En un clima cada vez más electoral, donde los gremios han empezado a perfilar hacia dónde irán dirigidos sus apoyos en la contienda electoral, marzo nos dejó desde un relajamiento del apoyo de los sectores más oficialistas a la candidatura de Macri (la 62 liderada por Ramón Ayala -UATRE- enojada por el alejamiento de Triaca), hasta rupturas dentro del M.A.S.A. respecto de a qué candidato peronista apoyar (unos cenaron con Lavagna -Sasia y Caló-, otros anunciaron su apoyo a Urtubey -Viviani-).
La emergencia de Roberto Lavagna como candidato de un peronismo no kirchnerista, generó expectativa en el sector del sindicalismo más dialoguista
Con el apoyo de Barrionuevo y el interés de los denominados Gordos e Independientes, pareciera ir creciendo el consenso detrás de la candidatura del ex ministro de Economía en la escena sindical. Sin embargo, la cara más visible de la conducción de la CGT, Héctor Daer, integra la Mesa de Acción Política del PJ Nacional que sigue buscando la unidad opositora, con la ex presidente incluida dentro de las opciones electorales.
Por el lado del sector más combativo, las posturas están más alineadas detrás de la candidatura de Cristina Kirchner, y solo esperan lograr la mayor unidad posible del arco opositor. Moyano se ha transformado en el eje central del apoyo sindical a la ex presidenta y está buscando capitalizar esa apuesta para retomar los espacios de conducción sindical perdidos, ante un eventual triunfo de CFK.
Mientras tanto, el Gobierno busca PAX sindical: acuerdo en temas pendientes y paritarias flexibles
En este contexto, el Gobierno busca “comprar” la pax sindical con el sector dialoguista (fundamen-talmente con el sector del transporte) tratando de minimizar la conflictividad en medio del proceso electoral. Para ello, avanzó en un acuerdo que incluye varios temas pendientes de interés mutuo para el Gobierno y el sindicalismo (amparos judiciales contra obras sociales y blanqueo laboral), y otros temas de especial interés sindical (deudas del Estado para con las obras sociales sindicales).
Pero el Poder Ejecutivo no solo busca atenuar la conflictividad sindical por el lado de lograr acuerdos sobre temas pendientes, sino también por adoptar una postura más flexible frente al proceso paritario. Sin dudas la novedad que el sindicalismo está recibiendo de parte del Gobierno es cierta flexibilidad de cara al proceso paritario respecto de la pauta oficial inicialmente pensada en aumentos en torno al 23%. La creciente flexibilidad que está mostrando el Gobierno se explica por las dificultades electorales que le está produciendo la recesión económica persistente. En definitiva, hay en el Gobierno, producto de su mayor debilidad electoral, menos temor a la inflación futura y más interés por generar/impulsar cierta recuperación en el poder adquisitivo de los salarios de cara al desafío electoral.
Es cierto que esta serie de acuerdos alcanzados y la flexibilidad frente al proceso paritario no lograron que el Gobierno pueda impedir que la Comisión Directiva de la CGT se plegara a la marcha que los gremios industriales están convocando para el próximo 4 de abril, en defensa de la producción industrial y los puestos de trabajo. Una marcha que partirá desde Plaza Once pero que no llegará a Plaza de Mayo, sino hasta la 9 de Julio. Pero también es cierto que, en un contexto económico tan adverso, que el Gobierno logre que la CGT no convoque al quinto Paro Nacional es ciertamente un logro en términos de tratar de contener lo mayor posible la conflictividad sindical en un contexto cada vez más condicionado por las necesidades electorales.