El comercio bilateral con nuestro principal socio comercial mostró un resultado prácticamente equilibrado en diciembre, pero concluyó el año con el déficit más elevado desde 2019. Luego de diez meses en terreno negativo, la balanza bilateral se tornó superavitaria en noviembre y evidenció un saldo prácticamente nulo en el último mes del año (apenas +USD 4 millones).
Las restricciones a las importaciones también se evidenciaron en el intercambio bilateral. Luego de un año con un volumen de importaciones ubicado por encima en su comparación con 2021, en diciembre las compras externas de Argentina provenientes de Brasil rozaron los USD 1.000 (-14% i.a.), erigiéndose como el segundo mes de menor valor detrás de enero y como el único mes del año con una caída interanual. Situación similar se evidenció en el flujo comercial, en el cual se produjo la primera variación interanual negativa de 2022 (-17% i.a.).
Como resultado, la balanza comercial acumuló un déficit de USD 2.300 millones en el año, en línea con el promedio de los últimos 20 años. Las exportaciones acumuladas fueron de USD 13.100 millones (+10% i.a.), la marca más elevada desde el 2014, mientras las importaciones finalizaron en USD 15.400 millones (+29% i.a.).
De este modo, finaliza un año sin grandes cambios en el intercambio comercial, con una participación de Argentina en las importaciones brasileñas gravitando en torno a los registros de los últimos 5 años (4,6%), muy por debajo del promedio de 7% del presente siglo. Dicha participación se produjo a pesar de que el flujo comercial acumulado trepó 19% i.a. (USD 28.500 millones), siendo el más elevado desde 2013 y evidenciando el efecto precio prevaleciente en el comercio internacional.
En cuanto a la composición de las ventas externas, las ventas de Vehículos de Transporte y Pasajeros alcanzaron los USD 2.500 millones (+45% i.a.) en 2022, representando el 36% de las exportaciones. Detrás de ellos se encontró Trigo y Centeno, totalizando USD 1.600 millones (+10% i.a.) y representando el 13% de las colocaciones de bienes en el mercado brasileño.
Por el lado de las importaciones, los grupos de Vehículos para Pasajeros y Partes y Accesorios para Vehículos totalizaron USD 3.200 millones (+62% i.a.), el valor más elevado desde 2018, representando el 22% de las compras externas, aunque 8 p.p. por debajo del promedio de los últimos 10 años. Esta pérdida de participación se encuentra parcialmente compensada por los rubros de Energía Eléctrica y Aceites de Petróleo, cuyas importaciones registraron en conjunto un crecimiento de 3 p.p..
¿Qué esperamos para 2023?
De cara al nuevo año, la principal incógnita gravitará en torno a dos factores: el nivel de actividad en Brasil y el fortalecimiento de la relación bilateral entre el nuevo gobierno brasileño y el local.
Respecto al primer punto, la marcada desaceleración de la actividad que espera el mercado brasileño (del 3% en 2022 al 0,8% en 2023) podría significar una menor demanda a las exportaciones nacionales, principalmente de manufacturas industriales (principal país de destino). Por otra parte, el intercambio comercial se vería afectado por menores ventas de trigo por parte de Argentina (producto de la sequía y las heladas tardías) y una continuidad en las restricciones a las importaciones aplicadas por nuestro país.
Además, la novedad que trajo el cambio de gestión es una expectativa de mayor persistencia de la inflación para el 2023, que podría poner un freno o al menos moderar al sendero de reducción de la tasa SELIC del Banco Central de Brasil, complejizando los caminos hacia un repunte de la actividad. Asimismo, aún existe incertidumbre en torno al frente fiscal y la decisión del Congreso de aumentar el límite del gasto público.
Por otro lado, la cercanía política entre ambas administraciones nacionales abre las puertas a una relación bilateral más estrecha en 2023, donde probablemente se estudien mecanismo para fortalecer el comercio bilateral y una agenda de cooperación con perspectiva global. En este sentido, continuarán los acuerdos estratégicos en materia energética alcanzados con la administración saliente y podría acelerarse el acuerdo para el financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (BNDES) en la segunda etapa del Gasoducto NK. Sin embargo, se abre un interrogante con relación a qué postura tomará Lula en materia del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, con sus respectivas rispideces al interior del bloque regional.