La renovación del Senado en 2023 no daría quórum

Uno de los aspectos más relevantes a observar del proceso electoral 2023 en argentina es si esta elección logrará desempatar un sistema político que ciertamente se muestra bloqueado por la paridad de fuerzas entre las dos principales coaliciones. El Senado es uno de esos lugares institucionales de toma de decisión que muestra donde se ve reflejada esa paridad, y que se logra sortear porque el oficialismo (35 senadores) cuenta con el apoyo circunstancial de senadores de fuerzas provinciales que logran desempatar el asunto. Lo cierto es que el Senado renovará un tercio de sus bancas este año, pero de un análisis de los escenarios en las 8 provincias donde se renovarán bancas, surge que no será fácil que la elección 2023 logre desempatar el asunto y entregarle a alguna fuerza el quórum para tener la llave de funcionamiento de la cámara alta.

Las dos principales fuerzas políticas ponen en juego 11 bancas cada una, mientras que hay dos bancas pertenecientes a legisladores de fuerzas provinciales que también se ponen bajo disputa. Esas 24 bancas muy probablemente se repartan en casi su totalidad entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, con la posibilidad de que el Frente Renovador de Misiones (fuerza provincial que se ha mantenido aliada del oficialismo pero que ante un cambio de gobierno podría mostrarse dispuesta a negociar leyes a cambio de beneficios), se lleve las dos bancas por la mayoría en su provincia, donde se encamina a retener el poder.

Hay algunas bancas que permanecen bajo disputa, porque no está claro quién se impondrá finalmente en la elección en octubre en esas provincias. Hoy proyectamos que las dos principales fuerzas tendrían 9 bancas aseguradas, y se disputan otras 4 bancas. Dependiendo del resultado de esa disputa, es que quedará configurada la relación de fuerza en la cámara, por lo menos en los términos que hoy están organizados.

El Frente de Todos tiene una ventaja, ya que pone las mismas 11 bancas en juego que Juntos por el Cambio, pero tiene 2 bancas más. Ello le ofrece mejores chances para lograr alcanzar el quórum. Juntos por el Cambio debería lograr 15 de las 24 bancas bajo disputa para alcanzar el número mágico: 37 bancas para el quórum. Ello significa que necesitaría ganar en 7 de las 8 provincias donde se ponen bancas de senadores en juego.

La importancia de los realineamientos posteriores a la elección

Pero la configuración final de poder en el Senado no se terminará de producir sino hacia comienzos de 2024 cuando, sabido quien detenta el poder, los senadores provinciales evalúen su mejor estrategia para aprovechar la necesidad del oficialismo emergente de sancionar leyes. Aun siendo que el Frente de Todos y Juntos por el Cambio pudieran no alcanzar el quórum, de mantenerse a menos de 4 bancas de ese objetivo, posiblemente haya senadores de fuerzas provinciales dispuestos a negociar la sanción de leyes.

De hecho, Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) y Alejandra Vigo (Hacemos por Córdoba) seguirán en sus bancas y junto a las dos bancas que pudieran ganar el Frente Renovador de Misiones, habría 4 votos con predisposición de negociar la sanción de leyes con el oficialismo que salga elegido.

De modo que, si bien ninguna de las dos principales fuerzas tendría quórum, ello no impediría que el Senado funcione, como lo está haciendo ahora, donde el oficialismo no tiene demasiados inconvenientes para sacar leyes de ese recinto. El problema hoy para el oficialismo ocurre en Diputados, donde sí hay inconvenientes para construir la mayoría necesaria para sacar leyes, ya que entre los bloques minoritarios el oficialismo no logra juntar los votos necesarios para aprobar las iniciativas.

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La inflación no se desinfla y podría desinflar la candidatura de Sergio Massa

Si algo queda claro cuando uno mira la posibilidad que Sergio Massa sea el candidato del oficialismo en la elección presidencial, es que para el ministro de economía, esa condición hoy depende más que nada de la evolución de la inflación. Al punto que uno podría llegar a decir que el IPC para Massa es el “Índice de Probabilidad de Candidatura”: si el IPC (precios) baja el IPC (candidatura) sube. 

