El promedio de aumentos cae a 141,7%, el nivel más bajo desde septiembre de 2023

Durante el mes de julio los acuerdos paritarios continuaron firmándose con un horizonte de dos o tres meses vista, dando continuidad a la dinámica de acuerdos en escalones nominales sustancialmente menores a los vistos a principio de año. De los grandes gremios, por ejemplo, Alimentación firmó -aproximadamente- un 18,5% por cuatro meses. El promedio de acuerdos registrados este mes es de 141,7%, un número bastante similar al que  registramos en el mes de octubre, lo cual continúa mostrando una tendencia de desaceleración paritaria de la mano de la desaceleración de la inflación.

Los grandes gremios amplían la recuperación salarial iniciada en abril

La dinámica paritaria continúa su sendero alcista, el cual inició en abril, mes en donde la inflación comenzó a desacelerar fuertemente. Se trata de un proceso que obedece a la baja pronunciada en los índices de precios al consumidor, el cual, de continuar este sendero, permitirá a prácticamente todas las paritarias volver a acomodarse por encima de la inflación, luego de la erosión sufrida en diciembre pasado. Las excepciones a esta dinámica son las paritarias que dependen directa o indirectamente de presupuesto estatal.

Los gremios Estado-dependientes son los más rezagados en los aumentos 

Los últimos dos datos de inflación que dio a conocer el INDEC lograron acomodar el proceso paritario que, de no mediar sobresaltos inflacionarios, continuará acomodándose al alza en el próximo registro. SMATA, Estacioneros, Bancarios, la UOM y Alimentación (estos dos últimos con aumentos retroactivos en las semanas previas). En caso de que el IPC continúe este sendero, varios de los gremios que hoy se encuentran por debajo del IPC, lograrán acercarse aún más al nivel de precios. Los que siguen muy rezagados son los gremios estatales o estado-dependientes, que vienen muy por debajo de la evolución de los precios.

 

Primer semestre: el superávit comercial más alto de los últimos 15 años

El saldo comercial fue de USD 1.911 M en junio. De esta manera, se acumuló un saldo de USD 10.639 M en el primer semestre del año, observando el saldo comercial más elevado en los últimos 15 años.

Al igual que en los meses anteriores, el resultado se explicó por una caída muy pronunciada de las importaciones, en línea con el deterioro de la actividad económica, y en menor medida por una mejora en las exportaciones, como consecuencia de la mejora tras la sequía del 2023.

El superávit comercial es clave en la estrategia actual del Gobierno. Sin embargo, no es lo mismo el saldo devengado publicado por el INDEC que la acumulación de Reservas mediante del BCRA en el MULC. En tal sentido, habrá que estar atentos a cómo la dinámica de las expectativas puede complejizar la recomposición de Reservas en los próximos meses.

El saldo comercial fue de USD 1.911 M en junio. De esta manera, se acumuló un superávit de USD 10.639 M en el primer semestre del año, observando el saldo comercial más elevado desde al menos los últimos 15 años. Al igual que en los meses anteriores, el resultado se explicó por una caída muy pronunciada de las importaciones, en línea con el deterioro de la actividad económica, y en menor medida por una mejora en las exportaciones, como consecuencia de la mejora tras la sequía.

 

 

Más en detalle, la caída en las importaciones fue de -35,4% i.a. en el sexto mes del año (USD 4.679 M), acumulando USD 27.423 M en los primeros seis meses. Al interior, el deterioro se observó por una caída en las cantidades (-34,5% i.a.) como consecuencia de la caída de la demanda y la producción interna, y, en menor medida, por una contracción de los precios (-1,7%).

Del mismo modo, todos los grandes rubros exhibieron una contracción en los valores de las compras externas, explicado principalmente por un deterioro en las cantidades. La caída más grande se observó en Bienes Intermedios (-37,6% i.a. en valores) con un saldo de USD 1.794 M, mientras que le siguió Piezas y accesorios de bienes de capital (-37,3% i.a., USD 881 M) y Bienes de capital (-34,8% i.a., USD 606 M). Por su parte, Vehículos automotores de pasajeros cayó -33,5% i.a. (USD 146 M) y los bienes de consumo un -29,7% i.a. con un saldo de USD 468 M.

Las exportaciones fueron USD 6.590 M en el mes (+21,7% i.a.), acumulando una suba de USD 38.062 M en el primer semestre (+13,7% i.a.). Al interior, la mejora se explicó por una suba en las cantidades (+30,2% i.a.), mientras que los precios jugaron a la baja (-6,6% i.a.).

Todos los grandes rubros de las ventas externas tuvieron subas en el mes. La suba más pronunciada se observó en el rubro de Productos Primarios (PP) con un aumento de USD 1.785 M (+40,1% i.a.). En la misma línea, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) fueron de USD 2.544 M, reflejando un crecimiento de 16,1% i.a. A diferencia del resto de los meses del año, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) se situaron en USD 1.633 M con una suba de 13,1% i.a. respecto al mismo mes del año anterior, explicado por una mejora en las cantidades exportadas.

Primer déficit comercial energético del año

La balanza comercial energética tuvo déficit en junio: las exportaciones fueron USD 629 M, mientras que las importaciones fueron de USD 761 M, en línea a las mayores necesidades de abastecimiento por factores estacionales debido al invierno. De esta manera, el déficit fue de USD 132 M, revirtiendo el saldo superavitario por primera vez en once meses. Sin embargo, el saldo comercial acumuló USD 2.712 M en el primer semestre: las exportaciones acumularon USD 4.686 M, mientras que las importaciones fueron de USD 1.974 M en los primeros seis meses del año.

¿Qué esperamos para el segundo semestre?

Durante el segundo semestre esperamos una persistencia del superávit comercial, aunque se iría achicando con el transcurrir de los meses. Respecto a las exportaciones, la recuperación luego de la sequía mantendrá las cantidades exportadas al alza, con un buen desempeño en los productos primarios y MOA. Además, las ventas externas energéticas y mineras seguirán mostrando una evolución positiva.

