El peronismo podría quedar con menos del 40% de las bancas de diputados

Como consecuencia del mal resultado del oficialismo en la elección de medio término, en 2021 tuvimos la novedad de que el peronismo perdía el control del Senado por primera vez desde 1983. Parte de esa dificultad de haber perdido el control de la cámara alta se está viendo reflejada en la dificultad que está teniendo el oficialismo en sancionar pliegos de magistrados para cubrir posiciones en el Poder Judicial (ver más adelante). Pero en la elección legislativa de este año podríamos tener otra novedad negativa para el peronismo: de no lograr en la elección general de octubre un caudal mayor al 35% de los votos (algo que hoy no se ve fácil), la representación del peronismo en la cámara baja podría caer a menos del 40% de las bancas. Algo que nunca ocurrió desde el retorno de la democracia, ya que el peronismo siempre tuvo más del 40% de las bancas.

Este retroceso del peronismo en su representación parlamentaria se vuelve inédito por una razón particular: el peronismo va camino a tener dos muy malas elecciones consecutivas (sacando menos del 35% de los votos), algo que no había ocurrido en los 40 años de democracia ininterrumpida que llevamos. 

Hubo dos conjuntos de malas elecciones consecutivas del peronismo en estos 40 años: las elecciones de 1997 y de 1999 fueron dos elecciones consecutivas de derrota del peronismo, pero en esas dos elecciones el peronismo obtuvo el 36,4% y 38,6% de los votos respectivamente, siempre por encima del 35% de los votos. La otra combinación de elecciones consecutivas malas fueron las de 2013 y 2015, también dos elecciones con malos resultados para el peronismo, pero si bien en 2013 estuvo por debajo del 35% en 2015 se logró más del 35% de los votos, lo que redujo el impacto, al margen que en ese período, el peronismo estaba dividido entre un peronismo oficialista y un peronismo no oficialista muy numeroso (Massa). 

Esta vez es todo el peronismo unido que pudiera ir camino a tener dos elecciones consecutivas de menos del 35% de los votos, lo que tendría un impacto inédito en la Cámara de Diputados. Es cierto que las elecciones todavía no ocurrieron, pero si nos guiamos por nuestros estudios electorales, por los resultados que venimos observando en las elecciones provinciales y por los antecedentes inmediatos, esta escena inédita tiene probabilidad de ocurrencia. Aquí presentamos una simulación realizada según esos criterios para tener una aproximación (siempre falible por la dificultad del ejercicio), a la Cámara de Diputados que podríamos encontrarnos el 10 de diciembre. 

La novedad para el período legislativo que arrancará el 10 de diciembre, es la aparición de un bloque de diputados liberales que ingresarían en las listas de candidatos de Javier Milei. Con la caída en la intención de voto que registramos del candidato libertario en julio proyectamos una veintena de diputados de ese espacio ingresando a la Cámara de Diputados. Son estos diputados los que podrían facilitar no solo el quórum para sesionar ante un eventual triunfo de Juntos por el Cambio (hoy lo más probable), sino también la sanción de leyes.

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Milei cae debajo de 20% y pareciéramos dirigirnos a un escenario de 2/3 y medio

En el abordaje más recomendable de la escena -sobre todo ahora que tenemos la oferta electoral definida-, el escenario de intención de voto por candidato, nos encontramos algunas diferencias en relación al último escenario electoral previo a la definición de candidaturas. La más significativa es la caída en la intención de voto de Javier Milei, que desciende de 25% a 18,5%, posiblemente afectado por una sucesión de hechos negativos en su campaña como: el mal desempeño de sus candidatos en las elecciones provinciales, la deserción de alguno de sus candidatos, las críticas de algunos que fueron sus candidatos en elecciones provinciales, las dificultades de su espacio en el cierre de listas y finalmente, el hecho más grave, que fueron las denuncias de que Milei vendía las candidaturas, acusación que hoy se encuentra investigada en sede judicial.

