Buen noviembre para la industria y la construcción

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una suba mensual desestacionalizada del 0,4% en noviembre (-1,7% i.a.), recortando así la caída de 0,8% del mes anterior. De esta manera, el sector ya se ubicó un 5,7% por encima de diciembre de 2023. De todos modos, el indicador aún se ubica un 4,8% por debajo de su nivel promedio en 2023.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,2% para noviembre, sin poder compensar el desplome de 4,3% en octubre. De esta manera, el indicador se encuentra un 23,6% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 11 meses del año acumula una caída del 28,5% interanual.

De cara a diciembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos. Por el lado de la construcción, el índice Construya (mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 1,2% desestacionalizado, hilando cuatro meses consecutivos de caída, mientras que los despachos de cemento subieron 4,6% m/m. Por el lado de la industria, se cortó con el verde en algunos sectores: la producción automotriz (ADEFA) mostró una contracción mensual del 4,7% s.e; aunque los patentamientos de 0km subieron 0,5% m/m.

La industria mantiene la racha positiva

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una suba mensual desestacionalizada del 0,4% en noviembre (-1,7% i.a.), recortando así la caída de 0,8% del mes anterior. De esta manera, el sector ya se ubicó un 5,7% por encima de diciembre de 2023.

De todos modos, el indicador aún se ubica un 4,8% por debajo de su nivel promedio en 2023. En este sentido, el acumulado de enero-noviembre de 2024 presenta una disminución de 10,7% respecto a igual período de 2023. En cuanto a la comparación interanual, el retroceso es generalizado: doce de las dieciséis ramas se mantienen con caídas contra noviembre del 2023.

Los sectores con mayores caídas interanuales fueron Productos minerales (-20,0%), Productos de caucho y plástico (-16,2%), Porductos textiles (-17,0%) Productos de metal (-13,0%), Productos de tabaco (-10,8%), Madera, papel, edición e impresión (-7,6%) e Industrias metálicas básicas (-6,6%).

Por el contrario, los sectores que aportaron positivamente fueron Alimentos y bebidas (8,4%), Maquinaria y equipo (7,2%). y Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear (1,5%). En cuanto a los Alimentos y Bebidas, se destaca el buen desempeño en la molienda de oleaginosas, que experimentó un aumento del 75,9% interanual, contribuyendo con 2 puntos porcentuales al +1,7% del total interanual. Es decir, que si la molienda de oleaginosas se hubiera mantenido en niveles de 2023, el indicador habría caído 0,3%.

En términos más generales, registran contracciones los bienes de uso intermedio (-9,5% i.a.) y los bienes de capital  (-1,2% i.a.), mientras que los bienes de consumo no durables se ubicaron un 1,8% por encima del nivel alcanzado en el mismo mes del año anterior, aunque apuntalados sobre todo por la buena performance de la molienda de oleaginosas y cereales.

La construcción se recupera en modo serrucho

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,2% para noviembre, sin poder compensar el desplome de 4,3% en octubre. De esta manera, el indicador se encuentra un 23,6% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 11 meses del año acumula una caída del 28,5% interanual.

En cuanto a los insumos para la construcción, los que registraron mayores subas desestacionalizadas fueron Hormigón (+10,2%, explicó 0,8 p.p. de la variación mensual s.e.); Pinturas para la construcción (+7,8%), Asfalto (+3,4%), Ladrillos huecos (+2,7%), Cemento portland (+2,0%) y Artículos sanitarios de cerámica (+1,2%). Por el contrario, los insumos que cayeron en su comparación mensual desestacionalizada fueron Yeso (-3,8%), Placas de yeso (-1,8%) y Pisos y revestimientos cerámicos (-1,3%).

¿Qué esperamos hacia adelante?

De cara a diciembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos. Por el lado de la construcción, el índice Construya (mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 1,2% desestacionalizado, hilando cuatro meses consecutivos de caída, mientras que los despachos de cemento subieron 4,6% m/m. Por el lado de la industria, se cortó con el verde en algunos sectores: la producción automotriz (ADEFA) mostró una contracción mensual del 4,7% s.e; aunque los patentamientos de 0km subieron 0,5% m/m.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica y la gran contracción en la inversión productiva y la obra pública. Sin embargo, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 62,2% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector se estanque (+0,5 p.p. respecto a octubre) durante los próximos tres meses, 21,8% estima que aumentará (+1 p.p.) y 17,5% que disminuirá (+1,5 p.p.).

A su interior, resulta crucial diferenciar la dinámica de la obra pública y la obra privada. Por el lado de la obra pública, difícilmente se vea una recuperación significativa este año dado el freno al gasto de capital llevado adelante por el Gobierno. Con respecto a la obra privada, la baja cotización de los dólares paralelos resulta en elevados costos de construcción en dólares. Entonces, mientras se mantenga el elevado costo relativo, la recuperación del sector va a depender de que los precios de las propiedades suban para que se vuelva rentable. Esto último dependerá de que termine pasando con la demanda, que viene siendo traccionada por el blanqueo y la reaparición del crédito hipotecario, aunque todavía con un stock de oferta previo elevado.

Por el lado de la industria, las ramas asociadas a sectores estratégicos (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la actividad industrial. No obstante, no desaparecerán los riesgos que presenta un sector que depende de factores climáticos, como lo es el agro, en un año que estará signado por el fenómeno La Niña (precipitaciones menores a las normales).  

Por su parte, las ramas que están más vinculadas a la demanda interna (que se vio gravemente deteriorada por la caída del ingreso disponible) comenzaron a recuperar paulatinamente, impulsadas por la estabilización de los ingresos reales y el mayor crédito (el crédito al consumo creció 7,3% y 5,8% mensual real desestacionalizado en noviembre y diciembre respectivamente).

Milei termina su primer año de mandato con mejores registros de los que comenzó

Por segundo mes consecutivo, y nuevamente con algunas buenas noticias -sobre todo en materia de baja de la inflación-, en diciembre se registra una nueva recuperación de la valoración de desempeño del gobierno por los dos canales posibles: una incremento de la valoración positiva del desempeño (+4,7 p.p.), y una caída de la valoración negativa del desempeño (-3,4 p.p.). De esta forma la imagen del gobierno termina el año observando mejores registros que los observados al comienzo del año, y mostrando un exiguo diferencial positivo, ya que el nivel de aprobación termina el año siendo superior al de desaprobación.

