Inflación a la baja por tercer mes consecutivo

La inflación de marzo fue de 11%, según el Índice de Precios al Consumidor del INDEC. Se trata del tercer mes consecutivo donde el registro estuvo por debajo de las expectativas del mercado (REM-BCRA), que proyectaba un 12,5%.  Con este dato, la inflación interanual asciende al 287,9% y acumuló 51,6% en el primer trimestre del año.

La desaceleración de la inflación más rápida de lo previsto tiene su principal fundamento en la fuerte recesión inducida por el objetivo fiscal y cierto control sobre la homologación de las paritarias. Sobre esta dinámica se suma la postergación del incremento en tarifas de gas y colectivos y un freno en los aumentos en los bienes, que habían registrado un importante encarecimiento en dólares durante los últimos meses. Por estos motivos, la inflación Núcleo (+9,4%) tuvo su menor registro en cinco meses.

Por su parte, los Regulados subieron 18,1%, impulsados por aumentos en educación (+52%), comunicación (+16%), combustibles y el arrastre de la suba de tarifas de febrero. Los precios Estacionales subieron 11,1% pese a que marzo es un mes típicamente alto para la indumentaria

Los Alimentos y Bebidas (+10,5%) se ubicaron por debajo del nivel general por tercer mes consecutivo. Al interior de la división se destacan las subas de verduras, lácteos, aceites y bebidas. 

¿Qué esperar en adelante?

Para abril el ajuste tarifario continuará con aumentos en las tarifas de gas, agua, transporte público (si bien solo afecta a usuarios no registrados, la medición debería contemplar el aumento en el costo para este grupo) telecomunicaciones y peajes. Por su parte, los precios de los bienes seguirán mostrando un bajo dinamismo por lo que la inflación del mes estimamos que rondará el 10%.

Más allá de abril viene la parte más complicada del sendero de desaceleración: será difícil que la inflación siga bajando en los próximos meses al mismo ritmo que en el primer trimestre. Pasado el shock inicial (el salto del tipo de cambio de diciembre), será más desafiante romper la inercia del proceso, máxime cuando a partir de junio comience la indexación de algunos precios regulados y tenga lugar el ajuste de los servicios privados o la carne, que vienen algo rezagados en los últimos meses.

Por otro lado, en la medida que la actividad empiece -lentamente- a recuperarse y el piso de la recesión comience a ser dejado atrás, una mayor demanda interna impondrá un piso para la inflación que, pese a la baja de la tasa de referencia y una brecha que sigue en niveles cercanos al 20%, todavía tiene que enfrentar el eventual desarme del cepo -consideramos que esto será acompañado de una nueva corrección cambiaria en el comienzo del segundo semestre-.

Por lo mencionado anteriormente, por más que la desaceleración de la inflación se sostenga unos meses más, esperamos que la misma alcance la zona del 220% para el cierre de 2024.

Industria y Construcción nuevamente con caídas en febrero

Industria: cinco meses consecutivos en rojo

La industria cayó -9,9% i.a. en febrero, acumulando una contracción de -11,1% i.a. en el primer bimestre del año. Del mismo modo, el índice desestacionalizado mostró una caída mensual del -0,7%, hilando cinco meses consecutivos con cifras negativas (caída acumulada del 11% entre octubre y febrero).

A su interior, todas las ramas se contrajeron en los primeros dos meses del año. Por su parte, teniendo en cuenta las micro ramas industriales (una totalidad de 68 sectores), el 70% se ubicó en rojo durante el primer bimestre, marcando un máximo desde principios de 2020.

El impacto más pronunciado en febrero se observó en Bienes de Capital (-25,2% i.a.), con ramas como “Otros equipos e instrumentos” y “Maquinaria y equipo” mostrando marcadas caídas (-32,6% i.a. y -33,6% i.a. respectivamente). Por su parte, los Bienes de Uso Intermedio cayeron -9,0% i.a, con fuertes contracciones en Industrias metales básicas (-23,1% i.a.), Productos minerales no metálicos (-18,6% i.a.), Pinturas (-22,6% i.a.), entre otras.

A su vez, los Bienes de Consumo no Durable se deterioraron -4,8% i.a., en parte gracias a la producción de Alimentos y bebidas (-1,8% i.a.), sector que se recupera tras la sequía del año pasado (la molienda de oleaginosas creció 48,4% i.a.) y tiende a depender menos del ciclo económico dada su naturaleza. En este sentido, dado que Alimentos y bebidas representa un cuarto del Índice, la recuperación en la molienda de oleaginosas atenuó la caída industrial: en caso de excluir al sector, el nivel general habría mostrado una contracción del 13,2% i.a. en febrero.

Construcción: nueva caída de doble dígito

La construcción mostró una caída mucho mayor: -24,6% i.a. en febrero, acumulando una retracción de -23,1% i.a. en el primer bimestre del año. A su vez, el índice desestacionalizado se deterioró un -2,6% mensual, hilando siete meses consecutivos con caídas (acumula -24,3% entre agosto y febrero).