Posiblemente la caída de Milei no solo explique los casi dos puntos que crece Juntos por el Cambio entre junio y julio, sino también el otro cambio que observamos en la escena, que es ahora una ventaja de la fórmula Bullrich-Petri sobre la fórmula Rodríguez Larreta-Morales. Si bien se trata de una ventaja que se ubica dentro del margen de error, este cambio de posiciones pudiera ratificarnos algo que hemos venido comentando anteriormente, que es que si Milei pierde caudal electoral -y efectivamente lo perdió-, esto podría impactar en la interna de la principal coalición opositora, y particularmente podría beneficiar a Patricia Bullrich.

Si el voto opositor se concentra más nítidamente en una sola oferta electoral (escenario de dos tercios y medio), esto amplifica mucho más la probabilidad de que quien gane la interna de Juntos por el Cambio gane la elección general. De hecho, esta mayor probabilidad se verifica en los escenarios de segunda vuelta. Por ello, será interesante conocer quién se impondrá finalmente en la interna de Juntos por el Cambio, porque al candidato ganador de esta interna le estaremos asignando la mayor probabilidad de triunfo en la elección presidencial.

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Las peleas en Juntos por el Cambio y los riesgos de una fuga de votos post-PASO

Toda interna política genera algún nivel de confrontación entre sus protagonistas, y ese nivel está vinculado a la competitividad de la interna. Si esa interna es pareja (ambos pueden ganar), la confrontación probablemente sea más intensa que si no lo fuera, como ocurrió con Macri, Sanz y Carrió en 2015. El problema surge si esa confrontación supera ciertos límites que generan algún perjuicio para el espacio, y algo de eso pudiera estar observándose en la interna que protagonizan Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. 

La discusión interna ha mostrado en varias ocasiones agresiones o señalamientos personales (de los protagonistas o de miembros relevantes de ambos sectores), lo que pudiera estar generando un distanciamiento afectivo en los electorados de ambos, al punto de provocar que los votantes del candidato perdedor no tengan interés en votar al candidato ganador. De hecho, en nuestro estudio de junio, cuando se consultaba al respecto a los votantes de ambos, en ambos casos más de un 20% de ambos grupos señalaban que no votarían al rival interno si este se impusiera en las PASO de Juntos por el Cambio.

Es cierto que el riesgo parece ser cierto, porque se trata de casi 3 p.p. del espacio del lado de Rodríguez Larreta y de casi 4 p.p. del lado de Bullrich. Y en una elección pareja, 3 o 4 puntos pueden ser de vital importancia. Pero también es cierto que se trata de respuestas que se dan en medio del clima álgido de la interna. ¿Qué ocurrirá si luego de las PASO ambos dirigentes que protagonizan la interna dejan de agredirse y se muestran juntos y trabajando para el triunfo electoral del espacio? Quizá puede haber allí una respuesta distinta. 

En todo caso, hay dos factores que pudieran ayudar a mitigar este riesgo de fuga de votos: 

  1) Un triunfo de Juntos por el Cambio: si el espacio termina ganando las PASO, es decir, logrando la mayor cantidad de votos como espacio, y si esa ventaja es holgada, muy probablemente el clima de triunfo podría ayudar a mitigar el riesgo de fuga. El efecto carro del vencedor ayudaría a retener a los votantes con predisposición a fugar, ya que el espacio se encamina a una victoria y ello siempre genera atracción.

  2) La actitud de los dirigentes que protagonizan la interna: si los dirigentes que protagonizaron la interna se muestran juntos y envían señales de que trabajarán juntos para hacer el esfuerzo de ganar la elección, se podría mitigar el riesgo de fuga de votos. La legitimación del rival por parte del ganador, puede ayudar a subsanar los riesgos de desafección de la base electoral. Habrá que ver que esa actitud sea efectiva. Pero suponiendo que el incentivo estará para que el ganador busque esa colaboración, es previsible que así ocurra. La interna parece álgida e intensa, y pareciera transmitir que el espacio está por romperse, pero si se lo analiza desde la lógica del sistema de incentivos, se puede relativizar el riesgo y pensar que la ruptura no ocurrirá, veremos si finalmente prevalece este comportamiento más racional de los actores y ello es efectivamente así. 

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Juntos por el Cambio tendría mayoría en el senado pero sin lograr el quórum

La renovación del tercio del Senado pareciera volverse relevante para pensar la gobernabilidad futura. Si bien se proyecta que el ganador no tendrá quórum en ninguna de las dos cámaras, la de Diputados ofrece mayores márgenes de construcción de mayorías porque habría más bancas y bloques disponibles para negociar acuerdos. No así en el Senado donde, la mayor parte de la representatividad pareciera expresarse en dos grandes bloques.

