman que es necesario actualizar el marco normativo para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y el desarrollo económico del país.

Según el sector del radicalismo que promueve la iniciativa, la propuesta contempla una serie de modificaciones a la legislación laboral que reflejan un enfoque de modernización de la misma, buscando equilibrar los derechos de los trabajadores con las necesidades de adaptación a las nuevas realidades del mercado laboral, promoviendo la formalización del empleo y la simplificación de los procesos administrativos.

Inflación a la baja por tercer mes consecutivo

La inflación de marzo fue de 11%, según el Índice de Precios al Consumidor del INDEC. Se trata del tercer mes consecutivo donde el registro estuvo por debajo de las expectativas del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 12,5%.  Con este dato, la inflación interanual asciende al 287,9% y acumuló 51,6% en el primer trimestre del año.

La desaceleración de la inflación más rápida de lo previsto tiene su principal fundamento en la fuerte recesión inducida por el objetivo fiscal y cierto control sobre la homologación de las paritarias. Sobre esta dinámica se suma la postergación del incremento en tarifas de gas y colectivos y un freno en los aumentos en los bienes, que habían registrado un importante encarecimiento en dólares durante los últimos meses. Por estos motivos, la inflación Núcleo (+9,4%) tuvo su menor registro en cinco meses.

Por su parte, los Regulados subieron 18,1%, impulsados por aumentos en educación (+52%), comunicación (+16%), combustibles y el arrastre de la suba de tarifas de febrero. Los precios Estacionales subieron 11,1% pese a que marzo es un mes típicamente alto para la indumentaria

Los Alimentos y Bebidas (+10,5%) se ubicaron por debajo del nivel general por tercer mes consecutivo. Al interior de la división se destacan las subas de verduras, lácteos, aceites y bebidas. 

¿Qué esperar en adelante?

Para abril el ajuste tarifario continuará con aumentos en las tarifas de gas, agua, transporte público (si bien solo afecta a usuarios no registrados, la medición debería contemplar el aumento en el costo para este grupo) telecomunicaciones y peajes. Por su parte, los precios de los bienes seguirán mostrando un bajo dinamismo por lo que la inflación del mes estimamos que rondará el 10%.

Más allá de abril viene la parte más complicada del sendero de desaceleración: será difícil que la inflación siga bajando en los próximos meses al mismo ritmo que en el primer trimestre. Pasado el shock inicial (el salto del tipo de cambio de diciembre), será más desafiante romper la inercia del proceso, máxime cuando a partir de junio comience la indexación de algunos precios regulados y tenga lugar el ajuste de los servicios privados o la carne, que vienen algo rezagados en los últimos meses.

Por otro lado, en la medida que la actividad empiece -lentamente- a recuperarse y el piso de la recesión comience a ser dejado atrás, una mayor demanda interna impondrá un piso para la inflación que, pese a la baja de la tasa de referencia y una brecha que sigue en niveles cercanos al 20%, todavía tiene que enfrentar el eventual desarme del cepo -consideramos que esto será acompañado de una nueva corrección cambiaria en el comienzo del segundo semestre-.

Por lo mencionado anteriormente, por más que la desaceleración de la inflación se sostenga unos meses más, esperamos que la misma alcance la zona del 220% para el cierre de 2024.

Industria y Construcción nuevamente con caídas en febrero

Industria: cinco meses consecutivos en rojo

La industria cayó -9,9% i.a. en febrero, acumulando una contracción de -11,1% i.a. en el primer bimestre del año. Del mismo modo, el índice desestacionalizado mostró una caída mensual del -0,7%, hilando cinco meses consecutivos con cifras negativas (caída acumulada del 11% entre octubre y febrero).

A su interior, todas las ramas se contrajeron en los primeros dos meses del año. Por su parte, teniendo en cuenta las micro ramas industriales (una totalidad de 68 sectores), el 70% se ubicó en rojo durante el primer bimestre, marcando un máximo desde principios de 2020.

El impacto más pronunciado en febrero se observó en Bienes de Capital (-25,2% i.a.), con ramas como “Otros equipos e instrumentos” y “Maquinaria y equipo” mostrando marcadas caídas (-32,6% i.a. y -33,6% i.a. respectivamente). Por su parte, los Bienes de Uso Intermedio cayeron -9,0% i.a, con fuertes contracciones en Industrias metales básicas (-23,1% i.a.), Productos minerales no metálicos (-18,6% i.a.), Pinturas (-22,6% i.a.), entre otras.