Al interior del indicador, se observa que cayeron todos los insumos vinculados a la construcción en febrero. Las caídas más pronunciadas fueron Asfalto (-64,9% i.a.), Hierro (-45,9% i.a.) y Hormigón (-34,8% i.a.). En paralelo, la dinámica de este sector también afectó la producción industrial vinculada, retroalimentando el golpe a la actividad económica durante los dos primeros meses del año.

¿Qué esperamos?

Difícilmente veamos una recuperación de estos sectores en el corto plazo. De hecho, según indicadores adelantados de la actividad económica, el rojo también se mantuvo en marzo: los despachos de cemento (insumo vinculado a la obra pública) cayeron -42,9% i.a., el índice construya (proxy de la obra privada) se deterioró un -40% i.a., la producción de autos cayó un 29,4% i.a, entre otros.

Como resultado, estimamos un primer trimestre con un fuerte deterioro en el nivel de actividad económica. El periodo de correcciones macroeconómicas que está transitando el Gobierno tiene como consecuencia un fuerte deterioro en la actividad, explicado por varios factores: 1) La corrección de los principales precios relativos (tipo de cambio, tarifas de servicios públicos) que golpean al consumo privado y a las ramas principalmente vinculadas a la demanda interna; y 2) El fuerte recorte del Gasto de Capital (-87% i.a. en términos reales en el primer bimestre), lo cual generó un freno abrupto en la obra pública.

Por el contrario, la evolución del agro y el sector energético, así como algunas ramas industriales asociadas a ellas (molienda de oleaginosas, producción de agroquímicos, entre otros) podrían exhibir un desempeño positivo. Sin embargo, sólo moderarán el desplome industrial y el freno en la construcción durante los primeros meses del año.

 

 

Milei aprovecha la ventaja de tener una oposición maniatada y fragmentada

Liderar un gobierno en minoría en un régimen presidencialista tiene sus riesgos. No solo por la dificultad para poder tomar decisiones (las leyes requieren acuerdos con sectores opositores) y el riesgo de bloqueo, sino por el riesgo de tener decisiones adoptadas por el Poder Legislativo contra el deseo del Poder Ejecutivo. Cuando se está en hiperminoría (el caso de Milei), para minimizar esos riesgos se vuelve conveniente la fragmentación de la oposición. Y eso efectivamente ocurre en este inicio de ciclo del libertario. Pero en el inicio de mandato hay otro factor que ayuda a minimizar esos riesgos: la presión que la sociedad ejerce -de manera implícita- contra cualquier actitud obstruccionista de los actores opositores. Una presión que “obliga” a ayudar.

La oposición tiene hoy la capacidad de bloquear o rechazar las decisiones de Milei, tiene los votos en el Congreso para no aprobar leyes o para rechazar DNU’s. Pero esa capacidad está condicionada por el riesgo de pagar un alto costo ante la sociedad (aparecer obstaculizando a un gobierno nuevo) y el riesgo de hacerse corresponsable del eventual futuro fracaso de Milei (si ello ocurre, se alegará que fracasó porque la oposición le puso palos en la rueda y obstaculizó la gestión de gobierno). Estos son los fundamentos que explican las ventajas de esta ventana de oportunidad para tomar decisiones que tiene Milei al inicio de ciclo, ya que frente a una oposición fragmentada y amañatada para obstaculizarle o bloquearle decisiones, él puede avanzar por la vía de excepción (DNU´s), a la espera de que la vigilia social lo proteja de actitudes opositoras bloqueadoras.

Ese costo potencial frente a la sociedad que limita el accionar de la oposición, y que está presente en este inicio de ciclo, será marginalmente decreciente ante el eventual incremento de las probabilidades de fracaso del plan de gobierno de Milei. Es decir, en la medida que Milei no pueda ofrecer resultados, las restricciones que operan sobre la oposición para ejercer un papel obstruccionista o bloqueador irán disminuyendo, de la mano del crecimiento del mal humor social. Este es el riesgo y la urgencia que enfrenta Milei.

Un aspecto interesante es observar que la dispersión opositora está reflejada en la ausencia de consenso sobre quién es el líder de la oposición. De hecho, la principal respuesta a la pregunta de quién es hoy el líder de la oposición, en base a un listado con las figuras políticas nacionales más importantes, fue “otro”. Y la mayoría de las respuestas de la opción “otro” señalaban, ante una repregunta, que no veían líderes en la oposición.

Entre los que votaron a Sergio Massa, en su gran mayoría de extracción kirchnerista, un 41,3% percibe que el líder de la oposición es Axel Kicillof, pero ese porcentaje cae a 24,% entre los que votaron a Javier Milei.

Otra forma interesante de analizar la dispersión de liderazgos opositores, es contrastar la percepción (a quién ves como líder) con el deseo (a quién queres como líder). Si el 41,3% percibe a Kicillof como líder opositor, solo el 33,4% desea que lo sea. También baja Grabois, de 18,9% a 14,1%. Y crecen Cristina Kirchner de 10,6% a 14,1% y especialmente Sergio Massa, que pasa del 4,7% a un 13,8%. Sigue siendo Axel Kicillof el más deseado como líder opositor de parte del electorado opositor, pero no llega a superar el tercio de menciones.

