Uno de los aspectos más relevantes a observar del proceso electoral 2023 en argentina es si esta elección logrará desempatar un sistema político que ciertamente se muestra bloqueado por la paridad de fuerzas entre las dos principales coaliciones. El Senado es uno de esos lugares institucionales de toma de decisión que muestra donde se ve reflejada esa paridad, y que se logra sortear porque el oficialismo (35 senadores) cuenta con el apoyo circunstancial de senadores de fuerzas provinciales que logran desempatar el asunto. Lo cierto es que el Senado renovará un tercio de sus bancas este año, pero de un análisis de los escenarios en las 8 provincias donde se renovarán bancas, surge que no será fácil que la elección 2023 logre desempatar el asunto y entregarle a alguna fuerza el quórum para tener la llave de funcionamiento de la cámara alta.
Las dos principales fuerzas políticas ponen en juego 11 bancas cada una, mientras que hay dos bancas pertenecientes a legisladores de fuerzas provinciales que también se ponen bajo disputa. Esas 24 bancas muy probablemente se repartan en casi su totalidad entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, con la posibilidad de que el Frente Renovador de Misiones (fuerza provincial que se ha mantenido aliada del oficialismo pero que ante un cambio de gobierno podría mostrarse dispuesta a negociar leyes a cambio de beneficios), se lleve las dos bancas por la mayoría en su provincia, donde se encamina a retener el poder.
Hay algunas bancas que permanecen bajo disputa, porque no está claro quién se impondrá finalmente en la elección en octubre en esas provincias. Hoy proyectamos que las dos principales fuerzas tendrían 9 bancas aseguradas, y se disputan otras 4 bancas. Dependiendo del resultado de esa disputa, es que quedará configurada la relación de fuerza en la cámara, por lo menos en los términos que hoy están organizados.
El Frente de Todos tiene una ventaja, ya que pone las mismas 11 bancas en juego que Juntos por el Cambio, pero tiene 2 bancas más. Ello le ofrece mejores chances para lograr alcanzar el quórum. Juntos por el Cambio debería lograr 15 de las 24 bancas bajo disputa para alcanzar el número mágico: 37 bancas para el quórum. Ello significa que necesitaría ganar en 7 de las 8 provincias donde se ponen bancas de senadores en juego.
La importancia de los realineamientos posteriores a la elección
Pero la configuración final de poder en el Senado no se terminará de producir sino hacia comienzos de 2024 cuando, sabido quien detenta el poder, los senadores provinciales evalúen su mejor estrategia para aprovechar la necesidad del oficialismo emergente de sancionar leyes. Aun siendo que el Frente de Todos y Juntos por el Cambio pudieran no alcanzar el quórum, de mantenerse a menos de 4 bancas de ese objetivo, posiblemente haya senadores de fuerzas provinciales dispuestos a negociar la sanción de leyes.
De hecho, Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) y Alejandra Vigo (Hacemos por Córdoba) seguirán en sus bancas y junto a las dos bancas que pudieran ganar el Frente Renovador de Misiones, habría 4 votos con predisposición de negociar la sanción de leyes con el oficialismo que salga elegido.
De modo que, si bien ninguna de las dos principales fuerzas tendría quórum, ello no impediría que el Senado funcione, como lo está haciendo ahora, donde el oficialismo no tiene demasiados inconvenientes para sacar leyes de ese recinto. El problema hoy para el oficialismo ocurre en Diputados, donde sí hay inconvenientes para construir la mayoría necesaria para sacar leyes, ya que entre los bloques minoritarios el oficialismo no logra juntar los votos necesarios para aprobar las iniciativas.
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