Desde que el peronismo sufrió la escisión de un grupo de senadores, que decidieron conformar el bloque Unidad Federal, Juntos por el Cambio pasó a tener el bloque mayoritario y el Frente de Todos quedó con 31 bancas. Pero esa modificación también produjo un cambio en la perspectiva de renovación ya que ahora el Frente de Todos renueva menos bancas que las que renueva Juntos por el Cambio. 

De las 33 bancas, el bloque de la principal fuerza opositora renueva un tercio de ellas (11). Se trata de una renovación importante pero no difícil de lograr. Se reparten 24 bancas y saliendo segundo en las 8 provincias que renuevan bancas, JxC podría estar asegurándose 8 de esas 11 bancas. Con lo cual, con solo ganar en 3 de las 8, estaría conservando las bancas que pone en juego. Muy probablemente logre un triunfo en Jujuy, y es altamente probable que también logre un triunfo en San Luis, donde acaba de ganar la elección provincial. Con esos dos resultados le faltaría ganar en una provincia más: ¿Buenos Aires? ¿San Juan?

El Frente de Todos renueva 9 de sus 31 bancas. El desafío tampoco parece de magnitud, ya que pudiera lograrlo saliendo segundo en 7 de las 9 provincias que eligen senadores y ganando en una de ellas. Será difícil terciar en la elección en Misiones, donde el oficialismo provincial, que es aliado al peronismo, será quien dispute las bancas en juego con Juntos por el Cambio, con lo que allí podría no obtener bancas. Pero habría que descontar triunfos en Formosa y en La Rioja (donde ganó la gobernación por mucho margen hace pocas semanas). Con esos dos triunfos se estaría asegurando la renovación de sus bancas. Si a ello se le suma algún triunfo en Buenos Aires, Santa Cruz o en San Juan, la cuenta se podría engrosar.

Por el lado de fuerzas provinciales o bloques intermedios que pudieran conformarse al margen de los dos principales, habría que resaltar que el Frente Renovador de Misiones posiblemente retenga las dos bancas que pone en juego. El tema es que una de ellas hoy integra el bloque del Frente de Todos (Maurice Closs) y otra no (Magdalena Solari Quintana). Pero podríamos suponer que de renovar esas dos bancas, ambos senadores conformen un bloque independiente, ya que el gobernador de Misiones seguramente querrá tener las manos libres para negociar con un gobierno no peronista, si es que se produce la alternancia política que la escena anticipa.

Al mismo tiempo, quedarán otros dos bloques provinciales. Uno de ellos es el monobloque de Juntos Somos Río Negro, que hoy integra Alberto Weretilneck y que quedará en manos de su sucesor ya que el actual Senador deberá asumir como Gobernador el 10 de diciembre próximo. Y los tres senadores que quedarán del flamante bloque Unidad Federal integrado por la cordobesa Alejandra Vigo, el correntino Carlos Espínola y el entrerriano Edgardo Kueider. De este modo, si Juntos por el Cambio triunfara en la elección y lograra retener las bancas que hoy tienen, tendría al menos 6 Senadores para negociar la sanción de leyes en la cámara alta.

Todo ello sin contemplar la posibilidad de que se puedan dar fracturas en el peronismo, de la mano de senadores que, respondiendo a sus gobernadores, pretendan tener las manos libres para negociar con el eventual nuevo Gobierno nacional para sacar beneficios para sus provincias. Algo que posiblemente ocurra.

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La escena electoral anticipa un Congreso sin quórum propio para ningún espacio

La elección presidencial dejará una nueva configuración de la escena legislativa, que pudiera facilitar o complejizar la toma de decisión para un presidente que deberá enfrentar grandes desafíos. Si bien el escenario electoral no cambió estructuralmente de lo que veníamos viendo durante el 2022 (seguimos viendo una tendencia de voto opositora mayoritaria), una distribución más pareja de apoyos entre las opciones opositoras empieza a anticipar que, más allá del resultado, nos encaminamos a un Congreso donde ninguna fuerza tendrá quórum propio.

