¿Cuál es el alcance del bono de $5000 a fin de año?
El pago del bono de $5000 no remunerativos a pagar en noviembre y enero alcanzará a casi la mitad del universo de trabajadores registrados (alrededor de 6 millones de personas). Los asalariados que perciban algún tipo de bonificación ascenderán a los 9 millones en tanto cada jurisdicción (nación, provincias) garantice el pago a los empleados públicos (de hecho, el Estado Nacional ya garantizó el pago) en una magnitud acorde a sus posibilidades fiscales.
¿Qué implica el pago del bono?
Esta medida tiene una significativa implicancia política, especialmente porque junto al bono se instauró una instancia administrativa previa a algún despido que estará vigente hasta marzo de 2019. De esta manera, el gobierno apunta a descomprimir la conflictividad laboral en un contexto recesivo que incrementa la probabilidad de despidos y aspira a contener eventuales medidas de fuerzas planeadas por la CGT hacia fin de año, en un escenario de fuerte deterioro del poder adquisitivo.
En este sentido, el bono es un paliativo para la pérdida de salario real de los últimos meses del año y sirve como un puente entre la delicada situación que precedió a los sucesivos saltos cambiarios y la negociación de las paritarias 2019, reduciendo el riesgo de una reapertura generalizada. Si consideramos que el salario promedio de un asalariado privado rondará los $33 mil en noviembre, el pago de la primera cuota del bono de $2500 implica un aumento cercano al 8% en una vez; un número similar al que se observaría en las renegociaciones paritarias que se activarían en el verano (por la inclusión de la cláusula correspondiente en los acuerdos de 2018).
Dado que los salarios son heterogéneos entre sectores, el impacto del plus será distinto entre ellos, siendo que la mejora en los ingresos sea percibida en mayor medida en aquellos de menores salarios. Según nuestros cálculos, luego del bono la contracción del salario real pasaría de casi 5% i.a. a la zona del 4% i.a. en 2018.
La contracara de este bono es que representa un costo adicional para las empresas en un contexto de caída de la rentabilidad. Este costo no sería compensado por un avance en la demanda ya que el bono impactaría en algunos rubros (supermercados, servicios, turismo, restaurantes, regalos). Además, al ser un pago de una sola vez, es posible que su traslado a precios sea acotado.
¿Cuál será su impacto sobre el consumo?
Como el bono será percibido solo sobre los trabajadores asalariados formales, impactará en los ingresos del sector que no sólo tiene una mayor capacidad de ahorro sino que sufrió una menor contracción en su poder adquisitivo en el año. Por lo tanto, si bien estimamos que el mismo se volcará en un porcentaje importante al consumo, especialmente teniendo en cuenta la cercanía de las fiestas y del período estival, su efecto no será determinante. Por el contrario, actuará como un tenue paliativo frente a la caída del consumo privado que proyectamos para este año (-0.6% i.a.).
Por último, su efecto sobre el consumo masivo será neutro, ya que por tratarse de trabajadores que más que cubren la canasta básica, el plus se destinará a gastos “no indispensables” y no redundará necesariamente, en una mayor compra de alimentos y bienes de primera necesidad (tal como sí lo hizo el extra de $2700 pesos para las Asignaciones Universales por Hijo).