La mejora en la valoración de desempeño de diciembre deja al gobierno de Javier Milei en una considerable mejor ubicación que la que se encontraban las dos administraciones anteriores a esta altura de sus mandatos. La gestión de Javier Milei se ubica con más de 15 p.p. de aprobación que los registrados por el mandato de Alberto Fernández en diciembre de 2020, y 10 p.p. por encima de los niveles de aprobación registrados en noviembre de 2016 durante el mandato de Mauricio Macri.

Con respecto a los niveles de rechazo, la valoración de negatividad de la gestión de Milei se ubica por debajo de la registrada a la misma altura por la gestión de Alberto Fernández , pero sigue estando por encima de los niveles de desaprobación que registraba a esta altura la gestión de Mauricio Macri.

Desempleo y corrupción terminan el año siendo las principales preocupaciones

El 2024 termina con dos temas dominantes entre las preocupaciones ciudadanas: el desempleo y la corrupción. La preocupación por el desempleo ha venido siendo una de las dos principales preocupaciones ciudadanas desde mayo, y es una preocupación dominante dentro de los votantes de Sergio Massa en el balotaje de 2023. De todos los que señala el desempleo como el principal problema que afecta al país, el 62% de ellos votaron a Sergio Massa en la segunda vuelta.

Por su parte, la Corrupción ha sido una problemática que ha estado entre las dos principales preocupaciones mencionadas durante todo el año, salvo en mayo, y es dominante entre los votantes de Javier Milei. El 75% de los que señalan la Corrupción como el principal problema que afecta al país, votaron al actual presidente.

La actividad creció 5,3% desde el piso de la recesión

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró un crecimiento mensual del 0,6% s.e. en octubre y, con las correcciones hacia atrás del indicador, hiló una racha de seis meses consecutivos sin caídas (suba acumulada de 5,3%).

De cara a noviembre, la producción de automóviles (ADEFA) tuvo un crecimiento de 4,4% mensual s.e, la producción de acero ascendió 1,1% s.e. Los despachos de cemento subieron 2,6%, mientras que el Índice Construya -que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción- cayó 3,2% mensual sin estacionalidad. Las ventas minoristas de la CAME subieron 3,9% y la Confianza del Consumidor (UTDT) 6,1%. Por contrario, la venta de autos usados y patentamientos de 0KM cayeron 1,0% y 1,9% respectivamente. 

El año cerrará con una caída promedio más cercana al 3% que al 3,5%, dejando un arrastre positivo de más de 1p.p. que ayudará a que la economía exhiba un crecimiento que estimamos por el momento en la zona de 4,5%.

 

La actividad subió 0,6% en octubre

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró un crecimiento mensual del 0,6% s.e. en octubre y, con las correcciones hacia atrás del indicador, hiló una racha de seis meses consecutivos sin caídas desde el piso de abril (suba acumulada de 5,3%).

De este modo, en la comparación contra octubre de 2023 la caída recortó al 0,7% interanual (en septiembre era del 2,5%) y acumuló una caída interanual promedio del 2,7% en los primeros 9 meses del año. Con el dato de octubre, el indicador se ubica sólo 0,6% por debajo del promedio del 2023, registro por encima de lo esperado. Con todo, el nivel de actividad se ubicó un 2,3% por encima de los niveles de diciembre (mes donde se llevó a cabo la devaluación), pero si excluimos al agro aún se situaría por debajo.

Por su parte, la caída en los bienes viene siendo mayor que la de los servicios: para septiembre, los primeros cayeron 1,9%  mientras que para los servicios la caída fue fue del 0,8%. Esto empeora si quitamos los bienes agropecuarios, donde la caída se profundiza hasta el 2,6% (-7,9% en el promedio del año).

Como viene siendo una constante a lo largo del año, los datos muestran una marcada heterogeneidad al interior de la actividad, donde sectores como Construcción (-14,5% i.a.), Industria Manufacturera (-2,3% i.a.) y Comercio (-2,1% i.a.); que a su vez son los tres sectores más demandantes de trabajo, todavía no recuperan. En sentido contrario, el sector agropecuario (+2,4% i.a.) se mantiene creciendo aunque muy por debajo de los niveles de principio de año, por la mala base de comparación que fue el año pasado. La explotación de minas avanzó 7,4% i.a. y la intermediación financiera creció 1,8% i.a.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Hasta el momento, la actividad viene mostrando un desempeño heterogéneo, irregular y en forma de serrucho. Algunos indicadores muestran que la recuperación del último bimestre del año se mantendrá, aunque será menos vertiginosa que la de los meses previos. Sobre la heterogeneidad, los sectores más asociados a los sectores energético, minero y agropecuario seguirán siendo los que más crecen.

Para ilustrar esto, sabemos que en noviembre la producción de automóviles (ADEFA) tuvo un crecimiento de 4,4% mensual (ajustado por estacionalidad), la producción de acero ascendió 1,1%, los despachos de cemento subieron 2,6%, mientras que el Índice Construya -que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción- cayó 3,2% mensual sin estacionalidad. Las ventas minoristas de la CAME subieron 3,9% y la Confianza del Consumidor (UTDT) 6,1%. Por contrario, la venta de autos usados y patentamientos de 0Km cayeron 1,0% y 1,9% respectivamente. 

En resumen, el año cerrará con una caída promedio más cercana al 3% que al 3,5%, dejando un arrastre positivo de más de 1p.p. que ayudará a que la economía exhiba un crecimiento que estimamos por el momento en la zona de 4,5%.

Cambian los recursos, pero el superávit se sostiene

¿Cómo le fue al fisco en noviembre?

El Sector Público Nacional No Financiero anotó en noviembre el undécimo mes con superávit primario y marcó un nuevo mes con superávit financiero. En números, el resultado primario ascendió a $1,38 billones y, con intereses que se ubicaron en $1,02 billones, el resultado financiero resultó en $ 0,36 billones. 