El emparejamiento de la competencia presidencial tiene consecuencias en la proyección que venimos haciendo de la distribución de bancas en el Congreso. No sencillo hacer estimaciones con el sistema D´Hont de traducción de votos en escaños, lo que no nos permite tener precisiones en estas estimaciones porque se requiere tener todos los supuestos más o menos definidos y no tenemos estimaciones electorales para las 24 provincias. Con lo que hacemos un ejercicio de proyectar los resultados a nivel nacional a escala provincial para poder tener una aproximación, que nunca será extremadamente precisa. 

En donde hay certezas, es en afirmar que muy probablemente el oficialismo retroceda en su representación en el Congreso. Sobre todo en la Cámara de Diputados, donde podría caer por debajo de las 100 bancas (ello es más de 18 bancas menos). Ello es producto de que tuvo una mala elección en 2021 y volvería a tener una elección con un tercio de los apoyos, lejos del 48% que sacó en 2019 y que le permitió sumar las bancas que hoy tiene que renovar. De modo, es válido afirmar que aun en un escenario poco probable de reelección, el oficialismo saldría debilitado y debería gobernar con menos fortaleza parlamentaria. 

La caída en la intención de voto de Juntos por el Cambio, que era con holgura la principal oferta opositora a mediados del año pasado, reduce la proyección que venimos haciendo sobre su probable fortaleza electoral a partir del 10 de diciembre. Si bien sigue siendo potencialmente la fuerza más votada, y sigue siendo la que potencialmente reúna más bancas en el Congreso, esa proyección se ha venido recortando y hoy proyectamos un piso de 105 bancas en diputados, siendo eso más de 10 bancas menos que las que tiene hoy.

Proyectar la cosecha de bancas que pueda producir Javier Milei también tiene su complejidad, ya que ella está muy influenciada por la posibilidad de que pueda lograr segundos o primeros lugares en las diferentes provincias. Si proyectamos de manera arbitraria, como la hacemos en este ejercicio, el resultado nacional que estamos observando según nuestros estudios, que lo ubica en un tercer lugar, Milei pierde chances de recoger bancas en provincias chicas donde se disputan solo dos escaños. Ese sesgo mayoritario de nuestro sistema de asignación de bancas en escaños relativiza la cosecha de Milei. Pero en todo caso, aun siendo que se subestime esa proyección, no deja de ser elocuente que su fortaleza legislativa sería la más escasa de todas. 

La explicación para esa suerte de inconsistencia, de tener un presidente electo con escasa fortaleza legislativa, se explica en la naturaleza de esta repentina aparición de Javier Milei en la escena. El sistema no está preparado para procesar un ascenso tan vertical y acelerado de una figura en la escena nacional. Se requiere un proceso mínimo de tiempo para poder construir una fuerza capaz de sostener la fortaleza política de un candidato a presidente electo y ello no está ocurriendo en el caso de Milei. 

En definitiva, las proyecciones de comportamiento electoral nos están anticipando que el voto de la gente va a ingresar más dividido al sistema de lo que preveíamos hace unos meses atrás. Y ello se traducirá naturalmente en una representación más dividida en el Congreso. 

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El voto opositor sigue siendo dominante pero se dividió en partes casi iguales

Si uno sigue mirando el rasgo más estructural del proceso electoral, que es la tendencia de voto oficialismo (continuidad) o voto opositor (alternancia), sigue viendo que ese trazo grueso de la tendencia electoral nos muestra que es más probable la alternancia política que la continuidad política, porque el voto opositor sigue siendo mayoritario (55,6%). Pero hay algo en la escena que ha cambiado de un modo que parece haber relativizado esa mayor probabilidad, y es que los componentes mayoritarios de ese voto opositor (Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza) se ha ido dividiendo casi en partes iguales, lo que le ha permitido al oficialismo nivelar su competitividad con las otras dos opciones opositoras con las que compite.

El 27,5% de intención de voto al oficialismo sigue siendo un nivel de competitividad bajo para el Frente de Todos, que en 2021 logró juntar el 33% de los votos. Es cierto que parte de los indecisos pudieran ser votantes de tendencia oficialista, pero también es cierto que parecen no ser los suficientes para lograr alcanzar aquella meta del tercio de votos que juntó el Frente de Todos en las legislativas del 2021. 

