¿Qué pasó?
En junio el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC), marcó una leve caída del 0,1% i.a. y rompió con la racha expansiva de los últimos 15 meses. Entre los insumos que componen el indicador, marcaron caídas más profundas los vinculados a la construcción privada, tales como cemento (-3,5% i.a.), ladrillos huecos (-8,8% i.a.), pinturas para la construcción (-1% i.a.) y cales (-1% i.a.). En este sentido, el Índice Construya (elaborado a partir de las ventas al sector privado de las principales empresas de la construcción) registró una contracción mayor en junio (-5,4%i.a.), lo que sugiere un cambio de tendencia en la evolución de los proyectos privados de construcción.
¿Qué explica el cambio?
El salto del tipo de cambio, el aumento de la tasa de interés y la incertidumbre generada por la crisis cambiaria congelaron la actividad. Por un lado, el poder de construcción de los salarios en dólares (salarios en US$/costo construcción US$) se redujo un 28% en el primer semestre del año. Mientras que en diciembre de 2017 el salario mensual promedio de un trabajador formal alcanzaba para construir 1,5 m2, en junio de 2018 dicha relación se redujo al 1,1. En esta línea, los permisos para edificación acumulan una caída del 8% i.a. a junio. Por otro lado, el incremento en la tasa de interés de referencia y la incertidumbre reinante tras la crisis cambiaria, enfriaron aún más las decisiones de inversión en el sector. La cantidad de actos de compra-venta de inmuebles en CABA y Provincia de Buenos Aires, en conjunto, se redujo 6,6% en junio, luego de 19 meses de crecimientos constante. Por caso, el índice de confianza de consumidores en el rubro de inmuebles y autos se desplomó en los últimos meses: acumula una caída entre mayo y julio de casi el 40% i.a.
¿Cómo afecta a nuestras proyecciones?
A la baja. La construcción privada se mostrará debilitada en los próximos meses a raíz del encarecimiento del crédito y la caída del poder adquisitivo de los salarios en moneda dura. De esta forma, el principal motor que dio impulso a dicho proyectos durante 2017 y el comienzo de 2018, los créditos hipotecarios indexados, experimentarán una contracción en un contexto de mayor incertidumbre. A ello se suma, que la obra pública se mantendrá paralizada con el fin de alcanzar una meta fiscal más exigente. No obstante, se configura un aliciente la mayor rentabilidad de proyectos de grandes desarrolladores, la cual trepó 36% en el primer semestre del año, ante la reducción de los costos en dólares y el aumento del precio de las viviendas en la misma moneda. En este sentido, obras destinadas a sectores premium con mayor poder adquisitivo amortiguarían la caída en la construcción. Bajo este marco, la construcción, tanto privada como pública, concluiría el 2018 con un leve crecimiento del 0,9% anual.