Si algo queda claro cuando uno mira la posibilidad que Sergio Massa sea el candidato del oficialismo en la elección presidencial, es que para el ministro de economía, esa condición hoy depende más que nada de la evolución de la inflación. Al punto que uno podría llegar a decir que el IPC para Massa es el “Índice de Probabilidad de Candidatura”: si el IPC (precios) baja el IPC (candidatura) sube.
Pero en relación a la posibilidad de que Massa sea el candidato presidencial del Frente de Todos, estas últimas semanas ocurrió algo ligeramente distinto a lo que venía sucediendo desde que había asumido en la cartera económica: le comunicó a varios interlocutores (varios gobernadores entre ellos), que no sería candidato. Casi como si quisiera enfatizar ese mensaje en este momento. ¿Por qué?
Quizá la respuesta está en el IPC (precios), no solo en el que viene sucediendo sino en el que sucederá en los próximos meses que ha desinflado un poco la posibilidad de que suba el IPC (candidatura). En un intento de domar las expectativas, Sergio Massa había prometido que en abril la inflación comenzaría con un 3. Dándole el mayor margen posible a su pronóstico, el peor escenario posible para ello sería una inflación de 3,9% en el cuarto mes del año. Sin embargo, ese pronóstico parece cada vez más difícil de cumplir:
o En diciembre, el IPC mostró una ligera aceleración en relación al dato de noviembre, y los pronósticos de enero parecen anticipar que el primer mes del año electoral mostrará esa misma dinámica (el IPC GBA Ecolatina registró una inflación del 6,4% en enero).
o El Registro de Expectativas del Mercado (REM), que elabora el Banco Central, proyectó en enero para abril una mediana de pronósticos de 5,8% para el dato de inflación de ese mes. Casi 2 puntos por encima del pronóstico más pesimista de Massa (3,9%).
Si ese pronóstico se incumple (ese fue el brete en el que se metió Massa), será difícil, no solo que el oficialismo recupere competitividad electoral de manera consistente, sino que Massa pueda generar la expectativa ante la gente de que pueda tener éxito en el futuro en resolver lo que es la principal preocupación ciudadana.
Es por ello que el pequeño retroceso en la desinflación que se está verificando en los registros del IPC (precios) pueden estar desinflando los registros del IPC (candidatura). Sobre todo porque si la desinflación de precios no ocurre, será difícil que ocurra la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, la llave para impulsar el consumo y la percepción de mejora de la situación económica de la gente.
Los salarios sufrieron el segundo semestre del 2022. El RIPTE, es decir la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino que informa el Ministerio de Trabajo, observó durante todo el segundo semestre del 2022 un retroceso en términos reales, en relación a la velocidad de los precios. Recién en diciembre se dio una recuperación que no llegó a compensar la pérdida del semestre.
De modo que será difícil que los salarios se recuperen si no se verifica una desinflación de los precios. Y si ello no ocurre, será difícil ver al oficialismo recuperando competitividad electoral para la pelea 2023.
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