Empleo e Ingresos

El mercado laboral compensó el menor ingreso real en los deciles más bajos

Heterogeneidades del salario real entre deciles de ingreso

La inflación nacional en 2021 alcanzó 50,9%, marcando una importante aceleración respecto al año previo y volviendo a los niveles de 2018 y 2019. Sin embargo, este es un indicador agregado: la inflación mostró disparidades tanto en términos de los distintos capítulos que componen el IPC (Restaurantes y Hoteles aumentó 65,4% mientras que Comunicación se incrementó 35,8%) como a nivel regional (en la Región Noreste alcanzó 49,7% pero en GBA se ubicó en 51,4%).

A su vez, también es posible hallar heterogeneidades en términos de la dinámica inflacionaria a lo largo de la pirámide de ingresos. En este sentido, la inflación de los sectores más vulnerables no es la misma que la de la clase media, que a su vez difiere de la población de mayor poder adquisitivo.

Por ejemplo, los sectores de menores recursos se ven más afectados por la dinámica de los precios de alimentos y bebidas que el resto de la sociedad, ya que destinan una mayor porción de su ingreso a satisfacer estos consumos básicos e indispensables. En cambio, las familias de los deciles más altos de la distribución del ingreso gastan más en artículos para el hogar, educación y esparcimiento, entre otros. Partiendo de estas diferencias, y utilizando la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) que publicó el INDEC para 2017-2018, efectuamos un acercamiento a la inflación de distintos sectores sociales -considerando no solo los niveles de ingresos, sino también las heterogeneidades regionales-

En 2021 observamos que la inflación en los deciles más bajos de la distribución del ingreso fue levemente menos a la de los deciles superiores. En nuestro ejercicio, para los cuatro deciles de ingresos más bajos la inflación se ubicó en torno a 50%, debido a que las subas en muchos servicios -principalmente educación, salud, entretenimiento y turismo-, que representan una menor porción del consumo de estos hogares, fueron superiores a los significativos incrementos en alimentos concentrados en los primeros meses del año. Por su parte, esto implicó -junto al avance de algunos bienes no esenciales- que la inflación alcance 52,5% para el decil 10.

De todos modos, analizar únicamente la dinámica de los precios resulta incompleto a la hora de pensar en la evolución del poder adquisitivo. En este sentido, a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y el Indice de Salarios de INDEC, construimos un indicador salarial en función de la estructura del empleo en cada decil de ingresos. El objetivo es tener en cuenta el hecho que la distribución de las distintas modalidades de empleo (asalariados formales, asalariados informales, cuentapropistas) no es uniforme a lo largo de la pirámide de ingresos, pudiendo generar distintas dinámicas a lo largo de los sectores sociales.

Así, hallamos que en diciembre 2021, el salario asociado a los hogares de mayores ingresos creció alrededor de 10 p.p. interanual por encima de aquellos vinculados a los de menores recursos. Esto se explica principalmente porque la preponderancia de trabajadores informales -cuyos salarios crecieron 40% en el año, 10 p.p. por debajo de la inflación- y cuentapropistas -para los cuales asumimos mejoras superiores a los informales, pero inferiores a los de trabajadores bajo paritarias- va disminuyendo conforme se incrementan los deciles de ingreso. Lo inverso ocurre con la relevancia de los trabajadores formales. El siguiente gráfico refleja también el deterioro del poder adquisitivo de la mayoría de los deciles de ingresos al cierre del año pasado.

Estos números empeoran si consideramos la variación promedio del año. En este caso, la pérdida real trepa a casi 5% en promedio para el estrato bajo – representado por los primeros cuatro deciles- y se ubica en la zona de -3% para los estratos más altos. En cualquier caso, se observa que incluso cuando la inflación perjudicó menos a los primeros, estos fueron quienes igualmente sufrieron el mayor golpe en el ingreso laboral real durante 2021.

