A escasos meses de la entrada en vigor del Plan de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica, el acelerado deterioro del cuadro externo y el drama inherente al ciclo hiperinflacionario continúan marcando el tempo de una economía que se dispone a entrar a un nuevo estadio de la crisis conforme el 4T2018 continúa su curso. Hasta ahora, la producción petrolera cae a un ritmo cercano a los 48 mil barriles diarios (kb/d) -USD 1.282 millones por año – mes a mes, la inflación acumulada asciende a 334.402% en cuestión de diez meses y la actividad económica continúa en caída libre, huérfana de un acompañamiento real por parte de la política económica.
La hiperinflación continúa su curso. A pesar de una desaceleración significativa durante el mes de septiembre, la dinámica de los precios pareciera retornar a la cota del 200,0% mensual, a inicios de una parte del año donde, producto de la propia dinámica fiscal y política, los niveles de inflación suelen registrar sus niveles anuales más altos. No obstante, a pesar de que Venezuela cumpla un año en hiperinflación (980.079% acumulado desde noviembre de 2017), en Ecoanalítica somos de la opinión de que, más allá de la retórica política propuesta por el Gobierno en la materia, no hay razones para suponer algún tipo de desaceleración del proceso hiperinflacionario en los próximos meses.
El frente externo prevalece como uno de los minotauros más complejos de conducir de cara al 4T2018 –y en 2019. Al cierre del mes de octubre, la producción petrolera se ubica en torno a los 1,17 millones de barriles diarios (mb/d) según fuentes secundarias consultadas por la OPEP y el nivel de taladros continúa significativamente por debajo (27 unidades en octubre) del umbral necesario para frenar la caída (42 unidades), apuntando a una mayor contracción del rubro de cara al corto y mediano plazo.
Las sanciones persisten. Semanas atrás, el Gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) impuso un nuevo set de sanciones al Gobierno venezolano donde, grosso modo, se amplía el criterio vigente para ser sujeto a algún tipo de sanción por parte de EE.UU. y se reducen de manera dramática los grados de libertad del oficialismo a nivel externo al imponerse severas restricciones sobre la venta de oro en el mercado internacional –en especial considerando unas necesidades de financiamiento cercanas a los USD 2.306 millones para el 4T2018 y de USD 10.401 millones en 2019.
En materia cambiaria resalta la persistencia de la apreciación del tipo de cambio real vigente en el mercado no oficial. Durante el mes de octubre, el tipo de cambio paralelo presentó una apreciación real cercana al 30,9%, con lo cual se suma a la lista de meses en 2018 (hasta ahora, ocho) donde la depreciación del tipo de cambio paralelo ha sido superada, significativamente, por los niveles de inflación. En Ecoanalítica somos de la opinión de que la fuerte distorsión en los distintos precios relativos de la economía, así como un cambio en la actitud hacia el ahorro –producto de la propia crisis– salen a relucir como los principales causantes de dicho fenómeno.
La situación de default persiste. A pesar del pago del bono “Pdvsa 2020”, tanto la República como Pdvsa acumulan cerca de USD 6.986 millones en pagos atrasados distribuidos en una serie de títulos que, al momento de escribir estas líneas, se acercan al año de retraso.
Por último, la contracción de los niveles de consumo, a la par de un fuerte deterioro al nivel de la oferta agregada, continúa jugando un papel protagónico detrás de las presiones recesivas que al día de hoy enfrenta la economía venezolana. En Ecoanalítica esperamos una contracción del producto próxima al 23,5% en 2018.