La economía argentina inició el 2019 con una contracción en el nivel de actividad de 5,8% i.a. en el primer trimestre, aunque en la comparación desestacionalizada se observó un estancamiento (-0,2% frente al último cuarto de 2018), lo que indicaría que la recesión habría llegado a un piso. En esta línea, la mayor parte de los principales sectores aún se encuentran envueltos en una dinámica marcadamente contractiva en la comparación interanual y sólo algunos pocos muestran una recuperación o expansión. Dentro de este último grupo, particularmente el sector agropecuario es quien ayuda mayoritariamente a frenar la recesión. De hecho, sin contar la dinámica de este sector, el PBI hubiese caído 6,5% i.a. en el primer cuarto del año.
Sectores en contracción
Con algunas pocas excepciones, el grueso de los principales sectores se ubica en esta categoría y corresponde en su mayor parte a sectores destinados al mercado interno que se vieron afectados por la recesión (industria química, comunicaciones, transporte, construcción, industria alimenticia), el elevado costo de financiamiento y la fuerte pérdida de poder adquisitivo de los salarios (comercio, intermediación financiera, electricidad, agua y gas). En este caso, no prevemos una recuperación en 2019 debido a la debilidad del mercado laboral y salarios que promediarían una nueva caída en el agregado del año.
Sectores entrando en recesión
Sectores como la actividad inmobiliaria y la salud privada comenzaron a sentir los efectos de la crisis un poco más tarde que el promedio de la economía por lo que aún muestran un magro crecimiento en el acumulado de los últimos cuatro trimestres. De todas formas, en los primeros tres meses del año ya se ubicaron en terreno negativo como consecuencia de la caída de poder de compra (tanto en pesos como en dólares) y a medida que transcurran los meses consolidarían su contracción.
Sectores en recuperación
En este caso se destaca únicamente la agricultura que, gracias al excelente desempeño de la nueva campaña, pudo sobreponerse a la sequía sufrida en 2018 y reflotar su nivel de actividad. Este se vio además traccionado por las exportaciones gracias a una mayor competitividad cambiaria (a pesar de los nuevos derechos de exportación vigentes desde septiembre de 2018) y a mayores saldos exportables como consecuencia de la recesión en el mercado interno. En este sentido, las exportaciones de cereales mostraron un avance de 11% i.a. en el primer trimestre y, en el caso de las oleaginosas, el incremento fue de 39% i.a.
Sectores en expansión
Por último, son pocos los sectores que se encuentran en terreno positivo. Por un lado, la enseñanza pública como consecuencia del aumento poblacional y, probablemente, de la sustitución de educación privada por pública en un contexto de fuerte pérdida de poder adquisitivo. Por otra parte, la extracción de petróleo y gas consolida la expansión que mostró en 2018, con un nivel de producción total que es traccionado por los no convencionales en un marco de reducción de costos en dólares y primeros envíos al exterior tras las autorizaciones aprobadas el año pasado.