La intención de voto para las elecciones presidenciales por espacios sigue siendo un registro que despierta muchos interrogantes: ¿es el Frente de Todos una marca que refleje la verdadera intención de voto oficialista? ¿es Juntos por el Cambio una referencia clara de qué es lo que Juntos por el Cambio es y qué es lo que no es? ¿es la referencia Liberal o Libertaria una referencia clara de lo que representa Javier Milei?¿es la intención de voto al peronismo no kirchnerista una referencia de lo que podrian juntar Juan Schiaretti o Juan Manuel Urtubey? ¿o es una expresión de cierto electorado oficialista que no quiere saber más nada con el kirchnerismo? 

En todo caso, si a Milei le asignamos la intención de voto que recoge como candidato, podríamos decir que esta escena nos muestra esa suerte de nivelación que hemos venido viendo de la competitividad de los 3 principales espacios en torno a 26-28% de los votos, y lo que abre la posibilidad de pensar en “un escenario de tercios” o de 3 modos competitivos en los mismos términos de competitividad como decimos nosotros.

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Bullrich, Milei y Larreta al frente de ranking de imagen de dirigentes

La actualización de imágenes de principales dirigentes nos muestra en abril que los tres principales candidatos presidenciales opositores son a la vez los que lideran el ranking de imagen de dirigentes: Patricia Bullrich, Javier Milei y Horacio Rodríguez Larreta. Tanto en el ranking con punto medio (ni buena ni mala) como en el ránking con apertura de punto medio, Patricia Bullrich aparece como la dirigente con mejor imagen. De hecho, en ambos registros, es la única dirigente con diferencial positivo.

Entre los dirigentes del oficialismo, y en un contexto donde todos muestran altos niveles de imagen negativa, Cristina Kirchner es la dirigente mejor posicionada por ostentar un 26% de imagen positiva. Le siguen Kicillof, De Pedro y Máximo Kirchner, lo que habla de que todos gozan de la simpatía de una base de votantes identificados con ese espacio político que lidera Cristina Kirchner. De hecho, Alberto Fernández y Sergio Massa aparecen mucho más abajo en el ránking. Estos registros hablan mucho de la dependencia que ambos actores tienen de los apoyos del kirchnerismo para protagonizar el proceso político.

Pero la buena imagen que registra Patricia Bullrich no necesariamente es un activo electoral. Y en parte ello sucede porque Bulrich tiene la ventaja de recoger simpatías entre el electorado de Javier Milei. Al alimentarse de dos grupos de votantes distintos (los de La Libertad Avanza y los de Juntos por el Cambio por identificarla como una dirigente propia), Bullrich recoge registros altos de imagen positiva. Pero en términos electorales Milei más que triplica la intención de voto de Bullrich según registros recogidos en nuestro estudio de la escena electoral, y mostrados más adelante en este informe. Se podría decir que ambos recogen la simpatía del electorado Halcón, pero Milei es el que se lleva la gran mayoría de esos votos.

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A pesar de su crecimiento, Milei no lograría una mayoría sólida en diputados

La proyección de distribución de escaños en una elección multidistrito y con sistema d´hont es muy difícil de realizar, porque se requieren una multiplicidad de supuestos que es difícil asumir en un contexto de tanta incertidumbre. Pero ello no implica que se puedan realizar simulaciones que nos permiten tener una aproximación a lo que pudiera ocurrir en base a la información parcial que se cuenta. 

En este caso, y considerando que en nuestro último estudio de marzo Javier Milei registró una intención de voto de 23%, nos resultó interesante realizar una simulación que asume que Javier Milei pueda sacar ese porcentaje de votos en cada uno de los 24 distritos del país. Se trata de un supuesto poco probable (lo habitual es que la fortaleza varia de un distrito a otro), pero nos resultado interesante evaluar qué significaría en términos de bancas que este candidato obtenga ese nivel de apoyo a lo largo y ancho del país.

La asunción de que Milei pueda sacar 23% de los votos en cada distrito no nos alcanza para realizar la simulación, sino que se requieren supuestos para el resto de la fuerza. Por lo menos para las fuerzas principales. Para ello proyectamos resultados provincia por provincia utilizando esencialmente dos criterios: antecedentes y evaluación política de la situación según sondeos realizados por Synopsis.

