La industria se mantuvo a flote en mayo
El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) creció 1,7% i.a. en mayo. Además, trepó 1,2% en la medición sin estacionalidad, acumulando dos meses consecutivos de mejoras.
En cuanto a los sectores, la performance dependió de la rama industrial: solo cinco de las nueve grandes ramas industriales crecieron en términos interanuales.
Como es sabido, el componente más relevante es alimentos y bebidas (representa un cuarto del índice), que exhibió una caída interanual de 1,7% afectada por la fuerte caída en molienda de oleaginosas (-21,1% i.a.) producto de la sequía, mientras que también mostraron fuertes caídas la producción de azúcar (-19,5% i.a.) y vino (-20,9% i.a.).
Pese a esto, la solidez de otros sectores permitió que el sector industrial se mantenga a flote en el mes: minerales creció 15,7% i.a., mientras que también resaltó el desempeño de otros equipos, aparatos e instrumentos (+13,1% i.a.) y muebles y otras industrias manufactureras trepó 5,1% i.a.
Síntesis del primer cuatrimestre del año
La industria creció 2,5% i.a. en el acumulado del primer cuatrimestre del año. Al interior, hay que tener en cuenta que existieron dos realidades disimiles para el sector: por un lado, las ramas estrechamente vinculadas al sector agropecuario (como molienda de oleaginosas y agroquímicos), que cayeron 26% i.a. y 15% i.a. respectivamente en el primer cuatrimestre del año; por otro lado, el resto de las ramas industriales: sin la performance de estos sectores, el nivel general hubiese crecido una cifra por encima en los primeros cuatro meses del año (+3,7% i.a.).
¿Qué esperamos para el resto del año?
Pese al “veranito” del primer cuatrimestre, las perspectivas son más conservadoras para el resto de los meses del 2023.
Por un lado, estimamos que la caída en la producción de alimentos y bebidas se haya profundizado en el resto del segundo trimestre, ya que se sentirá con más fuerza el impacto de la sequía sobre la cosecha gruesa, a la par que no esperamos una recuperación marcada en el segundo semestre del año. En este sentido, tanto la molienda de oleaginosas como la producción de otras industrias alimenticias (azúcar, vino, molienda de cereales, entre otros) continuarán en terreno negativo. Además, otras industrias asociadas (como la producción de agroquímicos) también se mantendrán en rojo.
Hay que tener en cuenta que la performance más favorable del resto de la producción industrial también puede mostrar fragilidad y una menor evolución en el resto del año, dado que fácilmente puede verse afectada por varios factores que en la actualidad están operando sobre la economía: (i) la implementación de nuevas normativas por parte del BCRA que limiten aún más las restricciones a las importaciones, complicando el abastecimiento de insumos; (ii) tasas de interés real que se mantendrían positivas en lo que resta del año, encareciendo el crédito industrial para bienes de capital o durables; (iii) escaso margen fiscal para incentivar a determinados sectores industriales (vinculados al crédito a PyMEs, por caso); (iv) perspectivas de aceleración de la inflación y deterioro del poder adquisitivo complican el panorama para los sectores asociados a bienes de consumo.
Si la industria se mantuviese estancada en el resto del año (es decir, con un desempeño de 0% mensual para el periodo mayo-diciembre), el sector crecería 2,2% i.a. en el promedio de 2023. Por este motivo, dado que estimamos que el desempeño de la actividad industrial empeore en los próximos meses, la solidez de la producción del primer cuatrimestre hará que en el promedio anual el sector refleje un estancamiento, o con una (leve) caída respecto a 2022.