¿Qué explicó el resultado fiscal de noviembre? El verde fiscal estuvo explicado, por una contundente contracción del gasto (-24% i.a.) que fue superior a la caída de los recursos (-7% i.a.). En esta oportunidad, mientras el IVA y el Impuesto PAIS continuaron en rojo, fue amplio el abanico de recursos que mitigaron la caída. En detalle, incidieron positivamente los recursos asociados al comercio exterior, los provenientes de la Seguridad Social, el impuesto a las Ganancias (con la recomposición de la cuarta categoría), los impuestos internos y Combustibles. No obstante, jugó a favor en la comparación interanual la baja base de noviembre 2023.

De esta manera, el SPN acumula en lo que va del año un superávit primario del 2% del PIB y un superávit financiero del 0,6% del PIB. El desempeño fiscal en lo que va del año estuvo signado por un marcado recorte sobre el gasto público (-28% i.a) y una caída sostenida en los ingresos (-7%), principalmente en los vinculados al nivel de actividad. En este marco, jugaron a favor el aporte extraordinario del impuesto a las Ganancias en mayo, los recursos provenientes del comercio exterior, lo aportado por el impuesto PAIS y los ingresos resultantes del blanqueo y del Paquete Fiscal.

Un zoom al interior de las cuentas públicas

El crecimiento real de los ingresos tributarios en este mes (+6% i.a.), se explica principalmente por una baja base de comparación del noviembre previo, donde los recursos disminuyeron producto de la incertidumbre electoral y de los beneficios fiscales post PASO (eliminación de la cuarta categoría de Ganancias, devolución del IVA, entre otros). Por lo tanto, pierde significatividad evaluar las partidas en términos interanuales, sin analizar en profundidad lo ocurrido.  

En este marco, los Derechos de exportación, que más que se duplicaron en la comparación interanual, cayeron 1,2% respecto a octubre. Similar es el caso de los Derechos de importación que crecieron 8% i.a, pero se contrajeron 18% i.m.

Ganancias, por su parte, evidenció este mes un crecimiento interanual real de 4%, luego de cinco meses de caídas ininterrumpidas. Si bien jugó a favor la baja base de comparación de 2023, el valor de noviembre mostró un incremento de 20% intermensual debido a las modificaciones introducidas en el mínimo no imponible.  Siguiendo con los ingresos vinculados al nivel de actividad, el IVA medido en términos reales marcó un retroceso de 4% i.a, en contraste con la señal de mejora evidenciada en octubre.

En sintonía, y dejando atrás el efecto blanqueo, Bienes Personales cayó 40% i.a, mientras que las Contribuciones a la Seguridad Social, se mantuvieron al alza anotando el tercer verde real, (+7%) luego de un año de caídas ininterrumpidas. Detrás de ello incidió positivamente la moratoria y el aumento de la remuneración bruta.

Por último, el Impuesto PAIS, acumuló una nueva caída real (-26% i.a) como consecuencia de su finalización.

Por el lado de las erogaciones, el Gasto Primario registró una contracción real de -24% i.a (en línea con los meses previos) producto de un recorte transversal sobre las principales partidas. De esta manera, acumula dieciséis meses de caídas reales interanuales consecutivas.

Haciendo foco, las Prestaciones Sociales explicaron casi un cuarto de la disminución del gasto: cayendo 10% i.a real; pero moderando la caída de los meses previos. A su interior, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo Pensiones No Contributivas) experimentaron una suba de 3% i.a (en términos reales), hecho destacable ya que estas partidas no evidenciaban un crecimiento simultaneo desde julio 2022. Por otro lado, las Asignaciones Sociales crecieron 48% i.a. (mientras las Asignaciones Familiares recortaron 5,4% i.a., la AUH acentuó su crecimiento más que duplicándose y acumula nueve meses en verde). Finalmente, las prestaciones del PAMI se mantuvieron en términos reales (+1% i.a).

Los Gastos de Capital continuaron mostrando una marcada caída real de 69% i.a, en línea con los meses previos, explicando un 20% de la contracción. Mientras tanto, un cuarto de la reduccion del gasto total fue explicada por la caída (-76% i.a real) de las Transferencias a Provincias (corrientes y de capital).

Por otro lado, los Subsidios Económicos profundizaron su pérdida en términos reales, un 22% respecto a noviembre 2023, explicando el 6% de la contracción del gasto. Mientras energía y otras funciones se mantuvieron en línea con el mes previo, se destaca una aceleración en la caída de la partida de Trasporte que se contrajo este mes 32% i.a.  

Por último, las Transferencias a Universidades, retornaron al terreno negativo luego de un excepcional octubre dentro de la dinámica anual, cayendo 27% i.a. Mientras tanto, los Gastos en Funcionamiento (donde se incluyen salarios públicos) se mantuvieron en los mismos niveles de caída que los meses previos (-23% i.a), y acumulan once meses en rojo.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Desde el inicio de la gestión, el Poder Ejecutivo estableció el ancla fiscal como guía para la política económica. El ordenamiento de las cuentas públicas nos acostumbró a resultados fiscales superavitarios, luego de décadas en las que el rojo fiscal era la norma. A pesar de esto, surge el interrogante: ¿podrá el gobierno sostener la disciplina en el desafiante último mes?

Del análisis de la historia fiscal reciente se desprende que diciembre es un mes deficitario, independientemente del color político de turno. En concreto, el último superávit primario tuvo lugar en diciembre 2006, y el ultimo superávit financiero data del siglo pasado (diciembre 1995).

Lo que ocurre en el último mes del año es que mientras los ingresos se mantienen en línea con los meses previos, el gasto público aumenta. Los principales factores que presionan el gasto son: el pago de aguinaldos a trabajadores estatales, jubilados y pensionados, los bonos de fin de año y el aumento del consumo energético por el comienzo del verano.

Adicionalmente, los números del Presupuesto presentado estiman para el cierre de 2024, un superávit primario de 1,5% del PIB con equilibrio financiero para el SPN. Como hemos mencionado, el gobierno acumula en lo que va del año un resultado primario de 2% del PBI, por lo tanto, para cumplir con lo establecido en el Presupuesto Nacional, diciembre debería ser deficitario. En este marco, con la publicación del resultado fiscal, el gobierno afirmó que espera para el mes próximo un déficit de 0,3% del PBI por cuestiones estacionales.