Por el lado de las importaciones, estimamos que seguirán en rojo producto de una fuerte caída en las cantidades: las compras externas suelen ser más sensibles en periodos de recesión económica. Sin embargo, en la medida que la recuperación de la actividad económica persista, tendrá un correlato en una mejora (o al menos desaceleración de la caída) de las compras externas. Así, podría existir una recuperación de las importaciones de determinados segmentos vinculados a bienes de consumo y a la producción, vía el incentivo extra que trae aparejado la eliminación de las restricciones a las importaciones y las medidas de desregulación del comercio.

Además, la reciente suba en la brecha cambiaria y la apreciación del tipo de cambio real pueden generar el incentivo a adelantar importaciones en la medida que se incrementen las expectativas de devaluación. No obstante, dicho efecto podría estar en parte moderado por el anuncio de la reducción del Impuesto PAIS desde septiembre.

Claramente, el superávit comercial es clave en la estrategia actual del Gobierno. Sin embargo, no es lo mismo el saldo devengado publicado por el INDEC que la acumulación efectiva de Reservas mediante las operaciones del BCRA en el MULC. En tal sentido, habrá que estar atentos a cómo la dinámica de las expectativas puede complejizar la recomposición de Reservas en los próximos meses una vez superada la liquidación de la cosecha y en el marco de mayores pagos por importaciones.

 

 

 

 

El desempleo lidera las preocupaciones con un leve repunte de la inflación

Julio ofrece una novedad en relación a junio, y es que la preocupación por el desempleo quedó primera en el ránking de preocupaciones ciudadanas. Una situación que no se veía desde la época de la pandemia cuando el miedo a perder el empleo llevó esta preocupación al primer lugar. Esta vez el temor vinculado a la pérdida o a la ausencia de empleo superó a la preocupación por la corrupción, y también quedó por encima de la preocupación por la inflación, la cual quedó tercera en el ranking del mes. Esto último no es una novedad ya que había ocurrido también en junio. Asimismo, tampoco es una novedad que las preocupaciones económicas (desempleo e inflación) siguen siendo dominantes, acumulando el 50% de las menciones.

Como observábamos en junio, las preocupaciones en el segmento de votantes de Milei vienen oscilando e impactando en el conjunto general de preocupaciones. En julio, en este segmento de votantes, se advierte un trade off entre la preocupación por la corrupción, que bajó, y la preocupación por la inseguridad, que subió casi en la misma magnitud. Reposicionándose esta última en el ranking general.

 

Repunte de la actividad económica en mayo

La actividad habría encontrado su piso

El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE, que anticipa la dinámica del PIB) mostró un crecimiento mensual del 1,3% en su medición desestacionalizada, rompiendo una racha de ocho meses consecutivo de caídas. De este modo, la economía vuelve a los niveles de diciembre 2023 – enero 2024 (ya eran meses de recesión), aunque se mantiene un 3,4% por debajo del promedio de 2023.

En paralelo, el EMAE mostró un crecimiento interanual del 2,3%, la primera variación positiva desde noviembre del 2023. No obstante, el incremento interanual se explica principalmente por el desempeño del agro al compararse contra la sequía del 2023: mientras el agro creció un 103,3% i.a., el EMAE excluyendo dicho sector mostró una caída del 5,8% i.a. (-6,6% i.a. en abril).

Si excluimos del análisis al sector externo, la demanda interna habría mostrado una caída interanual del 14,6% en mayo, sumando así seis meses consecutivos de retrocesos. Además, si excluimos a la inversión, el consumo interno también registra caídas en la zona del 14% para mayo.

Al interior del indicador, 9 de los 15 sectores registraron caídas en la comparación interanual, destacándose Construcción (-22,1% i.a), Industria manufacturera (-14,2% i.a) y Comercio mayorista, minorista y reparaciones (-11,41% i.a). Sólo estos tres sectores le restaron 4,6 puntos porcentuales al crecimiento interanual del EMAE. Por su parte, al comparar bienes y servicios, la heterogeneidad es muy marcada: mientras que los bienes crecen 14,6% interanual (pero caen 10,3% si excluimos los productos agropecuarios), los servicios caen al 3,7% i.a.

¿Qué esperamos hacia adelante?

El salto discreto inicial en el tipo de cambio oficial el año pasado, la suba del Impuesto PAIS y la corrección de precios relativos generaron una marcada aceleración inflacionaria inicial que no fue compensada por las paritarias. Como resultado, se evidenció un fuerte deterioro del poder adquisitivo a inicios del mandato, perjudicando así la demanda interna y el consumo. Paralelamente, la política monetaria y fiscal también adquirieron un fuerte sesgo contractivo, agravando el golpe sobre la economía real.

Esta combinación de factores provocó una caída inédita en el nivel de actividad, tanto por la profundidad de la recesión como por su persistencia. Con el correr de los meses, la recomposición de los ingresos no ha sido equivalente a la caída anterior, lo que ha mantenido estancada la demanda interna y ha impedido un rebote rápido en “V”.

Aunque la actividad económica habría encontrado su piso en marzo-abril, esto se debe principalmente a las ramas vinculadas al sector primario, que han traccionado al resto de la economía. Ahora bien, no sólo importa el nivel en el que haga piso la economía, sino también la velocidad de recuperación y su sostenibilidad.

En adelante, persistirá la heterogeneidad sectorial y será clave diferenciar la dinámica del agro en la comparación interanual. Por un lado, la actividad primaria continuaría en franco crecimiento: a) el sector agropecuario recuperándose de la sequía y proyectando una cosecha alineada con el promedio de los últimos años; b) el sector energético en expansión gracias a la producción de petróleo en Vaca Muerta; y c) el sector minero también al alza (la producción industrial minera creció 9,2% i.a. en los primeros 5 meses del año).

Sin embargo, la actividad primaria explica sólo el 15% del producto, por lo que la performance agregada de la economía dependerá más de lo que ocurra con los sectores vinculados a la demanda interna (industria, construcción y comercio, que en conjunto representan 40% del PIB), los cuales enfrentarán un panorama más complejo y una recuperación más lenta que el nivel general.

