La falta de apoyo a la Ley de Ficha Limpia complicó las sesiones extraordinarias

Tras dos intentos fallidos, el PRO no logró alcanzar el quorum necesario para avanzar con su proyecto de ley de “Ficha Limpia”, que propone impedir la candidatura de personas condenadas en segunda instancia por corrupción. Esta iniciativa, de ser aprobada, podría complicar las aspiraciones de figuras como Cristina Kirchner. La falta de quorum se debió a la ausencia de diputados tanto del oficialismo como de sus aliados, quedándose a pocos legisladores de los 129 requeridos.

El fracaso de ambas sesiones intensificaron las tensiones políticas, con acusaciones de un supuesto pacto entre el kirchnerismo y LLA. Legisladores del Pro denunciaron que los libertarios, al no apoyar la iniciativa, priorizan su alineación con Unión por la Patria para impulsar otras reformas, como la eliminación de las PASO. La diputada Silvia Lospennato (Pro) calificó el resultado como una victoria para “la impunidad”, mientras que el diputado Juan Manuel López (Coalición Cívica) acusó a LLA de buscar favorecer la candidatura de Cristina Kirchner como parte de una estrategia electoral.

Desde el oficialismo intentaron mitigar las críticas mediante el anuncio de una propuesta propia de características similares. Sin embargo, en el temario de la convocatoria a sesiones extraordinarias, el vocero presidencial, Manuel Adorni, no incluyó ninguna referencia al proyecto de “ficha limpia”. Esta exclusión generó malestar en el PRO, que decidió no colaborar con el quorum necesario como forma de protesta.

En este contexto, el Gobierno optó por postergar las sesiones extraordinarias, inicialmente concebidas para avanzar en reformas políticas fundamentales, como la eliminación de las PASO y modificaciones en el sistema de financiamiento de los partidos políticos. La reciente detención del senador oficialista Edgardo Kueider debilitó aún más la posición del Ejecutivo en el Senado, dificultando la obtención de los consensos necesarios para impulsar estas iniciativas. Actualmente, se evalúa reprogramar las sesiones para febrero, mientras sectores del peronismo plantean la opción de suspender temporalmente las PASO en lugar de eliminarlas.

El Gobierno continúa pujando la reforma política, pero depende de consensos

La reforma política presentada por el gobierno plantea una transformación profunda del sistema político al proponer modificaciones en la Ley de Partidos Políticos, la eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), y ajustes en las reglas de financiamiento. Estos cambios entrarían en vigor a partir de 2027.

La posibilidad de que el Gobierno Nacional convoque a sesiones extraordinarias en diciembre parece cada vez más lejana debido a la falta de acuerdos parlamentarios necesarios para avanzar en temas clave como la reforma electoral y política. El vocero presidencial, Manuel Adorni, había anunciado que las sesiones se realizarían entre el 5 y el 27 de diciembre, con temas como la reforma electoral y política. Sin embargo, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, confirmó que “no están los acuerdos” necesarios para avanzar, y explicó que, al estar en minoría, el oficialismo depende de consensos previos con la oposición para avanzar en los proyectos.

La inflación sorprendió a la baja en noviembre

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,4% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,3 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde julio de 2020 (+1,9%). Además, se trata del menor registro para un mes de noviembre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 112% lo que va del año y un incremento interanual del 166,0% (-27,0 p.p.).

La sorpresa fueron los Estacionales: evidenciaron una caída mensual del 1,2%, la segunda caída mensual desde que inició la serie actual (la anterior fue en febrero del 2018). El registró se explica principalmente por la caída en los precios de algunas verduras: el tomate cayó 31%, la cebolla 18,7% y la papa 14,1%, los tres con un peso importante al interior de los Alimentos y Bebidas.

Difícilmente la inflación logre perforar el próximo piso inercial sin una moderación del crawling peg. Por tal motivo, las autoridades ya deslizaron la posibilidad de recortar el avance mensual del tipo de cambio oficial al 1% mensual en caso de que la inflación sostenga la dinámica reciente en los próximos meses. En tal caso, el impacto sería positivo en el corto plazo para el plano cambiario: la reducción del crawling permitiría robustecer la estrategia del carry en USD, uno de los principales factores detrás de las recientes compras del BCRA en el mercado de cambios oficial.

 

La inflación se redujo gracias a los Estacionales

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,4% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,3 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde julio de 2020 (+1,9%). Además, se trata del menor registro para un mes de noviembre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 112% lo que va del año y un incremento interanual del 166,0% (-27,0 p.p.). Del mismo modo, se ubicó por quinto mes consecutivo por debajo de las expectativas del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 2,8%.

En cuanto a las categorías, la inflación Núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados) registró un 2,7% mensual (-0,2 p.p.), el menor registro desde septiembre 2020. De este modo, al igual que en octubre, se ubicó por encima del nivel general (segunda vez en el año). Por su parte, los precios Regulados aumentaron 3,8%, ubicándose 1,1 puntos porcentuales por encima de octubre, impulsados por aumentos en transporte público, tarifas de electricidad, luz y gas y prepagas.

No obstante, la sorpresa fueron los Estacionales: evidenciaron una caída mensual del 1,2%, la segunda caída mensual desde que inició la serie actual (la anterior fue en febrero del 2018). El registró se explica principalmente por la caída en los precios de algunas verduras: el tomate cayó 31%, la cebolla 18,7% y la papa 14,1%, los tres con un peso importante al interior de los Alimentos y Bebidas.

Justamente, los Alimentos y bebidas aumentaron “sólo” 0,9% y mostraron el menor aumento desde mayo 2020 (plena pandemia), siendo vital para el registro del nivel general: en caso de excluirlo, la inflación hubiera sido del 3,1%. A su interior, colaboraron en la desaceleración la gran caída en los precios de las Verduras (-10,9%), mientras que el resto de las categorías se ubicaron bien por encima: las carnes subieron 2,4%, los lácteos 2,2%, las bebidas no alcohólicas 3,2%, los aceites y grasas 3,2% y las frutas 6,9%.

Como resultado de la desaceleración en alimentos, las canastas que determinan la línea de pobreza e indigencia también moderaron su avance en octubre. La Canasta Básica Alimentaria (CBA) creció un 1,1% mensual, desacelerándose 0,3 puntos porcentuales con respecto a octubre.  Del mismo modo, la Canasta Básicas Total (CBT) se incrementó un 1,5% en el anteúltimo mes del año, 0,8 puntos porcentuales por debajo de septiembre.

