Un pantallazo estructural a las exportaciones argentinas

Las exportaciones se suelen situar como una variable clave a la hora de contar con una macroeconomía estable. En el caso argentino, podemos observar cómo los valores de las ventas externas mostraron un crecimiento sostenido durante el boom de precios de commodities, para luego mostrar un estancamiento y desempeño errático desde el año 2008.

Este desempeño no fue la regla en el resto de los países de la región: teniendo en cuenta las últimas dos décadas, Argentina se ubicó como uno de los países con la peor performance en términos de cantidades exportadas, solo por detrás de Venezuela.

De cara a 2025, estimamos que existirá una mejora en los valores exportados y se mantendrá el superávit comercial, aunque en menor magnitud que en 2024. Además, a la hora de pensar en las exportaciones de los próximos años, aparecen sectores clave (oil & gas, litio, biocombustibles y servicios basados en conocimiento) que podrían revertir el estancamiento observado en los últimos años en las cantidades exportadas.

Las exportaciones se sitúan como una variable clave a la hora de contar con una macroeconomía estable: contar con una fuente robusta de ingreso de dólares puede garantizar cierta estabilidad en el frente externo, allanando el camino para obtener un superávit en la balanza comercial de bienes de manera sostenida. Justamente, el superávit comercial en bienes que suele tener Argentina es lo que le permite financiar al resto de los componentes de la cuenta corriente (balanza comercial de servicios e intereses).

En este marco, surgen los siguientes interrogantes: (i) ¿Cómo se encuentran nuestras exportaciones en comparación histórica y con respecto a las de nuestros vecinos?; (ii) ¿Qué tan heterogéneas son las exportaciones en la actualidad? y, (iii) ¿Qué esperamos para el futuro próximo?

Una radiografía histórica y regional

Los valores exportados del país mostraron un crecimiento sostenido durante el periodo del boom de precios de commodities, para luego mostrar un estancamiento y desempeño errático desde el año 2008. Además, en términos de exportaciones energéticas se puede observar una evolución constante hasta el año 2014, y a partir de allí un deterioro que comenzó a revertirse a partir del 2021.

Como consecuencia, la economía comenzó a mostrar un resultado de la balanza comercial sensible ante diversos factores. Así, existieron varias razones que pudieron llevar a cabo a un resultado deficitario en términos de balanza de bienes en determinados años: (i) sequías, que afectaron directamente en volumen exportado (como en el año 2023); (ii) shocks sobre el precio de commodities, impactando directamente sobre los valores de las exportaciones; y, además, (iii) una evolución de la actividad económica favorable, que incremente los valores importados. A su vez, otro factor determinante para el frente externo fue que la economía comenzó a mostrar un déficit energético de carácter estructural durante la última década.

Sin embargo, en 2024 la economía revirtió buena parte de este resultado: el año cerrará con un superávit comercial récord de las últimas décadas, en conjunto con un superávit comercial energético por primera vez en los últimos diez años. En este sentido, jugaron varios factores: la recesión de la economía llevo a compras externas que se ubicaron en niveles mínimos, pero también se observó una recuperación de los valores de la cosecha gruesa tras la sequía y comenzó a cobrar mayor relevancia el rol de determinados sectores (como Oil & gas), que permitieron recomponer el saldo estructural deficitario de la balanza energética.

Volviendo al análisis de los últimos años, también es posible observar que al tener en cuenta únicamente las cantidades exportadas, el estancamiento fue la norma en las últimas dos décadas. Así, aparecen al menos dos grandes características: (i) Las cantidades exportadas de bienes argentinas se encontraron estancadas desde el año 2007; y, (ii) Argentina cuenta con la peor performance de los últimos años entre los países de la región (donde solo Venezuela mostró una peor evolución). Además, teniendo en cuenta la fuente de INDEC para los datos más actualizados (2022-2024), se observa que las cantidades exportadas de Argentina mostraron una caída en 2022 y 2023, para recién en el año actual mostrar una recuperación. En esta línea, las cantidades de 2024 (acumulado hasta octubre) se ubicaron solo 3% por encima del dato del acumulado de 2007 (año en el que comenzó el estancamiento).

