Dos lecturas al mercado de trabajo
Durante el segundo trimestre de este año, la tasa de actividad alcanzó el 45,9% y la tasa de empleo 41,5% de la población total. En tanto, la tasa de desempleo fue de 9,6% de la Población Económicamente Activa (PEA), alcanzando a casi de 1,3 millones de personas en los 31 aglomerados urbanos donde se releva la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
De esta manera, frente a igual trimestre de 2020, cuando comenzaron las restricciones más severas ante la irrupción de la pandemia, la tasa de empleo aumentó 8,1 p.p. mientras que la tasa de desocupación cayó más de 2 p.p.
La caída en la tasa de empleo en el segundo trimestre de 2020 estuvo explicada prácticamente en su totalidad por la dinámica del empleo asalariado no registrado y los cuentapropistas. Esto se explica por una menor posibilidad de realizar teletrabajo, mayor dependencia de la circulación para trabajar o bien por contar con menores protecciones legales (por ejemplo, ausencia de la prohibición de despidos). Asimismo, estos segmentos fueron los que traccionaron la mencionada recuperación -en la comparación interanual- de la tasa de empleo con el relajamiento de las restricciones.
Cabe recordar también que en ese momento la brusca caída en la tasa de empleo no se tradujo en un salto equivalente en la tasa de desempleo ya que por las mismas restricciones a la circulación y por las medidas de fortalecimiento de ingresos de los hogares no todos aquellos que no pudieron trabajar buscaron empleo activamente. En el mismo sentido, por la recuperación de los niveles de ocupación, la tasa de desempleo retornó a los niveles previos. De esta forma, las principales tasas del mercado laboral muestran valores similares a los que tenían antes del impacto de la pandemia.
Por otro lado, en la comparación respecto al primer trimestre del año encontramos un estancamiento en el nivel de empleo (observando la tasa y también la cantidad de personas). Esto va en línea con lo que sucedió con la actividad económica, que cayó en términos desestacionalizados frente a los primeros tres meses del año.
Al igual que sucedió en 2020, los asalariados informales y los cuentapropistas fueron los más afectados (cayeron más de 2% en forma conjunta), pero, como también se observó un alza en la cantidad de asalariados formales (más de 2%) en la comparación respecto al primer trimestre, la tasa de empleo se mantuvo estable. Asimismo, siempre en comparación con los primeros tres meses del año, encontramos cambios en la composición al interior de los ocupados: incremento de la población subocupada y ocupada demandante de empleo, dinámica que se asoció a una reducción de los ocupados plenos.
Por otra parte, en el segundo trimestre se redujo la tasa de desempleo respecto a los primeros tres meses del año -cuando se ubicó en 10,2%-. Dado que la cantidad de ocupados prácticamente no varió, la caída en la desocupación se tradujo en una merma en la tasa de actividad, que en la comparación intertrimestral cayó 0,4 p.p. Si bien las restricciones que se implementaron por la segunda ola de Covid-19 podrían haber inducido este efecto, habrá que esperar los próximos meses para ver cómo reacciona el mercado de trabajo con la continuidad de la recuperación de la economía.
¿Qué esperamos para los próximos meses?
La salida de la pandemia encuentra un débil mercado laboral. La recuperación del empleo se asoció a modalidades de mayor precariedad, algo vinculado a la necesidad de incorporar ingresos que apuntalen o complementen el poder adquisitivo de las familias. Esto cobra relevancia si tenemos en cuenta que durante el segundo trimestre la inflación fue bastante mayor a lo esperado, especialmente en lo que refiere a alimentos.
Por otro lado, los datos del segundo trimestre también reflejan que, la merma de la desocupación podría deberse a la retirada del mercado de trabajo de un grupo de personas. Esperamos que vuelvan en tanto la actividad repunte en lo que resta del año y amplifiquen el crecimiento del empleo.