Pero en relación a la posibilidad de que Massa sea el candidato presidencial del Frente de Todos, estas últimas semanas ocurrió algo ligeramente distinto a lo que venía sucediendo desde que había asumido en la cartera económica: le comunicó a varios interlocutores (varios gobernadores entre ellos), que no sería candidato. Casi como si quisiera enfatizar ese mensaje en este momento. ¿Por qué? 

Quizá la respuesta está en el IPC (precios), no solo en el que viene sucediendo sino en el que sucederá en los próximos meses que ha desinflado un poco la posibilidad de que suba el IPC (candidatura). En un intento de domar las expectativas, Sergio Massa había prometido que en abril la inflación comenzaría con un 3. Dándole el mayor margen posible a su pronóstico, el peor escenario posible para ello sería una inflación de 3,9% en el cuarto mes del año. Sin embargo, ese pronóstico parece cada vez más difícil de cumplir:

 o En diciembre, el IPC mostró una ligera aceleración en relación al dato de noviembre, y los pronósticos de enero parecen anticipar que el primer mes del año electoral mostrará esa misma dinámica (el IPC GBA Ecolatina registró una inflación del 6,4% en enero).

o El Registro de Expectativas del Mercado (REM), que elabora el Banco Central, proyectó en enero para abril una mediana de pronósticos de 5,8% para el dato de inflación de ese mes. Casi 2 puntos por encima del pronóstico más pesimista de Massa (3,9%).

Si ese pronóstico se incumple (ese fue el brete en el que se metió Massa), será difícil, no solo que el oficialismo recupere competitividad electoral de manera consistente, sino que Massa pueda generar la expectativa ante la gente de que pueda tener éxito en el futuro en resolver lo que es la principal preocupación ciudadana. 

Es por ello que el pequeño retroceso en la desinflación que se está verificando en los registros del IPC (precios) pueden estar desinflando los registros del IPC (candidatura). Sobre todo porque si la desinflación de precios no ocurre, será difícil que ocurra la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, la llave para impulsar el consumo y la percepción de mejora de la situación económica de la gente.

Los salarios sufrieron el segundo semestre del 2022. El RIPTE, es decir la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino que informa el Ministerio de Trabajo, observó durante todo el segundo semestre del 2022 un retroceso en términos reales, en relación a la velocidad de los precios. Recién en diciembre se dio una recuperación que no llegó a compensar la pérdida del semestre. 

De modo que será difícil que los salarios se recuperen si no se verifica una desinflación de los precios. Y si ello no ocurre, será difícil ver al oficialismo recuperando competitividad electoral para la pelea 2023.

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El sindicalismo desconfía de la pauta oficial de 60% para aumentos salariales

La ministra de trabajo de Nación, Kelly Olmos, inició la temporada paritaria 2023 con la habitual referencia que todos los gobiernos indican para tratar de gobernar el proceso paritario. En declaraciones públicas afirmó que el Gobierno ve la “necesidad de ir convergiendo hacia una desaceleración de la nominalidad y la inflación”, y en ese sentido continuó diciendo que “la mejora salarial debería converger hacia el nivel pautado (en el presupuesto 2023) de inflación, más algún punto de recuperación”. La proyección que el Gobierno incluyó en el presupuesto fue de 60%, por lo que todo el arco sindical interpretó que Olmos estaba blanqueando algo que el propio ministro de economía les está pidiendo a los dirigentes sindicales: que acuerden en torno al 60% y que incluyan cláusulas de revisión para cubrir desfasajes.

Lo cierto es que la pauta del 60% es una pauta que más que realista es congruente con las proyecciones incluidas en el Presupuesto 2023. Es difícil pensar que el Gobierno pudiera reclamar un nivel de acuerdos salariales que estuviera alejado de ese parámetro, sería casi como desautorizar lo que acaba de presentar como su proyección para calcular ingresos y gastos. Pero no obstante ello, la referencia suena bastante poco creíble viendo la dinámica que viene teniendo la inflación.