En cuanto al resto de los capítulos, los menores aumentos se vieron en Educación (+5,1% – impulsado por aumentos en las cuotas de colegios), seguida de Vivienda (+4,5% – traccionado por subas en alquileres, suministro de agua y tarifas de gas y electricidad).

En otro orden, por noveno mes consecutivo los precios de los Bienes (+1,7% mensual, -0,5 p.p.) se movieron por debajo del crawling peg (2,2%) y a una velocidad considerablemente menor a la de los Servicios (+4,3%, +0,3 p.p.). Esta situación es contraria a la de 2023, donde los bienes (que subieron 223,1% en el año) corrían bien por encima de los servicios (+153,8% en 2023), principalmente debido al congelamiento de las tarifas de servicios públicos, que se mantuvo vigente durante buena parte del 2023.

¿Qué esperamos hacia adelante?

A priori, no resulta inverosímil pensar en un diciembre con una inflación mensual en una zona similar a la evidenciada en noviembre. Sin embargo, dado que el registro dependió en gran medida de la caída de precios de verduras, una reversión de dicho efecto, en conjunto con un posible despertar de los precios de la carne vacuna (moneda corriente en época de fiestas), podría añadirle presión al índice y acercar la variación mensual a la zona del 3%.

Hasta el momento, el crawling peg del tipo de cambio oficial corriendo al 2% mensual fue probablemente la principal ancla para reducir la inflación, lo cual se evidenció con la convergencia de los bienes a la pauta cambiaria. Sumado a ello, la relativa estabilidad de la brecha cambiaria, la contención de las expectativas de devaluación y la fuerte recesión inicial (con una posterior recuperación acotada, heterogénea y paulatina) fueron elementos claves que ayudaron a moderar la inflación.

No obstante, pese a que el crawling peg al 2% fue de gran ayuda en el proceso, con la reducción de la nominalidad está dejando de actuar como un ancla para pasar a comportarse como un componente inercial. En este sentido, difícilmente la inflación logre perforar el próximo piso inercial sin una moderación del crawling peg. Por tal motivo, las autoridades ya deslizaron la posibilidad de recortar el avance mensual del tipo de cambio oficial al 1% mensual en caso de que la inflación sostenga la dinámica reciente en los próximos meses.

Ahora bien, aquella alternativa no estaría exenta de riesgos, dado que podría implicar una mayor apreciación real del tipo de cambio en un contexto de presiones devaluatorias de nuestros principales socios comerciales, lo cual podría complicar aún más la cuenta de los dólares en el mediano plazo.

Sin embargo, esta vez podría ser diferente, dado que el impacto sería positivo en el corto plazo para el plano cambiario: la reducción del crawling permitiría robustecer la estrategia del carry en USD, uno de los principales factores detrás de las recientes compras del BCRA en el mercado de cambios oficial. En un contexto de expectativas de devaluación contenidas, brecha cambiaria estable en niveles bajos, y tasas de interés en pesos deslizándose a terreno neutro o positivo en términos reales, existen incentivos para posicionarse en “pesos” y obtener ganancias en moneda dura. De hecho, la semana pasada la autoridad monetaria decidió reducir la tasa de política monetaria frente a las menores expectativas de inflación. Por ende, una eventual moderación del crawling peg podría inclinar la cancha hacia un nuevo recorte de tasas sin que se vea afectado el diferencial de financiamiento en pesos o en dólares.

Octubre negativo para la industria y la construcción

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una caída mensual desestacionalizada del 0,8% en octubre (-2,0% i.a.), cortando así con una racha de tres meses consecutivos al alza. No obstante, cabe resaltar que se realizó una fuerte corrección hacia atrás en los meses previos: mientras que hasta el mes pasado el IPI había subido 12,2% en el tercer trimestre (jul-sep), con la corrección hacia atrás esa suba llegó al 13,6%. De todos modos, el indicador aún se ubica un 5,1% por debajo de su nivel promedio en 2023.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una caída mensual desestacionalizada del 4,0% para octubre, más que compensando la recuperación de 1,9% de septiembre. De esta manera, el indicador se encuentra un 24,8% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 8 meses del año acumula una caída del 29% interanual.

Pareciera que la actividad no termina de despegar. Aunque hasta septiembre se venía registrando una recuperación, sobre todo de la industria, octubre fue un mes negativo tanto para la industria y como para la construcción. De cara a noviembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos.

La industria cortó su racha positiva

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una caída mensual desestacionalizada del 0,8% en octubre (-2,0% i.a.), cortando así con una racha de tres meses consecutivos al alza. No obstante, cabe resaltar que se realizó una fuerte corrección hacia atrás en los meses previos: mientras que hasta el mes pasado el IPI había subido 12,2% en el tercer trimestre (jul-sep), con la correción hacia atrás esa suba llegó al 13,6%.

De todos modos, el indicador aún se ubica un 5,1% por debajo de su nivel promedio en 2023. En este sentido, el acumulado de enero-septiembre de 2024 presenta una disminución de 11,6% respecto a igual período de 2023. En cuanto a la comparación interanual, el retroceso es generalizado: once de las dieciséis ramas se mantienen con caídas contra octubre del 2023, aunque mejoró respecto al envío pasado, donde eran trece las ramas en rojo.

Los sectores con mayores caídas fueron Minerales no metálicos (-13,7%), Productos de metal, maquinaria y equipo (-9,8%), Otros equipos y aparatos (-6,7%), Muebles y otras industrias manufactureras (-2,9%) y Madera, papel, edición e impresión (-0,3%).

Por su parte, los sectores que aportaron positivamente fueron Alimentos y bebidas (+6,9%), Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear (+12,4%) y Automotores y otros eq. De transporte (+5,2%). En cuanto a los Alimentos y Bebidas, se destaca el buen desempeño en la molienda de oleaginosas, que experimentó un aumento del 107,1% interanual, contribuyendo con 2,8 puntos porcentuales al +2,6% del total interanual.

En términos más generales, registran contracciones los bienes de uso intermedio (-8,7% i.a.) y los bienes de capital  (-6,0% i.a.), mientras que los bienes de consumo no durables se ubicaron un 2,6% por encima del nivel alcanzado en el mismo mes del año anterior, apuntalados principalmente por la buena performance de la molienda de oleaginosas y cereales.

