Monetarias y Cambiarias

El tránsito de los dólares financieros en 2018: de la salida del sector privado al ingreso del sector público

¿Cómo fue la evolución del mercado cambiario en septiembre?

En septiembre, el balance cambiario arrojó un déficit de casi USD 2.500 millones. En lo que se transformó una constante de 2018, el rojo se explicó por la cuenta capital y financiera (USD -3.300 millones) ya que la cuenta corriente arrojó un superávit de USD 300 millones. Por su parte, se registró un ingreso neto de divisas por operaciones no informadas por USD 500 millones. De este modo, más que se triplicó la compra neta de dólares en relación a septiembre de 2017 (USD -700 millones): si bien las operaciones comerciales mejoraron su saldo –en el noveno mes del año pasado habían arrojado un déficit de USD 1.300 millones-, la reversión del signo de la cuenta capital y financiera fue más significativo (en 2017, había reportado un ingreso neto de USD 100 millones) y alcanzó para deteriorar el resultado agregado. Por lo tanto, pese a que se recuperaron las cuentas de bienes, servicios y rentas –producto de la caída de la demanda: por caso, en la cuenta de mercancías, el total de ingresos cayó 20% i.a., más que compensado por el desplome de las compras (-40% i.a.)-, el desarme de posiciones financieras fue más significativo –la salida de divisas por inversiones de cartera rondó USD 1.200 millones- y terminó explicando las presiones cambiarias del mes pasado.

Por otro lado, aunque ya incluido en el análisis anterior, vale resaltar que la fuga de capitales del sector privado rozó USD 2.000 millones. De este modo, registró la segunda baja al hilo en términos interanuales (-10% i.a.) y el nivel más bajo del año. Dado que esta cuenta no posee componentes estacionales significativos, el dato representa una buena noticia: al menos por el lado de la demanda, las presiones cambiarias comenzaron a ceder. En consecuencia, en cuanto se recupere la oferta –lo que se evidenció en octubre– las tensiones deberían atenuarse.

Menos demanda interna, menos demanda de dólares: ¿es la misma dinámica que la balanza comercial?

Las necesidades de divisas dependen en una porción significativa de las operaciones comerciales. Sin embargo, los tres apartados que componen a la cuenta corriente del balance cambiario poseen velocidades de ajuste dispares y, además, difieren en su nivel de flexibilidad. Por caso, las necesidades de divisas por mercancías suelen ajustar más lentamente, producto de que muchas operaciones comerciales ya estaban concretadas -incluso antes de los sucesivos saltos del tipo de cambio- de modo que las posibilidades de recortar compras son acotadas. Por el lado de servicios, dado que el principal componente es el turismo –y dentro de éste el emisivo- las potencialidades de ahorro son más inmediatas: en comparación a septiembre de 2017, la salida de divisas por esta vía se redujo a menos de la mitad (pasó de USD 820 millones a USD 320 millones) producto del desplome de las salidas (pasaron de USD 785 millones a USD 400 millones), ya que las ventas se mantuvieron prácticamente inalteradas en el período. Por último, la recesión doméstica golpea a las ganancias de las empresas y el salto cambiario achica su rentabilidad en moneda dura; por lo tanto, en esta vía el ajuste es más acelerado. En consecuencia, si bien la tendencia es similar a la del balance comercial de bienes, dado que la cuenta corriente del mercado cambiario incluye también a otras cuentas su velocidad de ajuste es mayor.

Y la cuenta capital y financiera, ¿qué rol cumple?

En este caso, la velocidad de ajuste es inmediata: el desarme de posiciones, o el ingreso de capitales, se produce sin ningún tipo de rezagos; de ahí los importantes saltos del tipo de cambio en diversos momentos de 2018. Por otro lado, considerando los déficits externos sistemáticos de nuestro país en materia comercial (desde 2014 que el acumulado anual de esta cuenta no arroja un superávit), las divisas no financieras cumplieron un papel central para contener a la divisa. En consecuencia, y de cara al corto plazo –cierre del año-, el menor rojo de esta cuenta será vital. En este sentido, su evolución de los próximos meses marcará una diferencia sustancial con el período anterior. Luego del acuerdo con el FMI, el sector público se convirtió en el principal oferente de divisas financieras. Por lo tanto, cabe esperar que el comportamiento de este apartado adquiera un carácter menos procíclico y sirva como amortiguador en momentos de turbulencias; dicho de otro modo, el crowding out de la cuenta capital posiblemente sea una herramienta fundamental para la incipiente estabilización cambiaria de las últimas semanas.



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