Actividad

Los efectos de la cuarentena sobre el nivel de actividad

¿Cómo impactó el comienzo de la cuarentena en la actividad?

La recesión en la que se encontraba la economía argentina se profundizó con la pandemia y el decreto de la cuarentena obligatoria a partir del 20 de marzo. En este marco, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) se contrajo 11,5% i.a. en marzo, exhibiendo una caída del 9,8% en la serie desestacionalizada y ubicándose en los niveles más bajos desde el año 2009.

En lo que respecta a las ramas de actividad, el hecho más significativo es que, exceptuando Electricidad, gas y agua (+6,7% i.a.), todos los sectores mostraron un retroceso en el mes. De todas maneras, el impacto observado fue heterogéneo: las mayores caídas las sufrieron los sectores considerados menos esenciales, que fueron los que mayores restricciones tuvieron para operar una vez que fue decretada la cuarentena obligatoria.

En este sentido, la Construcción -particularmente afectada ante la imposibilidad de los trabajadores de concurrir a sus puestos de trabajo- fue el sector más golpeado en el mes (-46,5% i.a.) y operó a la mitad del nivel de marzo del 2018. En la misma línea, producto de la declaración de la cuarentena en los últimos diez días del mes, Hoteles y restaurantes cayó 30% i.a.

Por otra parte, la Industria y el Comercio también sufrieron contracciones de dos dígitos (-15,5% i.a. y -11,2% i.a., respectivamente). Conjuntamente, explicaron un tercio de la contracción del nivel general.  Si a esto le sumamos la mencionada dinámica de la construcción, los tres sectores explicaron casi la mitad del deterioro de la actividad en la comparación interanual.

¿Qué esperamos?

Como consecuencia del resultado de marzo, la actividad cayó 5,4% i.a. en el primer trimestre del año (-4,6% desestacionalizado). Considerando que solo tuvimos diez días de cuarentena, el desplome de la actividad será mayúsculo en el segundo trimestre, alcanzando los dos dígitos.

Para poner en magnitud el deterioro, en abril la producción de vehículos fue cero, según CAME la caída de ventas minoristas fue del 57,6% i.a., la demanda energética de grandes industrias se redujo 46% i.a. según CAMMESA y los despachos de cemento cayeron un 55% i.a.

El lento y paulatino levantamiento de las restricciones en mayo -y seguramente junio- dará lugar a un mayor dinamismo en algunas ramas productivas y zonas geográficas con menor o nula circulación del virus. Sin embargo, el AMBA, que concentra alrededor de la mitad de la actividad económica, continuará con aislamiento social restrictivo, pese al desarrollo de algunas actividades bajo protocolos sanitarios.

Las medidas adoptadas por el gobierno sugieren que el levantamiento de la cuarentena será por etapas, por lo que el efecto final sobre las diferentes ramas de actividad será heterogéneo y dependerá de cuándo puedan volver a operar bajo cierta normalidad. Si bien los sectores denominados esenciales (productores de alimentos, comunicaciones, salud, educación), que pudieron operar con relativa normalidad desde el comienzo serán los menos golpeados, parte del comercio (vinculados principalmente al entretenimiento y esparcimiento), hoteles, restaurantes y la construcción (en la medida que las restricciones sobre el transporte público afecte a los trabajadores) con suerte podrán trabajar plenamente en los últimos meses del año.

Por su parte, en lo que respecta a los componentes de la demanda, creemos que la inversión será la más golpeada en el año. La incertidumbre que conlleva la vigencia de la cuarentena pospondrá cualquier plan de inversión en el corto plazo, y la posible expansión de partidas de gasto de capital no alcanzarán para compensar la profunda caída de la inversión privada.

Las perspectivas del consumo tampoco son alentadoras. En la medida que la cuarentena siga en pie, el deterioro del ingreso de los hogares y la inestabilidad del mercado laboral mantendrán a la demanda interna reprimida, limitando el consumo de las familias a bienes esenciales. Además, una vez que el golpe a la oferta concluya y las ramas de actividad operen con relativa normalidad, la demanda tardará más en recomponerse, producto de un mayor ahorro precautorio y menor confianza de los consumidores.

En este marco, si bien prevemos que la actividad exhiba una contracción en torno al 9% i.a. , el deterioro se ubicará en dos dígitos en la medida que la cuarentena se extienda hasta entrado el segundo semestre o las negociaciones con los acreedores privados respecto a la deuda no lleguen a buen puerto y limiten la eventual recuperación.



Ecolatina

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