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Recesión y ¿pérdida de puestos de trabajo?

Recesión y ¿pérdida de puestos de trabajo?

 Los puestos de trabajo formales cerrarían el 2023 en promedio con cifras positivas. Al interior, la mayor parte de las ramas de actividad económica (exceptuando sector primario e intermediación financiera) fueron creadoras de puestos de trabajo formales.

Un interrogante es qué efectos tendrá la recesión económica de 2024 sobre los puestos de trabajo formales. En este sentido, encontramos que las ramas de bienes -exceptuando el agro- serán las más expuestas, en conjunto a los servicios transables. A diferencia, el sector primario y los servicios no transables podrían mostrar cierta estabilidad en los puestos de trabajo.

Por último, restará ver si la recesión implicará un incremento del desempleo en el corto plazo. Según nuestras estimaciones, podría existir un leve incremento, pero dependerá de cómo evolucione la presión sobre el mercado laboral (nuevos trabajadores incorporándose a la población económicamente activa) y la magnitud del incremento de empleos de peor calidad (informales).

 ¿Qué mostraron los últimos datos de empleo registrado?

Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) a octubre (último dato) reflejan que el empleo privado registrado crece más del 2% interanual. De esta manera, la cantidad de puestos de trabajo mostró un crecimiento de casi 140.000 respecto al mismo mes del año anterior.

Sin embargo, los últimos datos también muestran que en la versión desestacionalizada cayó por segundo mes consecutivo (-0,1% mensual en ambos meses). Este desempeño sucedió luego de que el empleo registrado muestre 37 meses consecutivos de crecimiento mensual, por lo que el agotamiento del esquema económico del gobierno anterior significó un incipiente cambio en la tendencia que venía mostrando el trabajo formal.

Aquella dinámica fue relativamente homogénea: únicamente 2 de las 15 grandes ramas de la economía mostraron una contracción en términos interanuales (Agricultura, ganadería, caza y silvicultura -en un contexto de sequía y pérdida de rentabilidad- e Intermediación Financiera). Las ramas con mejor desempeño fueron Comercio y reparaciones (+56,2 mil puestos de trabajo en contraste a octubre de 2022) y la Industria manufacturera (+26,7 mil puestos de trabajo i.a.). Luego, le siguió Hoteles y restaurantes (+18,8 mil puestos de trabajo) y Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (+10,3 mil). En este sentido, entre el comercio y la industria se explicó el 60% del nuevo empleo registrado creado en el último año.

Si bien resta la información oficial de los últimos dos meses del año, el empleo asalariado privado habría crecido en torno al 3% en promedio durante 2023. Esta dinámica tuvo lugar durante un año en el que la actividad caerá en torno a 1% i.a. pero que, quitando el efecto de la sequía, se mantuvo estable (estimamos un leve crecimiento en torno a 0,5% i.a.).

En este sentido, si bien la actividad económica mostró una caída interanual entre el segundo y tercer trimestre del año (-5,0% i.a. y -0,8% i.a.), el empleo logro mantener su tendencia positiva. La sequía afectó principalmente a sectores directamente asociados al primario (agropecuario, transporte, industrias alimenticias) y tuvo un impacto reducido sobre el resto de la actividad económica (de hecho, como mencionamos, descontando al sector agropecuario la economía se mantuvo estable en ese periodo), lo cual permitió que los puestos de trabajo de mayor calidad sigan aumentando en un contexto de aceleración inflacionaria y deterioro del poder adquisitivo. En esta línea, la demanda interna (el consumo y la inversión en conjunto) se mantuvo en terreno positivo durante el periodo.

¿Cuánto del empleo registrado está en “riesgo” en un contexto recesivo?

Una referencia puede ser la experiencia de 2016, un año marcado por fuertes correcciones de precios relativos y una caída del consumo y recesión: la actividad económica cayó 2,1% i.a. en el año, y el consumo privado lo hizo en 0,8% i.a. En este caso, el empleo asalariado privado cayó 0,5% i.a., lo que implicó una pérdida neta de 35.000 puestos de trabajo.

Al interior, las ramas que lideraron la caída en el empleo privado registrado fueron los sectores más afectados por las correcciones, principalmente ramas vinculadas a la producción de bienes: (i) a excepción de la industria de alimentos, de tabaco, madera e instrumentos médicos, todas las ramas industriales mostraron un retroceso en el promedio de 2016; (ii) las actividades primarias también mostraron perdidas de puestos de trabajo; y, por último, (iii) la construcción, afectada por el contexto de incertidumbre y la salida del cepo, implicó que sea la rama con la caída más pronunciada.

Esta caída estuvo compensada con un crecimiento en los puestos de trabajo registrados de las actividades de servicios, donde la mayor parte de las ramas mostraron un crecimiento de los puestos de trabajo en el promedio del año (solo 5 de las 26 desagregaciones de servicios mostraron contracciones). Parte de este efecto se debe a que ciertos servicios, como educación y salud, son relativamente inelásticos, menos expuestos a los cambios en la coyuntura.

