Luego de dos semanas en donde había acumulado un alza de 8,5%, el dólar permaneció relativamente estable en la última semana y registró una suba de 1%. Si bien esta desaceleración de la dinámica alcista es positiva, no alcanza para ser optimistas de cara a las semanas venideras: la mayoría de las herramientas de las que dispone el Banco Central para disipar presiones cambiarias ya se están usando (tasa de interés alta e intervención en mercado de futuros) a la par que el tesoro ya pautó con el FMI la liquidación de USD 60 millones diarios (10% del total operado en el mercado mayorista) entre mediados de abril y noviembre. Si las medidas de intervención más fuertes permanecen vedadas, es probable que en los días de mayor tensión (cerca del período electoral) el sector público sea incapaz de frenar una escalada de la divisa. En consecuencia, aunque las recientes presiones se atenuaron, podrían resurgir en los próximos días.