Sin lugar a dudas el inicio del ciclo de Javier Milei ha estado marcado por un decisionismo extremo. El flamante presidente ha puesto a consideración del resto de los actores una catarata de decisiones, en múltiples ámbitos y utilizando diferentes herramientas decisionales que han provocado una discusión, no solo sobre el contenido de las decisiones, sino sobre si las formas son legítimas y legales para la adopción de tales decisiones. En ese sentido, también aquí observamos una opinión pública dividida entre el acuerdo o el desacuerdo, tanto con el contenido como con las formas. En relación al contenido, y lógicamente teniendo que forzar una única percepción singular sobre una realidad muy compleja y variada de temas, se observa una ligera mayoría (47,2%) que se muestra más en desacuerdo que de acuerdo con el contenido general del DNU y la Ley Ómnibus. Y curiosamente se observa un tercio que está en desacuerdo con todo y casi un cuarto que está de acuerdo con todo. Es decir, más del 50% de los consultados adopta las posiciones extremas.
Naturalmente, a la hora de verlo según la orientación del voto en el balotaje 2023, se observa una gran mayoría de acuerdo entre votantes de Milei y una gran mayoría en desacuerdo entre votantes de Massa, lo que ayuda a explicar la polarización de posiciones que observamos en este comienzo de la era Milei.
Por otra parte, y ya en relación a las formas de las decisiones, la utilización de un único DNU para tomar una gran diversidad de decisiones, lo que le impide al Congreso de analizarlas una por una sino que lo somete a la situación de tener que aprobar o rechazar todas juntas, es valorado negativamente por un 53,4%, que se manifestó en desacuerdo con esa metodología. Solo el 40,6% se manifestó total o bastante de acuerdo con que Milei adopte decisiones de esa forma. De hecho, casi un 20% de los propios votantes de Milei en el balotaje, manifestaron desacuerdo con esa metodología.
Finalmente, y en relación a si el hecho de que Milei haya ganado la elección en el balotaje sacando un 55,7% lo autoriza a decidir sin buscar acuerdos con el resto de los actores políticos, un 48,2% se inclina por estar más de acuerdo con que Milei debe acordar todo o casi todo con el resto de los actores políticos.
Curioso que entre los propios votantes de Javier Milei no pareciera haber convencimiento mayoritario de que el presidente debe decidir todo o casi todo solo. Lo que marca que el camino del diálogo y la búsqueda de los acuerdos pareciera ser el reclamado por la mayoría, aún en este contexto de crisis.
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