Haciendo foco en el presente, es esperable que las partidas previamente mencionadas sufran un incremento mensual respecto a noviembre, principalmente traccionado por prestaciones sociales. De hecho, las autoridades gubernamentales ya han adelantado la inclusión de un bono para los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Por el lado de los ingresos, se espera que en diciembre continúen aportando los recursos provenientes de la Ley Bases y el Paquete Fiscal, con el adelanto de Bienes Personales, Moratoria Previsional, lo procedente del Blanqueo y Ganancias, que mitigarán la caída en los recursos proveniente de la eliminación del impuesto PAIS.

En sumatoria, el superávit primario y financiero encuentra un límite en la estacionalidad, por lo que no debería sorprendernos un diciembre con resultado financiero negativo.

En otro orden de cosas, la demora en el tratamiento de la Ley de Presupuesto para 2025 deja entrever que el gobierno se siente más cómodo con una mayor discrecionalidad del gasto. Con o sin presupuesto, de cara a 2025 el gobierno enfrentará el desafío de sostener su compromiso fiscal en un año electoral, cuando históricamente aparecen mayores presiones sobre la obra pública y las transferencias a las provincias.

 

El PIB se recuperó en el tercer trimestre

En el tercer trimestre del año, el producto interno bruto (PIB) creció 3,9% en términos desestacionalizados respecto al segundo trimestre del año. De este modo, en comparación respecto al tercer trimestre de 2023, previo al inicio de la recesión, se ubica 2,1% por debajo.

Por el lado de la demanda, la mayor disminución se registró en la Formación bruta de capital fijo (-16,8% i.a.); luego en Consumo Público (-4,0%), Privado (-3,2% i.a.). Las importaciones cayeron 11,2% y las Exportaciones aumentaron 20,1% interanual.

Hasta el momento, la actividad viene mostrando un desempeño heterogéneo, irregular y en forma de serrucho. Algunos indicadores muestran que la recuperación del último trimestre del año se mantendrá, aunque será menos vertiginosa que la del tercer trimestre. A priori, el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) cayó 0,8% mensual desestacionalizado en octubre, mientras que el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción tuvo un desplome del 4,0% mensual s.e. en el primer mes del cuarto trimestre.

 

El PIB se recuperó en el tercer trimestre

En el tercer trimestre del año, el producto interno bruto (PIB) creció 3,9% en términos desestacionalizados respecto al segundo trimestre del año. De este modo, se ubica 2,1% por debajo respecto al tercer trimestre de 2023, previo al inicio de la recesión.

Por el lado de la demanda, se destaca el rebote de la Formación bruta de capital fijo (12,0% trimestral desestacionalizada), del Consumo Privado (+4,6% respecto al segundo trimestre) y Público (+0,7% respecto al trimestre anterior s.e.). Las importaciones recuperaron 9,1%  y las exportaciones 3,2% s.e.

En cuanto a la comparación respecto al tercer trimestre del año pasado (antes del inicio de la recesión), la mayor disminución se registró en la Formación bruta de capital fijo (-16,8% i.a.); luego en Consumo Público (-4,0%), Privado (-3,2% i.a.). Las importaciones cayeron 11,2% y las Exportaciones aumentaron 20,1% interanual.

En cuanto a la oferta, se destacaron los descensos en Construcción (-14,9% i.a), Pesca (-6,7% i.a.), Comercio mayorista, minorista y reparaciones (-6,1%) Industria Manufacturera (-5,9%) e Intermediación financiera (-1,8%).

En sentido contrario, creció el sector de Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (13,2% interanual), los Hoteles y restaurantes (+9,0%) y la Explotación de minas y canteras (+6,6%).

El consumo en perspectiva

El consumo privado tuvo un crecimiento mensual sin estacionalidad del 4,6%. Este crecimiento, aunque vertiginoso, no alcanza a recuperar lo caído en el primer semestre (-5,7%); y todavía se ubica un 3,4% por debajo del mismo trimestre del año pasado.

Esta tendencia guarda relación con que los ingresos reales finalmente comenzaron a recuperarse durante la segunda mitad del año. En particular, esto se vio ayudado por la mejora en el consumo en bienes durables, favorecida por una caída en el valor real de dichos artículos (el poder adquisitivo creció más en relación con ellos porque crecieron menos que el resto de los precios), en un contexto de consumo postergado y de la mano de una baja de la nominalidad que permitió una baja en el costo de financiamiento de estos.

Por otro lado, quizás un efecto mayor viene dado por el relativo encarecimiento de muchos servicios inelásticos, que son difíciles de eludir para las familias, tales como el alquiler, las tarifas, salud y educación “obligó” a que parte del gasto de las familias engrose el consumo privado de esta manera.

A diferencia del consumo en durables, que es notorio en algunas estadísticas que salen a la luz y no es tan claro en los agregados macroeconómicos porque representan menos de cuarto del gasto de las familias, el gasto en servicios inelásticos “no se ve” en indicadores sectoriales que habitualmente se difunden, pero sí son relevantes en el consumo privado.

¿Qué puede pasar con el consumo en adelante? Todavía no hay muchos drivers que podrían jugarle a favor, en tanto para una recuperación necesita un aumento del salario real y el ingreso disponible. Las mejoras de los ingresos reales en los últimos meses contribuyeron a la mejora, pero todavía no se puede hablar de una recuperación total.

Ya de cara al 2025, la recuperación del poder adquisitivo que vendrá a lo largo del próximo año -que en promedio estimamos será del orden de 10% i.a.- será la base para que el consumo recupere buena parte de lo perdido este año.

Sin embargo, no lo hará sin heterogeneidades con el ingrediente de que mayores importaciones tenderán a disociar, según el rubro, el crecimiento del consumo de las familias con el incremento de la demanda local.

Comentarios finales

Hasta el momento, la actividad viene mostrando un desempeño heterogéneo, irregular y en forma de serrucho. Algunos indicadores muestran que la recuperación del último trimestre del año se mantendrá, aunque será menos vertiginosa que la del tercer trimestre. A priori, el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) cayó 0,8% mensual desestacionalizado en octubre, mientras que el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción tuvo un desplome del 4,0% mensual s.e. en el primer mes del cuarto trimestre.

En resumen, el 2024 cerrará con una caída de la zona del 3%, dejando un arrastre estadístico entre 1 y 1,5% para 2025, según la dinámica que tenga lugar durante el último trimestre del año. En este sentido, esperamos un crecimiento promedio de la economía en torno a 4,5% durante 2025. Esta expansión no dejará exenta a la economía de vaivenes y de trayectorias disímiles a su interior.