La simulación proyecta a Javier Milei obteniendo una veintena de bancas en la próxima elección presidencial. El número parece bajo, pensando que se reparten 130 bancas. La explicación es que, como en muchas provincias se eligen 5 o menos bancas, se vuelve necesario lograr ocupar el segundo lugar para poder cosechar más bancas. Esa es la razón de por qué Milei no lograría traducir proporcionalmente sus votos en bancas, por el sesgo mayoritario que tiene este sistema de asignación de bancas en escaños. 

En todo caso, y aún con el último crecimiento que se ha venido registrando de su intención de voto, Javier Milei todavía permanece lejos de estar en condiciones de poder construir una fortaleza parlamentaria que le garantice condiciones de gobernabilidad mínima para poder llevar adelante su programa de gobierno

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El caudal electoral de Juntos por el Cambio afectado por la discusión interna

La intención de voto de Juntos por el Cambio ha venido mostrando una caída sostenida desde mediados del año pasado. Hoy corresponde ubicarla más cerca del 30% que del 40% como hace 9 meses atrás. Esa caída tiene posiblemente una explicación sobresaliente a otras y una consecuencia destacada a otras.

La explicación sobresaliente es que viendo tan clara la posibilidad de triunfo, como consecuencia de la debilidad del oficialismo, la discusión interna dentro de Juntos por el Cambio adquirió un volumen que terminó afectando la identidad del espacio. El enfrentamiento entre “Halcones” y “Palomas” desdibujó la identidad del espacio y ello provocó que parte de los votantes sintieran desafección por la marca. 

Esta desafección se dio naturalmente en aquellos que tenían opciones a donde migrar, es decir, los votantes de la frontera “halcón”, por decirlo de alguna manera, que tenían en la propuesta de Javier Milei un destino bien atractivo para resolver las dudas sobre qué es Juntos por el Cambio. Los votantes del borde moderado del espacio no tienen destinos a donde emigrar, porque el oficialismo nunca podría ser una opción. 

Esa tentación del sector halcón de JxC, de migrar hacia una propuesta como la de Javier Milei, quien ofrece un espacio más definido en términos de lo que ese electorado demanda, es la consecuencia destacada de la que hablábamos y es una consecuencia que no solo ha ido debilitando al espacio en su conjunto, sino a la posición “halcón” dentro de la interna de JxC.

La decisión de Mauricio Macri de anticipar el renunciamiento a su candidatura posiblemente haya tenido que ver con la necesidad de ordenar la propuesta de Juntos por el Cambio para evitar la continuidad del drenaje. Pero ese drenaje solo se podrá detener si quienes han transmitido posiciones cercanas a las del candidato libertario (el propio Macri y Patricia Bullrich) salen a señalar cuáles son las diferencias que los separan de Javier Milei, en un intento de desautorizar la migración hacia esa propuesta política. Será muy difícil evitar que Milei les siga robando votos si solo salen palabras de elogio o amistad hacia el libertario. 

Mientras Macri y Bullrich sigan sin transmitir que votar a Juntos por el Cambio no es lo mismo que votar a Milei, este siempre llevará las de ganar: porque ofrece una propuesta más nítida de esas ideas, y porque tiene la ventaja de poder representar una propuesta de cambio más nítida, por tratarse de alguien nuevo. No deja de ser curioso que ninguno de los dos lo haga público, siendo que son los principales afectados. 

Este cambio en la morfología de la oposición está configurando una escena dentro del Juntos por el Cambio con ventaja para Horacio Rodríguez Larreta en la interna. Es cierto que la baja de la candidatura de Mauricio Macri beneficia a Bullrich que capta mejor los votos del ex presidente, pero si la pelea se redujera exclusivamente a ambos (eso es lo que uno proyecta hacia el final), Larreta logra captar mucho mejor el voto del resto de los candidatos de Juntos por el Cambio lo que lo posiciona con ventaja frente a Bullrich. 