En este contexto, la economía pasará de verse mayormente afectada por problemas de oferta (como ocurrió en 2023) a sufrir en mayor medida la contracción en la demanda. Dejando atrás el efecto “los pesos queman”, las correcciones de las principales variables macroeconómicas y la caída del salario real implican un marcado freno al consumo frente a “pesos que no alcanzan”.

Justamente, si analizamos el desempeño de la economía desde la demanda son pocos los factores que podrían jugar a favor de un mejor desempeño en materia de actividad:

1) Consumo privado (representa casi un 70% del PIB): Necesita no sólo una recuperación del salario real y el ingreso disponible, sino también una moderación en la caída del empleo que evite una contracción de la masa salarial.

2) Gasto público: Una expansión del consumo público sería contradictoria con el objetivo de consolidación fiscal, por ende, difícilmente juegue a favor.

3) Inversión: Podría incentivarse en ciertos sectores gracias a la aprobación del RIGI y una eventual salida del CEPO, aunque el impacto real no es inmediato y lleva cierto tiempo.

4) Exportaciones netas: La comparación contra la sequía en 2023 aportará un diferencial positivo en 2024 para las exportaciones. A su vez, el impulso de sectores estratégicos también jugará a favor. Del mismo modo, las importaciones se mantendrán en rojo dado su vínculo procíclico con la demanda interna.

 

Contundente superávit fiscal ¿Qué sigue ahora?

El Sector Público Nacional No Financiero registró en junio el sexto mes consecutivo de superávit fiscal, situación que no se evidenciaba desde 2008.  Las cuentas públicas registraron un superávit primario de $0,48 billones y, con un pago de intereses que se ubicó en $0,25 billones, el superávit financiero resultó ser $0,24 billones. Como resultado, el sector público acumula un superávit primario del 1,1% del PIB y un superávit financiero del 0,4% del PIB en lo que va del año.

En sintonía con la dinámica observada en los meses previos (a excepción de mayo), la mejora de las cuentas fiscales se explicó por la continuidad en el recorte real sobre el gasto (-35,2% i.a, focalizado en las partidas sociales) que más que compensó la mayor caída en los recursos en lo que va del año (-14,7% i.a). Considerando que los tributos ligados a la actividad siguen sin dar señales de mejora, la clave para el relativo sostenimiento de los ingresos fue el impuesto PAIS.

El contundente superávit fiscal acumulado representa un logro para el gobierno, sin embargo, en los próximos meses no solamente se enfrentará a una estacionalidad fiscal menos favorable (especialmente en diciembre) sino también a diversas cuestiones que afectan tanto a los recursos como a los gastos y que podrían modificar el sendero fiscal esperado.

¿Cómo le fue al fisco en junio?

El Sector Público Nacional No Financiero registró en junio el sexto mes consecutivo de superávit fiscal, situación que no se evidenciaba desde 2008.  En números, las cuentas públicas registraron un superávit primario de $0,48 billones y, con un pago de intereses que se ubicó en $0,25 billones, el superávit financiero resultó ser $0,24 billones. Como resultado, el sector público acumula un superávit primario del 1,1% del PIB y un superávit financiero del 0,4% del PIB en lo que va del año.

¿Qué explicó el superávit fiscal de junio? En sintonía con la dinámica observada en los meses previos (a excepción de mayo), la mejora de las cuentas fiscales se explicó por la continuidad en el recorte real sobre el gasto (-35,2% i.a, focalizado en las partidas sociales) que más que compensó la mayor caída en los recursos en lo que va del año (-14,7% i.a). Considerando que los tributos ligados a la actividad siguen sin dar señales de mejora, la clave para el relativo sostenimiento de los ingresos fue el impuesto país.

Por lo tanto, el superávit fiscal acumulado en el primer semestre estuvo caracterizado por un marcado recorte sobre el gasto público (con mayor incidencia del gasto social) y una caída en los ingresos, mitigados por el extraordinario aporte del impuesto a las Ganancias en mayo y la ampliación del Impuesto PAIS desde el cambio de mandato. Este fue uno de los sustentos del programa fiscal en los primeros meses del año: de no ser por su aporte, el Gobierno habría mostrado un déficit financiero en el acumulado.

Un vistazo al interior de las cuentas públicas

Los ingresos profundizaron en junio la tendencia a la baja anotando la mayor caída real en lo que va del año, pero el gasto se contrajo lo suficiente para mostrar un resultado fiscal positivo. Además de lo mencionado respecto al impuesto país, los recursos se sostuvieron gracias al impuesto a los débitos y créditos (+1% real i.a) pero, a diferencia de los meses previos, los Derechos de Exportación se retiraron como fuente de recursos marcando una caída real de (-48% i.a).

En cuanto a los ingresos ligados al nivel de actividad, el IVA registró la mayor caída real en lo que va del año (-20% i.a), mientras que los ingresos provenientes de Seguridad social cayeron “apenas” 10% i.a. Dejando de lado el resultado excepcional de mayo, Ganancias retomó el sentido de los primeros meses y se retrajo -15,6% i.a. en términos reales.

Por su parte, y como resultado de un recorte transversal sobre las principales partidas, el Gasto Primario registró una contracción real de -35,2% i.a, hilando ya casi un año con consecutivas caídas reales interanuales.

Hacia el interior del mismo, las Prestaciones Sociales explicaron un tercio de la disminución del gasto: cayeron un -18,6% i.a real, en línea con la caída de los meses previos, pero experimentando una dinámica heterogénea en su interior. Por un lado, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo Pensiones No Contributivas) experimentaron una merma del 17% i.a -en términos reales-, al tiempo que las Asignaciones Familiares frenaron el ritmo de caída, contrayéndose solo un -1,2% i.a (en contraste con el -39% i.a. de mayo). En sentido opuesto, la AUH tuvo un crecimiento de +38% i.a acumulando cuatro meses en verde (explicado en gran parte por el cambio en la formula de movilidad y el aumento discrecional otorgado al inicio de la gestión) y las prestaciones del PAMI le ganaron a la inflación creciendo +7,7% i.a.