La falta de apoyo a la Ley de Ficha Limpia complicó las sesiones extraordinarias

Tras dos intentos fallidos, el PRO no logró alcanzar el quorum necesario para avanzar con su proyecto de ley de “Ficha Limpia”, que propone impedir la candidatura de personas condenadas en segunda instancia por corrupción. Esta iniciativa, de ser aprobada, podría complicar las aspiraciones de figuras como Cristina Kirchner. La falta de quorum se debió a la ausencia de diputados tanto del oficialismo como de sus aliados, quedándose a pocos legisladores de los 129 requeridos.

El fracaso de ambas sesiones intensificaron las tensiones políticas, con acusaciones de un supuesto pacto entre el kirchnerismo y LLA. Legisladores del Pro denunciaron que los libertarios, al no apoyar la iniciativa, priorizan su alineación con Unión por la Patria para impulsar otras reformas, como la eliminación de las PASO. La diputada Silvia Lospennato (Pro) calificó el resultado como una victoria para “la impunidad”, mientras que el diputado Juan Manuel López (Coalición Cívica) acusó a LLA de buscar favorecer la candidatura de Cristina Kirchner como parte de una estrategia electoral.

Desde el oficialismo intentaron mitigar las críticas mediante el anuncio de una propuesta propia de características similares. Sin embargo, en el temario de la convocatoria a sesiones extraordinarias, el vocero presidencial, Manuel Adorni, no incluyó ninguna referencia al proyecto de “ficha limpia”. Esta exclusión generó malestar en el PRO, que decidió no colaborar con el quorum necesario como forma de protesta.

En este contexto, el Gobierno optó por postergar las sesiones extraordinarias, inicialmente concebidas para avanzar en reformas políticas fundamentales, como la eliminación de las PASO y modificaciones en el sistema de financiamiento de los partidos políticos. La reciente detención del senador oficialista Edgardo Kueider debilitó aún más la posición del Ejecutivo en el Senado, dificultando la obtención de los consensos necesarios para impulsar estas iniciativas. Actualmente, se evalúa reprogramar las sesiones para febrero, mientras sectores del peronismo plantean la opción de suspender temporalmente las PASO en lugar de eliminarlas.

El Gobierno continúa pujando la reforma política, pero depende de consensos

La reforma política presentada por el gobierno plantea una transformación profunda del sistema político al proponer modificaciones en la Ley de Partidos Políticos, la eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), y ajustes en las reglas de financiamiento. Estos cambios entrarían en vigor a partir de 2027.

La posibilidad de que el Gobierno Nacional convoque a sesiones extraordinarias en diciembre parece cada vez más lejana debido a la falta de acuerdos parlamentarios necesarios para avanzar en temas clave como la reforma electoral y política. El vocero presidencial, Manuel Adorni, había anunciado que las sesiones se realizarían entre el 5 y el 27 de diciembre, con temas como la reforma electoral y política. Sin embargo, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, confirmó que “no están los acuerdos” necesarios para avanzar, y explicó que, al estar en minoría, el oficialismo depende de consensos previos con la oposición para avanzar en los proyectos.

La inflación sorprendió a la baja en noviembre

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,4% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,3 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde julio de 2020 (+1,9%). Además, se trata del menor registro para un mes de noviembre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 112% lo que va del año y un incremento interanual del 166,0% (-27,0 p.p.).

La sorpresa fueron los Estacionales: evidenciaron una caída mensual del 1,2%, la segunda caída mensual desde que inició la serie actual (la anterior fue en febrero del 2018). El registró se explica principalmente por la caída en los precios de algunas verduras: el tomate cayó 31%, la cebolla 18,7% y la papa 14,1%, los tres con un peso importante al interior de los Alimentos y Bebidas.

Difícilmente la inflación logre perforar el próximo piso inercial sin una moderación del crawling peg. Por tal motivo, las autoridades ya deslizaron la posibilidad de recortar el avance mensual del tipo de cambio oficial al 1% mensual en caso de que la inflación sostenga la dinámica reciente en los próximos meses. En tal caso, el impacto sería positivo en el corto plazo para el plano cambiario: la reducción del crawling permitiría robustecer la estrategia del carry en USD, uno de los principales factores detrás de las recientes compras del BCRA en el mercado de cambios oficial.

 

La inflación se redujo gracias a los Estacionales

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,4% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,3 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde julio de 2020 (+1,9%). Además, se trata del menor registro para un mes de noviembre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 112% lo que va del año y un incremento interanual del 166,0% (-27,0 p.p.). Del mismo modo, se ubicó por quinto mes consecutivo por debajo de las expectativas del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 2,8%.

En cuanto a las categorías, la inflación Núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados) registró un 2,7% mensual (-0,2 p.p.), el menor registro desde septiembre 2020. De este modo, al igual que en octubre, se ubicó por encima del nivel general (segunda vez en el año). Por su parte, los precios Regulados aumentaron 3,8%, ubicándose 1,1 puntos porcentuales por encima de octubre, impulsados por aumentos en transporte público, tarifas de electricidad, luz y gas y prepagas.

No obstante, la sorpresa fueron los Estacionales: evidenciaron una caída mensual del 1,2%, la segunda caída mensual desde que inició la serie actual (la anterior fue en febrero del 2018). El registró se explica principalmente por la caída en los precios de algunas verduras: el tomate cayó 31%, la cebolla 18,7% y la papa 14,1%, los tres con un peso importante al interior de los Alimentos y Bebidas.

Justamente, los Alimentos y bebidas aumentaron “sólo” 0,9% y mostraron el menor aumento desde mayo 2020 (plena pandemia), siendo vital para el registro del nivel general: en caso de excluirlo, la inflación hubiera sido del 3,1%. A su interior, colaboraron en la desaceleración la gran caída en los precios de las Verduras (-10,9%), mientras que el resto de las categorías se ubicaron bien por encima: las carnes subieron 2,4%, los lácteos 2,2%, las bebidas no alcohólicas 3,2%, los aceites y grasas 3,2% y las frutas 6,9%.