La construcción, el sector más golpeado del año

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una caída mensual desestacionalizada del 4,0% para octubre, más que compensando la recuperación de 1,9% de septiembre. De esta manera, el indicador se encuentra un 24,8% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 8 meses del año acumula una caída del 29% interanual.

En cuanto a los insumos para la construcción, los que registraron mayores caídas desestacionalizadas fueron Asfalto (-13,3% mensual, insumo estrechamente relacionado con la obra pública), Cemento portland (-10,6%), Pinturas para la construcción (-10,2%), Hormigón (-9,6%), Pisos cerámicos (-2,5%), ladrillos huecos (-2,1%) y Yeso (-1,8%). Por el contrario, los insumos que crecieron en su comparación mensual desestacionalizada fueron Mosaicos (+4,1%), Hierro redondo y aceros para la construcción (+3,3%), Placas de yeso (+0,2%) y Artículos sanitarios de cerámica (+0,2%).

En adelante, según la encuesta cualitativa de la construcción elaborada en el marco del indicador, el panorama no es alentador para los encuestados. En este sentido, 61,7% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector se estanque (+-8,0 p.p. respecto a septiembre) durante los próximos tres meses, 20,8% estima que aumentará (-4,3 p.p.) y 17,5% que disminuirá (+3,7 p.p.).

¿Qué esperamos para lo que resta del año?

Pareciera que la actividad no termina de despegar. Aunque hasta septiembre se venía registrando una recuperación, sobre todo de la industria, octubre fue un mes negativo tanto para la industria y como para la construcción.

Esta última, que tuvo una mayor caída en octubre, tiene todavía mucho más terreno para recuperar que la industria, teniendo en cuenta la fuerte caída inicial del sector dado su componente procíclico con la actividad económica y la marcada caída en la inversión productiva y la obra pública. Además, la construcción es uno de los sectores de la economía más intensivos en materia de empleo, por lo que su paupérrimo desempeño no sólo tiene repercusiones en materia de actividad, sino también en el mercado laboral.

Por el lado de la industria, las ramas asociadas a estos sectores (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la actividad industrial durante los últimos dos meses. Sin embargo, si bien las ramas que están más vinculadas a la demanda interna (que se vio gravemente deteriorada por la caída del ingreso disponible) comenzaron a recuperar, vienen más rezagadas y no volverían a niveles previos a la recesión a menos hasta mediados del próximo año.

Volviendo a la construcción, resulta crucial diferenciar la dinámica de la obra pública y la obra privada. Por el lado de la obra pública, difícilmente se vea una recuperación significativa dado el freno al gasto de capital llevado adelante por el Gobierno. Con respecto a la obra privada, la reaparición del crédito hipotecario, el blanqueo y la falta de alternativas de inversión podrían ser factores que jueguen a favor en adelante.

En este sentido, la baja en la cotización de los dólares paralelos resulta en un aumento de los costos de construcción en dólares. Entonces, mientras se mantenga el elevado costo relativo, la recuperación del sector va a depender de que los precios de las propiedades suban para que se vuelva rentable. Esto último dependerá de que termine pasando con la demanda, que viene siendo traccionada por el blanqueo y la reaparición del crédito hipotecario, aunque todavía con un stock de oferta previo elevado.

De cara a noviembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos. Por el lado de la construcción, el índice Construya (mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 3,2% desestacionalizado, hilando cuatro meses consecutivos de caída, mientras que los despachos de cemento cayeron 3,4%. Sin embargo, por el lado de la industria, el verde se mantiene: la producción automotriz (ADEFA) mostró un incremento mensual del 4,4% s.e; aunque los patentamientos de 0km cayeron 1,9% m/m.

La heterogeneidad también presente en el consumo

La mejora del salario real de los últimos meses está concentrada en los trabajadores formales del sector privado, mientras que el resto de los ingresos de las familias todavía vienen rezagados. Esta discrepancia tiene un correlato en la mejora de los indicadores de consumo, que también se revelan de forma heterogénea.

Considerando el aumento del consumo en bienes durables, la estabilidad nominal y las bajas de tasa podrían haber sido tan -o más- relevantes que la recuperación del salario real para explicar esta mejora en los últimos meses. Esto contrasta con el alicaído consumo masivo, ligado a los gastos -e ingresos- corrientes, que todavía no logra iniciar una recuperación sostenida.

La recuperación del poder adquisitivo que vendrá a lo largo del próximo año -que en promedio estimamos será del orden de 10% i.a.- será la base para que el consumo recupere buena parte de lo perdido este año. Sin embargo, no lo hará sin heterogeneidades con el ingrediente de que mayores importaciones tenderán a disociar, según el rubro, el crecimiento del consumo de las familias con el incremento de la demanda local.

El poder adquisitivo en perspectiva

En la medida que el shock inflacionario del cierre del año pasado fue quedando atrás, poco a poco distintos sectores de la economía comenzaron a mostrar una mejora en el poder adquisitivo. Si bien en términos agregados el salario real formal está un 6% por debajo de su nivel en noviembre, el sector privado registrado ya en septiembre alcanzó los niveles previos a la última devaluación discreta (no sin heterogeneidad, como se ve en el gráfico), acumulando una suba de 12% desde entonces.

¿Era fácil que el salario aumente desde los niveles mínimos que había alcanzado? Sí, pero también fue clave el sostenimiento del sendero de desinflación en un contexto en el que los acuerdos salariales tienden a seguir mirando la inflación pasada. Del mismo modo, con una dinámica de precios que se torna mucho más estable y previsible, algunos sindicatos ya estipularon los aumentos para los primeros meses del próximo año (no ocurría con regularidad desde finales de 2022). En este contexto, no resulta incompatible que a finales del año tenga lugar una recuperación de 10% del salario formal del sector privado, aunque con una caída promedio de 11% i.a.

El salario real y su relación con el consumo

Lógicamente, la mejora del poder adquisitivo guarda relación con la paulatina recuperación del consumo que tuvo lugar desde mayo-junio. Esto se vio reforzado cuando también se distinguió con mayor claridad que la crisis en los ingresos reales no tuvo un impacto generalizado en el nivel de empleo, sino que se concentró en sectores puntuales (construcción e industrias asociadas y sector público). Si bien conjuntamente estos aspectos del mercado de trabajo le dieron al consumidor una mayor seguridad acerca de sus futuros ingresos, no fue el único factor determinante para la recuperación del consumo.

