Política

La dispersión del voto oficialista frente a la ausencia de CFK como candidata

El oficialismo enfrenta dos problemas centrales de cara a la elección presidencial. El primero es la falta de definición respecto de quién será su candidato. Hay aspirantes (Alberto Fernández, Daniel Scioli) pero ninguno de ellos tiene el consenso de la coalición, son aspirantes que se ofrecen no que se desean. Y esta falta de definición está asociada al segundo problema que enfrenta el oficialismo, que es no se saber para qué es la candidatura: si para pelear la elección, para perderla honrosamente o para perderla escandalosamente. 

Esa información la proveerá la economía y aún no se dispone de ella por la gran incertidumbre que hay respecto de lo que pueda ocurrir en los próximos meses en materia de inflación, dólar, reservas, etc. Y es una información clave para terminar definir el sistema de incentivos de los actores: si no se sabe qué chances se tiene, no se sabe qué se está arriesgando, y esto inhibe aún las aspiraciones de los que pueden ser candidatos y sí tiene capital político por arriesgar (Cristina Kirchner o Sergio Massa por poner un ejemplo). 

Está claro que quién más apoyo propio junta es Cristina Kirchner, pero es paradójicamente la peor opción para sumar apoyos ajenos, nuevos votantes. Su competitividad limitada es lo que nos viene llevando a pensar que ella no será candidata (tiene mucho por perder al afrontar una derrota). El tema es que si ella se baja, los apoyos de ella se dispersan entre varios candidatos, incluso el propio Alberto Fernández.

De la dispersión surgen dos datos interesantes:  1) es cierto que Axel Kicillof es el candidato que mejor recoge los apoyos que deja sueltos la ausencia de Cristina Kirchner candidata, pero a la vez no es una recolección mayoritaria de esos apoyos, apenas un poco más de un tercio de ellos, lo que marca que hay cierta dispersión de esos apoyos, más allá de las figuras identificadas con su liderazgo; y 2) algo que tiene que ver con lo anterior, no hay una predisposición mayoritaria de responder orgánicamente a lo que Cristina Kirchner pida hacer en materia de orientación del voto, casi el 50% de sus votantes responde que si ella pide votar por tal o cual candidato lo harían, pero dependiendo de qué candidato se trate. 

Esto segundo se vuelve central para entender que en el oficialismo también hay un desafío de agregación de votos. No será fácil juntar todos los apoyos detrás de un candidato, aun siendo este un candidato de consenso. Por ello, a pesar de que no sea la estrategia deseada por el kirchnerismo, la idea de unas PASO pareciera ser la más conveniente para este caso. Sobre todo con el mal antecedente de Alberto Fernández siendo elegido por Cristina en 2019 y cuyos resultados no fueron los deseados por los votantes del Frente de Todos. 

Pero, así como sostenemos que, considerando estas circunstancias, las PASO parecen una opción conveniente para el oficialismo, también reforzamos la percepción de que no hay consenso en el oficialismo de abrir la discusión a unas PASO. El peronismo nunca utilizó las PASO para seleccionar su oferta presidencial, y pareciera que nos encaminamos a ratificar los antecedentes en este 2023. Solo falta:  1) convencer a Alberto Fernández que decline su candidatura, 2) terminar de saber qué condiciones económicas habrá para advertir si va a haber riesgo de una catástrofe electoral, y 3) finalmente terminar de ponerse de acuerdo en quién puede garantizar la mejor performance,  aun siendo que el escenario para el oficialismo se presenta muy adverso.

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