Esta referencia también es parte de un plan que viene sosteniendo Sergio Massa para darle un mazazo a las expectativas de inflación. El ministro de economía “gestionó” una baja del índice de inflación con una serie de acuerdos que celebró en el último trimestre de 2022 con relativo éxito: la inflación de noviembre y diciembre promedió 5%. Ahora espera que, luego de esas señales de desinflación, el sindicalismo ponga sobre la mesa su parte en esta suerte de Acuerdo Económico y Social en partes que viene enhebrando. Pero la primera reacción del sindicalismo no fue muy generosa con ese plan y razones no faltan.

La pauta oficial de este año se ve mucho más ambiciosa que las dos anteriores que había intentado imponer este mismo Gobierno. En 2021, el entonces ministro Martín Guzmán, promocionó una pauta de aumentos salariales del orden del 29% que quedó muy desactualizada en los primeros meses de un año que terminó con inflación por encima del 50% y acuerdos salariales corriendo a esa velocidad. 

En 2022 la cosa fue más ambiciosa ya que los acuerdos salariales ya venían corriendo en el orden del 50% y el gobierno pretendió que los acuerdos confluyeran en torno al 40%. La inflación de febrero del año pasado (4,7%) ya hizo entrar en crisis esa pauta y la inflación del año terminó siendo 94% con acuerdos que requirieron varias revisiones, incluso un adelantamiento de paritarias decretado por el Gobierno en mayo que permitió a los salarios defenderse del fogonazo inflacionario de marzo-abril de 2022. 

La pauta de 2023 se ve más ambiciosa que las dos anteriores si observamos la distancia que hay entre la pauta y la velocidad a la que van corriendo los acuerdos salariales. El año pasado había 13 puntos porcentuales entre la pauta del 40% y el promedio de acuerdos salariales que estaban en el 52,9%. Este año la diferencia es de 40 puntos porcentuales, que es la distancia que hay entre la pauta del 40% y el promedio de acuerdos salariales que registramos en enero en torno a 100%. Es quizá esta realidad la que lleva a la dirigencia sindical a desconfiar de la propuesta del gobierno y a no ofrecer semejante esfuerzo sobre la mesa para colaborar con la desinflación.

Por todo ello, y en copia a lo sucedido el año pasado, posiblemente veamos a aquellos gremios que tienen sus paritarias en el primer trimestre a manejarse con la cautela que exige no desbordar demasiado la pauta oficial pero no quedarse demasiado corto que obligue a reaperturas muy rápidas.

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Cae la intención de voto al oficialismo cuando preocupa más la inflación

En enero, la intención devoto al oficialismo cae poco más de dos puntos del registro de diciembre para ubicarse en 28,8%, justo en un mes donde se recupera la preocupación por la inflación. Posiblemente veamos a estas dos variables interactuar mucho este año, veremos si con este nivel de sensibilidad mostrado en enero. Parte de esta caída también pudiera estar explicada por el incremento de más de medio punto de la intención de voto a una oferta peronista no kirchnerista, en un mes donde el peronismo no kirchnerista tuvo su presentación en sociedad con el anuncio de que Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey serán candidatos en agosto próximo.

El aliciente para el oficialismo es que la intención de voto a Juntos por el Cambio también viene cayendo. Como en diciembre último cambiamos parte de la metodología de seguimiento (incorporamos parte del muestreo presencial), no incluimos la serie desde julio, pero en julio teníamos valores más altos de intención de voto para la principal oferta opositora.

En materia de PASO, seguimos viendo a Cristina Kirchner y a Javier Milei (en los extremos) como las opciones con más intención de voto, en un contexto donde los candidatos de Juntos por el Cambio juntan más que esos dos candidatos. De hecho, tanto el conjunto de candidatos de Juntos por el Cambio como el del Frente de Todos juntan mucho más que su propia marca. Señal de que falta orden todavía en la cabeza de los votantes para tener más claridad sobre el escenario.