En definitiva, Javier Milei sufre restricción decisional, gobierna en minoría, pero esa debilidad hoy no termina de quedar expuesta en parte porque la oposición está condicionada o a colaborar o a no obstaculizar la acción de Gobierno, y fragmentada en varios espacios y sin liderazgo. Milei gozará de esta ventaja durante el comienzo de su ciclo, pero podría perderla si los resultados no aparecen en los tiempos que la sociedad espera.

En Marzo, la preocupación por la inflación desciende 10 puntos porcentuales

De la mano del descenso de la inflación que se viene registrando en el IPC desde el pico de diciembre, y de la tendencia que pareciera sostenerse en marzo, la preocupación por inflación cede este mes 10 puntos porcentuales, llegando al nivel más bajo de los últimos 7 meses. Este descenso de la preocupación por el aumento de los precios se traslada a otras tres preocupaciones que suben en marzo, y que son: la preocupación por la corrupción, la preocupación por la inseguridad y la preocupación por el narcotráfico. Entre la preocupación por la inseguridad y por el narcotráfico (que creció el mes en que recrudeció esta problemática en Rosario) acumulan casi 10 puntos porcentuales de menciones, mientras que la preocupación por la corrupción crece más de 4 puntos porcentuales entre el registro de febrero y el de marzo.

 

 

A su vez, continua mejorando la expectativa sobre cuándo se logrará bajar la inflación. Sin lugar a duda la desaceleración de la inflación viene siendo el principal resultado que el oficialismo le puede ofrecer a una opinión pública mayormente preocupada por el aumento de los precios.

De hecho, la desaceleración observada en el IPC de febrero -mayor a la esperada-, puede haber contribuido en cambios en la percepción que la opinión pública tiene sobre las responsabilidades sobre la inflación presente. Si en febrero un 37,4% de la gente creía que la inflación actual es responsabilidad de este gobierno, en marzo esa percepción bajó a 29,8%, mientras que por el contrario, el porcentaje de los que creen que la inflación es responsabilidad del anterior gobierno subió de 48,1% a 51,9% de los encuestados.

También se registró en marzo una mejora en las expectativas de la opinión pública sobre cuándo se logrará bajar la inflación. Entre la percepción que se tenía en enero y la de marzo, los que creen que en 6 meses se logrará bajar la inflación a un dígito aumento de 7,9% a 18,6%, mientras que los que creen que lo logrará en un año se incrementó de 12,7% a 20,9%. Como contrapartida, los que creen que no logrará bajar la inflación a un dígito se redujo de 50,8% en enero a 37,5% en Marzo.

También se registran cambios en la paciencia social respecto de la tolerancia al gobierno para que baje la inflación. Si en enero el 41% de los consultados respondían que le daban 3 meses al Gobierno para bajar la inflación, en marzo ese porcentaje se redujo al 23,4%, lo que puede evidenciar que la desaceleración de la inflación pudiera estar repercutiendo positivamente en la paciencia que la gente dice tener para esperar que el Gobierno logre bajar la inflación efectivamente.

El Senado rechazó el DNU de Milei y ahora depende de que no lo rechace diputados

Luego de idas y vueltas, el Senado logró tratar en el recinto el mega DNU 70/2023 firmado por Javier Milei apenas asumió su mandato, y una mayoría de 42 senadores votaron por el rechazo del mega decreto. Se trató de una derrota política del oficialismo en el Congreso, pero que no sorprendió, ya que se especulaba que en el Senado esto podía pasar, dado que con la oposición del peronismo y sus 33 Senadores, el rechazo del DNU solo necesitaba de 4 senadores más. Fueron finalmente 9 senadores más los que se sumaron al rechazo del bloque peronista, dentro de los cuales resaltan 6 senadores patagónicos: Carambia, Gadano (Santa Cruz), Silva (R. Negro), Crexell (Neuquén), Terenzi (Chubut) y Blanco (T. del Fuego). Los 3 restantes que se sumaron al peronismo fueron Carlos Espínola (Corrientes), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y Martín Lousteau (CABA).

La posición de los senadores patagónicos, aún no siendo definitorios para el rechazo, fue el dato político de la jornada, ya que se trata de provincias que habían entrado en conflicto con el Gobierno nacional por el recorte de los fondos discrecionales que la Nación enviaba a esos distritos y que provocaron el enojo de sus gobernadores.

La derrota política del oficialismo en el Senado no es otra cosa que un síntoma inocultable de la debilidad legislativa del poder ejecutivo, y señal de la restricción decisional que opera sobre el Presidente, que no tiene los votos para sancionar leyes pero tampoco tiene los votos para defender en el Congreso la posibilidad de tomar decisiones por una vía de excepción, como son los Decretos de Necesidad y Urgencia.

