Sector Externo

Las exportaciones agropecuarias en vías de recuperación

Sin lugar a dudas, 2018 fue un duro golpe para la actividad agropecuaria. En concreto, la sequía que afectó a gran parte del sector primario argentino (principalmente a la agricultura extensiva) resultó en una cosecha casi un 20% menor a la de 2017 si tomamos los principales cuatro cultivos – soja, maíz, trigo y girasol – pasando de 126 millones de toneladas en la campaña 2016/2017 a solo 103 millones en 2017/2018, valores comparables a los de 2013/2014. Puntualmente en el caso de la soja, el principal cultivo de nuestro país, la reducción de la cosecha superó incluso el 30%, marcando de esta forma el punto más bajo de la década.

En este sentido, el gráfico debajo es más que elocuente a la hora de entender la profundidad de lo sucedido en 2018. En él se pueden observar las cantidades exportadas de productos primarios (PP) y manufacturas de origen agropecuario (MOA) en relación al promedio 2011-2017 (2018 queda excluido por tratarse de un año climáticamente atípico y, en el caso de 2019, por no ser año completo).

En primer lugar, se puede ver un punto de inflexión en diciembre de 2015 cuando se produce el cambio de gestión. A partir de allí, las colocaciones en el exterior se ubicaron sostenidamente por encima del promedio beneficiadas por la liberación del mercado cambiario, la venta de volúmenes retenidos de la campaña anterior, la reducción de derechos de exportación en 2016 y el posterior aumento de reintegros al año siguiente. Adicionalmente, la firma de acuerdos comerciales permitió abrir nuevos y viejos mercados, posibilitando el aumento en las colocaciones externas de productos como la carne vacuna, carne porcina, cítricos y miel entre otros, aunque con un impacto marginal en el agregado.

No obstante, 2018 marcó un nuevo quiebre. A simple vista se pueden observar los efectos de la sequía durante el segundo y tercer trimestre del año, con exportaciones que cayeron 31% i.a. en cantidades en lo que respecta a PP y 8% i.a. en el caso de MOA, totalizando una caída conjunta de casi 19% i.a. en cantidades entre abril y septiembre de 2018. De esta forma, las cantidades vendidas al exterior a lo largo del año se ubicaron en niveles incluso por debajo de los de 2015.

Sin embargo, los números indican que el sector agropecuario consolidó su recuperación a partir del último trimestre de 2018 dejando atrás la sequía, al menos en lo que a exportaciones respecta. En este sentido, en el acumulado a mayo de este año hubo un aumento de 22% i.a. en las cantidades vendidas al exterior de PP y cerca de 14% i.a. en el caso de MOA, con un avance total de casi 18% i.a., una recuperación que permitió volver a los niveles de 2016 para los primeros cinco meses del año.

De hecho, esta mejora se dio incluso a pesar de la imposición de derechos adicionales ($3 o $4 por dólar exportado dependiendo de la posición) a partir de septiembre de 2018, acompañada de la reducción de reintegros. De todas maneras, este descuento adicional no fue suficiente para compensar el alza del tipo de cambio real, por lo que en términos netos (tipo de cambio real efectivo) los primeros cinco meses de 2019 muestran una mayor competitividad cambiaria (23% i.a. para el complejo sojero y +12% tanto para PP como para MOA, ambos sin incluir soja y sus derivados).

De cara al futuro, el sector agropecuario experimenta sin dudas uno de los mayores niveles de productividad dentro de la economía argentina, por lo que si bien es cierto que el tipo de cambio puede afectar el ingreso de productores y exportadores, difícilmente tiene efecto sobre las cantidades en un mercado donde los precios están fijados internacionalmente. En este sentido, el sector podría ser uno de los más beneficiados ante la implementación del Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, aunque esto no implica que los beneficios sean sustanciales. De hecho, a pesar de la relativa falta de precisiones sobre el acuerdo, se sabe que la UE mantendrá estrictos controles fitosanitarios y de trazabilidad para permitir el ingreso de nuestra producción, la eliminación de aranceles será paulatina en algunos casos (productos de la pesca, vinos, cítricos, preparados de carne, miel, aceites vegetales y biodiesel entre otros) y subsistirán las cuotas para para más del 17% de nuestras exportaciones agroindustriales (por ejemplo para la carne vacuna, aviar y maíz). A esto se suma la mirada crítica de La France (no solo por la competencia en el sector agropecuario sino también a raíz de la posición de Bolsonaro, presidente de Brasil, en cuanto al cambio climático y al Acuerdo de París) y el hecho de que los productores europeos seguirán recibiendo subsidios por parte del bloque.



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