Por su parte, los Subsidios Económicos cayeron en términos reales un 74% respecto a junio de 2023 anotando la mayor caída en lo que va del año y explicando casi un tercio de la contracción del gasto. El mayor decrecimiento se observó en subsidios energéticos (-81% real i.a) en línea con un el sinceramiento tarifario llevado adelante por la actual administración. Sin embargo, vale decir que parte de esta reducción tiene su razón en la postergación de pagos, como hemos mencionado en informes anteriores.

En cuanto a la negociación con los gobiernos provinciales, tanto las Transferencias a Provincias (corrientes y de capital) como los Gastos de Capital (obra pública excluyendo transferencias) mostraron otra contundente contracción real de -74%, que explicó el 22% de la caída en el gasto primario. En su interior, se destaca que el 45% del Gasto de Capital en junio se explicó por lo destinado a Energía por parte de Nación.

Con respecto al resto de las partidas, las Transferencias a Universidades tuvieron un recorte real del 95%, una magnitud superior a las evidenciadas durante el confinamiento de 2020, y los Gastos en Funcionamiento, donde se incluyen salarios públicos, cayeron 26% i.a en términos reales. De este modo, ambas partidas anotaron el sexto mes consecutivo en baja.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Desde el inicio de la gestión, el Poder Ejecutivo enfatizó la necesidad del ordenamiento de las cuentas públicas y estableció el ancla fiscal como driver y pilar de la política económica. Es por esto que el contundente resultado financiero acumulado a mediados de año le da un respiro al gobierno de cara al segundo semestre.

Sin embargo, las características del ajuste implementado sobre el gasto, la dinámica que arrastra la recaudación por el contexto recesivo, la indexación de las partidas previsionales (con proyectos de Ley que podrían acentuar el impacto fiscal) y los ruidos asociados al cambio en la estrategia monetaria y cambiaria siembran incertidumbre sobre la sostenibilidad. Además, la estacionalidad del gasto y los ingresos genera mayores presiones sobre el fisco en la segunda parte del año.

Con el triunfo del oficialismo en las cámaras al aprobarse la Ley Bases y el Paquete Fiscal (con el texto original) se abre el interrogante de cuál será el impacto de la Ley en la recaudación de los próximos meses. A priori, luego de las reglamentaciones publicadas esperaríamos que recién en el ultimo trimestre la Ley traiga un alivio, pero su impacto sobre los ingresos tributarios este año todavía queda por verse.

En concreto, con la recomposición de la cuarta categoría de Ganancias esperamos una mejora fiscal (a partir de agosto) tanto en las finanzas nacionales como provinciales ya que es un impuesto coparticipable. El blanqueo, por su parte generará un ingreso excepcional, sin embargo, habrá que ver si predomina el incentivo de una menor alícuota (5%) y se exteriorizan los activos en la primera etapa que culmina en noviembre, ya que influirá lo que suceda con el régimen cambiario.

Respecto a la moratoria previsional (que busca regularizar las deudas tributarias, aduaneras y de seguridad social con el fisco), y el adelanto de Bienes personales se espera que tengan un impacto positivo en la recaudación de los próximos meses ya que en ambos casos se premia el pago anticipado. No obstante, el impuesto a los bienes personales tendrá un impacto negativo sobre la recaudación en el mediano plazo debido a la baja de la alícuota.

En otro orden, habrá que seguir de cerca las resoluciones ligadas al Impuesto PAIS, uno de los pilares de la recaudación durante el primer semestre, aunque en algún momento deberá reducirse si se pretende salir del CEPO. Según adelantaron las autoridades se espera una reduccion de la alícuota desde el 17,5% al 7,5%, De todos modos, hacia finales de año esta fuente extraordinaria de ingresos encontrará su fecha de vencimiento.

Adicionalmente, el mes pasado Diputados aprobó un proyecto impulsado por la UCR que eleva la recomposición inicial a las jubilaciones y, por ende, el gasto previsional. En números, si el proyecto logra su aprobación en el Senado implicaría un incremento en el gasto de 0,3 puntos porcentuales del PIB en 2024 y 0,5 puntos porcentuales del PIB en 2025. Esto ocurrió luego del cambio de la fórmula de movilidad previsional que actualiza mensualmente las prestaciones por la inflación de dos meses previos, la cual le puso un piso al ajuste sobre prestaciones, pero también un techo frente a una eventual recuperación del salario. En este contexto, el gobierno está intentando introducirle modificaciones al proyecto para mitigar el impacto fiscal, y postergó su tratamiento para agosto.

La última novedad es que el cambio en la estrategia monetaria que llevó a cabo el gobierno con el lanzamiento de la nueva Letras Fiscal de Liquidez (LEFI) tiene impacto en la dinámica fiscal. Si bien la estructura capitalizable de este instrumento no se refleja en un mayor pago de intereses (estos compromisos se registran por debajo de la línea), genera un aumento de las necesidades del Tesoro que deberán cubrirse con más superávit fiscal o con un mayor endeudamiento (roll-over). Además, dado que dicho cupón se encuentra en manos de la autoridad monetaria, por lo tanto, ante decisiones de suba de tasa de interés, mayores serán las exigencias para el fisco.

En resumen, el contundente superávit fiscal acumulado en este primer semestre representa un logro para el gobierno. Sin embargo, en los próximos meses no solamente se enfrentará a una estacionalidad fiscal menos favorable (especialmente en diciembre) sino también a diversas cuestiones que afectan tanto a los recursos como a los gastos y que podrían modificar el sendero fiscal esperado.

La industria todavía no repunta

El Índice de Producción Industrial Manufacturero mostró una caída mensual desestacionalizada del 0,2% en mayo, todavía sin rebotar desde el piso de marzo y un 14% por debajo del promedio de 2023.