Una debilidad que lo expone a decisiones no deseadas de parte del Congreso. Como lo que ocurrió el miércoles pasado, cuando bloques opositores casi consiguen el quórum para emplazar a la cámara a tratar en Comisión los proyectos de cambio de la movilidad jubilatoria que hay con estado parlamentario para evitar que la inflación sigua licuando los salarios a jubilados y pensionados.

La sesión se frustró por la ausencia de 10 diputados. Pero si se cuenta que no pudieron estar 7 diputados de Unión por la Patria y tampoco pudo estar la diputada Margarita Stolbizer, la cuenta se achica a un puñado de diputados los que le faltaron a este grupo de bloques opositores para propinarle otra derrota al oficialismo.

La clave para desactivar esta sesión estuvo en la ausencia de diputados que responden a gobernadores. Los 3 diputados cordobeses que faltaron a la convocatoria de su propio bloque, lo hicieron por decisión de Martín Llaryora, quien evitó aparecer impulsando decisiones contrarias al oficialismo. Algo parecido pasó con los diputados Florencia Kalipawka Lewtak (Misiones), Francisco Morchio (Entre Ríos) y Jorge Ávila (Chubut). Todos legisladores del bloque Hacemos Coalición, que había convocado a la sesión especial en cuestión.

Esta actitud de los gobernadores de no contribuir a la movida no deseada por el oficialismo está vinculada con la apertura del diálogo ofrecida por el Gobierno nacional para rediscutir la Ley Bases y el Paquete Fiscal. Esta ventana de oportunidad para negociar consensos que satisfagan intereses de ambas partes (del oficialismo en sancionar su ley y de las provincias en obtener alivio financiero), ha servido como paraguas para el oficialismo. Una forma de desactivar avances no deseados en el Congreso.

Lo que resta saber es cómo va a prosperar el diálogo entre Ejecutivo y Gobernadores, ya que aún no hay acuerdo y de ello dependerá la tesitura que los Gobernadores tengan en el Congreso para apoyar o no las decisiones no deseadas que el Legislativo decida impulsar en contra de los intereses del Poder Ejecutivo, como el rechazo del DNU. Esa es la clave para entender lo peligroso que se puede volver el Congreso para los intereses de Javier Milei.

 

 

 

 

Milei retoma la vía del diálogo y ofrece intercambiar Ley Bases por alivio fiscal

Javier Milei aprovechó su discurso de inauguración de sesiones ordinarias para retomar la senda del diálogo y volver a explorar la posibilidad de sacar la Ley Bases y el paquete fiscal que ha intentado sacar del Congreso en sus primeros meses de mandato. La pelea con el gobernador de Chubut había provocado una reacción en cadena en contra del presidente de parte de la mayoría de los gobernadores, lo que obligó al presidente a retomar la posibilidad de un entendimiento con Gobernadores, sobre todo porque el FMI lo está presionando para que logre acuerdos políticos que le den sustento al programa de ajuste fiscal. Así surgió la propuesta de Pacto de Mayo y el preacuerdo previo que permita avanzar con la Ley Bases a cambio de dar alivio fiscal a las provincias.

La estrategia del oficialismo pareciera esta vez estar focalizada en seducir a los gobernadores con un intercambio de necesidades: 1) apoyar la aprobación de una versión de Ley Bases que incluya la declaración de emergencias, el otorgamiento de facultades delegadas, y los capítulos orientados a desregular los mercados de energía y minería y a establecer incentivos para grandes inversiones, con la inclusión de la nueva ley de movilidad jubilatoria; a cambio de 2) ofrecer alivio fiscal a las provincias a través de la aprobación de un paquete fiscal que contemple la reposición del Impuesto a las Ganancias, a la que se sumarían el capítulo fiscal de la Ley Bases (régimen de blanqueo, moratoria y el adelanto de bienes personales, sin la suba de retenciones que generaba complicaciones en provincias agropecuarias).

En principio, esta propuesta no tendría pleno consenso entre los gobernadores, y los mandatarios insistirán con coparticipar el impuesto PAIS y reclamarán una propuesta de alivio fiscal que contemple revertir los recortes efectuados por Nación en materia de transporte y fondos para el salario docente.

Si este preacuerdo se logra (Ley Bases a cambio de alivio fiscal), entonces Milei ofrecerá rediscutir los términos de su propuesta de Pacto de Mayo, que contempla el compromiso para acordar 10 puntos que constituirían un nuevo régimen económico, que estaría acompañado de reformas estructurales que le den una plataforma sólida a la recuperación de la economía argentina y que sería firmado el 25 de mayo próximo.

De esta negociación dependerá de la capacidad que tenga el oficialismo de sacar la Ley Bases del Congreso. Da la sensación que va a ser difícil que haya consenso pleno entre todos los gobernadores, sobre todo porque los gobernadores del peronismo parecieran querer sostener una posición maximalista en la negociación. Pero dependerá de qué consensos se logren entre los otros mandatarios para saber si los incentivos de la negociación arrastraran a todos a algún consenso. Esto es lo que se inició luego de que el presidente rehabilitara la vía del diálogo nuevamente en búsqueda del consenso político que ayude a darle consistencia al programa económico.