Como resultado de la desaceleración en alimentos, las canastas que determinan la línea de pobreza e indigencia también moderaron su avance en octubre. La Canasta Básica Alimentaria (CBA) creció un 1,1% mensual, desacelerándose 0,3 puntos porcentuales con respecto a octubre.  Del mismo modo, la Canasta Básicas Total (CBT) se incrementó un 1,5% en el anteúltimo mes del año, 0,8 puntos porcentuales por debajo de septiembre.

En cuanto al resto de los capítulos, los menores aumentos se vieron en Educación (+5,1% – impulsado por aumentos en las cuotas de colegios), seguida de Vivienda (+4,5% – traccionado por subas en alquileres, suministro de agua y tarifas de gas y electricidad).

En otro orden, por noveno mes consecutivo los precios de los Bienes (+1,7% mensual, -0,5 p.p.) se movieron por debajo del crawling peg (2,2%) y a una velocidad considerablemente menor a la de los Servicios (+4,3%, +0,3 p.p.). Esta situación es contraria a la de 2023, donde los bienes (que subieron 223,1% en el año) corrían bien por encima de los servicios (+153,8% en 2023), principalmente debido al congelamiento de las tarifas de servicios públicos, que se mantuvo vigente durante buena parte del 2023.

¿Qué esperamos hacia adelante?

A priori, no resulta inverosímil pensar en un diciembre con una inflación mensual en una zona similar a la evidenciada en noviembre. Sin embargo, dado que el registro dependió en gran medida de la caída de precios de verduras, una reversión de dicho efecto, en conjunto con un posible despertar de los precios de la carne vacuna (moneda corriente en época de fiestas), podría añadirle presión al índice y acercar la variación mensual a la zona del 3%.

Hasta el momento, el crawling peg del tipo de cambio oficial corriendo al 2% mensual fue probablemente la principal ancla para reducir la inflación, lo cual se evidenció con la convergencia de los bienes a la pauta cambiaria. Sumado a ello, la relativa estabilidad de la brecha cambiaria, la contención de las expectativas de devaluación y la fuerte recesión inicial (con una posterior recuperación acotada, heterogénea y paulatina) fueron elementos claves que ayudaron a moderar la inflación.

No obstante, pese a que el crawling peg al 2% fue de gran ayuda en el proceso, con la reducción de la nominalidad está dejando de actuar como un ancla para pasar a comportarse como un componente inercial. En este sentido, difícilmente la inflación logre perforar el próximo piso inercial sin una moderación del crawling peg. Por tal motivo, las autoridades ya deslizaron la posibilidad de recortar el avance mensual del tipo de cambio oficial al 1% mensual en caso de que la inflación sostenga la dinámica reciente en los próximos meses.

Ahora bien, aquella alternativa no estaría exenta de riesgos, dado que podría implicar una mayor apreciación real del tipo de cambio en un contexto de presiones devaluatorias de nuestros principales socios comerciales, lo cual podría complicar aún más la cuenta de los dólares en el mediano plazo.

Sin embargo, esta vez podría ser diferente, dado que el impacto sería positivo en el corto plazo para el plano cambiario: la reducción del crawling permitiría robustecer la estrategia del carry en USD, uno de los principales factores detrás de las recientes compras del BCRA en el mercado de cambios oficial. En un contexto de expectativas de devaluación contenidas, brecha cambiaria estable en niveles bajos, y tasas de interés en pesos deslizándose a terreno neutro o positivo en términos reales, existen incentivos para posicionarse en “pesos” y obtener ganancias en moneda dura. De hecho, la semana pasada la autoridad monetaria decidió reducir la tasa de política monetaria frente a las menores expectativas de inflación. Por ende, una eventual moderación del crawling peg podría inclinar la cancha hacia un nuevo recorte de tasas sin que se vea afectado el diferencial de financiamiento en pesos o en dólares.

Octubre negativo para la industria y la construcción

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una caída mensual desestacionalizada del 0,8% en octubre (-2,0% i.a.), cortando así con una racha de tres meses consecutivos al alza. No obstante, cabe resaltar que se realizó una fuerte corrección hacia atrás en los meses previos: mientras que hasta el mes pasado el IPI había subido 12,2% en el tercer trimestre (jul-sep), con la corrección hacia atrás esa suba llegó al 13,6%. De todos modos, el indicador aún se ubica un 5,1% por debajo de su nivel promedio en 2023.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una caída mensual desestacionalizada del 4,0% para octubre, más que compensando la recuperación de 1,9% de septiembre. De esta manera, el indicador se encuentra un 24,8% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 8 meses del año acumula una caída del 29% interanual.

Pareciera que la actividad no termina de despegar. Aunque hasta septiembre se venía registrando una recuperación, sobre todo de la industria, octubre fue un mes negativo tanto para la industria y como para la construcción. De cara a noviembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos.

La industria cortó su racha positiva

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una caída mensual desestacionalizada del 0,8% en octubre (-2,0% i.a.), cortando así con una racha de tres meses consecutivos al alza. No obstante, cabe resaltar que se realizó una fuerte corrección hacia atrás en los meses previos: mientras que hasta el mes pasado el IPI había subido 12,2% en el tercer trimestre (jul-sep), con la correción hacia atrás esa suba llegó al 13,6%.

De todos modos, el indicador aún se ubica un 5,1% por debajo de su nivel promedio en 2023. En este sentido, el acumulado de enero-septiembre de 2024 presenta una disminución de 11,6% respecto a igual período de 2023. En cuanto a la comparación interanual, el retroceso es generalizado: once de las dieciséis ramas se mantienen con caídas contra octubre del 2023, aunque mejoró respecto al envío pasado, donde eran trece las ramas en rojo.

Los sectores con mayores caídas fueron Minerales no metálicos (-13,7%), Productos de metal, maquinaria y equipo (-9,8%), Otros equipos y aparatos (-6,7%), Muebles y otras industrias manufactureras (-2,9%) y Madera, papel, edición e impresión (-0,3%).

Por su parte, los sectores que aportaron positivamente fueron Alimentos y bebidas (+6,9%), Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear (+12,4%) y Automotores y otros eq. De transporte (+5,2%). En cuanto a los Alimentos y Bebidas, se destaca el buen desempeño en la molienda de oleaginosas, que experimentó un aumento del 107,1% interanual, contribuyendo con 2,8 puntos porcentuales al +2,6% del total interanual.

