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Inflación USA: se consolida la desaceleración

La inflación en USA cerró 2022 con la variación mensual más baja del año. El IPC retrocedió 0,1% i.m., colocándose levemente por debajo de las previsiones del mercado (+0%) y marcando el primer retroceso mensual desde mayo de 2020. Por su parte, la inflación interanual se ubicó en 6,5%, retrocediendo 2,6 p.p. respecto al pico histórico del mes de junio, momento en el cual se alcanzaron los niveles más elevados desde la década de los 80’.

Por su parte, el IPC núcleo (excluyendo energía y alimentos) registró la variación interanual más baja desde diciembre del año pasado. En el último mes de 2022 avanzó 0,3% i.m. y finalizó en torno al 5,7%  i.a., hilvanando el tercer mes de desaceleración consecutiva en su comparación respecto al año previo. En cuanto a los Servicios (excluyendo servicios de energía), como anticipaba la Reserva Federal (FED) continuaron creciendo respecto al mes previo y se colocaron en un 7% i.a.

Por otro lado, el mercado laboral sostuvo su robustez durante diciembre, a tono con la dinámica previa. En el mes se generaron 223.000 mil nuevos puestos de trabajo (no-agrícolas), lo que redundó en una tasa de desempleo que cayó al 3,5%, en línea con el promedio de los primeros once meses del año. No obstante, el ritmo mensual de mejora fue el menor del año, evidenciando una desaceleración en los meses recientes. Asimismo, los ingresos medios por hora crecieron a un ritmo menor que el mes previo, siendo diciembre el mes de menor variación interanual (+4,6%) y, a su vez, la demanda de trabajo (nuevas vacantes) retrocedió nuevamente (-0,5% i.m.).

Como resultado, la economía norteamericana se encuentra transitando un soft landing, como deseaba la FED. El enfriamiento del mercado laboral se conjuga con una demanda que aún tracciona, pero bajo señales contradictorias: si bien los ahorros personales respecto al ingreso están en mínimos históricos y presentan signos de agotamiento, la desaceleración de la inflación derivó en una recuperación de los salarios reales, que sólo durante el último bimestre crecieron en promedio un 0,3%.

¿Qué esperamos para 2023?

La combinación de desaceleración inflacionaria y menor dinamismo del mercado laboral podrían derivar en una nueva reducción en la suba de la tasa por parte de la FED. El año pasado estuvo signado por una sobreactuación de la FED en respuesta a la demora con la que comenzó a ajustar las tasas frente a una inflación considerada inicialmente como un fenómeno transitorio. En este marco en el que puso en juego su credibilidad, se concretaron cuatro ruedas de aumentos de 75 p.b., que significaron la suba más acelerada de la historia, tanto en magnitud (425 p.b.), como en velocidad (durante un único año). Partiendo de una tasa (Fed Funds Rate) que cerró 2022 en torno al 4,5%, se espera una nueva ralentización en el ritmo de suba a lo largo de los próximos meses.

De hecho, desde la última reunión del FOMC (comité que nuclea a los principales miembros de la FED, encargados de definir la política monetaria) y, en particular, desde que se conocieron los resultados del mercado laboral, las expectativas de mercado descuentan un aumento de 25 p.b. para el anuncio que tendrá lugar a inicios de febrero (la mitad del avance de diciembre). Esto significa que, según las previsiones, las proyecciones de la FED de una tasa de referencia del orden del 5,1% para finales de 2023 serán alcanzadas bajo una trayectoria suavizada.

Para este año se espera que el descenso de la inflación siga su curso, pero su velocidad estará bajo la presión de factores tanto internos como externos. En el plano interno, como ocurrió durante el 2022, un mercado de trabajo resiliente es un riesgo latente para la persistencia inflacionaria, en particular en un 2023 que aún tendrá ajustes de precios que han quedado rezagados, como es el caso de los alquileres.

Respecto al plano internacional, destaca la existencia de dos peligros exógenos en el mercado de las commodities: 1) la persistente guerra entre Rusia y Ucrania y un posible recrudecimiento de esta; y 2) el factor China que, luego del fin de la política de Covid Cero, se espera comience a recuperar la actividad y retornará a los mercados internacionales, generando un posible shock de demanda, en particular de cara al segundo semestre del año.

Desde la óptica de Argentina, las buenas noticias tendrán que esperar a 2024. Según las proyecciones realizadas por la FED durante el próximo año comenzarían a descender las tasas de interés, lo que implicaría una mejora en las condiciones financieras para los mercados emergentes (como Brasil, principal socio comercial de nuestro país), mejores condiciones para una reactivación de la demanda, que le daría más aire a la actividad económica global y, por ende, al comercio mundial y un dólar más debilitado en relación al actual, lo cual ha estado asociado históricamente a un fortalecimiento en la cotización de las commodities.



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