El Indicador sintético de la Actividad de la Construcción mostró en mayo una suba mensual desestacionalizada del 6,2%, encadenando el segundo mes consecutivo al alza y acumulando un crecimiento del 8,3% desde el piso de mayo.

Aunque la actividad económica tocó su piso en marzo, el estancamiento se mantiene y la letra de la recuperación se parece más a una L. De hecho, la mayoría de los indicadores adelantados muestran que en junio la mejora fue muy marginal, e incluso algunos sectores se mantienen con caídas mensuales. Aunque podemos vislumbrar un cambio de tendencia desde abril de cara a los próximos meses, todavía no es suficiente para volver a los niveles previos a la recesión.

La producción industrial todavía no repunta

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) mostró una caída mensual desestacionalizada del 0,2% en mayo y continúa todavía sin rebotar desde el piso de marzo. En la comparación interanual, el índice evidenció una caída del 14,8% y acumula una contracción del 15,2% en lo que va del año.

A excepción de la refinación de petróleo (+2,6%), todas las ramas siguen mostrando caídas en la comparación interanual. Las divisiones con caídas más profundas fueron Muebles y otros (-33,6%), Minerales no metálicos (-28,0%), Automotores (-18,8%) y productos de metal, maquinaria y equipo (-17,3%).

La construcción se recuperó marginalmente por segundo mes

El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) mostró en mayo una suba mensual desestacionalizada del 6,2%, encadenando el segundo mes consecutivo al alza (ya que se corrigió el número de abril, que pasó a registrar un crecimiento respecto a marzo) y acumulando un crecimiento del 8,3% desde el piso de mayo.

Más allá de esta mejora marginal, el sector se ubica en los niveles más bajos desde la salida de la pandemia. En la comparación interanual, el índice registró una caída del 32,6%, acumulando una contracción del 32,2% en lo que va del año.

Los datos del consumo aparente de los insumos para la construcción muestran, con relación a igual mes del año anterior, bajas de 60,4% en artículos sanitarios de cerámica; 48,9% en hierro redondo y aceros para la construcción; 47,8% en asfalto; 47,2% en mosaicos graníticos y calcáreos; 41,8% en pisos y revestimientos cerámicos; 36,7% en placas de yeso; 35,8% en ladrillos.

En cuanto a la encuesta cualitativa para la construcción que realiza INDEC, se muestran expectativas desfavorables con respecto al nivel de actividad esperado para el período junio-agosto: 62,5% de las empresas que realizan principalmente obras privadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará durante los próximos tres meses, mientras que 25,9% estima que disminuirá y sólo un 11,6% que aumentará. Entre las empresas dedicadas fundamentalmente a la obra pública, 50,0% opina que el nivel de actividad disminuirá durante el período junio-agosto de 2024, mientras que 42,3% cree que no cambiará y 7,7% que aumentará. De todos modos, estos números son algo menos pesimistas que los meses previos, donde, por caso la expectativa de que la obra privada caiga superaba el 43% en diciembre.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Aunque la actividad económica tocó su piso en marzo, el estancamiento se mantiene y la letra de la recuperación se parece más a una L. De hecho, la mayoría de los indicadores adelantados muestran que en junio la mejora fue muy marginal, e incluso algunos sectores se mantienen con caídas mensuales. Aunque podemos vislumbrar un cambio de tendencia desde abril de cara a los próximos meses, todavía no es suficiente para volver a los niveles previos a la recesión.

En lo que refiere a la construcción, parte del sector, asociado a la obra pública, difícilmente vea una recuperación significativa dado el freno al gasto de capital llevado adelante por el Gobierno. Con respecto a la obra privada, la reaparición del crédito hipotecario, el blanqueo, la falta de alternativas de inversión podrían ser factores que jueguen a favor, pero su efecto pleno creemos que recién podrían verse el año entrante.

Por su parte, prevemos que únicamente las ramas asociadas a los sectores energético, minero y agropecuario (molienda de oleaginosas, producción de agroquímicos, refinación del petróleo, etc.) tendrán un mejor desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la industria durante el año. Sin embargo, en su conjunto representan menos del 10% de la industria, por lo que la performance agregada del sector fabril dependerá más de lo que ocurra con el resto de las ramas.

Justamente, las industrias más vinculadas a la demanda interna -dentro de las cuales se encuentran las asociadas a la construcción-, que cayó alrededor de 11,8% en el acumulado a mayo, son las más afectadas y las que más demorarán en reactivarse, motivo por el que creemos que la industria caerá en torno a los dos dígitos en 2024, contrayéndose mucho más que el nivel de actividad.

Más allá de la magnitud de la caída es relevante seguir de cerca la extensión de la recesión: en tanto esta se sostenga en el tiempo, el enfriamiento de la actividad puede comenzar a afectar el nivel de empleo. Si bien esto se verificó fuertemente en el primer trimestre en la construcción, todavía no se avizora en la industria; pero dada su relevancia en la economía, vale la pena seguir de cerca, ya que podría ser un escollo creciente al que se enfrente la actual administración.

Viento a favor en el frente externo: ¿hasta cuándo?

El frente externo arrancó el 2024 con viento a favor: el saldo comercial acumuló USD 8.728 M en los primeros cinco meses del año, explicado tanto por una recuperación de las exportaciones (USD 31.472 M, +12,1% i.a.) como por un deterioro de las importaciones (USD 22.744 M, -26,0% i.a.).

La caída de las compras externas es prácticamente generalizada: de los principales 15 sectores que componen el 80% de las importaciones de bienes, 13 cayeron en términos interanuales para el acumulado hasta mayo. En este sentido, la caída la lideran importaciones vinculadas a bienes de consumo e intermedios, en conjunto a mínimos históricos de importaciones de combustibles.

Por el lado de las exportaciones, la mejora principalmente se explica por productos vinculados al sector primario. En este sentido, de los 20 principales productos que representan el 70% de las ventas externas, 12 mostraron un crecimiento en los primeros cinco meses del año. Resalta la performance del trigo, petróleo crudo, maíz y subproductos oleaginosos de soja.