Por el lado de Juntos por el Cambio se consolida la idea de que los candidatos del PRO son potencialmente más fuertes que los radicales, al tiempo que Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich parecen ser los mejores perfilados para ser los protagonistas de esa pelea. Sobre todo lo cotejamos esta potencialidad electoral con la composición de imagen. Es allí donde la candidatura de Macri pierde fuerza por el todavía alto nivel de rechazo que recoge su figura. Por el lado del oficialismo, seguimos poniendo a Cristina Kirchner como opción, por su posición sinuosa respecto de su anuncio de no candidatura, pero también para comprender la naturaleza de su rol en la configuración de la oferta electoral del Frente de Todos. Es ella la que reúne sistemáticamente más del 70% de las menciones de apoyo cuando uno la incluye en la grilla de candidatos.

Frente a la posibilidad de que finalmente no sea candidata, Axel Kicillof es quién mayor cantidad de esos apoyos recoge, seguido por Sergio Massa y Alberto Fernández, y en último lugar por Daniel Scioli. No necesariamente ello implica que es viable políticamente la posibilidad de que Kicillof sea el candidato, porque enfrenta las mismas dificultades que Cristina para ampliar la base de apoyos.

Por el lado de Javier Milei, seguimos viendo el riesgo de que esos votantes terminen migrando a apoyar la principal oferta opositora, si la pelea entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio se empareja. Este será el principal riesgo que deberá enfrentar Milei si su competitividad no le permite meterse en la pelea principal. Más de la mitad de sus votantes son exvotantes de Juntos por el Cambio que podrían verse tentados de volver a votar a ese espacio para evitar que gane el Frente de Todos.

 

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Reunión del canciller con diputados de la comisión de relaciones exteriores

El pasado 23 de noviembre, el Canciller Santiago Cafiero, visitó la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados en respuesta a una invitación solicitada por el diputado Ricardo López Murphy para charlar de varios temas de la agenda de la política exterior. Si bien se trataba de una reunión informativa, se celebró a puertas cerradas para permitir el abordaje con profundidad de los temas. Aquí presentamos una síntesis de los temas abordados y las respuestas dadas por el canciller. 

Temas abordados

Los temas abordados fueron la actualización de la política de reclamo de la soberanía sobre las Islas Malvinas, las novedades en materia de la posibilidad de avanzar con el acuerdo Mercosur-Unión Europea, la situación del BID ante la renovación de autoridades, la agenda de la política de derechos humanos del gobierno, y temas vinculados a la seguridad nacional.

Situación de los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela

Uno de los temas que más discusión generó entre el Canciller y los legisladores de la oposición fue el planteo de varios de los diputados sobre la política del gobierno en materia de defensa de los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela. 

CUBA: desde la oposición se cuestionó la falta de condena del gobierno argentino por la represión a manifestantes y marchas contra el régimen cubano. No se cuestionó desde la oposición la crítica al bloqueo sobre Cuba. Cafiero sostuvo el mantenimiento de una política de “no injerencia” en asuntos internos de otro país, afirmando que aquella viene desde el gobierno de Alfonsín. Desde la oposición, contestaron que desde Alfonsín se estableció que en materia de derechos humanos rige el principio de “no indiferencia”.

NICARAGUA: desde la oposición, se cuestionó la tardanza en condenar la violación de derechos humanos en Nicaragua y la ausencia del embajador argentino ante la OEA, Carlos Raimundi, en la votación en la que se condenó a Nicaragua en disidencia a la posición de la Cancillería. Cafiero rechazó el cuestionamiento afirmando que Villagra podía cumplir ese rol al ser la segunda representante, no dando respuestas de por qué faltó Carlos Raimundi. 

VENEZUELA: desde la oposición se criticó la falta de condena al gobierno a Venezuela en los organismos internacionales, sobre todo en la OEA, el canciller recordó las condenas en la materia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y remarcó la importancia de la reunión del Presidente, junto a Emmanuel Macron y Gustavo Petro, con representantes del gobierno venezolano y miembros de la oposición venezolana para impulsar el diálogo.