Identificamos dos factores que matizan esa idea. En primer lugar, pese a la recuperación del salario real, el poder adquisitivo de los hogares se vio fuertemente diezmado por la actualización de precios Regulados. Esta corrección de precios relativos no sólo modifica la canasta de gastos de los hogares, sino que también reduce el ingreso disponible que podría volcarse al consumo al incrementar tanto el costo de los servicios públicos.

En segundo lugar, si consideramos todos los ingresos, el sector privado formal aporta únicamente $30 de cada $100 que entran a un hogar promedio. Entonces, una módica recuperación de los salarios privados registrados puede no ser tan determinante para la masa de recursos de la población si el resto de los ingresos no acompaña. Justamente, los salarios de los trabajadores informales y públicos cerrarían el año con una caída promedio del orden del 20% i.a. (contracción que incluso superaría 25% en el caso de los trabajadores públicos nacionales), mientras que las jubilaciones (cerca del 15% de los ingresos de las familias) caerían casi 18% i.a.,

¿Por qué entonces crece el consumo si solamente una parte de los ingresos se están recuperando? Para responder esto vale la pena observar que los rubros que crecen son en general bienes de consumo durables: autos, motos, electrodomésticos, etc. Al ser dependientes de mayores posibilidades de financiamiento (tanto por más cuotas y a una menor tasa), estos sectores fueron los más beneficiados por la menor nominalidad y la baja de tasas del BCRA: a finales de abril los préstamos personales y de tarjetas de crédito tenían una tasa por encima de 100% y comenzaron julio en la zona de 65%. Adicionalmente, tampoco es menor la baja de su precio en términos relativos contra otros sectores de la economía a lo largo de los últimos meses.

Este motivo nos lleva a pensar que la estabilidad nominal y las bajas de tasa podrían haber sido tan -o más- relevantes que la recuperación del salario real para explicar la mejora del consumo en los últimos meses. Esto contrasta con el alicaído consumo masivo, ligado a los gastos -e ingresos- corrientes, que todavía no logra iniciar una recuperación sostenida. La incipiente recuperación del salario real total de la economía -considerando también los ingresos de los trabajadores informales y su rezago- le pondrá un piso en el corto plazo, pero aún se sostendrá bien por debajo de los niveles alcanzados a finales del año pasado.

¿Se puede extender el veranito de los durables?

La tendencia mencionada, que se profundiza a lo largo de la segunda mitad del año, seguramente continúe su curso en los próximos meses. Ingresos reales que continuarán recuperándose (aunque lo harán de forma lenta) en un contexto de estabilidad nominal, junto con un abaratamiento relativo de bienes importados y sus sustitutos (baja de impuestos a bienes importados) seguirán direccionando consumo hacia bienes durables.

No obstante, la reversión del efecto crowding out (por el cual los bancos destinaban su sobrante de liquidez a las licitaciones del Tesoro en lugar de prestarle al sector privado), la desregulación de las tasas y la búsqueda de que los bancos “hagan de bancos” implicó un mayor costo de financiamiento -en términos reales- a los consumidores. Dicho de otra forma, las tasas activas no acompañaron rápidamente el proceso de baja de tasas, algo que podría complicar el consumo futuro si la inflación sigue bajando, impidiendo “licuar” las deudas. Por este motivo, consideramos también que el “veranito” del consumo en bienes durables podría ser sostenido en caso de que haya continuidad en la política de baja de tasas.

Considerando que los bienes durables representan sólo una cuarta parte del consumo de las familias, este boom no será tan determinante en los agregados macroeconómicos, como si lo fue la expansión del consumo masivo y del gasto en servicios en los años previos. Por su parte, así como la sensibilidad de la demanda de bienes de consumo masivo ante la caída en los ingresos fue menor, la recuperación no causará un cambio importante en el consumo de este grupo. En este sentido, un indicador interesante para seguir es el gasto en supermercados con tarjeta de crédito (representó casi la mitad de las compras entre agosto y septiembre) y el eventual rol de “no llegar a fin de mes” que pueda existir en muchas familias detrás de esta tendencia, en un contexto en el cual la baja de la inflación reduce el costo de oportunidad de mantener el efectivo.

Algo similar ocurre con los servicios: el encarecimiento relativo de los mismos y la mayor estabilidad nominal actúan como limitantes para su expansión y el consumo impulsivo (efecto “los pesos queman”) de los años previos. Al tiempo que para muchos se vuelve prohibitivo salir a comer afuera, para otros es conveniente irse de vacaciones al exterior.

Conjuntamente, consideramos que la recuperación del poder adquisitivo que vendrá a lo largo del próximo año (en promedio estimamos será del orden de 10% i.a.) será la base para que el consumo recupere buena parte de lo perdido este año. Sin embargo, no lo hará sin heterogeneidades -tal como sucederá con el resto de la economía- con el ingrediente de que mayores importaciones tenderán a disociar, según el rubro, el crecimiento del consumo de las familias con el incremento de la demanda local.

Las paritarias de los grandes gremios continúa creciendo sobre el IPC

Los grandes gremios volvieron a tener aumentos por encima del IPC en el mes de octubre: todos los sectores privados son ganadores frente a la inflación acumulada. Se trata de una tendencia observada en la gran mayoría de los salarios del sector privado registrado. Para noviembre, los gremios que deberán revisar sus acuerdos serán Comercio y la UOM. En cuanto a los salarios públicos, tanto UPCN (firmó hasta diciembre) como ferroviarios (negociando con conflictos) serán claros perdedores. 

En noviembre, el promedio de cuotas de aumentos paritarios se ubicó en el 3%

El aumento paritario percibido se ubicó en el 3% promedio. Continúa bajando considerablemente (acompañando la baja inflacionaria) y a su vez, continúa corriendo por encima del IPC. Pero, analizando el ciclo Milei completo (base 100=nov-23); la mitad de los gremios analizados continúa por debajo de la inflación acumulada.

Luces y sombras del dato de actividad

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual del 0,3% s.e. en septiembre y cortó una racha de dos meses consecutivos en verde (suba acumulada del 3,6%). No obstante, el INDEC corrigió fuertemente al alza el crecimiento correspondiente a julio y agosto (+1 y +0,7 p.p., respectivamente) lo que depositó al nivel de actividad durante el tercer trimestre del año un +3,4% t/t, primera variación positiva desde el último trimestre del 2023. Con todo, el nivel de actividad se ubicó un 1% por encima de los niveles de diciembre (mes donde se llevó a cabo la devaluación).