El frente externo arrancó el 2024 con viento a favor: el saldo comercial acumuló USD 8.728 M en los primeros cinco meses del año, explicado tanto por una recuperación de las exportaciones (USD 31.472 M, +12,2% i.a.) como por un deterioro de las importaciones (USD 22.744 M, -26,0% i.a.).

Detrás de este resultado hay varios motivos. Para las ventas externas, la recuperación de los valores de la cosecha gruesa se ubica como el principal motor de la recuperación. Por el lado de las compras externas, la recesión económica que se encuentra transitando la economía en la actualidad implicó un desplome en las importaciones de bienes vinculadas tanto al consumo como a la producción. Además, un factor no menor reside en la mejora en la balanza comercial energética: como consecuencia de avances estructurales, las compras externas por menores necesidades de abastecimiento con el exterior se encuentran en niveles mínimos históricos, también en conjunto a una mejora en las exportaciones.

Además, existieron medidas de política económica que agudizaron esta performance: (i) Con la asunción del Gobierno se llevó a cabo un salto  discreto del tipo de cambio oficial (+120%) que mejoró en lo inmediato la cotización real; (ii) Se modificaron los tipos de cambio efectivos, ubicando al tipo de cambio importador por encima del exportador como consecuencia de la modificación del impuesto PAÍS; (iii) Para las exportaciones, se implementó un programa de liquidación del 80% al MULC y 20% al CCL; (iv) Para las importaciones, se realizó un sistema diferenciado para los pagos entre flujos y stocks: en los primeros, se diseñó un programa de liquidación de pagos escalonado del 25% mensual, mientras que para los segundos se ofreció un nuevo instrumento de deuda del BCRA (BORPEAL). En este sentido, con estas medidas se buscó mejorar la competitividad cambiaria y frenar el incentivo a adelantar importaciones y postergar exportaciones, que estaba sumamente presente con el régimen de la gestión anterior.

Con este panorama, surgen los siguientes interrogantes: ¿cuáles fueron los rubros que mayormente explicaron la mejora en el saldo comercial? y, a su vez, ¿se podrá mantener en el tiempo?

Zoom a los rubros del saldo comercial

Históricamente, los periodos con recesión económica traen aparejados un deterioro más que proporcional en las importaciones. En contraste a otros eventos de devaluación y caída en la actividad, la actualidad no es la excepción: las importaciones están cayendo más que el triple en contraste al deterioro del PIB. Puesto en números, mientras que la actividad económica se contrajo -4,8% en términos desestacionalizados desde inicios de caída (oct-23) hasta el último dato disponible (abr-23), las importaciones cayeron a un ritmo de -17,6% en la medición desestacionalizada.

En este sentido, podemos ver que la caída de las compras externas es prácticamente generalizada: de los principales 15 sectores que componen el 80% de las importaciones de bienes, 13 cayeron en términos interanuales hasta el acumulado hasta mayo.

Cabe destacar que las contracciones más pronunciadas se observaron en bienes vinculados al consumo, como pueden ser Electrónica (-67,0% i.a.) y Alimentos, bebidas y tabaco (-36,9% i.a.). A su vez, también existieron caídas relevantes en las principales compras externas vinculadas a la producción, como lo son los bienes intermedios: la industria metalúrgica cayó -39,2% i.a., mientras que plásticos y químicos varios se deterioraron -31,8% i.a. y -24,4% i.a., respectivamente.

En un contexto de recesión “de demanda”, en el cual la caída en la actividad está estrechamente vinculada a un deterioro del salario real (como consecuencia de la aceleración de la inflación) y caída del ingreso disponible de los hogares (dado que al deterioro de los ingresos se le suma la actualización de servicios inelásticos), resulta lógico que la economía este transitando una etapa de ajuste del consumo, tanto de bienes locales como producidos en el exterior.

A su vez, la recesión también ajusta vía menor producción de algunas ramas vinculadas principalmente a la industria manufacturera y, por ende, importación de bienes intermedios, que pueden estar transitando ciertas complicaciones en las cadenas de pagos en conjunto a adelantos de compras externas previas y acumulación de stocks (dado el incentivo que generaba la brecha cambiaria y la expectativa de devaluación). En este sentido, en un contexto recesivo como el actual el levantamiento de las restricciones a las importaciones no se tradujo en un incremento a las importaciones de bienes.

Sin embargo, un caso particular se puede observar en el rubro automotriz: las importaciones de vehículos y motos crecieron 1,8% i.a., mientras que las compras externas de autopartes se deterioraron -18,4% i.a. En este sentido, las restricciones que rigieron durante el año anterior implicaron que las importaciones de vehículos finales se ubiquen en mínimos históricos, llegando a representar un mínimo de 20% de patentamientos respecto al total durante 2023: así, el crecimiento en la actualidad puede explicarse por cierta demanda reprimida de determinados sectores. Pese a esto, las compras intermedias del sector (autopartes) se ubicaron en rojo, en línea al deterioro de la producción local (según ADEFA, la caída en la producción del sector es de -23,8% i.a. en los primeros cinco meses del año).

Párrafo aparte merece el sector energético: una de las caídas más pronunciadas fue la de Combustibles (-66,4% i.a.), representando las compras externas más bajas de al menos las últimas dos décadas. En este sentido, la menor necesidad estructural como consecuencia de avances en Vaca Muerta y la construcción del gasoducto explicaron la caída de este segmento, en línea a un incremento de la producción no convencional de combustibles.

Por el lado de las exportaciones, la mejora principalmente se explica por productos vinculados al sector primario. En este sentido, de los 20 principales productos que representan el 70% de las ventas externas, 12 mostraron un crecimiento en los primeros cinco meses del año.

En este sentido, la mejora de las ventas externas está estrechamente relacionada con la recuperación de los valores de la cosecha gruesa. Según la Bolsa de Cereales, en la campaña 2023/24 la producción total de la oleaginosa (soja) se ubicó en 50,5 millones de toneladas, 27,5 MTn por encima de  la campaña previa (afectada por la sequía), pero en línea con el promedio de los últimos ciclos.