Otros temas

MERCOSUR: el canciller no dio respuestas concretas sobre la posición del gobierno argentino ante la propuesta del presidente de Uruguay Lacalle Pou de abrir el Mercosur a acuerdos comerciales con otras regiones.

GUERRA RUSIA-UCRANIA: el canciller respondió críticas sobre la tardía reacción del gobierno argentino ante la invasión de Rusia a Ucrania, la cual fue finalmente un pronunciamiento del canciller en el consejo de derechos humanos de la ONU.

DERECHOS HUMANOS EN CHINA: diputado Hernán Lombardi cuestionó al canciller por el viaje que el embajador Sabino Vaca Narvaja había realizado a la provincia de Xinjian, donde vive una minoría musulmana, que según denuncias, ven sus derechos oprimidos. El canciller se justificó en la política de no injerencia y en la orden que se les da a los embajadores de promover las relaciones comerciales.

RELACIONES COMECIALES CON EE. UU. : también se habló sobre la relación con EEUU, en particular con la relación comercial, donde la Argentina enfrenta dificultades para exportar acero, aluminio, biodiesel y otros productos, como la situación de “déficit relevante” que hay en la balanza comercial con Estados Unidos.

 

El desafío de Argentina: construir voluntad política para hacer las cosas bien

La necesidad de ordenar la política

Por estos tiempos, el análisis de la mayoría de los economistas que intentan identificar la probabilidad de que la economía argentina se arregle concluye con la misma frase: primero se tiene que ordenar la política. Esa frase transmite un aspecto esencial de la trayectoria conjunta de las dinámicas políticas y económicas, y es que para producir determinados hechos económicos deseados, se requiere determinada voluntad política detrás. Es el sustrato que sostiene la idea de que para llevar el barco a buen puerto, se requiere un capitán que piense una buena hoja de ruta (plan) y que la pueda ejecutar efectivamente (condiciones de gobernabilidad). Un capitán, tomando buenas decisiones y teniendo capacidad de ejecutarlas, es la política ordenada que reclaman los economistas.

En democracia, a la política la tiene que ordenar la gente votando. El orden político (el capitán correcto, con la hoja de ruta correcta y con capacidad de ejecutarla) tiene que surgir de la voluntad popular, es la forma de que todo ese proceso tenga legitimidad democrática. Si bien esta forma de legitimar las decisiones colectivas le agrega cierta complejidad al asunto, cumple una función esencial en la construcción de una voluntad política, porque para producir determinados hechos económicos se debe poseer consenso social, lo que termina de validar esa voluntad política.

Pasado en limpio, para arreglar la economía, necesitamos que se ordene la política, y para que esta se ordene necesitamos “voluntad política”, entendida esta como ideas y capacidad de ejecutarlas, que no es otra cosa que designar un capitán que defina la hoja de ruta correcta y que tenga capacidad de ejecutarla, y lo tiene que elegir la gente votando para garantizar consenso social.

El actual escenario electoral

A pesar de las dificultades que enfrenta la argentina, es posible mirar el 2023 con alguna expectativa optimista, ya que se presenta nuevamente una oportunidad de encontrar una instancia ordenadora de la política. Será una instancia para elegir un capitán para conducir este barco. Y si bien es cierto que para conocer con más precisión quién puede ser ese capitán todavía falta que el escenario de candidaturas decante (probablemente ocurrirá de aquí a junio del año próximo), nos resultó interesante analizar el escenario electoral hoy, viendo qué nivel de consenso social juntan cada uno de los candidatos en danza, aún sabiendo que no necesariamente es un predictor del resultado de la competencia.

En el actual escenario electoral, existen al menos 10 candidatos a presidente, ninguno de ellos reúne el 30% de la intención de voto. En ese marco, ¿hay alguna forma de identificar quién es el que reúne el mayor consenso? Una forma interesante de evaluar ello es analizar el escenario desde un abordaje multipreferencia, es decir, viendo cómo ordenaría la gente a esos 10 candidatos en un orden de preferencia de 1 a 10, y es eso lo que efectivamente hicimos en un estudio nacional especial con más de 2.000 casos relevados.

