Sector Externo

A pesar de la devaluación y la recesión, el rojo comercial volvió a crecer

En agosto de 2018 volvió a empeorar el saldo comercial en la comparación con igual mes de 2017. Pese a que la actividad económica mostró señales de deterioro, el poder adquisitivo en dólares se redujo sensiblemente tras la depreciación del peso y la incertidumbre signó al panorama local, el déficit de bienes en relación al resto del mundo se agravó. Esta dinámica “inesperada” respondió a diversos factores que operaron tanto sobre las exportaciones como por sobre las importaciones. Respecto de las ventas externas, resalta el impacto de la sequía: las colocaciones de productos agroindustriales retrocedieron 8% i.a. en valores, lo que provocó una caída de 1,4% i.a. en el agregado, aun cuando los envíos de manufacturas de origen industrial y energéticos crecieron en el período. Además, en los próximos meses el peso de la producción agropecuaria entre las exportaciones totales se reducirá dado que ya tuvo lugar la salida de la cosecha gruesa. Por lo tanto, las caídas de las exportaciones deberían revertirse e iniciarse un crecimiento de las mismas. Con esta dinámica, estimamos que las ventas externas cerrarían 2018 en la zona de USD 61.000 millones, marcando un avance de 5% frente al acumulado 2017.

 

Por su parte, la relativa estabilidad de los valores importados en agosto (-0,3% i.a.) no se sostendría en los meses venideros. En primer lugar, cabe destacar que las cantidades adquiridas en el exterior retrocedieron 5,5% i.a. y el aumento de precios atenuó esta caída. Por otro lado, producto del criterio de devengado que emplea este Informe, se contabilizan los bienes que ingresan al país, independientemente de cuándo se pautó la operación comercial. Por lo tanto, es muy posible que planificaciones más optimistas de meses anteriores hayan impactado en las importaciones de agosto. En este sentido, que el uso de bienes intermedios –insumos productivos- fuera el que más creció señala que el rezago entre la compra y la entrega de mercancías posiblemente explique esta dinámica. Por ende, estimamos que en los próximos meses la tendencia negativa de las importaciones se agravará, tanto por la recesión como por la depreciación del peso, y en parte porque estas operaciones pautadas-no entregadas irán perdiendo lugar paulatinamente. Como resultado, las mismas caerían levemente en el acumulado anual, ubicándose en torno a USD 66.000 millones.

 

Frente a este escenario, proyectamos que 2018 cerraría con un déficit comercial cercano a USD 5.000 millones, acumulando el segundo año en terreno negativo (algo que no sucede desde la salida de la Convertibilidad). Sin embargo, dado que las dinámicas del cuarto trimestre se extenderán en 2019, a lo que se sumará un panorama más cierto en un Brasil pos-electoral, la recuperación del frente externo permitiría alcanzar un superávit en el intercambio de bienes en el año próximo.



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