El EMAE desestacionalizado sin agro aún se ubica un 3,5% por debajo de su promedio durante 2023. En materia sectorial, el agro mostró una suba desestacionalizada del 18,1% contra su promedio en 2023 (al compararse contra la sequía), mientras que Oil & Gas se incrementó un 9,2%. Contrariamente, la industria (-6,7%), la construcción (-17,5%) y el comercio (-9,4%) marcaron fuertes caídas contra el promedio desestacionalizado del año previo, siendo estos los sectores más intensivos en materia de empleo.

A su vez, en septiembre se frenó la recuperación del consumo, dado que las ventas en supermercados y autoservicios retrocedieron en términos mensuales. En detalle, las ventas de supermercados cayeron -0,4% (-12,8% i.a.) y acumulando una caída del 11,6% en lo que va de 2024. Por su parte, los autoservicios descendieron -0,8% (-21,7% i.a.), ubicándose 14,4% en lo que va del año.

 

Caída con corrección de datos en septiembre

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual del 0,3% s.e. en septiembre y cortó una racha de dos meses consecutivos en verde (suba acumulada del 3,6%). De este modo, en la comparación contra septiembre de 2023 la caída fue del 3,3% i.a. y acumuló una caída interanual del 3,1% en los primeros 9 meses del año.

No obstante, el INDEC corrigió fuertemente al alza el crecimiento correspondiente a julio y agosto (+1 y +0,7 p.p., respectivamente) lo que depositó al nivel de actividad durante el tercer trimestre del año un +3,4% t/t, primera variación positiva desde el último trimestre del 2023. Con todo, el nivel de actividad se ubicó un 1% por encima de los niveles de diciembre (mes donde se llevó a cabo la devaluación), pero si excluimos al agro aún se situaría por debajo.

Por su parte, la caída en los bienes viene siendo mayor que la de los servicios: para septiembre, los primeros cayeron 4,6%  mientras que para los servicios la caída fue fue del 2,8%. Esto empeora si quitamos los bienes agropecuarios, donde la caída se profundiza hasta el 5,8%.

En la misma línea, en septiembre se frenó la recuperación del consumo, dado que las ventas en supermercados y autoservicios retrocedieron en términos mensuales. En detalle, las ventas de supermercados cayeron -0,4% (-12,8% i.a.), siendo el ticket promedio $22.492, y acumulando una caída del 11,6% en lo que va de 2024. Por su parte, los autoservicios descendieron -0,8% (-21,7% i.a.), ubicándose 14,4% en lo que va del año. Por último, las ventas en centros de compras se ubicaron 1,3% por debajo de septiembre de 2023 y acumula una baja del 9,9% en 2024.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Hasta el momento, la actividad viene mostrando un desempeño heterogéneo, irregular y en forma de serrucho. El rebote de julio se moderó en agosto, para finalizar cayendo en septiembre. Sobre la heterogeneidad, los sectores más asociados a los sectores energético, minero y agropecuario cerrarán el año siendo los que más crecen.

Con la inflación bajando, los ingresos reales comienzan a recuperar tímidamente, lo cual es esperable que ayude a una paulatina recuperación del consumo (componente vital, dado que representa un 70% del PIB). En tal sentido, para evaluar la dinámica que podría adoptar resulta clave diferenciar entre consumo en bienes durables, consumo masivo y consumo de servicios.

La recuperación del consumo en bienes durables está siendo favorecida por una caída en el valor real de dichos artículos (el poder adquisitivo creció más en relación con ellos), en un contexto de consumo postergado y a expensas de una mejora en el crédito a tasas reales elevadas, lo cual también podría condicionar su consumo en el futuro.

Por el lado de los bienes de consumo masivo, su encarecimiento real (comparando con los últimos doce meses, el nivel general del IPC creció 20 p.p. menos que la inflación de consumo masivo en septiembre), junto a un mayor consumo en bienes durables y servicios inelásticos (tarifas) se combinaron para que el consumo de este tipo de bienes no encuentre piso (los datos de Nielsen evidencian una caída acumulada del 13% en lo que va del año).

Por último, el consumo de servicios (recreación, restaurantes, hoteles) también tendrá una recuperación más lenta, teniendo en cuenta que son el consumo que primero se suele recortar en contextos de deterioro del ingreso disponible, agudizado por un encarecimiento de estos servicios y la ausencia del efecto “pesos que queman” vigente durante el año pasado.

En resumen, el año cerrará con una caída superior al 3%, situación que se revertirá el año que viene. Sin embargo, lo más probable es que el camino a transitar sea lento, con vaivenes y resultados heterogéneos.

Se sostiene la disciplina fiscal

¿Cómo le fue al fisco en octubre?

El Sector Público Nacional No Financiero anotó en octubre el décimo mes consecutivo con superávit primario y marcó un nuevo mes con superávit financiero. En números, el resultado primario ascendió a $0,75 billones y, con intereses que se ubicaron en $0,22 b, el resultado financiero fue de $ 0,52 billones. 

¿Qué explicó el resultado fiscal de octubre? El verde fiscal estuvo explicado, al igual que en septiembre, por una moderación de la caída real de los recursos (-9% i.a), que se vio más que compensada por una contundente contracción del gasto (-23% i.a). En esta oportunidad, incidieron positivamente, los recursos asociados al comercio exterior y los provenientes de la Seguridad Social, que mitigaron el impacto de la caída en la recaudación del resto de los ingresos tributarios. En esta línea, el IVA luego de siete meses de rojos consecutivos, evidenció una recuperación al mantenerse a raya con los valores del octubre pasado, mientras que Ganancias profundizó su caída. En tanto, el impuesto PAIS, que supo ser el pilar de la recaudación, se mantuvo fuera de la escena en vísperas de su finalización.

De esta manera, el SPN acumula en lo que va del año un superávit primario del 1,8% del PIB y un superávit financiero del 0,5% del PIB. En resumen, los primeros diez meses del año estuvieron caracterizados por un marcado recorte sobre el gasto público (-29% i.a) y una caída sostenida en los ingresos (-7%), principalmente en los vinculados al nivel de actividad. En este marco, jugaron a favor el aporte extraordinario del impuesto a las Ganancias en mayo, los recursos provenientes del comercio exterior, lo aportado por el impuesto PAIS y los ingresos resultantes del blanqueo y la moratoria.

