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La industria todavía no repunta

El Índice de Producción Industrial Manufacturero mostró una caída mensual desestacionalizada del 0,2% en mayo, todavía sin rebotar desde el piso de marzo y un 14% por debajo del promedio de 2023.

El Indicador sintético de la Actividad de la Construcción mostró en mayo una suba mensual desestacionalizada del 6,2%, encadenando el segundo mes consecutivo al alza y acumulando un crecimiento del 8,3% desde el piso de mayo.

Aunque la actividad económica tocó su piso en marzo, el estancamiento se mantiene y la letra de la recuperación se parece más a una L. De hecho, la mayoría de los indicadores adelantados muestran que en junio la mejora fue muy marginal, e incluso algunos sectores se mantienen con caídas mensuales. Aunque podemos vislumbrar un cambio de tendencia desde abril de cara a los próximos meses, todavía no es suficiente para volver a los niveles previos a la recesión.

La producción industrial todavía no repunta

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) mostró una caída mensual desestacionalizada del 0,2% en mayo y continúa todavía sin rebotar desde el piso de marzo. En la comparación interanual, el índice evidenció una caída del 14,8% y acumula una contracción del 15,2% en lo que va del año.

A excepción de la refinación de petróleo (+2,6%), todas las ramas siguen mostrando caídas en la comparación interanual. Las divisiones con caídas más profundas fueron Muebles y otros (-33,6%), Minerales no metálicos (-28,0%), Automotores (-18,8%) y productos de metal, maquinaria y equipo (-17,3%).

La construcción se recuperó marginalmente por segundo mes

El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) mostró en mayo una suba mensual desestacionalizada del 6,2%, encadenando el segundo mes consecutivo al alza (ya que se corrigió el número de abril, que pasó a registrar un crecimiento respecto a marzo) y acumulando un crecimiento del 8,3% desde el piso de mayo.

Más allá de esta mejora marginal, el sector se ubica en los niveles más bajos desde la salida de la pandemia. En la comparación interanual, el índice registró una caída del 32,6%, acumulando una contracción del 32,2% en lo que va del año.

Los datos del consumo aparente de los insumos para la construcción muestran, con relación a igual mes del año anterior, bajas de 60,4% en artículos sanitarios de cerámica; 48,9% en hierro redondo y aceros para la construcción; 47,8% en asfalto; 47,2% en mosaicos graníticos y calcáreos; 41,8% en pisos y revestimientos cerámicos; 36,7% en placas de yeso; 35,8% en ladrillos.

En cuanto a la encuesta cualitativa para la construcción que realiza INDEC, se muestran expectativas desfavorables con respecto al nivel de actividad esperado para el período junio-agosto: 62,5% de las empresas que realizan principalmente obras privadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará durante los próximos tres meses, mientras que 25,9% estima que disminuirá y sólo un 11,6% que aumentará. Entre las empresas dedicadas fundamentalmente a la obra pública, 50,0% opina que el nivel de actividad disminuirá durante el período junio-agosto de 2024, mientras que 42,3% cree que no cambiará y 7,7% que aumentará. De todos modos, estos números son algo menos pesimistas que los meses previos, donde, por caso la expectativa de que la obra privada caiga superaba el 43% en diciembre.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Aunque la actividad económica tocó su piso en marzo, el estancamiento se mantiene y la letra de la recuperación se parece más a una L. De hecho, la mayoría de los indicadores adelantados muestran que en junio la mejora fue muy marginal, e incluso algunos sectores se mantienen con caídas mensuales. Aunque podemos vislumbrar un cambio de tendencia desde abril de cara a los próximos meses, todavía no es suficiente para volver a los niveles previos a la recesión.

En lo que refiere a la construcción, parte del sector, asociado a la obra pública, difícilmente vea una recuperación significativa dado el freno al gasto de capital llevado adelante por el Gobierno. Con respecto a la obra privada, la reaparición del crédito hipotecario, el blanqueo, la falta de alternativas de inversión podrían ser factores que jueguen a favor, pero su efecto pleno creemos que recién podrían verse el año entrante.

Por su parte, prevemos que únicamente las ramas asociadas a los sectores energético, minero y agropecuario (molienda de oleaginosas, producción de agroquímicos, refinación del petróleo, etc.) tendrán un mejor desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la industria durante el año. Sin embargo, en su conjunto representan menos del 10% de la industria, por lo que la performance agregada del sector fabril dependerá más de lo que ocurra con el resto de las ramas.

Justamente, las industrias más vinculadas a la demanda interna -dentro de las cuales se encuentran las asociadas a la construcción-, que cayó alrededor de 11,8% en el acumulado a mayo, son las más afectadas y las que más demorarán en reactivarse, motivo por el que creemos que la industria caerá en torno a los dos dígitos en 2024, contrayéndose mucho más que el nivel de actividad.

Más allá de la magnitud de la caída es relevante seguir de cerca la extensión de la recesión: en tanto esta se sostenga en el tiempo, el enfriamiento de la actividad puede comenzar a afectar el nivel de empleo. Si bien esto se verificó fuertemente en el primer trimestre en la construcción, todavía no se avizora en la industria; pero dada su relevancia en la economía, vale la pena seguir de cerca, ya que podría ser un escollo creciente al que se enfrente la actual administración.



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