La intención de voto de Juntos por el Cambio ha venido mostrando una caída sostenida desde mediados del año pasado. Hoy corresponde ubicarla más cerca del 30% que del 40% como hace 9 meses atrás. Esa caída tiene posiblemente una explicación sobresaliente a otras y una consecuencia destacada a otras.
La explicación sobresaliente es que viendo tan clara la posibilidad de triunfo, como consecuencia de la debilidad del oficialismo, la discusión interna dentro de Juntos por el Cambio adquirió un volumen que terminó afectando la identidad del espacio. El enfrentamiento entre “Halcones” y “Palomas” desdibujó la identidad del espacio y ello provocó que parte de los votantes sintieran desafección por la marca.
Esta desafección se dio naturalmente en aquellos que tenían opciones a donde migrar, es decir, los votantes de la frontera “halcón”, por decirlo de alguna manera, que tenían en la propuesta de Javier Milei un destino bien atractivo para resolver las dudas sobre qué es Juntos por el Cambio. Los votantes del borde moderado del espacio no tienen destinos a donde emigrar, porque el oficialismo nunca podría ser una opción.
Esa tentación del sector halcón de JxC, de migrar hacia una propuesta como la de Javier Milei, quien ofrece un espacio más definido en términos de lo que ese electorado demanda, es la consecuencia destacada de la que hablábamos y es una consecuencia que no solo ha ido debilitando al espacio en su conjunto, sino a la posición “halcón” dentro de la interna de JxC.
La decisión de Mauricio Macri de anticipar el renunciamiento a su candidatura posiblemente haya tenido que ver con la necesidad de ordenar la propuesta de Juntos por el Cambio para evitar la continuidad del drenaje. Pero ese drenaje solo se podrá detener si quienes han transmitido posiciones cercanas a las del candidato libertario (el propio Macri y Patricia Bullrich) salen a señalar cuáles son las diferencias que los separan de Javier Milei, en un intento de desautorizar la migración hacia esa propuesta política. Será muy difícil evitar que Milei les siga robando votos si solo salen palabras de elogio o amistad hacia el libertario.
Mientras Macri y Bullrich sigan sin transmitir que votar a Juntos por el Cambio no es lo mismo que votar a Milei, este siempre llevará las de ganar: porque ofrece una propuesta más nítida de esas ideas, y porque tiene la ventaja de poder representar una propuesta de cambio más nítida, por tratarse de alguien nuevo. No deja de ser curioso que ninguno de los dos lo haga público, siendo que son los principales afectados.
Este cambio en la morfología de la oposición está configurando una escena dentro del Juntos por el Cambio con ventaja para Horacio Rodríguez Larreta en la interna. Es cierto que la baja de la candidatura de Mauricio Macri beneficia a Bullrich que capta mejor los votos del ex presidente, pero si la pelea se redujera exclusivamente a ambos (eso es lo que uno proyecta hacia el final), Larreta logra captar mucho mejor el voto del resto de los candidatos de Juntos por el Cambio lo que lo posiciona con ventaja frente a Bullrich.
La migración de votantes de Juntos por el Cambio hacia la propuesta de Javier Milei (hoy el 33% de los que votarían a Milei son votantes de JxC de 2021), ha sido un factor que modificó la morfología opositora y secó a Juntos por el Cambio de un tipo particular de votante, ese que en la interna de ese espacio tendría muy posiblemente una inclinación a apoyar a los candidatos más cercanos en sus posiciones a Milei. Es este factor el que más está incidiendo hoy en la forma en que la oposición organiza sus apoyos de cara al proceso electoral presidencial. Una forma que ha cambiado de tal modo, que puede anticiparnos la dinámica por venir.
En este contexto, Horacio Rodríguez Larreta ha tomado una decisión audaz: desafiar el sistema de acuerdos políticos que le ofrecía Mauricio Macri y apuntar a competir en la interna con otro sistema de acuerdos políticos. Un sistema que se constituye sobre la base de un acuerdo con un sector de los radicales (particularmente el que integran Gerardo Morales y Martín Lousteau) y con la Coalición Cívica (de Elisa Carrió).
Este desafío se plasmaría en la decisión de habilitar para la elección de autoridades den la Ciudad de Buenos Aires, un sistema electoral distinto pero concurrente con la elección nacional. Usando el sistema de Boleta partidaria para las categorías nacionales (Presidente, Diputados nacionales) y el sistema de Boleta Única para la elección de autoridades locales (Jefe de Gobierno de la Ciudad y Legisladores porteños). Ambos procedimientos terminarían en urnas separadas, lo que permitiría que la discusión por la sucesión porteña entre Jorge Macri (el candidato del PRO) y Martín Lousteau (el candidato del radicalismo) sea en igualdad de condiciones.
Al garantizarle a Lousteau condiciones de igualdad en la disputa por la jefatura de la Ciudad de Buenos Aires, Larreta se enfrenta a Mauricio Macri, que empuja un triunfo de Jorge Macri, y la discusión interna entre Larreta y Bullrich (Macri) por la candidatura presidencial adquiere otro nivel de confrontación. Los espacios en pugna ya quedan claramente más divididos y ello pondrá bajo tela de discusión la identidad del espacio.
Esto le pondrá mucha más tensión a la unidad de Juntos por el Cambio y lo expondrá a un mayor desgaste. Pero también es cierto que de soportar esa tensión y de lograr contener la dispersión de los apoyos, al resolverse por la vía electoral (habrá una PASO), el ganador quedará perfectamente legitimado para ejercer su liderazgo. En última instancia, se trata de eso, porque en Juntos por el Cambio se están discutiendo los liderazgos.
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