A su vez, los Bienes de Consumo no Durable se deterioraron -4,8% i.a., en parte gracias a la producción de Alimentos y bebidas (-1,8% i.a.), sector que se recupera tras la sequía del año pasado (la molienda de oleaginosas creció 48,4% i.a.) y tiende a depender menos del ciclo económico dada su naturaleza. En este sentido, dado que Alimentos y bebidas representa un cuarto del Índice, la recuperación en la molienda de oleaginosas atenuó la caída industrial: en caso de excluir al sector, el nivel general habría mostrado una contracción del 13,2% i.a. en febrero.

Construcción: nueva caída de doble dígito

La construcción mostró una caída mucho mayor: -24,6% i.a. en febrero, acumulando una retracción de -23,1% i.a. en el primer bimestre del año. A su vez, el índice desestacionalizado se deterioró un -2,6% mensual, hilando siete meses consecutivos con caídas (acumula -24,3% entre agosto y febrero).

Al interior del indicador, se observa que cayeron todos los insumos vinculados a la construcción en febrero. Las caídas más pronunciadas fueron Asfalto (-64,9% i.a.), Hierro (-45,9% i.a.) y Hormigón (-34,8% i.a.). En paralelo, la dinámica de este sector también afectó la producción industrial vinculada, retroalimentando el golpe a la actividad económica durante los dos primeros meses del año.

¿Qué esperamos?

Difícilmente veamos una recuperación de estos sectores en el corto plazo. De hecho, según indicadores adelantados de la actividad económica, el rojo también se mantuvo en marzo: los despachos de cemento (insumo vinculado a la obra pública) cayeron -42,9% i.a., el índice construya (proxy de la obra privada) se deterioró un -40% i.a., la producción de autos cayó un 29,4% i.a, entre otros.

Como resultado, estimamos un primer trimestre con un fuerte deterioro en el nivel de actividad económica. El periodo de correcciones macroeconómicas que está transitando el Gobierno tiene como consecuencia un fuerte deterioro en la actividad, explicado por varios factores: 1) La corrección de los principales precios relativos (tipo de cambio, tarifas de servicios públicos) que golpean al consumo privado y a las ramas principalmente vinculadas a la demanda interna; y 2) El fuerte recorte del Gasto de Capital (-87% i.a. en términos reales en el primer bimestre), lo cual generó un freno abrupto en la obra pública.

Por el contrario, la evolución del agro y el sector energético, así como algunas ramas industriales asociadas a ellas (molienda de oleaginosas, producción de agroquímicos, entre otros) podrían exhibir un desempeño positivo. Sin embargo, sólo moderarán el desplome industrial y el freno en la construcción durante los primeros meses del año.

 

 

Milei aprovecha la ventaja de tener una oposición maniatada y fragmentada

Liderar un gobierno en minoría en un régimen presidencialista tiene sus riesgos. No solo por la dificultad para poder tomar decisiones (las leyes requieren acuerdos con sectores opositores) y el riesgo de bloqueo, sino por el riesgo de tener decisiones adoptadas por el Poder Legislativo contra el deseo del Poder Ejecutivo. Cuando se está en hiperminoría (el caso de Milei), para minimizar esos riesgos se vuelve conveniente la fragmentación de la oposición. Y eso efectivamente ocurre en este inicio de ciclo del libertario. Pero en el inicio de mandato hay otro factor que ayuda a minimizar esos riesgos: la presión que la sociedad ejerce -de manera implícita- contra cualquier actitud obstruccionista de los actores opositores. Una presión que “obliga” a ayudar.

La oposición tiene hoy la capacidad de bloquear o rechazar las decisiones de Milei, tiene los votos en el Congreso para no aprobar leyes o para rechazar DNU’s. Pero esa capacidad está condicionada por el riesgo de pagar un alto costo ante la sociedad (aparecer obstaculizando a un gobierno nuevo) y el riesgo de hacerse corresponsable del eventual futuro fracaso de Milei (si ello ocurre, se alegará que fracasó porque la oposición le puso palos en la rueda y obstaculizó la gestión de gobierno). Estos son los fundamentos que explican las ventajas de esta ventana de oportunidad para tomar decisiones que tiene Milei al inicio de ciclo, ya que frente a una oposición fragmentada y amañatada para obstaculizarle o bloquearle decisiones, él puede avanzar por la vía de excepción (DNU´s), a la espera de que la vigilia social lo proteja de actitudes opositoras bloqueadoras.