 

La CGT abandona la idea de paros generales y apunta a muchos micro conflictos

La relación entre el Gobierno y la dirigencia sindical se ha deteriorado vertiginosamente. La dirigencia sindical se siente agredida por el gobierno y por sus iniciativas, lo que la ha llevado a adoptar una actitud combativa. Parte de eso explicó el Paro General que decidió la CGT realizar, una decisión que recogió muchas críticas por lo temprana de la medida con un gobierno recién comenzado. Por este motivo, para evitar esa crítica, la CGT ha decidido mantener su actitud combativa y adoptar una estrategia menos visible de confrontación: acompañar todos los conflictos y las medidas de fuerza que se resuelvan en los diferentes gremios que integran la CGT. Y algo de eso ya se vio a lo largo de los últimos 30 días con el triunvirato acompañando los diferentes conflictos.

Y los conflictos se han multiplicado, al punto que hemos tenido muchos de ellos que derivaron en medidas de fuerza. Estos conflictos son los que la CGT está decidida a apoyar en su puja contra el Gobierno de Javier Milei.

La opinión pública ve responsabilidades compartidas en la caída de la Ley Bases

Sin lugar a duda, el hecho político más destacado del inicio de ciclo de Javier Milei fue el tratamiento de la Ley Bases, que contenía una serie de reformas y decisiones que el Poder Ejecutivo envió al Congreso para obtener las herramientas que a su percepción requería para poder avanzar con parte de su programa de gobierno.

El tratamiento frustrado de la Ley sirvió como elemento ilustrativo de la restricción decisional que opera sobre la voluntad del Poder Ejecutivo de ejecutar un plan de gobierno. 

 

 

Lo interesante era auscultar en la opinión pública la percepción sobre las responsabilidades del frustrado tratamiento de la ley. En ese sentido, y consultada sobre el asunto, la opinión pública repartió responsabilidades casi equilibradas entre oficialismo y oposición. Mientras un 46,7% le asignó más responsabilidad a la oposición por el frustrado tratamiento, otro 42,3% consideró que la mayor responsabilidad por la no aprobación de la ley era del presidente. Un 6,9% se inclinó por repartir culpas a ambos lados del mostrador, y un 4,1% no supo o no quiso asignar responsabilidad.

 

 

Con la caída de la ley, en algún momento se especuló (Milei lo había advertido durante la campaña) con la posibilidad de que el presidente decidiera convocar a la gente a decidir y someter la decisión a una consulta popular no vinculante. Y a pesar de que hay una ligera mayoría que se inclina por avalar ese método (48% dice estar de acuerdo con que el presidente decida hacer eso), hay una ligera mayoría que votaría en contra del proyecto (50,4%). En conclusión, si miramos estos números, parece acertada la decisión de no someter a discusión popular la iniciativa, ya que no teniendo asegurado que la votación la ganará, sería un golpe muy fuerte, políticamente hablando, para el oficialismo perder una votación de estas características al inicio de ciclo.

La presente es una síntesis del Panorama de opinión pública, exclusivo para clientes Corporate.

Corrección de precios relativos y aceleración inflacionaria: ¿hasta cuándo?

La necesaria corrección de precios relativos acentuará la aceleración de la dinámica inflacionaria que se observa desde la segunda quincena de octubre, derivada de las expectativas de una pronta devaluación y el desanclaje de los acuerdos de precios vigentes impuestos por un gobierno en salida que perdía poder de control y una futura administración que promueve “precios libres”.

Dado el esquema planteado por el Gobierno, cabe preguntarse qué factores contribuirían a que se logren anclar expectativas y que la economía pierda “memoria inflacionaria” en la búsqueda por estabilizar la nominalidad una vez atravesada la aceleración inflacionaria inicial.

Además de atacar los factores de inflación subyacente a nivel macroeconómico, la velocidad a la que se reduzca la inflación dependerá asimismo de si la recesión económica y la amenaza de un aumento en el desempleo logran contener los incrementos de precios y las demandas de recomposición de ingresos, algo que podría estar influido adicionalmente por las reformas/desregulaciones anunciadas y/o cierta apertura comercial que busque generar mayor competencia en el mercado local.

 

El IPC INDEC a nivel Nacional se aceleró al 12,8% mensual en noviembre (desde 8,3% en octubre), resultado que estuvo en línea con lo anticipado por nuestro IPC Ecolatina (12,7%) y que marcó el mayor registro desde febrero de 1991 (27%). De este modo, el IPC trepó 160,9% i.a. y 148,2% en los primeros once meses del año.

El IPC Núcleoproxy de la tendencia e inercia inflacionaria, al excluir precios regulados y estacionales- saltó al 13,4%, nivel similar al de agosto y septiembre tras la devaluación post-PASO, mientras que los Regulados (10,1%) volvieron a subir por debajo del promedio por cuarto mes consecutivo, siendo aún menor el incremento en los servicios públicos (8,6%).