Además, el ratio de Exportaciones/PIB también se ubicó por debajo del ratio del resto de los países de la región. Argentina mostró un ratio en torno al 16% en el año 2022 (año previo a la sequía), ubicándose por debajo del promedio de América Latina y el caribe (con un promedio de 25%) y el mundial (29%). Sin embargo, es posible observar como Argentina se ubicó levemente por debajo del ratio de Brasil (que en aquel año mostró un ratio de 20%), lo cual responde a que ambas economías se ubican como una de las más cerradas de la región -no solo tienen un bajo ratio de Exportaciones/PIB, sino que también tienen un bajo ratio de Importaciones/PIB-. A diferencia, resalta el caso de Chile, que mostró un ratio de 35% en el mismo año.

Como consecuencia de esto, las exportaciones argentinas fueron perdiendo lugar en el comercio internacional. La participación de las exportaciones de bienes y servicios de Argentina en el total mundial cayó notablemente, desde ubicarse en torno al 1% en 1960 hasta representar un 0,3% según el último dato disponible de 2022. Cabe destacar que este comportamiento no fue la regla entre los países de la región, donde incluso algunas economías mejoraron su participación en el comercio mundial.

En esta línea, la importancia del sector primario es crucial en las ventas externas del país. Teniendo en cuenta los complejos exportadores publicados por el INDEC, se observa como los complejos oleaginosos, de cereales, bovino, minero y de petróleo y gas representaron en torno al 70% de las exportaciones en el promedio de los últimos tres años. Por otro lado, el país se destaca en ventas externas con mayor nivel de complejidad gracias a las exportaciones del complejo automotriz, petroquímico y siderúrgico, que en conjunto representaron en torno al 15% del total.

Futuro próximo en sectores clave

Según nuestras estimaciones, las ventas externas en 2025 podrían situarse levemente por encima de los USD 80.000 M medidas en valores, representando una pequeña suba respecto al año actual y ubicándose por encima del promedio de las últimas dos décadas. Si bien la recuperación de la actividad económica y la normalización de la operatoria en torno al comercio exterior traerán una mejora en las importaciones, se observaría un superávit en la balanza comercial, aunque en menor cuantía que en 2024 (que superará los USD 10.000 M).

Al interior, un factor a tener en cuenta será la evolución del sector agropecuario. En términos de volumen, la BCR publicó las primeras estimaciones para la campaña 2024/25, que mostraría una suba un 9% por encima del año pasado (en torno a las 143 M de tn). Pese a esto, las noticias no son tan favorables por el lado de los precios: por caso, las estimaciones de la BCR esperan para la Cosecha 2024/25 un precio de referencia más bajo para la soja, que se situaría en USD 260 la tonelada (vs en torno a los casi USD 280 de la campaña anterior). En este sentido, la producción del sector agropecuario récord de Brasil y Estados Unidos está presionando los precios internacionales al alza, sumado a que el contexto internacional actual trae como resultado un dólar fortalecido (teniendo su correlato negativo sobre el precio de commodities).

Además, ante la asunción de Trump y los anuncios que generaron expectativas de una economía estadunidense más protegida, los efectos finales sobre las exportaciones del país tendrían efectos contrapuestos. Si bien aún el escenario es incipiente para saber que sucederá con la política comercial, podemos mencionar que, si bien existe un correlato negativo sobre los precios de materias primas, un escenario de intensificación de las barreras de comercio bilateral con China podría tener efectos positivos sobre las exportaciones argentinas.

Por otro lado, el sector de Oil & Gas marcará la diferencia a la hora de medir la evolución de las exportaciones de los próximos años. Como fuimos mencionando, en el presente 2024 fue el primer año en el cual se observó un superávit comercial energético, que cerraría en torno a los USD 5000 M en el acumulado del año y se mantendrá durante 2025. Este resultado se observó producto de una mejora en las ventas externas de petróleo, pero también por una caída en las importaciones gas como consecuencia de las menores necesidades de abastecimiento con el exterior. Detrás de este fenómeno se encuentra la importante suba en la producción de petróleo y gas no convencional de Vaca Muerta, en conjunto a la realización de obras clave de infraestructura para la transportación -como el gasoducto NK-.