La migración de votantes de Juntos por el Cambio hacia la propuesta de Javier Milei (hoy el 33% de los que votarían a Milei son votantes de JxC de 2021), ha sido un factor que modificó la morfología opositora y secó a Juntos por el Cambio de un tipo particular de votante, ese que en la interna de ese espacio tendría muy posiblemente una inclinación a apoyar a los candidatos más cercanos en sus posiciones a Milei. Es este factor el que más está incidiendo hoy en la forma en que la oposición organiza sus apoyos de cara al proceso electoral presidencial. Una forma que ha cambiado de tal modo, que puede anticiparnos la dinámica por venir. 

En este contexto, Horacio Rodríguez Larreta ha tomado una decisión audaz: desafiar el sistema de acuerdos políticos que le ofrecía Mauricio Macri y apuntar a competir en la interna con otro sistema de acuerdos políticos. Un sistema que se constituye sobre la base de un acuerdo con un sector de los radicales (particularmente el que integran Gerardo Morales y Martín Lousteau) y con la Coalición Cívica (de Elisa Carrió). 

Este desafío se plasmaría en la decisión de habilitar para la elección de autoridades den la Ciudad de Buenos Aires, un sistema electoral distinto pero concurrente con la elección nacional. Usando el sistema de Boleta partidaria para las categorías nacionales (Presidente, Diputados nacionales) y el sistema de Boleta Única para la elección de autoridades locales (Jefe de Gobierno de la Ciudad y Legisladores porteños). Ambos procedimientos terminarían en urnas separadas, lo que permitiría que la discusión por la sucesión porteña entre Jorge Macri (el candidato del PRO) y Martín Lousteau (el candidato del radicalismo) sea en igualdad de condiciones. 

Al garantizarle a Lousteau condiciones de igualdad en la disputa por la jefatura de la Ciudad de Buenos Aires, Larreta se enfrenta a Mauricio Macri, que empuja un triunfo de Jorge Macri, y la discusión interna entre Larreta y Bullrich (Macri) por la candidatura presidencial adquiere otro nivel de confrontación. Los espacios en pugna ya quedan claramente más divididos y ello pondrá bajo tela de discusión la identidad del espacio. 

Esto le pondrá mucha más tensión a la unidad de Juntos por el Cambio y lo expondrá a un mayor desgaste. Pero también es cierto que de soportar esa tensión y de lograr contener la dispersión de los apoyos, al resolverse por la vía electoral (habrá una PASO), el ganador quedará perfectamente legitimado para ejercer su liderazgo. En última instancia, se trata de eso, porque en Juntos por el Cambio se están discutiendo los liderazgos.

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Limitaciones de la oposición para obturar la decisión de canjear bonos del FGS

Luego de la polémica decisión de Sergio Massa de impulsar un canje de bonos en dólares de organismos públicos por bonos en pesos, la oposición empezó a plantear diversos caminos para lograr obturarla. Algunos optaron por la vía judicial, presentando amparos y denuncias por la maniobra decidida por Economía.

Pero también se evaluó la vía legislativa. Allí pudiera haber dos caminos posibles, ambos con muchas dificultades. El primero es la búsqueda de emplazamiento de la Comisión de Trámite legislativo que es la encargada de evaluar las decisiones tomadas mediante Decretos de Necesidad y Urgencia Se trata de una comisión que aún no fue constituida y hay que ver qué tipo de conformación se define.

La otra opción es mediante una Ley, y fue efectivamente lo que hicieron. El bloque de la UCR en Diputados presentó un proyecto de ley para derogar los DNU que instrumentaron el canje obligatorio. Para tratar y emitir dictámenes también hay que conformar determinadas comisiones y el oficialismo pudiera bloquear esas decisiones. Y llevar el proyecto al recinto sin dictamen se requiere de los 2/3 de los presentes.

Finalmente, la otra vía es la de solicitar la activación de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Fondos de la Seguridad Social, una instancia legislativa de seguimiento de lo referido a los fondos de la seguridad social que pudiera emitir dictámenes pertinentes sobre la decisión tomada. Pero aquí también aparece el escollo de la conformación de la comisión. El control de obstruir esa conformación por parte del oficialismo bloquea la posibilidad de poder poner en funcionamiento este sistema de seguimiento.

En definitiva, por falta de números, se vuelven complejas de transitar las diferentes vías con las que cuenta la oposición para obturar la decisión tomada por Sergio Massa. Todo el intento de la oposición sería testimonial.

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