Haciendo un zoom a los productos que exhibieron mejor performance, resalta el caso del trigo: creció 227,7% i.a., superando en los primeros cinco meses del año la totalidad exportada durante todo 2023. Otros productos vinculados al sector primario y de manufacturas de origen agropecuario también exhibieron mejoras tras la sequía: las exportaciones de soja crecieron un 124,3% i.a., de maíz un 32,7% i.a., los subproductos oleaginosos de soja un 17,4% i.a. y aceites de soja un 8,0% i.a. Además, las ventas externas de petróleo crudo crecieron 62,1% i.a.

En esta línea, existieron algunos factores que agudizaron la performance de la mejora de las exportaciones de estos productos: (i) la mejora de la competitividad cambiaria en conjunto a una menor brecha ayudaron -al menos en un principio- a incentivar las ventas externas; (ii) la caída de la demanda interna también pudo haber otorgado cierto incentivo a volcar producción al exterior, como por ejemplo en algunos productos específicos como energía, trigo y maíz; (iii) en algunos casos específicos, como carnes, la desregulación de determinados productos que anteriormente tenían restricciones a las exportaciones también otorgaron dinamismo extra a estos segmentos.

Sin embargo, la mejora en las exportaciones no es generalizada, en un contexto en el que existen segmentos con relevante ponderación que están exhibiendo caídas: por caso, los vehículos automóviles terrestres acumularon una caída de -25,4% i.a. en los primeros cinco meses, siendo el segmento más relevante dentro de las manufacturas de origen industrial.

Ahora bien, ¿es sostenible este resultado?

En términos de importaciones, la caída se mantendrá en el corto plazo. Sin embargo, estimamos que exista una desaceleración en la caída (e incluso la posibilidad de que en los últimos meses del 2024 las compras externas comiencen a crecer) en la medida que la actividad económica comience a recuperar como consecuencia de la desaceleración inflacionaria y una paulatina mejora del salario real. En este sentido, podría existir una recuperación de las importaciones de determinados segmentos vinculados a bienes de consumo y a bienes para la producción, vía el incentivo extra que trae aparejado la eliminación de las restricciones a las importaciones y las medidas de desregulación del comercio. Respecto a las exportaciones, los valores de las ventas externas se mantendrán en terreno positivo e incluso acelerarían la mejora en los próximos meses, como consecuencia de cierta postergación en la cosecha gruesa y el dinamismo extra que otorgan ramas vinculadas al sector energético.

Cabe destacar que el grueso del superávit comercial se explica principalmente por el desplome de las importaciones, y, en menor relevancia por la mejora en exportaciones. En la medida que la actividad económica comience a recuperarse, la recuperación en las importaciones achicará notablemente el superávit comercial. Por caso, si las importaciones de este año se hubiesen mantenido en los mismos valores de 2023, el superávit comercial sería solo de USD 700 M para los primeros cinco meses del año (vs los USD 9000 M efectivos).

Con todo este escenario, el frente externo tendría un superávit comercial que podrá ser superior a los USD 14.000 M en 2024, que resulta de suma relevancia para el objetivo de recomposición de reservas del BCRA. Una de las claves de la estrategia del Gobierno es engrosar las Reservas Internacionales (RRII), para mejorar el balance de la entidad y conseguir el respaldo suficiente para una eventual unificación cambiaria.

Sin embargo, cabe mencionar determinados riesgos. En la actualidad, la suba de la brecha cambiaria (hoy ubicada en la zona del 50%) en conjunto al atraso del tipo de cambio oficial en términos reales en contraste a los niveles post devaluación pueden estar otorgando cierta alarma sobre la sostenibilidad del programa en el corto plazo. En este sentido, una agudización de este escenario podría incrementar las expectativas de devaluación y que cobren mayor relevancia los factores especulativos en torno a la demanda de importaciones. Además, una vez que la liquidación de la cosecha gruesa finalice, una de las principales dudas es si se podrá mantener en programa actual sin la ayuda del sector primario liquidando divisas para engrosar las reservas internacionales.

Milei manda la Ley “Hojarasca” al Congreso en su segunda fase de reformas

El 5 de julio, el presidente Javier Milei designó a Federico Sturzenegger como ministro de Desregulación y Transformación del Estado. La principal misión de Sturzenegger, autor de la Ley Bases y del DNU 70/2023, será aumentar la eficiencia y eficacia de la Administración Pública, simplificando y reduciendo el tamaño del Estado.

A una semana desde su asunción, Sturzenegger anunció el envío al Congreso de la denominada “Ley Hojarasca”, una iniciativa que busca eliminar o modificar leyes consideradas obsoletas o que “representan trabas a la libertad económica”. Según el presidente Milei, esta ley será una herramienta crucial para desregular y simplificar el marco normativo, promoviendo así la actividad económica, el empleo y el crecimiento.

Desde la oposición, sospechan que más allá de que el oficialismo señala que se trata de desregulaciones menores, el plan es seguir quitando regulaciones en diferentes sectores de la actividad económica y quieren ver en detalle de qué tipo de regulaciones se trata. Por ello piden que no vuelva a ser una ley ómnibus.

 

La inflación interrumpió su desaceleración

Aceleración en junio debido a los Regulados

La inflación nacional fue del 4,6% en junio, acelerándose 0,4 p.p. respecto a mayo según el Índice de Precios al Consumidor del INDEC. Se trata del sexto mes consecutivo donde el registro estuvo por debajo de las expectativas del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 5,2%.  Con este dato, la inflación interanual asciende al 271,5% y acumuló un 79,8% en el primer semestre del año.

La suba de los precios al consumidor de junio estuvo principalmente traccionada por los ajustes en los precios Regulados: mostraron un incremento del 8,1% mensual impulsados por los aumentos en tarifas de servicios públicos, prepagas, telefonía y educación. De hecho, Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles mostró una suba mensual del 14,3% a nivel nacional, siendo la división con mayor aumento. Sólo este capítulo explicó 1,4 p.p. Es decir, de no ser por estos aumentos, la inflación habría estado cómodamente por debajo del 4% en el sexto mes del año.