El resultado favorable en materia energética irá mejorando año a año: la proyección es que la balanza comercial energética pueda alcanzar los USD 30.000 M dentro de cinco años, lo cual se explicaría por exportaciones que podrían estar cerca de los USD 35.000 M, principalmente compuestas de petróleo. Además, existen otros sectores pujantes que también tienen espacio para crecer, como lo son los Servicios Basados en Conocimiento (SBC), el litio y biocombustibles. De todas formas, cabe mencionar que, si bien Argentina podría ir acoplándose al resto de los países de la región en el frente externo, la composición de la canasta exportadora -al menos en los próximos años- seguirá siendo principalmente compuesta por rubros primarios, imprimiendo cierta volatilidad como consecuencia de los vaivenes provenientes de shocks internacionales.

Octubre con un crecimiento en las importaciones

El saldo comercial alcanzó USD 888 M en octubre, ubicándose como uno de los saldos más bajos del año. No obstante, el resultado acumuló un superávit de USD 15.995 M hasta el décimo mes del año, lo cual siguió representando niveles récord en la serie.

Más allá del superávit, la principal noticia del mes vino de la mano de las importaciones: las compras externas mostraron un nivel de USD 6.128 M en octubre, lo cual representó una suba de 4,9% i.a. y marcó la primera variación interanual positiva luego de 20 meses consecutivos de caídas. A su vez, las cantidades importadas alcanzaron su nivel más elevado desde septiembre del 2023 (+5% i.a.). De esta manera, las importaciones acumularon USD 50.199 M hasta octubre, una cifra -21,5% i.a. más baja al acumulado del mismo periodo del año anterior.

De cara a 2025, estimamos que producto de una cosecha promedio, la mejora en la balanza energética y ciertos sectores exportadores con dinamismo (como el minero), se podría mantener el superávit comercial, aunque en menor magnitud que en 2024. La reducción del saldo se explicaría por una recuperación más pronunciada de las importaciones, en línea al crecimiento de la actividad económica y la flexibilización de las restricciones a importar. Ahora bien, un punto no menor es que el sostenimiento del superávit comercial devengado podría no traducirse en un superávit de Cuenta Corriente cambiaria para el BCRA, dado que el esquema del dólar blend envía un 20% de las exportaciones al CCL.

El saldo comercial alcanzó USD 888 M en octubre, ubicándose como uno de los saldos más bajos del año. No obstante, el resultado acumuló un superávit de USD 15.995 M hasta el décimo mes del año, lo cual siguió representando niveles récord en la serie.

Más allá del superávit, la principal noticia del mes vino de la mano de las importaciones: las compras externas mostraron un nivel de USD 6.128 M en octubre, lo cual representó una suba de 4,9% i.a. y marcó la primera variación interanual positiva luego de 20 meses consecutivos de caídas. A su vez, las cantidades importadas alcanzaron su nivel más elevado desde septiembre del 2023 (+5% i.a.). De esta manera, las importaciones acumularon USD 50.199 M hasta octubre, una cifra -21,5% i.a. más baja al acumulado del mismo periodo del año anterior.

El marcado incremento reciente de las importaciones se explica por diversos factores. Por un lado, la evolución de las importaciones suele moverse en línea a la recuperación de la actividad económica, donde se pudo observar que en octubre buena parte de los indicadores adelantados de economía real mostraron cifras positivas (ventas minoristas, producción de autos, patentamientos, consumo masivo, entre otros). En este sentido, resulta lógico que luego de un periodo de caída en la actividad, las importaciones sean una de las variables que primero comienzan a recuperar.

Por otro lado, la flexibilización de los plazos para el pago de importaciones (de 60 a 30 días) también fue un factor que jugo a favor de las compras externas, en conjunto a una reducción de los aranceles de determinados bienes.

Sin embargo, el factor más relevante pareciera provenir de la reducción de la alícuota del Impuesto PAÍS: en septiembre se llevó a cabo la disminución del impuesto, lo cual trajo el incentivo de concretar las importaciones una vez reducida la alícuota (sumado a la apreciación real acumulada). Su impacto se puede visualizar con el dato de importaciones desestacionalizadas: en septiembre (primer mes sin alícuota) las compras externas treparon 27% mensual, mientras que en octubre mostraron una leve caída de -1,5% desestacionalizado (exhibiendo que la recuperación de magnitud más fuerte ya ocurrió apenas impactó la reducción del impuesto).

