Empleo e Ingresos

La construcción con la mayor destrucción de empleo

Continúa el deterioro del empleo formal

En abril, primer mes de cuarentena plena, se perdieron 185 mil empleos registrados (una caída de 1,6% en relación al mes previo), alcanzando un récord desde el inicio de la serie en 2012. Si a este número le sumamos la dinámica de marzo (que también fue parcialmente afectado por el aislamiento) se obtiene que una pérdida superior a 270 mil, lo que equivale a una caída del 2,3% del total de los puestos de trabajo formales.

A excepción de los asalariados públicos, cuyo nivel de empleo se mantuvo estable en abril (-0,1% respecto a marzo), el resto de las modalidades de contratación exhibieron significativas caídas. Si agrupamos a los trabajadores independientes (monotributistas, autónomos) y asalariados de casas particulares se observó una contracción de 2% en relación al mes previo, mientras que los asalariados privados, tipicamente asociados al empleo de calidad, mostraron un retroceso de -2,2% (casi 130 mil puestos de trabajo). Esto implica que 7 de cada 10 puestos de trabajo que se perdieron en abril se correspondieron a empleos de calidad.

Los sectores con más restricciones con las mayores caídas

De todos modos, cabe destacar que la dinámica no fue homogénea hacia dentro de este último sector. Como era de esperar, aquellas ramas productivas mas afectadas por las restricciones a la circulación -y mas presentes en los centros urbanos- fueron las que exhibieron el mayor deterioro: el empleo formal en la construcción cayó 11,1% (15,1% si incluimos a marzo) y en hoteles y restaurantes cayó 7,7% (9,2% al contabilizar desde el inicio de la cuarentena). Así, la mitad de los asalariados privados que perdieron su empleo estaban trabajando en estos sectores.

Las dificultades que tuvo el gobierno en las primeras semanas de la cuarentena para asistir a las empresas más perjudicadas por el aislamiento social puede haber sido un factor que haya acelerado la pérdida de empleo en estos sectores.

Por su parte, el comercio y la industria, los sectores que ocupan mas personas, apenas mostraron un retroceso de 1,1% en abril. Vale decir que todavía no se posee información más desagregada hacia dentro de estas ramas, pero es de esperar que los sectores productivos menos esenciales hayan sido los más perjudicados.

La destrucción de empleo y la post-pandemia

Asumiendo que el empleo público pasará la crisis sin mayores sobresaltos y que los trabajadores independientes podrán sufrir un recorte en sus ingresos pero podrían retomar sus actividades en la medida que las restricciones se vayan relajando -como está ocurriendo en gran parte del país-, la dinámica del empleo formal dependerá de lo que suceda con los asalariados privados, que explica más de la mitad de los anteriores.

En este sentido, las relaciones laborales que cesaron entre marzo y abril podrían ser solo la punta del iceberg. En mayo el 17% de las empresas de los aglomerados urbanos aplicaron suspensiones (+3 p.p. que en abril, según informa la Encuesta de Indicadores Laborales) siendo que aún para entonces la cuarentena se extendía cada dos semanas, fomentando una expectativa de paulatino relajamiento.

Luego, la extensión por tres semanas en junio implicó reconocer que por casi un mes muchas actividades continuarían prohibidas, especialmente en los grandes centros urbanos, a lo que se le sumó en julio la vuelta atrás de la cuarentena en AMBA. Si bien la situación sanitaria en el interior del país puede permitir que las autoridades den luz verde a más actividades, el pesimismo viene porque la región metropolitana de la capital del país explica alrededor de un 40% del empleo formal.

En consecuencia, no hay muchos indicios que sugieran un freno en la destrucción de empleo asalariado privado, especialmente si la ayuda del gobierno a través del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) comienza a limitarse. Así, incluso con un decreto que prohíbe los despidos, puede haber destrucción de empleo. Esta paradoja se explica por el eventual el cierre de empresas, y si bien el éxito en el control de la pandemia es una condición necesaria para la recuperación económica, el daño en en aparato productivo limitará el rebote y tendremos otra primavera sin brotes verdes.



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