Finanzas Públicas

La recaudación continúa en terreno negativo, a pesar del aporte de las retenciones

¿Cómo comenzó el 2019 en materia de recaudación?

En el primer mes del año, la recaudación tributaria rozó los ARS 364 mil millones, lo que representa una variación de 39% i.a. respecto a enero de 2018. Al descontar la inflación, se observa una baja de 7% i.a., mejorando levemente respecto a diciembre, cuando la caída fue de 8% i.a.
Esta dinámica fue producto de un descenso en los derechos de importación, por el desplome de las compras externas (-21% i.a. deflactado); los aportes y contribuciones a la seguridad social, por la pérdida de poder adquisitivo del salario y de puestos de trabajo registrados (-14% i.a. en términos reales); y el IVA, por la caída en las ventas locales e importadas y una reducción de las alícuotas sobre estas últimas (-9% i.a. sin tener en cuenta la variación de precios). Estos números evidencian el impacto de la parálisis económica sobre la recaudación. Por el contrario, el impuesto a los créditos y débitos creció 1% i.a. deflactado y los derechos de exportación treparon 187% i.a. en términos reales.

¿Qué tributos impulsarán la recaudación este año?

En un escenario en que la economía se recuperará lentamente, el impuesto que más dinamizará la recaudación durante el 2019 serán los derechos de exportación. En septiembre del año pasado se frenó la reducción de las retenciones a la exportación de soja, a la vez que este tributo se amplió (por una suma fija de ARS 3 o ARS 4 por dólar exportado, según el nivel de valor agregado) a la venta de todos los bienes al exterior.
Al igual que en 2002 -luego de la devaluación del peso- las retenciones se introdujeron por la generación de ingresos adicionales por parte de los exportadores, fruto del salto cambiario. La ganancia de competitividad cambiaria y la redistribución favorable a estos sectores, permitieron que el Estado aprovechara esta base imponible aumentada para fortalecer las cuentas públicas. Así, como indica el decreto mediante el cual se reglamentaron, “el nuevo contexto internacional, la necesidad de acelerar la consolidación fiscal, y las recientes alteraciones cambiarias” justifican la medida. En este escenario, los derechos de exportación crecieron 270% i.a. en el último trimestre del 2018 y 327% i.a. en enero de este año.

Esta dinámica será mejor aún desde febrero, ya que empezarán a impactar en la recaudación las retenciones a la exportación de servicios, las cuales se implementan por primera vez en la economía argentina (el tributo alcanzará a la venta de servicios profesionales y software al exterior). Asimismo, debido a la sequía sufrida el año pasado, las exportaciones de la cosecha gruesa (soja, trigo y maíz) tienen una base de comparación muy baja y mostrarán grandes crecimientos en el segundo trimestre, aportando a la recaudación de este impuesto.

¿Cómo evolucionará la recaudación en 2019?

Por un lado, los ingresos por retenciones crecerán, aportando recursos directamente al Estado Nacional (ya que los impuestos al comercio exterior no se coparticipan con las provincias). Además, la modificación del impuesto a los bienes personales y la reincorporación de quienes estaban exentos por el blanqueo de capitales de 2016 (cerca de un tercio de los contribuyentes) podrían hacer que este tributo crezca y mejore los ingresos del Tesoro, a pesar de ser un impuesto coparticipable.
Sin embargo, los otros tributos no seguirán el mismo comportamiento. La recesión moderará el crecimiento del IVA sobre las ventas domésticas, mientras que la reducción de las alícuotas de este impuesto sobre las compras al exterior y su menor volumen disminuirán lo recaudado. Así, el mayor componente de la recaudación impositiva mostrará un magro desempeño. Además, una nueva caída del salario real formal durante este año tendrá como consecuencia que lo obtenido por aportes y contribuciones al sistema de seguridad social también decrezca. Esto incluso podría agravarse, si el nivel de empleo registrado cae.
En conclusión, a pesar de que la modificación del esquema de retenciones da aire a las cuentas públicas, la meta fiscal continúa siendo exigente. Con la recaudación tributaria todavía creciendo a un ritmo menor al de los precios y un 60% de los gastos indexados a la inflación pasada, alcanzar el equilibrio primario se ve difícil.



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