La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide el ingreso necesario para que un individuo se ubique por encima de la línea de indigencia, creció 3,4% en septiembre y acumuló 24,7% en los primeros nueve meses del año, alcanzando un 39,6% i.a. Por su parte, la Canasta Básica Total (CBT), mide el ingreso que debe tener un individuo para no ser pobre y creció 3,8% respecto a agosto, acumulando una suba del 21,2% hasta septiembre (+35,7% i.a.).
Analizando los primeros nueve meses del año, la CBT se ubicó en línea con la evolución de la inflación (el IPC GBA acumuló +21,2%), mientras que la CBA se mantuvo sistemáticamente por encima, acumulando hasta septiembre una cifra apenas por debajo de la depreciación del Peso (+25,9%). Cabe destacar que esta dinámica se dio a pesar de la implementación de Precios Máximos a partir de abril -que explicó por qué la CBA cayó 0,1% en mayo y creció solo 0,9% en junio-. Por su parte, la menor evolución de la CBT respecto a la CBA se dio en un contexto de congelamiento de tarifas de Servicios Públicos y combustibles.
Por otro lado, para evaluar el poder de compra de las canastas, sirve compararlas con los ingresos de los deciles más bajos. En este sentido, en septiembre una familia necesitó $19430 para comprar una canasta básica de alimentos (CBA) y $47215 para comprar una canasta básica de bienes y servicios (CBT). A contramano, el ingreso de una familia compuesto por un Salario Mínimo Vital y Móvil y dos AUH se ubicó en $25209, que alcanzó para cubrir únicamente un 53% de la CBT, dinámica que estuvo en línea con lo que sucedió en los meses anteriores.
Más aún, la pandemia impactó principalmente en las familias de menores recursos, que se encuentran en su mayoría dentro del mercado laboral informal. De modo ilustrativo, cabe analizar que sucedió con una familia que dejó de ganar la totalidad de sus ingresos por la imposibilidad de trabajar y percibió dos AUH y un IFE (teniendo en cuenta que este programa se cobró cada dos meses y el último pago fue implementado entre agosto y septiembre). En este sentido, haciendo el supuesto de que la familia cobró el IFE en septiembre, la cifra alcanzó $17080 y pudo cubrir únicamente un 36,2% de la CBT, a la par que tampoco alcanzó para cubrir la línea de indigencia (87,9% de la CBA).
¿Qué esperamos?
La evolución de las canastas dependerá en mayor medida de que suceda con la evolución del tipo de cambio oficial. Considerando que la brecha cambiaria ya supera notablemente el 100% y hay un nivel de reservas alarmante, en la medida que no se revierta esta dinámica existiría una depreciación en el mercado oficial, que aceleraría notablemente a las canastas en los próximos meses. Además, hay que tener en cuenta que nuevas autorizaciones de aumentos de Precios Máximos traccionarían al alza tanto a la CBA como a la CBT.
Por el lado de los ingresos, el gobierno autorizó un incremento del 28% para el salario Mínimo Vital y Móvil -dividido entre los meses de octubre, diciembre y marzo-, que de todas formas será insuficiente para evitar una caída real en 2020. Por su parte, analizando al mercado informal y cuentapropista, el levantamiento de la cuarentena permitirá que cada vez más familias puedan volver al mercado laboral y comiencen a recomponer sus ingresos. De todas maneras, una incógnita que aparece es a qué velocidad se dará la recuperación, a la par que habrá que seguir de cerca que sucederá con nuevos pagos del IFE.