En este sentido, la medición Núcleo (excluye estacionales y regulados) subió 3,7% en junio, mismo valor que en mayo. ¿Se romperá este piso en el corto plazo considerando el aumento en la brecha de las últimas semanas?

Por su parte, los Alimentos y bebidas (+3%) desaceleraron 1,8 p.p. El capítulo fue clave para el registro del nivel general: de excluirlo, la inflación hubiera sido del 5,2%.  A su interior, se destaca la relativa calma de los alimentos frescos: las carnes aumentaron 1,5%, las Frutas cayeron 0,7% (acumulan tres meses con variaciones negativas) y las verduras crecieron “sólo” 5,7%, luego de 7 meses con registros de dos dígitos. En esta misma línea, por quinto mes consecutivo los precios de los Bienes (+3,1% mensual) se movieron a una velocidad considerablemente menor a la de los Servicios (+8,7%).

¿Qué esperamos?

Los datos de junio reflejan que el sendero de desaceleración de la inflación iniciado a principios de año comienza a tener dificultades para sostenerse en el tiempo.

El hecho que sea más fácil bajar una inflación desde el pico de un shock nominal que cuando se acerca a su velocidad crucero tiene que ver con los diferentes factores que pueden volverse relevantes una vez disipado el shock inicial. A los aumentos de tarifas de junio le seguirá el efecto de segunda ronda de estos, posiblemente un mayor dinamismo en los precios Estacionales producto de heladas en diversas zonas productivas y no se debe descartar un impacto del aumento de la brecha en los precios de los bienes, considerando también que esto implica una suba del tipo de cambio exportador. Como aliciente, la inminente baja del impuesto PAIS podría jugar a favor de la desaceleración, puntualmente en los bienes.

En el mediano plazo, la eventual recuperación de la economía a través de la mejora del poder adquisitivo podría incentivar nuevas rondas de aumentos en bienes y servicios que perciban un atraso relativo de su producto en un contexto de mayor demanda. Esto también tiene un impacto por el lado de la oferta en tanto las empresas decidan trasladar costos salariales (los salarios habrían crecido por encima de la inflación en el segundo trimestre) al precio final.

Finalmente, todavía queda por ver cual será la salida que tome el gobierno al cepo cambiario. Cualquier eventual corrección cambiaria, por más que sea inferior a los niveles actuales del tipo de cambio paralelo (el dólar blue alcanzó hoy un récord nominal de $1.500 y el MEP y CCL se mantienen por encima de los $1.400), implicará un reacomodamiento en los precios que acelerará la inflación -aunque lejos de los niveles de comienzos de año-. Caso contrario, si el gobierno decide sostener el cepo -con un crawling peg de 2%- o “salir” gracias a una eventual convergencia de las cotizaciones paralelas a la zona de $1000 la inflación podría sostener el sendero de desinflación. Las condiciones macroeconómicas vigentes hacen que esta decisión incurra en ciertos riesgos, por lo que vemos que este escenario no es tan probable en lo que resta del año.

Resumen Diario | 12.07.24

ESCENARIO ECONÓMICO

Fin de los Pases. En la jornada de ayer, mediante Comunicación “A” 8060 y 8061, el BCRA anunció que dejará de ofrecer Pases a las entidades bancarias a partir del 22 de julio, ofreciendo en su lugar las nuevas “Letras Fiscales de Liquidez” (LEFI). Cabe recordar que estas nacientes letras serán emitidas por el Tesoro, con intereses capitalizables por el plazo de un año (devengan intereses en 2024, pero pagan en 2025) y pagarán la tasa establecida por el BCRA. Además, la autoridad monetaria estableció que las mismas serán excluidas a los límites de financiamiento del sector público y, a diferencia de los Pases, no serán admitidas para ser integradas como encajes.

El BCRA continúa con compras El BCRA compró USD 50 M este jueves. Así la autoridad monetaria acumula compras por USD 14.487 M en lo que va del año y USD 17.383 M desde el inicio de la gestión. Como resultado, las Reservas Internacionales ascienden a USD 28.225 M.

Dólares al alza. Este jueves el dólar blue cerró en $1.465 subiendo 1%, mientras que el dólar MEP (AL30) avanzó +1,6% quedando en $1.398 y el dólar CCL (operado con CEDEARS) escaló +1,7% hasta los $1.414. De este modo, la brecha cambiaria promedio se posiciona en 55%.

Mercado financiero local con resultados mixtos. En la jornada de ayer el S&P Merval retrocedió -0,8% en dólares, cerrando en USD 1.206. Por su parte, los Globales retrocedieron -0,2% y los Bonares subieron +0,1%. Como resultado, el riesgo país cerró en 1473 puntos básicos.

LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO

La inflación de USA se desacelera más que lo esperada. En junio, la inflación de Estados Unidos fue de -0,1% mensual, por debajo de lo que estimaba el mercado (+0,1%) y desacelerándose 0,1 p.p. respecto a lo observado en el mes anterior. De esta manera, se acumularon tres meses consecutivos de desaceleración. El nivel general mostró una suba de 3,0% en términos anuales, desacelerando 0,3 p.p. respecto a abril. Por su parte, la inflación core -que excluye los costos de alimentos y energía- se mantuvo no exhibió cambios respecto al mes anterior, siendo de 3,3% en la comparación interanual.

TENÉS QUE SABER

Cerró la campaña de soja con una producción en línea con el promedio. Según la Bolsa de Cereales, en la campaña 2023/24 la producción total de la oleaginosa se ubicó en 50,5 millones de toneladas, 27,5 MTn por encima de la campaña previa -fuertemente afectada por la sequía-, pero en línea con el promedio de los últimos ciclos. La entidad estima que la campaña del complejo sojero generaría exportaciones por USD 19.868 M (+35% respecto a la campaña previa) y USD 8.052 M por recaudación fiscal (+66%).