Tras la moderación registrada hasta la primera quincena de octubre, a partir de ahí la dinámica inflacionaria volvió rápidamente a superar los dos dígitos mensuales en la segunda mitad de octubre. Esta aceleración se acentuó tras el ballotage del 19 de noviembre, ante las expectativas de una pronta devaluación y el desanclaje de los acuerdos de precios vigentes impuestos por un gobierno en salida que perdía poder de control y una futura administración que promueve “precios libres”, afectando a rubros como consumo masivo, combustibles y medicamentos, entre otros.

Sin embargo, frente a la fase de corrección de precios relativos que ya se inició, el dato de noviembre “queda viejo”, previéndose una inflación mucho mayor para los próximos meses.

De hecho, ya en la primera quincena de diciembre, previo al impacto pleno de la devaluación, nuestro IPC GBA Ecolatina registró un alza en los precios del 18,1% respecto al mismo lapso de noviembre, impulsada principalmente por los Bienes (+19,5%), que se ven más contagiados por el evento cambiario. Asimismo, estimamos una aceleración adicional para la segunda mitad del mes, llevando la inflación mensual a la zona del 25% y dejando un arrastre negativo de cara a enero.

Antes de desacelerar, la inflación tiene que trepar

De cara a los próximos meses, la búsqueda por corregir precios relativos sostendrá la aceleración de la dinámica inflacionaria.

La aceleración de la inflación y la implementación de distintos acuerdos y congelamientos de precios durante los últimos cuatro años trajeron aparejado una marcada distorsión de precios relativos: mientras que algunos rubros subieron bien por encima del Nivel General, otros lo hicieron forzadamente por debajo, incluyendo al precio más importante: el tipo de cambio oficial.

Hablando siempre en términos relativos, lo que se observa actualmente es la conjunción de servicios públicos baratos, esencialmente aquellos regulados; importante disparidad de los precios de consumo masivo entre el canal tradicional y las grandes superficies; y bienes durables caros (indumentaria, electrodomésticos, vehículos).

La relevancia del realineamiento de los precios relativos reside en que (1) Son una pieza de información básica que le indica a los agentes económicos hacia dónde dirigir sus decisiones de consumo y producción; y (2) Constituye necesariamente un paso previo a la instrumentación de un programa de estabilización a fin de evitar presiones de precios por parte de sectores que busquen recomponer márgenes de rentabilidad.

Correcciones en marcha

En consecuencia, la corrección de precios relativos implicará que los precios rezagados deban subir por encima del promedio en los próximos meses. Tal es el caso de combustibles, que en lo que va de diciembre ya subieron cerca del 80%; las tarifas de servicios públicos, componente crucial de la reducción del déficit fiscal vía la disminución de los subsidios económicos (0,7% del PIB) propuesta por el Gobierno; la medicina prepaga, que en enero eliminará el congelamiento de cuotas que regía para algunos afiliados, subiendo cerca del 40%; y servicios de telecomunicaciones que, aún sin precisiones, seguramente sufran una desregulación.

La nueva administración inició el proceso de ajuste de precios relativos, comenzando por un salto discreto del tipo de cambio oficial de casi 120% (de $367 a $800), sumado al incremento en el Impuesto País a las importaciones, generando un traslado a los precios (más visible en los bienes). Además, ese movimiento fuerza a que ciertos precios regulados (como las tarifas de energía) tengan que aumentar aún más que antes.

Además, al momento se han discontinuado los acuerdos de precios, lo cual tendería a generar un mayor incremento de precios en los supermercados (donde regía mayormente el programa Precios Justos) que en los pequeños autoservicios.

Como si esto fuese poco, en las últimas dos semanas se disparó el precio del ganado de pie en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, trepando en promedio más del 50% con relación a finales de noviembre. Resta estimar el impacto que tendrá esta suba en los mercados minoristas, donde cabe esperar que el traslado no sea total teniendo en cuenta la incidencia de la aceleración inflacionaria sobre los ingresos.

Por estos motivos, esperamos que para el trimestre diciembre-febrero, la inflación mensual promedio se encuentre en la zona del 20-25%, acumulando en sólo tres meses cerca del 80%, incremento similar al que hubo en el semestre junio-noviembre; con riesgos al alza sujetos al pasaje de precios de la devaluación del tipo de cambio, la magnitud de los distintos ajustes en servicios regulados y la dinámica que pueda llegar a cobrar la inercia inflacionaria.

¿Cuán transitoria será la aceleración inflacionaria?

Dado el esquema planteado por el Gobierno, cabe preguntarse qué factores contribuirían a que se logren anclar expectativas y que la economía pierda “memoria inflacionaria” en la búsqueda por estabilizar la nominalidad una vez atravesada la aceleración inflacionaria derivada de la fase de mayores correcciones de precios relativos.

Primeramente, vale destacar cuál es el diagnóstico oficial sobre las principales causas del proceso inflacionario actual: el desequilibrio monetario acumulado, generado por un aumento constante en la oferta de dinero por encima de la demanda, que buscó ser contenido con regulaciones de precios y atraso cambiario, causando crecientes distorsiones, expectativas de devaluación e inflación reprimida frente a un nivel de reservas internacionales en mínimos históricos.