El rol de la recuperación del mercado laboral

En la sección anterior vimos que los salarios informales y los ingresos de cuentapropistas -que se concentran en los deciles más bajos de la distribución del ingreso- sufrieron una pérdida real superior a la de los asalariados formales, que tienen mayor preponderancia en los deciles superiores. No obstante, cuando se analiza la dinámica real de los ingresos totales según la escala del ingreso per cápita familiar, se observa que la mayor recuperación real se evidenció en los deciles más bajos.

Esto se explica porque en la masa de ingresos provenientes de la ocupación en los hogares no sólo importan los “precios” (salarios) sino también las “cantidades” (puestos de trabajo). Y en este sentido, la fuerte recuperación de la tasa de ocupación -que estuvo mayormente explicada por los puestos asalariados informales y cuentapropistas perdidos durante la pandemia (casi el 40% de los trabajadores de los primeros cuatro deciles de ingreso trabaja por su cuenta)- es lo que explica este fenómeno. De hecho, en paralelo también se observó que la tasa de dependencia (cantidad de no perceptores por cada 100 perceptores) se redujo casi 10% i.a., contrastando con el fuerte deterioro sufrido por el empleo informal y cuentapropismo durante los meses más restrictivos de la cuarentena en 2020.

En este sentido, también cabe destacar que esta dinámica observada en los ingresos reales por decil se explica prácticamente en su totalidad por la evolución del mercado de trabajo. La performance de los ingresos no laborales (tales como asignaciones de todo tipo, jubilaciones y pensiones, diversos programas de estímulo al estudio o al trabajo), que son más relevantes en los presupuestos de los hogares de los deciles más bajos y fueron muy importantes en 2020,no tuvo una incidencia relevante. De hecho, si bien todavía restan publicarse los datos del último cuarto del año, la evidencia acumulada al tercer trimestre sugiere que crecieron nominalmente por debajo del 20% i.a. (frente a un incremento superior al 70% en el caso de la masa de ingresos laborales), muy lejos de ayudar a una recuperación del poder adquisitivo en cualquier parte de la escala de ingresos.

Perspectivas en el corto plazo

Las tendencias mencionadas se habrán sostenido durante el último trimestre del año pasado, pero resulta importante pensar las posibles trayectorias en el comienzo de 2022. En este sentido, la aceleración en los precios de los alimentos en enero -que posiblemente se extienda a febrero- podrían erosionar la “progresividad” de la inflación observada en los últimos meses, a lo que se le sumaría el impacto del posible incremento de tarifas, cuya segmentación podría incidir con mayor fuerza en la Región GBA.

En cualquier caso, quienes tienen mayores mecanismos para afrontar de mejor forma una eventual aceleración de la inflación son los trabajadores registrados, a través de las negociaciones paritarias. Esto favorecería comparativamente a los deciles de ingresos más altos -7 de cada 10 son empleados formales-, quienes podrán sostener el salario real, amplificando las diferencias del último año, exhibidas en la primera sección.

Entonces, cabe preguntarse si la recuperación de la ocupación -que estimamos que perderá fuerza en 2022- continuará alcanzando para compensar esta dinámica. Aquí, aparecen más sombras que luces, ya estimamos que el margen para absorber empleo es acotado, por lo que prevemos una continuidad en el aumento del cuentapropismo en los próximos meses. Asimismo, los ingresos no laborales también tendrán un techo: las jubilaciones sólo podrían revertir parte del deterioro acumulado si la inflación no se acelera significativamente, y en lo que respecta al resto de las transferencias del gobierno, por el sendero de consolidación fiscal trazado difícilmente pueda existir un impulso real significativo.

Para cerrar, resta mencionar que el arrastre favorable del salario real del año pasado permitirá que este indicador se mantenga positivo para una parte de la sociedad a comienzos de 2022 y que la continuidad de esta trayectoria dependerá del resultado de las paritarias.



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