Economía:
Después de un año de “silencio estadístico”, la entidad autorizada publicó las cifras de actividad y gasto al segundo trimestre de 2021. En cuanto a producción, confirman la recuperación parcial de la economía puesto que el crecimiento se ha desacelerado y no es suficiente para llegar a niveles previos a la pandemia. De esa forma, se confirman las proyecciones de crecimiento para este y el siguiente año. La sorpresa vino por el lado del gasto, puesto que el consumo cayó casi en una magnitud similar a la del PIB, reflejando las restricciones de liquidez que habrían tenido los hogares bolivianos durante la pandemia. Estas condiciones continuarían vigentes puesto que los salarios en el área urbana son más de 15% más bajos en promedio que antes de la pandemia. Igualmente, se reveló que la caída de la inversión fija fue 26%, explicada tanto por las limitaciones de la pandemia, la contracción de la inversión pública en el gobierno transitorio y los efectos de la incertidumbre en el sector privado.
Política:
La polarización se ha acentuado en Bolivia. El principal punto de discusión es el proyecto de ley contra ganancias ilegítimas, que está actualmente en discusión legislativa. Se trata de una norma que otorga atribuciones excesivas de fiscalización al poder ejecutivo, además de criterios arbitrarios. Eso ha generado la molestia de varios sectores de la población, principalmente comités cívicos y empresarios de varios sectores, que paralizaron el país el pasado 11 de octubre. A su vez, partidarios del gobierno se ha manifestado apoyando al presidente Arce y sus medidas, incluyendo la defensa de
símbolos relacionados a la visión cultural del gobierno. Esta situación se ha hecho más delicada porque existen dos grupos de productores de coca de la región noroeste del país que han estado peleando entre si el control de uno de los dos mercados oficiales de este estimulante. En síntesis, los problemas políticos se han agudizado y siguen perjudicando las posibilidades de una recuperación económica más rápida.