En la última semana reaparecieron las tensiones en el frente cambiario: el dólar acumuló un alza de casi 5%, cerrando a 6,5% de la banda baja de la zona de no intervención (ZNI), y la tasa de interés saltó 6,5 p.p., rozando 57% y llegando a un máximo desde enero. Más allá de esta dinámica alcista, el Banco Central reafirmó su compromiso con que la divisa no se despegue del límite inferior de la ZNI, aún al costo de convalidar nuevas subas de la tasa de interés y, más importante, tolerar la volatilidad de su evolución. En consecuencia, se desprende que la principal batalla del equipo económico continúa siendo la estabilidad del frente cambiario, aunque eso implique posponer la recuperación de la actividad. En este sentido, surgen dos interrogantes: qué grados de discrecionalidad tendrá el tesoro para intervenir en este mercado con los dólares del FMI y qué tasa de interés será necesaria -y por lo tanto, costo de financiamiento- para disuadir las presiones cambiarias ante un eventual escenario de incertidumbre electoral.