En términos más generales, registran contracciones los bienes de uso intermedio (-8,7% i.a.) y los bienes de capital  (-6,0% i.a.), mientras que los bienes de consumo no durables se ubicaron un 2,6% por encima del nivel alcanzado en el mismo mes del año anterior, apuntalados principalmente por la buena performance de la molienda de oleaginosas y cereales.

La construcción, el sector más golpeado del año

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una caída mensual desestacionalizada del 4,0% para octubre, más que compensando la recuperación de 1,9% de septiembre. De esta manera, el indicador se encuentra un 24,8% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 8 meses del año acumula una caída del 29% interanual.

En cuanto a los insumos para la construcción, los que registraron mayores caídas desestacionalizadas fueron Asfalto (-13,3% mensual, insumo estrechamente relacionado con la obra pública), Cemento portland (-10,6%), Pinturas para la construcción (-10,2%), Hormigón (-9,6%), Pisos cerámicos (-2,5%), ladrillos huecos (-2,1%) y Yeso (-1,8%). Por el contrario, los insumos que crecieron en su comparación mensual desestacionalizada fueron Mosaicos (+4,1%), Hierro redondo y aceros para la construcción (+3,3%), Placas de yeso (+0,2%) y Artículos sanitarios de cerámica (+0,2%).

En adelante, según la encuesta cualitativa de la construcción elaborada en el marco del indicador, el panorama no es alentador para los encuestados. En este sentido, 61,7% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector se estanque (+-8,0 p.p. respecto a septiembre) durante los próximos tres meses, 20,8% estima que aumentará (-4,3 p.p.) y 17,5% que disminuirá (+3,7 p.p.).

¿Qué esperamos para lo que resta del año?

Pareciera que la actividad no termina de despegar. Aunque hasta septiembre se venía registrando una recuperación, sobre todo de la industria, octubre fue un mes negativo tanto para la industria y como para la construcción.

Esta última, que tuvo una mayor caída en octubre, tiene todavía mucho más terreno para recuperar que la industria, teniendo en cuenta la fuerte caída inicial del sector dado su componente procíclico con la actividad económica y la marcada caída en la inversión productiva y la obra pública. Además, la construcción es uno de los sectores de la economía más intensivos en materia de empleo, por lo que su paupérrimo desempeño no sólo tiene repercusiones en materia de actividad, sino también en el mercado laboral.

Por el lado de la industria, las ramas asociadas a estos sectores (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la actividad industrial durante los últimos dos meses. Sin embargo, si bien las ramas que están más vinculadas a la demanda interna (que se vio gravemente deteriorada por la caída del ingreso disponible) comenzaron a recuperar, vienen más rezagadas y no volverían a niveles previos a la recesión a menos hasta mediados del próximo año.

Volviendo a la construcción, resulta crucial diferenciar la dinámica de la obra pública y la obra privada. Por el lado de la obra pública, difícilmente se vea una recuperación significativa dado el freno al gasto de capital llevado adelante por el Gobierno. Con respecto a la obra privada, la reaparición del crédito hipotecario, el blanqueo y la falta de alternativas de inversión podrían ser factores que jueguen a favor en adelante.

En este sentido, la baja en la cotización de los dólares paralelos resulta en un aumento de los costos de construcción en dólares. Entonces, mientras se mantenga el elevado costo relativo, la recuperación del sector va a depender de que los precios de las propiedades suban para que se vuelva rentable. Esto último dependerá de que termine pasando con la demanda, que viene siendo traccionada por el blanqueo y la reaparición del crédito hipotecario, aunque todavía con un stock de oferta previo elevado.

De cara a noviembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos. Por el lado de la construcción, el índice Construya (mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 3,2% desestacionalizado, hilando cuatro meses consecutivos de caída, mientras que los despachos de cemento cayeron 3,4%. Sin embargo, por el lado de la industria, el verde se mantiene: la producción automotriz (ADEFA) mostró un incremento mensual del 4,4% s.e; aunque los patentamientos de 0km cayeron 1,9% m/m.

La heterogeneidad también presente en el consumo

La mejora del salario real de los últimos meses está concentrada en los trabajadores formales del sector privado, mientras que el resto de los ingresos de las familias todavía vienen rezagados. Esta discrepancia tiene un correlato en la mejora de los indicadores de consumo, que también se revelan de forma heterogénea.

Considerando el aumento del consumo en bienes durables, la estabilidad nominal y las bajas de tasa podrían haber sido tan -o más- relevantes que la recuperación del salario real para explicar esta mejora en los últimos meses. Esto contrasta con el alicaído consumo masivo, ligado a los gastos -e ingresos- corrientes, que todavía no logra iniciar una recuperación sostenida.

La recuperación del poder adquisitivo que vendrá a lo largo del próximo año -que en promedio estimamos será del orden de 10% i.a.- será la base para que el consumo recupere buena parte de lo perdido este año. Sin embargo, no lo hará sin heterogeneidades con el ingrediente de que mayores importaciones tenderán a disociar, según el rubro, el crecimiento del consumo de las familias con el incremento de la demanda local.

El poder adquisitivo en perspectiva

En la medida que el shock inflacionario del cierre del año pasado fue quedando atrás, poco a poco distintos sectores de la economía comenzaron a mostrar una mejora en el poder adquisitivo. Si bien en términos agregados el salario real formal está un 6% por debajo de su nivel en noviembre, el sector privado registrado ya en septiembre alcanzó los niveles previos a la última devaluación discreta (no sin heterogeneidad, como se ve en el gráfico), acumulando una suba de 12% desde entonces.

¿Era fácil que el salario aumente desde los niveles mínimos que había alcanzado? Sí, pero también fue clave el sostenimiento del sendero de desinflación en un contexto en el que los acuerdos salariales tienden a seguir mirando la inflación pasada. Del mismo modo, con una dinámica de precios que se torna mucho más estable y previsible, algunos sindicatos ya estipularon los aumentos para los primeros meses del próximo año (no ocurría con regularidad desde finales de 2022). En este contexto, no resulta incompatible que a finales del año tenga lugar una recuperación de 10% del salario formal del sector privado, aunque con una caída promedio de 11% i.a.

