¿Cómo fue el desempeño fiscal en junio?
En el sexto mes del año, el resultado fiscal del Sector Público no Financiero mostró un déficit primario de más de ARS 150.000 M (0,4% del PBI) y un desbalance financiero de más de ARS 200.000 M (0,5% del Producto). En el mes, se registraron ingresos por casi ARS 90.000 M por el aporte solidario de las grandes fortunas. Considerando éste, el desbalance primario se contrajo 0,6 p.p. del PBI con respecto al observado en el mismo mes del 2020. Si no lo tuviéramos en cuenta, el recorte habría sido de 0,4 p.p. Por su parte, el rojo financiero se redujo en la misma cuantía con respecto a junio del año pasado.
Así, el desbalance primario alcanzó los ARS 200.000 M en el primer semestre, mientras que el déficit financiero fue de más de ARS 510.000 M (0,5% y 1,2% del PBI, respectivamente). Con ayuda de los precios externos, la reestructuración de la deuda y el aporte solidario, el déficit total fue el menor desde que hay datos comparables (2016), en tanto el primario estuvo por encima de 2019 (cuando hubo superávit de 0,1%).
¿Qué explicó este desempeño?
El saldo de junio se vio muy ayudado por el registro del aporte extraordinario de las grandes fortunas. Este recurso no tributario no se seguirá percibiendo el año próximo ni ingresó en 2020, por lo que una comparación más adecuada puede hacerse omitiéndolo. Aun así, los recursos siguen mostrando una elevada variación real (+12% i.a.), aunque se ubican 16% por debajo de los obtenidos en junio de 2019. Esta mejoría está vinculada con la baja base de comparación del año pasado, cuando muchos de los ingresos estaban suspendidos o disminuidos por la pandemia y las medidas de aislamiento. Así, los recursos tributarios treparon 14% i.a. en términos reales (destacándose particularmente el alza de 61% i.a. deflactada de las retenciones) y las rentas de la propiedad saltaron 200% i.a. real (por el cobro de intereses de los préstamos ARGENTA, que se encontraba suspendido el año pasado).
Por el lado de los gastos, las erogaciones primarias cayeron 7% i.a. en términos reales. La significativa reducción de los programas efectuados por la pandemia y la licuación de las prestaciones sociales por la inflación (el pago de jubilaciones se contrajo 7% i.a. en términos reales) explicaron esta dinámica. Por el contrario, los subsidios económicos crecieron 44% i.a. -en términos reales- por el congelamiento de tarifas y los gastos de capital se duplicaron -descontando la inflación- por la reactivación de la obra pública y las restricciones operativas vigentes en 2020.
¿Qué esperamos hacia el segundo semestre?
Hacienda viene mostrando mucha cautela en la contracción del gasto que había sido expandido por motivo de la pandemia. Sin embargo, la dinámica fiscal no es homogénea a lo largo del año y este 2021 no será la excepción: el desbalance primario siempre crece en la segunda parte del ejercicio. En este sentido, ya vimos un mayor rojo en este mes con el pago de aguinaldos y el incremento de subsidios (que suben cuando se incrementa el consumo de gas y electricidad por las bajas temperaturas). Hacia adelante, este comportamiento será la norma.
De esta manera, esperamos que el rojo fiscal se agrande en lo que queda del año. Los aumentos de la recaudación impositiva dejarán de mostrar subas tan altas (hacia fin de 2020 se recuperó la base de comparación) y podrían crecer las transferencias al sector privado en la previa electoral (una muestra de esto es el bono de $5.000 que cobrarán en agosto los jubilados cuya pensión sea de hasta dos veces la mínima). A pesar de ello, los números fiscales también se verán ayudados por el ingreso de los DEGs del Fondo. En definitiva, la prudencia no habrá sido en vano, y el déficit primario concluirá el año muy por debajo del 4,5% del PBI que había sido presupuestado. Este sobrecumplimiento hará que las necesidades de endeudamiento y emisión monetaria no sean tan elevadas, ayudando al mercado cambiario.