Al interior de las importaciones, la suba interanual se explicó por prácticamente todos los rubros. Por un lado, Vehículos automotores de pasajeros mostraron una suba de USD 322 M (+49,3% i.a.). Además, los Bienes de consumo fueron USD 803 M (+13,1% i.a.), mientras que los Bienes intermedios treparon 8,4% i.a. (USD 2.250 M). Por último, los Bienes de capital mostraron una mejora de 16,1% i.a. (USD 1.117 M) y las Piezas y accesorios para bienes de capital subieron USD 1.409 M (y 3,5% i.a.). A contramano, el Resto de las importaciones fue el rubro con caída interanual (USD 29 M, -32,7% i.a.). Exceptuando este último rubro, todas las categorías mostraron subas tanto de cantidades como de precios, siendo el primer factor el más relevante.

Por otro lado, las exportaciones fueron USD 7.016 M en el mes (+30,0% i.a.), acumulando USD 66.154 M hasta octubre (+16,9% i.a.). Al igual que en los meses anteriores, los precios jugaron levemente en contra (-0,7% i.a), pero el efecto fue más que compensado por un repunte en las cantidades (+31,0% i.a. en el mes).

Todos los grandes rubros de las ventas externas tuvieron subas interanuales en el mes. El rubro con el crecimiento más grande fue Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) con una suba de 69,7% i.a. (USD 2.867 M). Por su parte, le siguió Manufacturas de Origen Industrial (MOI) con un saldo de USD 2.172 M (+22,4% i.a.). Por último, los Productos Primarios (PP) subieron 1,8% i.a. con un saldo de USD 1.159 M, donde primo el efecto de las cantidades (+5,7% i.a. en contraste a una caída en los precios de -3,6% i.a.).

Nuevo superávit comercial energético

La balanza comercial energética tuvo un nuevo superávit en octubre: las exportaciones fueron USD 817 M, mientras que las importaciones fueron de USD 199 M. De esta manera, el saldo comercial fue de USD 618 M en el mes, el más elevado desde abril. En tal sentido, el saldo comercial acumuló USD 4.467 M hasta el décimo mes del año: las exportaciones treparon a USD 7.901 M, mientras que las importaciones fueron de USD 3.434 M. 

 ¿Qué esperamos para lo que resta del año?

Para los últimos dos meses del año, estimamos que se mantendrá el superávit comercial, aunque será de menor magnitud que las cifras observadas durante el resto del año.

Los factores que incentivan a las importaciones seguirán presentes (apreciación del tipo de cambio real, leve recuperación de la actividad económica y reducción del Impuesto PAÍS), aunque este último factor podría traer el incentivo de postergar compras externas durante el mes de diciembre (al igual que en el mes de agosto) dada la expectativa de la eliminación total de la alícuota a partir de 2025. Respecto a las exportaciones, el efecto cantidades es el que seguirá generando un buen desempeño de las ventas externas en el cierre del año.

Con todo, estimamos que el superávit comercial ronde los USD 18.000 M en el año. Esto sigue siendo clave para la estrategia del Gobierno, donde las compras de divisas se utilizaron en una primera instancia para acumular reservas y luego en intervención en la brecha cambiaria para disipar expectativas de devaluación y contener a los dólares paralelos.

De cara a 2025, estimamos que producto de una cosecha promedio, la mejora en la balanza energética y ciertos sectores exportadores con dinamismo (como el minero), se podría mantener el superávit comercial devengado, aunque en menor magnitud que en 2024. La reducción del saldo se explicaría por una recuperación más pronunciada de las importaciones, en línea al crecimiento de la actividad económica y la flexibilización de las restricciones a importar.

Ahora bien, un punto no menor es que el sostenimiento del superávit comercial devengado podría no traducirse en un superávit de Cuenta Corriente cambiaria para el BCRA, dado que el esquema del dólar blend envía un 20% de las exportaciones al CCL. Por tal motivo, habrá que estar atentos a las novedades con respecto a dicho factor: una eliminación o reducción del dólar blend pondría en riesgo la estabilidad de la brecha cambiaria, pero dotaría de mayor oferta al MULC y le permitiría al BCRA recuperar Reservas (factor clave a la hora de evaluar un desarme del CEPO).