El objetivo fue tratar de analizar el escenario de manera integral, pidiéndole a la gente que ordene a los candidatos, entre aquellos que más prefiere a los que más rechaza, y así poder identificar cuál de todos ellos tiene la capacidad de generar el mayor consenso social.

El resultado de este estudio se puede observar en el siguiente gráfico, donde recopiladas las respuestas de todos los encuestados, se puede observar cómo queda confeccionada la distribución de porcentaje de menciones para cada orden de preferencia, desde el primero (1) al último (10), mostrando en los primeros 5 órdenes, las mayores preferencias, y los últimos 5 órdenes, los mayores rechazos.

Esta forma de indagación permite obtener una impresión más integral de la mirada que los electores tienen de la oferta electoral ofrecida, ya que no solo registra las preferencias sino los rechazos. Esto permite evaluar con amplitud los niveles de consenso que generan los candidatos, restándoles a las preferencias los rechazos, para identificar qué nivel de aceptación generan en el conjunto general.

Esto fue lo que hicimos a través de un indicador creado al efecto: el Índice de Fortaleza Consensual de los candidatos. Un indicador que busca reflejar el nivel de adhesión pero contabilizando también el nivel de rechazo generado por el candidato.

Esta mirada omnicomprensiva ofrece una aproximación más certera al consenso o aceptación que generan cada uno. Y lo que surgen inmediatamente de los resultados, es que los candidatos de Juntos por el Cambio son los que más fortaleza consensual obtienen, siendo que los tres primeros son: Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Facundo Manes.

Por contrapartida, las dos figuras más prominentes del oficialismo, Cristina Kirchner y Alberto Fernández, hoy son las que generan el menor nivel de consenso, o el mayor nivel de rechazo. El caso de Cristina Kirchner es curioso porque casi 2 de cada 3 la ubican en el primer o el último escalafón de preferencia, siendo claramente el rechazo la opción mayoritaria (casi duplica al porcentaje de selección para la primera preferencia). Alberto Fernández recoge más de un tercio de sus menciones en los últimos dos niveles de rechazo, lo que explica su IFC altamente negativo.

Javier Milei, por su parte, aparece en el cuarto lugar del ranking de IFC, producto de una buena primera preferencia, pero con altos niveles de menciones en los dos últimos niveles, los de mayor rechazo. De esta forma su IFC queda algo por debajo del que registra Facundo Manes.

En el caso de Mauricio Macri, le ocurre algo parecido a Javier Milei ya que registra buenos porcentajes de menciones en las dos primeras preferencias, pero también en las dos últimas preferencias, las que registran el mayor nivel de rechazo, lo que reduce su IFC a 6,9, el más bajo de todos los candidatos de Juntos por el Cambio.

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El promedio de aumentos salariales supera la línea del 90% en octubre

Los aumentos salariales se acercan a la inflación

Los gremios acomodaron sus paritarias con cierto desfasaje debido a la especulación y la fecha de las cláusulas de revisión: en septiembre y octubre acomodaron el salto inflacionario de julio y agosto. El mes pasado observamos un salto de más de 10p.p. en el promedio de los acuerdos salariales y, este mes, volvemos a observar un fenómeno casi idéntico. Esto nos deja aumentos salariales cerrando, en promedio, en torno al 90,7% anual, número que
se acerca mucho más a la inflación proyectada de lo que veníamos observando meses anteriores (en agosto, el promedio de aumentos paritarios rondaba el 71,1%). A falta de tres datos de inflación del INDEC para que finalice el año, es altamente probable que este promedio continúe su tendencia alcista y cierre el año por encima de la barrera de los tres dígitos.

Evolución del proceso paritario 2022

Este mes, transitando la época del año en donde se suele revisar el grueso de los acuerdos paritarios anuales, el promedio alcanzó el 90,7%, lo que lo ubica 10p.p. por debajo de la inflación proyectada por el REM, aproximadamente. Es muy probable que este número de otro salto similar el mes próximo y, en caso de que el ritmo inflacionario no desacelere, se continuarán retroalimentando en el corto plazo, lo que implica una espiralización aún mayor.