Un zoom al interior de las cuentas públicas

Por el lado de los recursos, en octubre fue relevante el aporte del comercio exterior y de la seguridad social. En detalle, los Derechos de Importación, luego de siete meses de caídas ininterrumpidas, mostraron un crecimiento de 37% respecto al mes anterior y de 3,4% interanual, en un contexto de mayores importaciones dada la reducción del Impuesto PAIS. En sintonía, los Derechos de Exportación, pese a que se moderaron, crecieron 9% i.a.  

Por su parte, las Contribuciones a la Seguridad Social, se mantuvieron en línea con el mes previo y marcaron el segundo verde real, creciendo 7% i.a, luego de doce meses de caídas consecutivas. Dicho cambio de tendencia puede explicarse, tanto por el impacto de la moratoria, como por una baja base de comparación de 2023.

Por su parte, el IVA dio una leve señal de mejora creciendo 3,4% intermensual y manteniéndose a raya con los valores de octubre 2023 (luego de 7 meses de caídas consecutivas).

En contraste, Ganancias profundizó su rojo real (27% i.a), pese a la recomposición de la cuarta categoría. Esto se explica por una alta base de comparación debido al pago a cuenta extraordinario para las Entidades financieras en octubre 2023. En tanto, Bienes Personales se contrajo 7%, luego del crecimiento exorbitante de septiembre producto del blanqueo y los pagos adelantados.

En otro orden, se destaca en los ingresos del SPN el incremento en el ítem superávit operativo de empresas públicas por más de $72.000 millones, situación que no se evidenciaba desde 2009. Por último, el Impuesto PAIS, acumuló una nueva caída real como consecuencia de la reducción de su alícuota y en vísperas de su finalización.

Respecto a las erogaciones, el Gasto Primario registró una contracción real de -23% i.a (en línea con los meses previos) producto de un recorte transversal sobre las principales partidas. De esta manera, acumula quince meses de caídas reales interanuales consecutivas.

Haciendo foco, las Prestaciones Sociales explicaron casi la mitad de la disminución del gasto: cayendo 19% i.a real; acentuando la caída de los meses previos, pero evidenciando una dinámica heterogénea en su interior. Por un lado, las Jubilaciones y Pensiones (incluyendo Pensiones No Contributivas) experimentaron una merma de 8% i.a (en términos reales), al tiempo que las Asignaciones Sociales crecieron 25% i.a. En su interior, mientras las Asignaciones Familiares recortaron 22% i.a., la AUH acentuó su crecimiento (+83% i.a real) y acumula ocho meses en verde. Por su parte, las prestaciones del PAMI profundizaron la pérdida contra la inflación (-17% i.a).

Por otro lado, los Subsidios Económicos cayeron en términos reales un 15% con respecto a octubre 2023, imitando la caída de los meses previos, pero explicando un 5% de la contracción del gasto. A su interior, tanto los subsidios energéticos como los subsidios al transporte moderaron la caída interanual y crecieron intermensual 16% y 11% respectivamente.

Los Gastos de Capital continuaron mostrando una marcada caída real (-71% i.a.) y explicaron un cuarto del recorte en el gasto primario, ganando terreno en el ajuste con el correr de los meses. Mientras tanto, las Transferencias Corrientes a Provincias se mantuvieron en terreno negativo (51% i.a) real, destacándose en su interior en los últimos tres meses, el crecimiento real de las Transferencias de Salud.

Asimismo, se destaca el crecimiento real de las Transferencias a Universidades, que más que se duplicaron respecto a los meses previos, y mostraron una suba interanual del 74%.  Mientras tanto, los Gastos en Funcionamiento (donde se incluyen salarios públicos) se mantuvieron en los mismos niveles de caída que los meses previos (-23% i.a) y acumulan diez meses en baja.

¿Qué esperamos hacia adelante?

A lo largo de 2024, el Ejecutivo Nacional dio un revés al sendero fiscal de las últimas décadas y nos acostumbró al superávit. Desde el primer día, el gobierno se embanderó en el ordenamiento de las cuentas públicas y estableció el ancla fiscal como driver y pilar de política económica.

De esta manera, el contundente resultado financiero acumulado en lo que va del año, sugiere que cumplimiento de la meta fiscal asumida (1,5% del PIB para 2024) ya es casi un hecho.  Sin embargo, en el último tramo del año el gobierno se enfrentará a una estacionalidad menos favorable, por lo que un diciembre con déficit no debería sorprendernos.

Como hemos mencionado, ya comenzamos a observar el impacto de la Ley Bases y el Paquete Fiscal en la recaudación, con el adelanto de Bienes Personales, Moratoria Previsional y lo procedente del Blanqueo. Mientras tanto, esperamos de cara al último bimestre que se active Ganancias, de la mano de la recomposición de la cuarta categoría.

En este contexto, esperamos que los próximos días haya definiciones sobre el Proyecto de Ley de Presupuesto Nacional 2025 que se está tratando en la Cámara de Diputados, y que contempla un superávit primario de 1,3% del PIB para 2025 con equilibrio financiero.

Ciertamente, la aprobación del Presupuesto sería una noticia más que positiva para el Gobierno, no sólo porque le brinda el marco formal para ejecutar su política fiscal, sino también porque daría una señal de apoyo a la disciplina fiscal por parte del arco político y puede contribuir en una potencial negociación con el FMI. No obstante, lo que ocurra dependerá de la negociación con los gobiernos provinciales, que buscan introducir cambios al proyecto para el alivio de las finanzas subnacionales.

Sin embargo, una eventual no aprobación del Presupuesto tampoco le impediría al Gobierno implementar su estrategia fiscal del mismo modo que la viene implementando hasta el momento. En tal caso, se prorrogará el presupuesto anterior habilitando una mayor discrecionalidad para el ajuste de un gasto que ya no sería tan flexible como lo era en 2023. Con o sin presupuesto, de cara a 2025 el gobierno enfrentará la dificultad de sostener su compromiso fiscal en un año electoral, cuando históricamente aparecen mayores presiones sobre la obra pública y las transferencias a las provincias.

 

 

 

Presupuesto: gobernadores quieren fijar prioridades, el Gobierno ¿aprobarlo?

