El IPC Nacional de INDEC trepó 1,9% mensual en julio, acelerándose 0,3 p.p. respecto al dato de junio y ubicándose por debajo del 2% mensual por tercer mes consecutivo. De esta forma, la inflación acumulada fue de 17,3% hasta el séptimo mes del año y la variación interanual se ubicó en 36,6% i.a., representando la variación más baja desde diciembre de 2020.
En cuanto a las categorías, el IPC Estacionales subió 4,1% en el mes, representando la categoría de mayor evolución y la evolución más alta desde marzo (acelerándose 4,3 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la suba de verduras y frutas (+6,3% y +5,1%, respectivamente), mientras que prendas de vestir jugó a la inversa (-1,4%). Por su parte, el IPC Regulados trepó 2,3% (acelerándose 0,1 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la aceleración transporte público y combustibles. Por último, un dato significativo es que la inflación Núcleo -que excluye los datos de precios regulados y estacionales, más sensibles a los cambios en la coyuntura económica- trepó 1,5% en el mes, desacelerándose 0,2 p.p. respecto al dato del mes pasado.
El hecho de que tanto la inflación núcleo (+1,5%) como los bienes (+1,4%) hayan tenido una evolución reducida en el mes va en línea a un pass-through acotado de la suba del tipo de cambio oficial, que acumuló una suba superior al 20% desde la salida del cepo cambiario y puntualmente de 13% durante el punta-punta de julio.
El IPC Nacional de INDEC trepó 1,9% mensual en julio, acelerándose 0,3 p.p. respecto al dato de junio y ubicándose por debajo del 2% mensual por tercer mes consecutivo. De esta forma, la inflación acumulada fue de 17,3% hasta el séptimo mes del año y la variación interanual se ubicó en 36,6% i.a., representando la variación más baja desde diciembre de 2020.
En cuanto a las categorías, el IPC Estacionales subió 4,1% en el mes, representando la categoría de mayor evolución y la evolución más alta desde marzo (acelerándose 4,3 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, destacó la suba de verduras y frutas (+6,3% y +5,1%, respectivamente) y servicios asociados al turismo, que habría subido más de 20% en el mes, mientras que prendas de vestir jugó a la inversa (-1,4%). Por su parte, el IPC Regulados trepó 2,3% (acelerándose 0,1 p.p. respecto al mes anterior). Al interior, hubo una aceleración en los precios de transporte público y combustibles.
Por último, un dato significativo es que los precios Núcleo, que excluye los datos de precios regulados y estacionales y por ende están más asociados a los cambios en la coyuntura económica, treparon 1,5% en el mes, desacelerándose 0,2 p.p. respecto al dato del mes pasado.
En términos de bienes y servicios también se mantuvieron las diferencias: los primeros treparon 1,4%, mientras que los servicios subieron un 3,1%.
El hecho de que tanto la inflación núcleo (+1,5%) como los bienes (+1,4%) hayan tenido una evolución reducida en el mes va en línea con un pass-through (muy) acotado tras la suba del tipo de cambio oficial, que acumuló una suba superior al 20% desde la salida del cepo cambiario y puntualmente de 13% durante el punta-punta de julio (+7,3% en el promedio).
En cuanto a las divisiones, la de mayor aumento fue Recreación y cultura (+4,8%), como consecuencia del incremento de servicios asociados al turismo por vacaciones de invierno. Luego, le siguió Transporte (+2,8%) como consecuencia de la aceleración en transporte público (+3,3%) y combustibles (+3,0%), mientras que Restaurantes y hoteles (+2,8%) también mostró una aceleración en línea a la mayor estacionalidad.
Alimentos y bebidas no alcohólicas se aceleró a 1,9% (tras ubicarse dos meses consecutivos por debajo del 1%), donde destacó la suba de frutas y verduras. De todas formas, excluyendo estos dos ítems la variación fue de 1,3% para la división, manteniendo cierta aceleración en el resto de los alimentos y bebidas en contraste a junio. Así, destacó la suba de carnes (+1,4%) y pan y cereales (+2,1%) a nivel nacional.
Perspectivas del resto del año
En agosto, será clave seguir monitoreando el pass-through de la evolución del tipo de cambio sobre los precios, dado que podría existir cierto impacto durante este mes. Sin embargo, el traspaso luce más acotado en contraste a otros periodos: (i) El tipo de cambio retrocedió buena parte de la suba en la primera parte de agosto (pasando de $1.370 a $1.300); (ii) A diferencia de otras devaluaciones, en la actualidad estamos ante un régimen de inflación moderado, lo cual relantiza el pass-through; (iii) El deterioro del ingreso disponible (producto del ancla salarial y la suba de costos fijos) y el rebalanceo de la canasta de consumo limita el margen para incrementar precios en varios productos y, por último, (iv) La mayor apertura comercial restringe la suba de precios en los bienes locales.
En el resto del año, la magnitud y vigencia de la desaceleración inflacionaria seguirá dependiendo esencialmente de lo que suceda con el tipo de cambio y en particular el traspaso a precios. Además de la reciente movilidad cambiaria, hay que tener en cuenta que en septiembre y octubre se llevarán a cabo las elecciones de medio término, por lo cual no nos sorprendería que el tipo de cambio oficial muestre una mayor volatilidad en la cercanía a las elecciones si el Gobierno se mantiene en su postura de no intervención dentro de las bandas. Cualquiera sea el caso, la inflación anual en 2025 desacelerará notablemente respecto a los observado en 2024.