Este mes, los aumentos más destacados se dieron en los gremios del calzado y la industria del vidrio, paritarias que cerraron en 113% y 112% respectivamente. Por detrás se ubicaron los Aceiteros, cerrando su acuerdo en torno al 98% anual. Los gremios con acuerdos más bajos fueron SMATA y la federación de la carne, cerrando en 72,5% y 80% respectivamente

 

La expectativa sobre el futuro mejora ante un eventual cambio de gobierno

A lo largo de los últimos meses hemos venido resaltando la curiosa persistencia de los niveles de pesimismo extremadamente altos que venimos viendo respecto del futuro del país y del futuro personal. Y venimos destacando que buena parte de ese pesimismo proviene de votantes opositores. Ello nos llevó a evaluar la hipótesis de si el supuesto de un cambio de gobierno pudiera cambiar esa expectativa negativa, y efectivamente los resultados confirman esa hipótesis. Cuando un 65,2% es pesimista sobre el futuro del país de acá a un año, si se incorpora la hipótesis de un cambio de gobierno la expectativa se revierte y una mayoría de 45,3% considera que el país mejorará si ello ocurre.

Algo similar ocurre en materia de expectativas sobre el futuro personal. El pesimismo se ubica este mes en torno al 54,2%, mientras que quienes afirman que dicha situación mejorará en el lapso de los próximos 12 meses se ubican en torno al 15,9%. Pero, si incorporamos la hipótesis de un cambio de gobierno en el próximo año, el pesimismo cae hasta el 18,5%, mientras que el optimismo salta hasta el 39,5% y un 16,2% observa con incertidumbre el asunto.

Se recupera marginalmente la imagen positiva del presidente luego de 8 meses

En octubre registramos, luego de 8 meses de caída sostenida, una recuperación marginal de 1,3 p.p. en la imagen positiva del presidente Alberto Fernández, que es acompañada también de una recuperación por el lado de su imagen negativa, donde registramos una caída de 4,2 p.p. Se trata una mejora que no permite reducir significativamente el diferencial negativo de imagen, que muestra una imagen negativa todavía por encima del 70% y una positiva por debajo del 20%. En todo caso, su decisión de mostrarse activo y con capacidad aún de tomar decisiones (designó reemplazos en su gabinete sin consultar a sus socios) pudieran explicar la mejora. Habrá que ver si la recuperación es incidental o responde a un cambio de tendencia en esta variable.

 

El congreso se apresta a elegir los nuevos consejeros de la magistratura

Los mandatos de los actuales consejeros vencen el 20 de noviembre y deberán renovarse con la integración de los 20 miembros. Ya hay 4 miembros confirmados y restan confirmar los 16 restantes, los representantes de los Jueces, Abogados y lo Legisladores que representarán al Poder Legislativo.

Elección de los 4 representantes de los jueces

Los jueces deberán elegir los 4 representantes para la renovación de sus posiciones en el Consejo. que deberán ser 2 hombres y 2 mujeres para cumplir con los compromisos en materia de igualdad de género. Competirán 3 listas: 1) la lista Celeste que agrupa a los magistrados cercanos al gobierno liderada por el camarista penal Alberto Lugones; 2) la Lista Bordó del sector más crítico con el oficialismo, liderada por el juez de la poderosa Cámara Federal de Casación Penal, Diego Barroetaveña; y 3) la Lista “Compromiso Judicial” liderad por el camarista Comercial Eduardo Machín. La elección está judicializada, ya que se impugnó la posibilidad de que Lugones continue como consejero, ya que está prohibida la reelección. El tema llegó a la Corte Suprema que deberá resolver, vía Per Saltum, si le otorga o no la posibilidad de crecer.