Javier Milei fue claro cuando presentó el Presupuesto 2025: hemos decidido cambiar la metodología a través de la cual se elabora el Presupuesto, estamos proponiendo una regla fiscal inquebrantable que blinde el equilibrio fiscal. Esto le puso un corset a la discusión presupuestaria, ya que ahora hay que acomodar los gastos a esa regla.

En ese marco general, la discusión sobre el presupuesto sigue trabada con la dificultad de que los Gobernadores quieren fijar prioridades para que queden plasmadas allí, pero no se logran acomodar los recortes para que se pueda cumplir la regla fiscal. En ese minué, los Gobernadores están apurados para sancionar la ley porque temen que el Gobierno prefiera que la discusión se caiga y gobernar con el Presupuesto 2023 prorrogado para tener aún más discrecionalidad que la que se tuvo este año para administrar el gasto público y el equilibrio fiscal.

 

Rompiendo pisos inerciales

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,7% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,8 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde noviembre de 2021 (+2,5%). Además, se trata del menor registro para un mes de octubre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 107% lo que va del año y un incremento interanual del 293,0% (-16,0 p.p.).

En septiembre, los salarios registrados de la economía crecieron 3,8% y se ubicaron por sexto mes consecutivo por encima de la inflación (fue de 3,5% en el noveno mes del año). Esto arrojó un crecimiento mensual de 0,3% en términos reales, la menor mejora de esta “racha”.

A priori, no resulta inverosímil pensar en un noviembre con una inflación mensual en una zona similar a la evidenciada en octubre. Difícilmente veamos una marcada moderación dado el impacto de diversos aumentos puntuales: tarifas de gas (+2,7%), electricidad (+2,5%), suministro de agua (+4%), combustibles (2,8%), prepagas (en promedio 4%) y colegios privados (4,5% en CABA y 3,6% en PBA). Al mismo tiempo, se espera que las empresas de telecomunicaciones apliquen nuevos aumentos en octubre, que se acercarían al 4%.

La inflación perforó el 3% en octubre

El IPC Nacional elaborado por el INDEC mostró una suba mensual del 2,7% en octubre, mostrando una desaceleración de 0,8 puntos porcentuales con respecto al dato del mes previo y marcando su menor registro desde noviembre de 2021 (+2,5%). Además, se trata del menor registro para un mes de octubre desde 2017. De este modo, el IPC Nacional acumula una suba del 107% lo que va del año y un incremento interanual del 293,0% (-16,0 p.p.). Además, se ubicó por cuarto mes consecutivo por debajo de las expectativas del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 3,0%.

A su interior, se destaca la desaceleración de todas las categorías. Particularmente, la inflación Núcleo (que mide la tendencia de los precios al excluir estacionales y regulados) registró un 2,9% mensual (-0,4 p.p.), el menor registro desde septiembre 2020. De este modo, se ubicó por encima del nivel general por primera vez en el año.

Por su parte, los Estacionales desaceleraron 1,5 p.p. y subieron “sólo” 1,4% (menor registro desde junio 2021). A su vez, los precios Regulados aumentaron 2,7%, ubicándose 1,8 puntos porcentuales por debajo de septiembre y anotando el menor registro desde diciembre del 2021.

En el mismo sentido, los Alimentos y bebidas (+1,2%) mostraron el menor aumento desde junio 2020 (plena pandemia), siendo vital para el registro del nivel general: en caso de excluirlo, la inflación hubiera sido del 3,3%. A su interior, colaboraron en la desaceleración la caída en los precios de las Verduras (-4,5%), y un menor aumento de las Carnes (1,1%). Por el contrario, los alimentos que registraron los mayores aumentos fueron Frutas (+4,9%), Aguas y gaseosas (+3,5%), Azúcar y dulces (+3,3%) y Lácteos (+2,2%).

Como resultado de la desaceleración en alimentos, las canastas que determinan la línea de pobreza e indigencia también moderaron su avance en octubre. La Canasta Básica Alimentaria (CBA) creció un 1,4% mensual, desacelerándose 0,3 puntos porcentuales con respecto a septiembre.  Del mismo modo, la Canasta Básicas Total (CBT) se incrementó un 2,3% en el décimo mes del año, también 0,3 puntos porcentuales por debajo de septiembre.

En cuanto al resto de los capítulos, los menores aumentos se vieron en Transporte (+1,2%), donde colaboró la caída en combustibles; Comunicación (+2,1%) y Equipamiento del hogar (+2,6%). Por el contrario, los mayores registros fueron en Vivienda (+5,4%), traccionado por subas en alquileres (+11,3%); Indumentaria (+4,4%), Restaurantes y Hoteles (+4,3%) y Salud (+3,6%), impulsado por aumentos de 6,1% en medicina prepaga.

En otro orden, por noveno mes consecutivo los precios de los Bienes (+2,1% mensual, -0,9 p.p.) se movieron a una velocidad considerablemente menor a la de los Servicios (+4,3%, -0,3 p.p.). Esta situación es contraria a la de 2023, donde los bienes (que subieron 223,1% en el año) corrían bien por encima de los servicios (+153,8% en 2023), principalmente debido al congelamiento de las tarifas de servicios públicos, que se mantuvo vigente durante casi todo el año.

Se recuperan los salarios formales

En septiembre, los salarios registrados de la economía crecieron 3,8% y se ubicaron por sexto mes consecutivo por encima de la inflación (fue de 3,5% en el noveno mes del año). Esto arrojó un crecimiento mensual de 0,3% en términos reales, la menor mejora de esta “racha”.

Hacia el interior, la dinámica fue similar tanto para trabajadores privados como públicos. Sin embargo, los primeros tienen una caída real de 3,7% i.a. y prácticamente ya retornaron a los niveles previos a la devaluación, mientras que los segundos muestran un desplome que alcanza el 19,2% i.a. y todavía se encuentran muy debajo del nivel alcanzado a finales del año pasado.

Dejando de lado la pérdida de los salarios públicos, la dinámica salarial de los trabajadores privados puede resultar de interés para ver lo que ocurre con los salarios de la economía, especialmente porque constituye uno de los costos más importantes. En este sentido, la baja de la inflación está permitiendo una recomposición del poder adquisitivo -y del salario como precio relativo-, pero esta es cada vez menor. De hecho, dado el dato de inflación de octubre y lo que se prevé para noviembre, nuestro relevamiento salarial sugiere que la recuperación seguirá al ritmo de los últimos dos meses, por lo que recién pasado el verano esta variable podría alcanzar el nivel de buena parte del 2023.