El salario real y su relación con el consumo

Lógicamente, la mejora del poder adquisitivo guarda relación con la paulatina recuperación del consumo que tuvo lugar desde mayo-junio. Esto se vio reforzado cuando también se distinguió con mayor claridad que la crisis en los ingresos reales no tuvo un impacto generalizado en el nivel de empleo, sino que se concentró en sectores puntuales (construcción e industrias asociadas y sector público). Si bien conjuntamente estos aspectos del mercado de trabajo le dieron al consumidor una mayor seguridad acerca de sus futuros ingresos, no fue el único factor determinante para la recuperación del consumo.

Identificamos dos factores que matizan esa idea. En primer lugar, pese a la recuperación del salario real, el poder adquisitivo de los hogares se vio fuertemente diezmado por la actualización de precios Regulados. Esta corrección de precios relativos no sólo modifica la canasta de gastos de los hogares, sino que también reduce el ingreso disponible que podría volcarse al consumo al incrementar tanto el costo de los servicios públicos.

En segundo lugar, si consideramos todos los ingresos, el sector privado formal aporta únicamente $30 de cada $100 que entran a un hogar promedio. Entonces, una módica recuperación de los salarios privados registrados puede no ser tan determinante para la masa de recursos de la población si el resto de los ingresos no acompaña. Justamente, los salarios de los trabajadores informales y públicos cerrarían el año con una caída promedio del orden del 20% i.a. (contracción que incluso superaría 25% en el caso de los trabajadores públicos nacionales), mientras que las jubilaciones (cerca del 15% de los ingresos de las familias) caerían casi 18% i.a.,

¿Por qué entonces crece el consumo si solamente una parte de los ingresos se están recuperando? Para responder esto vale la pena observar que los rubros que crecen son en general bienes de consumo durables: autos, motos, electrodomésticos, etc. Al ser dependientes de mayores posibilidades de financiamiento (tanto por más cuotas y a una menor tasa), estos sectores fueron los más beneficiados por la menor nominalidad y la baja de tasas del BCRA: a finales de abril los préstamos personales y de tarjetas de crédito tenían una tasa por encima de 100% y comenzaron julio en la zona de 65%. Adicionalmente, tampoco es menor la baja de su precio en términos relativos contra otros sectores de la economía a lo largo de los últimos meses.

Este motivo nos lleva a pensar que la estabilidad nominal y las bajas de tasa podrían haber sido tan -o más- relevantes que la recuperación del salario real para explicar la mejora del consumo en los últimos meses. Esto contrasta con el alicaído consumo masivo, ligado a los gastos -e ingresos- corrientes, que todavía no logra iniciar una recuperación sostenida. La incipiente recuperación del salario real total de la economía -considerando también los ingresos de los trabajadores informales y su rezago- le pondrá un piso en el corto plazo, pero aún se sostendrá bien por debajo de los niveles alcanzados a finales del año pasado.

¿Se puede extender el veranito de los durables?

La tendencia mencionada, que se profundiza a lo largo de la segunda mitad del año, seguramente continúe su curso en los próximos meses. Ingresos reales que continuarán recuperándose (aunque lo harán de forma lenta) en un contexto de estabilidad nominal, junto con un abaratamiento relativo de bienes importados y sus sustitutos (baja de impuestos a bienes importados) seguirán direccionando consumo hacia bienes durables.

No obstante, la reversión del efecto crowding out (por el cual los bancos destinaban su sobrante de liquidez a las licitaciones del Tesoro en lugar de prestarle al sector privado), la desregulación de las tasas y la búsqueda de que los bancos “hagan de bancos” implicó un mayor costo de financiamiento -en términos reales- a los consumidores. Dicho de otra forma, las tasas activas no acompañaron rápidamente el proceso de baja de tasas, algo que podría complicar el consumo futuro si la inflación sigue bajando, impidiendo “licuar” las deudas. Por este motivo, consideramos también que el “veranito” del consumo en bienes durables podría ser sostenido en caso de que haya continuidad en la política de baja de tasas.

Considerando que los bienes durables representan sólo una cuarta parte del consumo de las familias, este boom no será tan determinante en los agregados macroeconómicos, como si lo fue la expansión del consumo masivo y del gasto en servicios en los años previos. Por su parte, así como la sensibilidad de la demanda de bienes de consumo masivo ante la caída en los ingresos fue menor, la recuperación no causará un cambio importante en el consumo de este grupo. En este sentido, un indicador interesante para seguir es el gasto en supermercados con tarjeta de crédito (representó casi la mitad de las compras entre agosto y septiembre) y el eventual rol de “no llegar a fin de mes” que pueda existir en muchas familias detrás de esta tendencia, en un contexto en el cual la baja de la inflación reduce el costo de oportunidad de mantener el efectivo.

Algo similar ocurre con los servicios: el encarecimiento relativo de los mismos y la mayor estabilidad nominal actúan como limitantes para su expansión y el consumo impulsivo (efecto “los pesos queman”) de los años previos. Al tiempo que para muchos se vuelve prohibitivo salir a comer afuera, para otros es conveniente irse de vacaciones al exterior.

Conjuntamente, consideramos que la recuperación del poder adquisitivo que vendrá a lo largo del próximo año (en promedio estimamos será del orden de 10% i.a.) será la base para que el consumo recupere buena parte de lo perdido este año. Sin embargo, no lo hará sin heterogeneidades -tal como sucederá con el resto de la economía- con el ingrediente de que mayores importaciones tenderán a disociar, según el rubro, el crecimiento del consumo de las familias con el incremento de la demanda local.

Las paritarias de los grandes gremios continúa creciendo sobre el IPC

Los grandes gremios volvieron a tener aumentos por encima del IPC en el mes de octubre: todos los sectores privados son ganadores frente a la inflación acumulada. Se trata de una tendencia observada en la gran mayoría de los salarios del sector privado registrado. Para noviembre, los gremios que deberán revisar sus acuerdos serán Comercio y la UOM. En cuanto a los salarios públicos, tanto UPCN (firmó hasta diciembre) como ferroviarios (negociando con conflictos) serán claros perdedores. 

En noviembre, el promedio de cuotas de aumentos paritarios se ubicó en el 3%

El aumento paritario percibido se ubicó en el 3% promedio. Continúa bajando considerablemente (acompañando la baja inflacionaria) y a su vez, continúa corriendo por encima del IPC. Pero, analizando el ciclo Milei completo (base 100=nov-23); la mitad de los gremios analizados continúa por debajo de la inflación acumulada.