Elección de los 4 representantes de los abogados

Los abogados también deberán elegir los 4 representantes para la renovación de sus posiciones en el Consejo, que también deberán ser dos hombres y dos mujeres. También acá habrá 3 listas en competencia: 1) entre los abogados más afines al oficialismo, se presentará la lista liderada por el exdiputado nacional y abogado laboralista Héctor Recalde, y el Presidente del Colegio de Abogados Avellaneda-Lanús, Adriana Coliqueo; 2) una de las listas de sectores opositores al gobierno estará liderada por los abogados Miguel Piedecasas y la actual consejera, Jimena de la Torre; 3) la tercera será la lista “Nueva Abogacía Federal”, liderada por María Fernanda Vázquez, Decana de la Facultad de Derecho de Lomas de Zamora, e Ignacio Segura, Presidente del Colegio de Abogados de Córdoba.

Elección de los 4 representantes de los senadores de la nación

En el caso de los legisladores que representarán a los Senadores, deberán ser elegidos 2 representantes por la mayoría, 1 por la primera minoría y otro por la segunda minoría. La elección del 4 representante para completar la composición de 20 miembros no estuvo exenta de polémica, por la jugada del oficialismo de dividir los bloques en el Senado y llevarse una banca por la segunda minoría. El tema está judicializado. Lo cierto es que reuniendo el FDT y JXC más del 90% de las bancas, será difícil que la distribución no termine con la elección de 2 Senadores del oficialismo y 2 representantes de Juntos por el Cambio.

Elección de los 4 representantes de los diputados de la nación

En el caso de los legisladores que representarán a los Diputados, también deberán ser elegidos 2 representantes por la mayoría, 1 por la primera minoría y otro por la segunda minoría. Aquí también probablemente puede ocurrir que, reuniendo el FDT y JXC más del 90% de las bancas, sea difícil que la distribución no termine con la elección de 2 Diputados del oficialismo y 2 representantes de Juntos por el Cambio, siendo estos dos últimos representantes de la primera y segunda minoría.

Esta nueva composición durará 4 años, hasta el 2026, pero estará sujeta a que se pueda lograr consenso en el Congreso para la sanción de alguna reforma que modifique la actual composición. Parte de esa dinámica estará definida por el resultado electoral, que determinará qué mayorías serán posibles reunir para alter esta composición que quedará establecida a partir de noviembre de 2022.

El proceso paritario perdió pauta de referencia y se dispersan los acuerdos

La incertidumbre respecto de cuál va a ser la inflación a fin de año se ha apoderado del proceso paritario. Esa incertidumbre, que siempre genera un acortamiento de los contratos, afectó la dinámica paritaria generando que proliferen acuerdo de aumentos por períodos más cortos de tiempo, para dejar una instancia de revisión que permita complementar el período que falta.

Esta particularidad trae pros y contras. Por un lado, genera que los números que se comuniquen no sean tan altos, afectando las expectativas de inflación. Al fijarse aumentos por períodos de tiempo más cortos, se comunican acuerdos más bajos de los que se comunicasen si se proyectara un aumento para los próximos 12 meses. Pero también se pierde referencia en el proceso y se produce una dispersión peligrosa, que además puede terminar impulsando el promedio de aumento que finalmente se alcance para todo el año. De hecho, si se hace un ejercicio de anualizar los acuerdos firmados por períodos más cortos de tiempo, se llega a un promedio de aumentos alcanzados en abril del 76,5%. Bien por encima de las proyecciones de inflación.

Evolución del proceso paritario 2021-2022

Habiendo quedado en el pasado la pauta del 40% insinuada por el Gobierno a comienzos de año, el proceso paritario ha perdido toda ancla de referencia. Se suceden acuerdos cortos, para períodos inferiores al año, y se deja el resto para acordar más adelante. El tema es que si uno hace el ejercicio de anualizar esos acuerdos, la velocidad de aumentos de salarios para los periodos acordados llega al 78,2% anual, si se replicara la misma velocidad para el período que resta acordar. Esto provoca además una dispersión muy marcada de la velocidad de los acuerdos firmados. El ejercicio de anualizarlos nos permite compararlos, y se llega a registrar diferencias de hasta 40 p.p. de aumento entre uno y otros. Al margen que tenemos acuerdos que incluyen recomposiciones de paritaria 2021 lo que dificulta más el ejercicio de comparación.