Ese costo potencial frente a la sociedad que limita el accionar de la oposición, y que está presente en este inicio de ciclo, será marginalmente decreciente ante el eventual incremento de las probabilidades de fracaso del plan de gobierno de Milei. Es decir, en la medida que Milei no pueda ofrecer resultados, las restricciones que operan sobre la oposición para ejercer un papel obstruccionista o bloqueador irán disminuyendo, de la mano del crecimiento del mal humor social. Este es el riesgo y la urgencia que enfrenta Milei.

Un aspecto interesante es observar que la dispersión opositora está reflejada en la ausencia de consenso sobre quién es el líder de la oposición. De hecho, la principal respuesta a la pregunta de quién es hoy el líder de la oposición, en base a un listado con las figuras políticas nacionales más importantes, fue “otro”. Y la mayoría de las respuestas de la opción “otro” señalaban, ante una repregunta, que no veían líderes en la oposición.

Entre los que votaron a Sergio Massa, en su gran mayoría de extracción kirchnerista, un 41,3% percibe que el líder de la oposición es Axel Kicillof, pero ese porcentaje cae a 24,% entre los que votaron a Javier Milei.

Otra forma interesante de analizar la dispersión de liderazgos opositores, es contrastar la percepción (a quién ves como líder) con el deseo (a quién queres como líder). Si el 41,3% percibe a Kicillof como líder opositor, solo el 33,4% desea que lo sea. También baja Grabois, de 18,9% a 14,1%. Y crecen Cristina Kirchner de 10,6% a 14,1% y especialmente Sergio Massa, que pasa del 4,7% a un 13,8%. Sigue siendo Axel Kicillof el más deseado como líder opositor de parte del electorado opositor, pero no llega a superar el tercio de menciones.

En definitiva, Javier Milei sufre restricción decisional, gobierna en minoría, pero esa debilidad hoy no termina de quedar expuesta en parte porque la oposición está condicionada o a colaborar o a no obstaculizar la acción de Gobierno, y fragmentada en varios espacios y sin liderazgo. Milei gozará de esta ventaja durante el comienzo de su ciclo, pero podría perderla si los resultados no aparecen en los tiempos que la sociedad espera.

En Marzo, la preocupación por la inflación desciende 10 puntos porcentuales

De la mano del descenso de la inflación que se viene registrando en el IPC desde el pico de diciembre, y de la tendencia que pareciera sostenerse en marzo, la preocupación por inflación cede este mes 10 puntos porcentuales, llegando al nivel más bajo de los últimos 7 meses. Este descenso de la preocupación por el aumento de los precios se traslada a otras tres preocupaciones que suben en marzo, y que son: la preocupación por la corrupción, la preocupación por la inseguridad y la preocupación por el narcotráfico. Entre la preocupación por la inseguridad y por el narcotráfico (que creció el mes en que recrudeció esta problemática en Rosario) acumulan casi 10 puntos porcentuales de menciones, mientras que la preocupación por la corrupción crece más de 4 puntos porcentuales entre el registro de febrero y el de marzo.

 

 

A su vez, continua mejorando la expectativa sobre cuándo se logrará bajar la inflación. Sin lugar a duda la desaceleración de la inflación viene siendo el principal resultado que el oficialismo le puede ofrecer a una opinión pública mayormente preocupada por el aumento de los precios.

De hecho, la desaceleración observada en el IPC de febrero -mayor a la esperada-, puede haber contribuido en cambios en la percepción que la opinión pública tiene sobre las responsabilidades sobre la inflación presente. Si en febrero un 37,4% de la gente creía que la inflación actual es responsabilidad de este gobierno, en marzo esa percepción bajó a 29,8%, mientras que por el contrario, el porcentaje de los que creen que la inflación es responsabilidad del anterior gobierno subió de 48,1% a 51,9% de los encuestados.

También se registró en marzo una mejora en las expectativas de la opinión pública sobre cuándo se logrará bajar la inflación. Entre la percepción que se tenía en enero y la de marzo, los que creen que en 6 meses se logrará bajar la inflación a un dígito aumento de 7,9% a 18,6%, mientras que los que creen que lo logrará en un año se incrementó de 12,7% a 20,9%. Como contrapartida, los que creen que no logrará bajar la inflación a un dígito se redujo de 50,8% en enero a 37,5% en Marzo.

También se registran cambios en la paciencia social respecto de la tolerancia al gobierno para que baje la inflación. Si en enero el 41% de los consultados respondían que le daban 3 meses al Gobierno para bajar la inflación, en marzo ese porcentaje se redujo al 23,4%, lo que puede evidenciar que la desaceleración de la inflación pudiera estar repercutiendo positivamente en la paciencia que la gente dice tener para esperar que el Gobierno logre bajar la inflación efectivamente.