Política

¿El tercero en discordia o el tercero en concordia?

Nos acercamos al inicio del proceso electoral y el escenario político sigue mostrando grandes rasgos de incertidumbre que caminan por dos importantes canales: el económico y el político.

Desde el punto de vista económico, el momento en el cual la actividad se reactive y el nivel de recuperación que experimente, no son datos menores, dado que ello podría apuntalar o no la performance del Gobierno en el proceso electoral. En este sentido, la crisis sigue haciendo mella en los indicadores del Gobierno y en enero de este año nuevamente las principales variables revirtieron su tendencia alcista de noviembre y diciembre de 2018: el Diferencial de Imagen cae -2,1 p.p., el de Expectativa sobre el Futuro del País cae -3,2 p.p., y el de Expectativa sobre el Futuro Personal cae -6,0 p.p. A tal punto que en enero se registra la menor intención de voto oficialista de los últimos 6 meses (30,8).

No obstante, el daño que la crisis económica está produciendo en las posibilidades electorales del Gobierno, se ve acotado por la interpretación, en buena parte del electorado (42,2%), de que la exclusiva o principal responsable de la situación económica actual es quien hoy se muestra como la alternativa electoral opositora más competitiva: Cristina Fernández de Kirchner.

El riesgo de la constitución de un centro competitivo o de la desaparición del centro

De cara a las elecciones, el Gobierno se mantiene firme en su estrategia: esperar la recuperación económica y trabajar para que CFK sea la candidata a vencer. En esta línea es que se decidió unificar la elección bonaerense con la elección nacional. Esto, por un lado, obligará a María Eugenia Vidal a tener una mejor performance en la búsqueda de su reelección y, por el otro, le garantiza a Macri mejores resultados por tenerla a Vidal compitiendo en la Provincia.

Al mismo tiempo, dicha decisión tiene un impacto significativo en la construcción de una oferta de centro. Con un escenario polarizado entre Macri y CFK en la provincia, mayor es la dificultad de ese espacio para hacer pie en el distrito más grande del país, lo que condiciona su competitividad nacional.

La forma que adopte una tercera oferta electoral es de vital importancia para el Gobierno: no debería ser lo suficientemente competitiva para romper la dinámica polarizante, ni debería languidecer de tal manera que genere incentivos para que estos dirigentes confluyan en alguna unidad con la oposición liderada por CFK. Y sobre ese riesgo camina el Gobierno.

El riesgo de un centro competitivo: la serie de reuniones que tuvo Roberto Lavagna durante enero alimentaron la posibilidad de su candidatura. Ello preocupó al Gobierno, porque Lavagna puede potenciar la constitución de una oferta de centro que haga peligrar el escenario polarizado.

El riesgo de un centro débil tentado de la unidad: la falta de competitividad de los candidatos del Peronismo Alternativo (Massa, Urtubey) podría tentarlos con la unidad. Un ejemplo es la oferta que el kirchnerismo le hizo a Massa para ir juntos en la Provincia de Buenos Aires.

En conclusión, sobre dichos dos riesgos caminará el Gobierno buscando el escenario polarizado que desea, pero con el voto opositor dividido. Un desafío quirúrgico que requerirá, además, una economía en recuperación.



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