¿Qué pasó con las canastas básicas en diciembre?
En el último mes de 2018, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) aumentó 0,7% y la Canasta Básica Total (CBT) creció 1,1% respecto a noviembre, ubicándose así en $3.300 y $8.250, respectivamente. Así, estos indicadores volvieron a crecer por debajo de la inflación por primera vez desde agosto y por tercer mes en el año. Con esta evolución, un hogar tipo de cuatro miembros necesitó $10.200 para no ser indigente y $25.500 para estar por fuera de la pobreza. Haciendo un ejercicio teórico, un ingreso posible de esta familia (conformado por un Salario Mínimo Vital y Móvil y dos Asignaciones Universales por Hijo) es 46% mayor a la CBA, pero cubre menos de un 60% de la CBT. Si consideramos el bono recibido en diciembre por AUH, supera en 76% a la CBA, pero alcanza para adquirir apenas el 70% de una CBT. Al compararlo con la situación existente dos años atrás, este indicador decayó significativamente: el mismo ingreso en diciembre de 2016 (año en que también se cobró un bono compensatorio) alcanzaba para 2,16 CBA y un 90% de la CBT.
Con el cierre de diciembre, la CBA avanzó 53,5% en 2018, levemente por encima de la CBT, que creció 52,9%. Esta evolución es superior a la de la inflación (+47,6% i.a.), los salarios registrados (32,6% i.a.), las jubilaciones, asignaciones y pensiones (28,5% i.a., sin tener en cuenta bonos de una única vez) y el salario mínimo (27,5% i.a.).
¿Por qué la CBA y CBT aumentaron por encima del nivel general de precios?
La fuerte depreciación del peso experimentada en 2018 elevó el precio relativo de los bienes transables. Dado que los alimentos son uno de los principales ejemplos de este tipo de bienes, su precio se aceleró con la suba del tipo de cambio. Dado que este rubro es un componente fundamental de estas canastas creció durante 8 meses de 2018 por encima del Nivel General, acumulando una inflación 4 p.p. mayor en el total del año.
En simultáneo, la CBT también comprende las tarifas de los Servicios Públicos, no así la CBA que, como su nombre lo indica, solo comprende alimentos. Debido a la reducción de subsidios económicos y el fuerte grado de dolarización en la estructura de costos de su prestación, sus precios crecieron más que la inflación en 2018 (en el ámbito de GBA) superando al 60% conforme a los datos del IPC GBA Ecolatina. En consecuencia, es posible afirmar que la inflación tuvo un fuerte componente regresivo el año pasado, algo que no había sucedido tan marcadamente en 2017.
¿Cómo afectarán estos datos a las mediciones de pobreza?
Dado que la CBA y CBT aumentaron muy por encima de los salarios y prestaciones sociales el año pasado, la incidencia de la pobreza e indigencia creció en el segundo semestre de 2018, revirtiendo la tendencia descendente que mostró en 2017. Este efecto se vio atenuado por la compensación parcial mediante un bono de $1500, otorgado por la caída de ingresos en términos reales a los beneficiarios de estas políticas. Sin embargo, el mismo no alcanzó para revertir la pérdida de poder adquisitivo en el promedio de la segunda mitad del año, ya que solamente se entregó en septiembre ($1.200) y diciembre. Del mismo modo, no impactará en los meses venideros.
De cara al futuro, la desaceleración de la inflación ayudará a que las prestaciones sociales crezcan por encima de los precios ya que las mismas ajustan en base a la inflación pasada. Así, el rezago temporal en la actualización hará que las jubilaciones y pensiones recuperen en 2019 parte del terreno perdido el año pasado, sobre todo si un tipo de cambio contenido aminora el aumento en el precio de los alimentos. A la vez, los salarios crecerían en línea con la inflación, estabilizando estos indicadores. No obstante, estos efectos positivos serán observados recién en la segunda mitad de año, momento en que cesarán las subas tarifarias pautadas para 2019 (que inciden sobre la CBT) y podría pensarse en retomar la baja de la pobreza aunque la caída no permitirá revertir la suba del año pasado.