En consecuencia, el mecanismo para desandar la dinámica inflacionaria a nivel macroeconómico sería apagar sus motores: corregir precios relativos (eliminando la inflación reprimida) para evitar presiones de estos sectores a futuro; comunicar un equilibrio fiscal financiero para 2024, frenando la emisión para asistir al fisco (dominancia fiscal) y resolviendo el excedente de pesos en la economía; y reducir las expectativas de devaluación mediante la utilización del dólar oficial como ancla y la recomposición del stock de reservas vía incentivos a la liquidación de exportaciones e importaciones más caras. Al mismo tiempo, logrando reducir sustancialmente la brecha cambiaria, la incertidumbre sobre los costos de reposición tiende a reducirse (el “dólar importador” es casi idéntico al paralelo).

Una de las principales condiciones para un relativo éxito de esta estrategia es un manejo eficaz de las expectativas: lograr transmitir un cambio profundo en el régimen económico, regenerando la credibilidad y la confianza en los hacedores de política económica y en el BCRA. Asimismo, dado que el Gobierno deja librado el mercado el ajuste de precios relativos, el riesgo asociado es que este ordenamiento no sea eficaz para evitar presiones de reacomodamientos a futuro.

En este marco, medidas complementarias que apunten a frenar la inercia/indexación inflacionaria mediante elementos más heterodoxos (como la coordinación de acuerdos de precios y salarios) o el establecimiento de un sendero/referencia nominal que coordine expectativas no parecieran formar parte de la estrategia de estabilización. Esto podría deberse a que (1) Implica un involucramiento activo del Estado en las relaciones económicas; (2) Se precisaría de una credibilidad que está en construcción; (3) La fuerza política gobernante (La Libertad Avanza) no dispone de relaciones aceitadas con actores como el peronismo y los sindicatos.

En su lugar, el Gobierno ha manifestado su vocación por que haya “paritarias libres”, factor que conlleva un riesgo para el esquema propuesto: si la reapertura de paritarias se generalizara rápidamente buscando “indexarse” a la inflación, podría complicar la rápida desaceleración inflacionaria y, en un extremo, favorecer una espiralización de los precios.

Ahora bien, no vemos que esto sea lo más probable en el corto plazo. En su lugar, la caída esperada en la demanda producto de la erosión del salario real y el menor ingreso disponible de las familias para el consumo, sumado al aumento del desempleo en el marco de una recesión económica, acotarían los márgenes para los aumentos de precios (un consumidor que no convalida los incrementos) y contendrían las demandas salariales.

En otras palabras, además de atacar los factores de inflación subyacente a nivel macroeconómico, la velocidad a la que se reduzca la inflación dependerá asimismo de si la recesión económica y la amenaza de un aumento en el desempleo logran contener los incrementos de precios y las demandas de recomposición de ingresos, algo que podría estar influido adicionalmente por las reformas/desregulaciones anunciadas y/o cierta apertura comercial que busque generar mayor competencia en el mercado local.

Finalmente, cabe destacar que todo este proceso no terminará por resolverse por completo sino hasta la unificación cambiaria, dependiente en buena medida del camino que recorra la acumulación de reservas, la resolución del desequilibrio monetario y la construcción de confianza y credibilidad para encarar definitivamente la estabilización.

Resumen diario | 13.12.23

ESCENARIO ECONÓMICO

Primeras medidas del gobierno. El Ministro de Economía Luis Caputo anunció este martes por la noche un paquete  de medidas económicas de urgencia que apunta a reducir el déficit fiscal y ordenar las variables económicas. Además de las medidas que ya venían circulando tendientes a dar una señal de austeridad (no renovación de contratos en el estado de vigencia inferior a un año, suspensión de la pauta, achicamiento del organigrama estatal, congelamiento de Potenciar Trabajo y reducción de transferencias discrecionales a provincias y fin de la obra pública -excepto aquellas que ya hayan comenzado-), el Ministro enfatizó la necesidad de reducir los subsidios a la energía y el transporte (sin fecha ni esquema aun) y anunció un aumento del 100% de la AUH y aumentar 50% la Tarjeta Alimentar. Asimismo, el tipo de cambio oficial pasará a $800 (un salto del tipo de cambio oficial de casi 120%) y se aumenta el impuesto PAIS a las importaciones (pasa a 17,5%, llegando a un tipo de cambio de $940) y derecho de exportación de 15% a exportaciones, excepto complejo soja, que seguirán con el esquema actual. Finalmente, se comunicó el reemplazo de las SIRA por un sistema de importación sin autorización previa, por lo que se entiende que el flujo de nuevas importaciones será libre -resta saber como se podrán conseguir los dólares necesarios-.

