¿Cómo evolucionó la construcción en marzo?
El Indicador Sintético de la Actividad (ISAC) mostró una caída del 46,8% i.a. en marzo, acumulando una contracción del 28,1% i.a. en el primer trimestre del año. Por su parte, en la versión desestacionalizada, mostró una caída del 32,2% respeto al mes anterior -con apenas 10 días de cuarentena-, ubicándose en niveles similares a los observados a fines de 2004.
De este modo, la construcción acumuló en marzo diecinueve meses consecutivos de caída interanual de la actividad, tras la caída del poder de construcción del salario y altas tasas de interés que paralizaron la demanda. Hasta febrero, la pérdida de puestos de trabajo privados registrados alcanzó casi los 85.000 en el último año.
¿Y qué sucedió con la industria?
El Indicador de Producción Industrial (IPI) mostró una caída del 16,8% i.a. en marzo, acumulando una contracción de 6,4% i.a. en el primer trimestre del año. En la medición desestacionalizada, mostró una reducción del 17% respecto al mes anterior.
Si bien todas las ramas industriales mostraron un retroceso, las más golpeadas fueron las que más restricciones tuvieron para operar a partir del decreto de la cuarentena obligatoria el 20 de marzo. De este modo, cualquier intento de reactivar la industria por medio de una reducción de la tasa de interés y un mantenimiento de la estabilidad cambiaria antes de la pandemia perdió efecto como consecuencia de las restricciones.
Un ejemplo de esto es el de Automotores y otros equipos de transporte, que sufrió una contracción del 34% i.a. en marzo, y, según los datos publicados por ADEFA, la tendencia se profundizará el próximo mes. La producción de automóviles fue de cero unidades, mientras que la comercialización a concesionarias cayó un 73,6% i.a. en abril.
Por el contrario, si bien Alimentos, bebidas y tabaco mostró una caída del -2,6% i.a. en abril, la caída fue menor a la observada en el resto de los sectores, al ser considerado un sector esencial que operó prácticamente con normalidad los últimos diez días del mes.
¿Qué esperamos para los próximos meses?
En el caso de la construcción, la pandemia apareció para empeorar la situación de un sector que ya se encontraba muy golpeado. En este sentido, el Índice construya -que indica las ventas de los principales insumos de la construcción, siendo un buen proxy del desempeño de la obra privada- cayó 74,3% i.a. en abril, por lo que esperamos una profundización de la recesión del sector en el corto plazo.
Por otra parte, según el INDEC, el 93% de las empresas que realizan obras privadas y el 81% de las empresas de obra pública prevén que la actividad de la construcción disminuirá en los próximos 3 meses. A su vez, el 75% de empresas del sector privado y 61% del sector público creen que disminuirán su personal en el mismo lapso.
La magnitud de la caída dependerá de la duración las restricciones para continuar con las obras y de la asistencia llevada a cabo por el gobierno. Considerando que en nueve provincias la circulación del virus es menor, la construcción comenzará a retomar cierta dinámica en estos lugares, dejando para la segunda parte del año la actividad en el Gran Buenos Aires, dado que la misma requiere una gran movilización de trabajadores en transporte público.
Por otra parte, a pesar de que el sector es procíclico, es decir, es uno de los primeros en repuntar cuando la actividad comienza a recuperarse, las medidas de ayuda por parte del gobierno serán esenciales. Por el lado de la demanda, son necesarias políticas crediticias de ayuda de financiamiento a las familias, y, por el lado de la oferta, medidas para que los desarrolladores puedan volver a poner en marcha los proyectos. De todas formas, esperamos que la construcción no logre recuperarse a niveles previos a la pandemia en el corto plazo, y sea el sector de la actividad más golpeado en 2020.
Por otro lado, la prevalencia de las restricciones también determinará la evolución de las ramas industriales menos esenciales, y también dependerá de la efectividad de la asistencia para evitar el quiebre de empresas y un salto del desempleo. En este sentido, creemos que el levantamiento de la cuarentena para estas ramas será de manera paulatina, retomando la producción con protocolos específicos, ya sea con sistema de turnos o otras modalidades. Por este motivo, esperamos que la recuperación de estas ramas sea lenta.
Por el contrario, el impacto de la cuarentena sobre las ramas industriales consideradas esenciales (industria alimentaria o ramas vinculadas a la salud) será menos profundo, pero no alcanzará para que la industria manufacturera evite cerrar el año con una importante contracción, que podría alcanzar los dos dígitos.