Con todo, y desde un punto de vista del mercado laboral, en tanto la fijación salarial continúe como en los últimos meses -no muy alejada de la cada vez más baja de la inflación- los salarios se sostendrán en niveles relativamente bajos, ayudando a que el empleo no sea una variable de ajuste tan inmediata en algunos sectores.

¿Qué esperamos hacia adelante?

A priori, no resulta inverosímil pensar en un noviembre con una inflación mensual en una zona similar a la evidenciada en octubre. Difícilmente veamos una marcada moderación dado el impacto de diversos aumentos puntuales: tarifas de gas (+2,7%), electricidad (+2,5%), suministro de agua (+4%), combustibles (2,8%), prepagas (en promedio 4%) y colegios privados (4,5% en CABA y 3,6% en PBA). Al mismo tiempo, se espera que las empresas de telecomunicaciones apliquen nuevos aumentos en octubre, que se acercarían al 4%.

Hasta el momento, el crawling peg del tipo de cambio oficial corriendo al 2% mensual fue probablemente la principal ancla para reducir la inflación, lo cual se evidenció con la convergencia de los bienes a la pauta cambiaria. Sumado a ello, la relativa estabilidad de la brecha cambiaria, la contención de las expectativas de devaluación y la fuerte recesión inicial (con una posterior recuperación acotada, heterogénea y paulatina) fueron elementos claves que ayudaron a moderar la inflación.

Pese a estos factores, la inflación se chocó con el primer piso inercial del 4% en mayo, mostrando resistencia a la baja hasta agosto. Para retomar el sendero descendente, el Gobierno implementó la reducción del Impuesto PAIS sin una compensación al alza en el tipo de cambio oficial, lo cual resultó en un abaratamiento del dólar importador y permitió no sólo alcanzar en septiembre una inflación del 3,5% mensual, sino también romper el piso del 3% en octubre (dado el impacto rezagado).

Ahora bien, pese a que el crawling peg al 2% fue de gran ayuda en el proceso, con la reducción de la nominalidad está dejando de actuar como un ancla para pasar a comportarse como un componente inercial. En este sentido, difícilmente la inflación logre perforar el próximo piso inercial sin una moderación del crawling peg. Por tal motivo, las autoridades ya deslizaron la posibilidad de recortar el avance mensual del tipo de cambio oficial al 1% mensual en caso de que la inflación sostenga la dinámica reciente en los próximos meses.

Sin embargo, aquella alternativa no estaría exenta de riesgos, dado que podría implicar una mayor apreciación real del tipo de cambio en un contexto de presiones devaluatorias de nuestros principales socios comerciales, lo cual podría terminar de complicar aún más la cuenta de los dólares.

Se desordenaba la política, pero el ordenamiento económico dio buenas noticias

A Milei le va a ir como le vaya a la economía. Esa suerte de mantra sigue siendo el eje central sobre el cual transita la naturaleza del proceso político. Pero el resultado electoral de 2023 produjo la peor configuración del sistema político posible para enfrentar el desafío económico que había por delante. Las condiciones de gobernabilidad eran las peores para tomar con rapidez y agilidad las decisiones que había que tomar. Pero la demanda ciudadana de cambio (la mayoría que eligió al presidente) operó para forzar de parte del sistema una adaptación ad hoc a la circunstancia de excepción que rodeaba al proceso y facilitar la acción inicial de gobierno.

Esa condición de gobernabilidad de excepción, impulsada por la demanda ciudadana de cambio, puede ir desapareciendo con el paso del tiempo y liberar la acción obstaculizadora de la oposición política. Pero para que ello ocurra, los apoyos sociales al gobierno deberían reducirse y transformarse en malestar social por falta de resultados. Por ello, el desafío para Javier Milei sigue siendo ordenar la economía (lograr resultados) antes que se desordene la política, porque este estado de excepción que le permitió avanzar al inicio puede ir desapareciendo.

Tras un septiembre conflictivo para Javier Milei, marcado por el debate sobre la Ley de Movilidad Jubilatoria y la Ley de Financiamiento Universitario -ambas vetadas por el presidente-, y donde se había instalado una agenda negativa para el oficialismo, octubre trajo consigo buenas noticias en materia económica. No solo desde el lado financiero (baja del riesgo país y compresión de la brecha cambiaria), sino también con buenos datos en indicadores de la economía real, que son los que siente el público en su metro cuadrado.

Esta mejora en algunos indicadores económicos políticamente sensibles se da justo cuando el gobierno atravesaba una etapa de desordenamiento político, con la oposición volviéndose más hostil en el Congreso. Y puede ser vital para detener el proceso de deterioro en los niveles de apoyo del gobierno que veíamos desde junio. Y se dieron en la previa de un comienzo de mes de noviembre que trajo al gobierno las dos mejores noticias políticas del año: el triunfo de Donald Trump en EEUU, el candidato preferido por el presidente y por el que había apostado enviando señales, y la coronación de Cristina Kirchner como presidente del PJ, una novedad positiva para Milei porque nadie como ella le puede ahuyentar los apoyos hacia siendo la líder del principal partido opositor en argentina.

En definitiva, todavía desconocemos con precisión que tipo de desempeño económico ofrecerá este orden macroeconómico al que parece haber arribado el programa del gobierno luego del esfuerzo inicial, y que pareciera pretender mantener estable de aquí a la elección. Pero la lógica sigue siendo la misma: si observamos una recuperación económica vigorosa podremos ver una trayectoria política que lleve al gobierno a un triunfo de consolidación del ciclo en 2025, pero si no la observamos la consolidación podría entrar en duda.

El resultado de esa trayectoria definirá si el oficialismo seguirá conduciendo la acción de gobierno con márgenes de acción acotados (condiciones de gobernabilidad reducidas), o si podrá mejorar esos márgenes de acción para poder avanzar más rápido con reformas que mejoren las chances de que la tarea de ordenamiento económico culmine de la mejor forma de cara al intento reeleccionario del oficialismo en 2027.

En definitiva, el desempeño económico (sobre todo en los indicadores vinculados al metro cuadrado de la gente) será el criterio central que utilizarán los votantes para decidir si le dan un nuevo voto de confianza al gobierno en 2025, o si envían señales de que el rumbo elegido por el presidente no satisface la demanda de cambio expresada en la elección presidencial de 2023.