Devaluación y tasas. Seguida a la devaluación trascendió que el gobierno seguirá con un crawling peg del 2% mensual. En este contexto, el BCRA anunció que mantiene la tasa de política monetaria sin cambios (las Leliq a 28 días se mantendrán en una TNA de 133%) al tiempo que decidió disminuir la tasa de pases pasivos, la cual tendrá una TNA de 100%.

Medidas complementarias. El incremento del impuesto PAIS a las importaciones viene acompañado con una reducción de las retenciones al dólar Tarjeta y Ahorro, los cuales quedarán con un recargo de 65% (era de 155%), llegando a $1280. En ambos casos, se prevé la paulatina baja de estos aranceles, sin que se haya especificado ningún plazo ni criterio. Por su parte, un decreto publicado hoy establece que los exportadores continuarán operando con un esquema mixto: liquidarán 80% en el mercado oficial y 20% en el paralelo, sin plazo de duración. En lo que respecta a la deuda de los importadores, el BCRA anunció hoy que se ofrecerán títulos del Central pagaderos en dólares que se suscribirán voluntariamente en pesos.

Segundo virtual feriado cambiario y brecha al alza. Ayer, a pesar de que el BCRA no registró operaciones en el MULC debido al virtual feriado cambiario las reservas descendieron USD 97 M, colocando las mismas en USD 20.920 M en términos brutos. Por otro lado, los dólares financieros cerraron una jornada al alza: el dólar Blue avanzó 7% ($1.070); el CCL 3,2% ($1.032) y el MEP tuvo un crecimiento similar (+3,1%) y cerró en $1.050. De este modo, la brecha se ubicó en la zona del 187%.

La inflación en USA levemente por encima de lo esperado. La inflación general anotó 0,1% mensual en noviembre, levemente por encima de la estabilidad de precios (0%) esperada por los analistas -según Bloomberg- y 3,1% en términos anuales, recortando una décima respecto al mes previo. Por su parte, la inflación núcleo -excluyendo alimentos y combustibles- creció 0,3% m/m y 4% en términos anuales por segundo mes consecutivo. De esta forma, la tasa de inflación anualizada del último semestre se coloca en 3,1% y 2,9%, respectivamente, aún por encima de la meta del 2% de la FED. Con todo, en contra del dot plot de la FED, el mercado descuenta con un 98% de probabilidades -según la herramienta CME Group- que en la jornada de hoy la FED mantenga sin cambios la tasa de interés en la zona de los 5,25%-5,50%.

La pobreza en CABA aumentó el último año por encima de la inflación. En noviembre, una familia tipo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de cuatro integrantes, propietaria de vivienda, necesitó $603.067 para integrar la clase media, $396.761 para no ser pobre y $228.049 para no ser indigente, según la Dirección General de Estadísticas y Censos (DGEyC) porteña. La línea de pobreza creció 13,1% respecto a octubre de 2023 y el 173% en los últimos 12 meses, bien por encima de la inflación (11,9% y 146,4% respectivamente).

Buena jornada en el mercado local y Wall Street. En el plano local, el S&P Merval mostró una suba de 3,4% d/d en pesos (+0,2% en USD CCL). En la misma línea, el promedio ponderado de los Globales avanzó por segunda rueda consecutiva (1,0% d/d), y los Bonares cerraron también al alza (+1,2% d/d). En el plano internacional, las bolsas de Estados Unidos cerraron una jornada optimista luego de que se conozca la inflación de noviembre, que se acercó a lo esperado por los analistas aunque un poco por encima y fortalece la expectativa de que la FED decida frenar los aumentos de la tasa de interés: el Dow Jones subió +0,49%, el S&P500 +0,43% y el Nasdaq +0,62%.

LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO

Sube la carne en Cañuelas. El índice General del mercado agroganadero creció  25% ayer. De este modo, avanzó más de 37% sólo en las cuatro ruedas que lleva diciembre (el índice sólo se realiza cuando hay más de 1000 cabezas). En este contexto de precios al alza, la cantidad de animales que ingresaron a los feedlots durante el mes de noviembre fue un 13% superior al registrado en octubre y mejoraría así la oferta de carne en el corto plazo, según advierte un informe del mercado ganadero de Rosario (Rosgan).

TENÉS QUE SABER

El FMI respaldó las medidas anunciadas por Luis Caputo. La portavoz del FMI comunicó que: “El personal técnico del FMI respalda las medidas anunciadas hoy por el nuevo Ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo. Estas fuertes acciones iniciales apuntan a mejorar significativamente las finanzas públicas de una manera que proteja a los más vulnerables de la sociedad y a fortalecer el régimen cambiario. Su aplicación decidida contribuirá a estabilizar la economía y a sentar las bases de un crecimiento más sostenible y liderado por el sector privado”. A su vez, Kristalina Georgieva, directora Gerenta del FMI, respaldó el comunicado de la portavoz y expresó vía X: “Acojo con beneplácito las medidas decisivas anunciadas hoy por el Presidente Javier Milei y su equipo económico para abordar impoirtantes desafíos económicos de Argentina: un paso importante hacia el restablecimiento de la estabilidad y la reconstrucción del potencial económico del país”.