¿Es extrapolable esta experiencia a 2024? Como bien sabemos, los impostergables ajustes de la economía provocarán un año recesivo. Además, esta contracción se concentrará principalmente en la primera parte del año y conducirá a un desempeño heterogéneo entre ramas de actividad. De todas maneras, cabe destacar que existen algunos factores que harán que la experiencia del 2016 no sea del todo trasladable al año actual.

En este sentido, vale la pena hacer zoom sobre las ramas de empleo registrado a un nivel más desagregado. Dividiéndolas en 3 grandes grupos, encontramos: (i) sectores de bienes que sufrirán una recesión más pronunciada y que posiblemente tengan pérdidas netas de puestos de trabajo; (ii) sectores que, con contratiempos, sufrirán un enfriamiento más acotado redundando en un efecto neutro sobre el mercado laboral; y, por último, (iii) ramas con aumento en el nivel de actividad y empleo registrado con evolución positiva.

Estimamos que dentro del primer grupo se ubicarán los sectores asociados a la demanda interna y/o que se puedan ver afectados, eventualmente, por una mayor apertura de las importaciones. Tal como en 2016, son sectores que producen bienes: (a) las industrias de bienes durables (maquinaria y equipo, aparatos eléctricos y electrónicos, equipos de transporte); (b) industrias asociadas al mercado interno (productos textiles, confecciones, cuero y calzado); y (c) la construcción, afectada por el recorte de la obra pública, la mayor incertidumbre y el encarecimiento en USD. Estas ramas en conjunto representan aproximadamente el 12,5% de los puestos de trabajo formales.

Dentro del segundo grupo encontramos la mitad de las ramas económicas (casi el 55%) que posiblemente tendrán un desempeño recesivo en la primera parte del 2024, pero con posibilidades de una recuperación más rápida. En síntesis, si bien tendrán un golpe sobre los puestos de trabajo, podría ser relativamente menor en contraste a las ramas de bienes. Al interior, podemos encontrar ramas de servicios “elásticos”, tales como el comercio minorista y hoteles y restaurantes, entre otros. Esto redundaría en una diferencia con 2016, donde en aquel año en su mayoría de estos servicios transables fueron generadoras de puestos de trabajo. En este sentido, la diferencia radica en que estimamos que este año el golpe al consumo privado sea mayor al de aquel año, en un contexto más complejo en términos de poder adquisitivo e ingreso disponible de los hogares.

Por último, están las ramas de actividad económica que tendrán un crecimiento durante 2024 y posiblemente sean ramas creadoras netas de puestos de trabajo registrados. Dentro de este grupo, la mayor expansión podría darse en las actividades asociadas al sector primario, como consecuencia de un 2024 con la cosecha de los tres principales cultivos (trigo, maíz, soja) recuperándose entre 75-80%; en conjunto al sector de Petróleo y gas que seguirá pujante con la producción no-convencional de Vaca Muerta; y la Minería con evolución positiva. En este sentido, se podría ver un buen desempeño en los puestos de trabajos asociados a estos sectores y a aquellos ligados, como la industria de alimentos y las vinculadas al petróleo, así como el transporte. En conjunto, estas ramas representan casi 20% del empleo registrado. Además, se podría ver cierta mejora en los servicios de carácter inelástico como la salud, la educación y los servicios sociales-, que representan 13% del empleo total y suelen tener un desempeño estable pese al contexto recesivo, tal como se vio en 2016.

Conclusiones finales

En síntesis, estimamos que el golpe al empleo privado registrado será mayor en el año actual, terminando con una caída promedio del orden del 1% i.a. en el año. Detrás de este comportamiento, se encuentra esencialmente que las correcciones en los principales precios relativos se hacen sobre una economía mucho más debilitada que en 2016, generando que no sólo las principales ramas de bienes muestren pérdidas de puestos de trabajo, sino que también algunas ramas de servicios transables -relevantes en términos de empleo- tengan un desempeño más austero que en 2016.

¿Esto implicará un incremento en el desempleo? Considerando que el sector público también distará de ser un creador neto de empleo durante este año, para que no exista un aumento del desempleo tendrá que crecer el cuentapropismo y el empleo informal. En un contexto como el actual, caracterizado por una continuidad en el deterioro del poder adquisitivo, creemos que esto es altamente probable, dado que habrá una mayor cantidad de trabajadores dispuestos a tener un trabajo que al menos garantice un ingreso adicional. Por lo tanto, un deterioro de la calidad del empleo luce más probable que un fuerte incremento del desempleo.

Por otro lado y a modo de resumen, creemos que (i) habrá ramas de actividad económica que seguirán pujantes en términos de puestos de trabajo, incluso formales, principalmente asociadas al sector primario y sectores conexos; (ii) la voluntad de trabajar seguirá en niveles máximos, y se mantendrá una tendencia hacia el pluriempleo y formas de contratación con peor calidad; (iii) algo que puede ser más profundo en las ramas más afectadas por la recesión, con pérdidas netas de empleos formales y un traspaso más pronunciado hacia modalidades informales de contratación.



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