¿Qué pasó con las canastas básicas en febrero?
La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide el ingreso necesario para que una familia compre una canasta de alimentos y se ubique por encima de la línea de indigencia, creció 3,6% en febrero, desacelerándose 1,0 p.p. respecto al mes anterior y ubicándose 46,4% por encima de febrero de 2020. Por su parte, la Canasta Básica Total (CBT), compuesta por bienes y servicios donde los hogares que ganan menos son considerados pobres, trepó 2,7% y se desaceleró 1,4 p.p. respecto al mes anterior (+42,2% i.a.).
De esta manera, las canastas se desaceleraron y mostraron la menor variación desde septiembre 2020. A su vez, la variación mensual de la CBA se ubicó en línea con la inflación y la de la CBT se ubicó por debajo, algo que no sucedía desde agosto del año pasado. Esta “buena” noticia se dio a pesar de que la inflación en el Gran Buenos Aires no desaceleró respecto de los meses anteriores (+3,6% en febrero para GBA, +0,3 p.p. por encima de enero) y que las presiones sobre los precios de los alimentos no hayan cedido (+4,0% creció en febrero el capítulo de alimentos y bebidas no alcohólicas en el Gran Buenos Aires).
Por lo tanto, uno de los motivos que pudo haber influido en la desaceleración de las canastas fue la menor evolución del precio de la carne vacuna, en tanto éste tiene un importante peso calórico en el armado de la canasta alimentaria. En este sentido, el precio de la carne, que había aumentado 10,2% promedio entre diciembre-enero, avanzó “solo” 2,7% en febrero pasado en el GBA. A contramano, el desempeño de Panes (+3,9%), Frutas (+7,9%) y Verduras (+9,6%) no permitieron una desaceleración aún mayor.
Con estos números, una familia tipo compuesta por cuatro integrantes necesitó $24575 para comprar una canasta básica de alimentos y $57996,2 para comprar una canasta básica de bienes y servicios. En línea a lo sucedido durante los meses anteriores, los ingresos no acompañaron la evolución de las canastas. En febrero el ingreso de una familia tipo compuesto por un haber mínimo y dos AUH se ubicó en $26469, lo cual alcanzó para cubrir la totalidad de la canasta alimentaria, pero menos de la mitad de la canasta básica total (45,6%).
¿Qué esperamos?
En marzo, será difícil que las canastas vuelvan a desacelerase sensiblemente. Según nuestros relevamientos, en la primera quincena de este mes los precios de los alimentos y bebidas continuaron evolucionando por encima de la inflación (cerca del 4%), dinamizados por una nueva aceleración del precio de la carne y algunos precios de consumo masivo (panes, por ejemplo), lo cual le pondrá un piso firme a la evolución de las canastas.
De todas maneras, a partir del segundo trimestre podría visualizarse una nueva desaceleración. La estrategia oficial de disminuir la depreciación del tipo de cambio oficial en la previa electoral a un ritmo menor al de la inflación pasada (considerando el efecto que tiene sobre los precios de los bienes transables) sumado a políticas destinadas a endurecer los controles de precios sobre determinados productos esenciales podría lograr el objetivo de disminuir la evolución de la inflación -y con ello de las canastas- en lo inmediato.
A pesar del objetivo de intentar disminuir la inflación para mejorar el poder adquisitivo, las perspectivas sobre los ingresos reales son conservadoras. Si bien el relajamiento de la cuarentena y la recuperación de la actividad están permitiendo una recomposición del empleo -principalmente informal y cuentapropista-, los ingresos tardarán algo más en recomponerse y, luego de tres años de caída en términos reales, difícilmente cierren el promedio del año en terreno positivo. A su vez, las actualizaciones trimestrales del pago de AUH podrían permitir que no pierdan en términos reales en 2021, pero difícilmente exhiban una mejora significativa. En este marco, la recuperación de los ingresos será algo más lenta que la del empleo, lo cual le pondrá un freno a la baja de la pobreza principalmente en la primera parte del año.