Actividad

Otra vez pasaron cosas

¿Qué pasó con la actividad en julio?

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) exhibió un incremento de 0,6% i.a. julio y encadenó el tercer mes consecutivo en terreno positivo. Considerando además que la medición desestacionalizada reflejó un incremento de 1,2% mensual, la economía se encontraba en su punto más alto del año iniciado el tercer trimestre. Sin embargo, más allá de esta mejora, acumuló una contracción de 2,1% i.a. en los primeros siete meses del año y las perspectivas para los próximos meses no son alentadoras.

¿Qué factores explicaron el crecimiento?

Durante julio 7 de 15 ramas de actividad exhibieron un avance. Sin embargo, apenas dos aportaron un crecimiento significativo al agregado. En primer lugar, el sector Agropecuario creció 20% i.a. gracias a que todavía se observa el efecto de la cosecha récord de este año respecto a la sequía de 2018, la cual genera una baja base de comparación. Por otro lado, Explotación de Minas y Canteras trepó casi 3% i.a. de la mano del desarrollo de los hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta.

También se debe destacar la recuperación de Hoteles y Restaurantes (+1,9%), el cual se explica por un mayor turismo en el país –tanto de residentes como de extranjeros-, fenómeno directamente relacionado al mayor tipo de cambio real alcanzado tras la depreciación del Peso en 2018. De hecho, el último mes de crecimiento del sector había sido en mayo del año pasado (corrigieron a la baja el dato de junio de este año), antes de que la inestabilidad cambiaria reinara en la economía argentina.

Por otro lado, los dos sectores más importantes exhibieron un significativo recorte en la dinámica negativa que venían mostrando. Es el caso de la Industria y del Comercio. En el primer caso, la contracción fue de 2% i.a., mientras que el retroceso de la actividad comercial fue de “apenas” 1,3% i.a., resultando en ambos casos la menor caída-en términos interanuales- de los últimos 14 meses. Esta dinámica se vincula a una mayor actividad fabril en ramas ligadas al agro y a la continuidad de la desaceleración de la inflación que se dio hasta julio y que permitió en el margen una leve mejora del poder adquisitivo. En este sentido, un contexto relativamente más estable promovió algunos gastos de mayor plazo, que se reforzó con la extensión de los créditos ANSES y el programa Ahora 12.

 

¿Qué esperamos para lo que resta del año?

Lamentablemente, esta dinámica se vio interrumpida tras el resultado de las PASO. La consecuente volatilidad cambiaria llevó a la inflación a la zona del 4% mensual (acumulará alrededor de 10% entre agosto y septiembre) y volvió a erosionar el poder adquisitivo de las familias. Asimismo, la alta inestabilidad nominal y creciente incertidumbre política, paralizan muchas de las transacciones, con su impacto negativo en la actividad comercial e industrial. De esta forma, es esperable que dichos sectores vuelvan a acelerar sus caídas.

A pesar de que se anunció un paquete de medidas tendientes a reducir el impacto de la aceleración de la inflación sobre el consumo de las familias, el mismo tendrá un impacto acotado. La quita del IVA a algunos alimentos aliviará el costo de llenar el changuito, mientras que la suba del mínimo no imponible permitirá una mayor dolarización de la clase media-alta. Por su parte, el bono de ARS 5000 a trabajadores privados en octubre, si bien alcanzará a unos 6 millones de trabajadores, tendrá cierta flexibilidad en la forma de pago debido a la situación de las empresas -especialmente PyMes-, por lo que cumplirá un rol paliativo ante la caída del salario real. De todos modos, tal como ocurrió el año pasado, servirá para evitar una reapertura de paritarias inmediata y llegar a diciembre/enero, cuando efectivamente tengan lugar las cláusulas de renegociación.

De este modo, la economía carecerá de elementos para crecer en lo que resta del año. El impulso del Agro luego de un año de sequía se ira diluyendo en los próximos meses, a la vez que la mayor producción de Vaca Muerta no será determinante en el corto plazo. Adicionalmente, si bien el turismo podrá continuar su expansión, su impacto en la actividad es muy limitado. En consecuencia, la economía se contraerá en torno al 2,7% i.a. en 2019, dejando un importante arrastre negativo para el 2020.

 



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