Primer cambio de tendencia en las expectativas desde el incio de ciclo Milei

El inicio de este ciclo político había estado caracterizado por una tendencia de mejora progresiva en el dramatismo con el que se veía el presente en relación al pasado (tanto para la mirada que se tenía sobre el país como sobre la situación económica personal), y por una mejora progresiva de las expectativas sobre el futuro (tanto para la mirada que se tenía sobre el futuro personal como del futuro del país). Pero esas mejoras progresivas se interrumpe en Junio, registrando un primer cambio significativo de tendencia del ciclo Milei.

En relación a cómo se mira el presente en relación al pasado, en junio el porcentaje de los que dicen que la situación económica del país y su situación económica personal está peor que hace un año se incrementó de manera combinada por primera vez en todo el ciclo iniciado en diciembre del año pasado. En relación al futuro de la situación económica del país y de la situación económica personal también se registra, de manera combinada, un incremento en los niveles de pesimismo, algo que no habíamos visto en los 5 meses previos.

 

También de manera combinada en junio se registran caídas en los niveles de optimismo, tanto en relación al futuro económico del país como en relación al futuro económico personal. Los que creen que la situación económica del país va a estar mejor de aquí a un año caen en junio de 51,6% a 46,1%. Mientras que los que creen que su situación
económica personal va a estar mejor de aquí a un año caen en junio de 48,5% a 43,2%.

En definitiva, si bien todavía hay mayoría de optimistas que de pesimistas en relación al futuro del país y personal, ese diferencial positivo en términos de optimismo se ha recortado en junio, una señal que puede advertirnos algo acerca de los límites de la paciencia social, y de la necesidad de observar mejoras en otros indicadores económicos, más allá de la pronunciada desaceleración de la inflación de los primeros seis meses post devaluación de diciembre.

La salida de Posse transparentó los problemas de gestión del Gobierno de Milei

La capacidad de un presidente para armar y liderar equipos de gobierno es fundamental para garantizar una gestión pública efectiva. Especialistas como Richard Neustadt sostenían que la habilidad de un presidente para coordinar y dirigir equipos competentes es crucial para la implementación exitosa de políticas y la consecución de los objetivos de gobierno. Un liderazgo eficaz, según John P. Kotter, implica inspirar y motivar a los miembros del equipo,  fomentando un ambiente de colaboración y compromiso. Esto es esencial para enfrentar desafíos complejos y dinámicos, adaptarse a cambios inesperados y aprovechar oportunidades estratégicas. En síntesis, la capacidad de un presidente para construir y liderar equipos de gobierno no solo optimiza la eficiencia administrativa, sino que también fortalece la capacidad del gobierno para responder de manera proactiva y eficaz a las necesidades y aspiraciones de la sociedad. Todo esto entró en duda con la renuncia de Nicolás Posse.

La salida traumática de Nicolás Posse del Gabinete, en el medio de un conflicto con el propio Javier Milei, con quien tenía una relación de estrecha amistad y confianza, ya transmite por sí sola la naturaleza de la crisis en la que había entrado la gestión del presidente. Una gestión en donde hubo mucha delegación de funciones en Posse, un funcionario sin experiencia en gestión pública y sin equipos propios, que había diseñado un sistema de gestión muy intrincadopara coordinar la tarea del Gabinete (con mecanismos de revisión de las decisiones ministeriales poco eficiente), y que naturalmente por ello no había producido buenos resultados.

Una situación que se volvía mucho más preocupante, si se tiene en cuenta el marco general en el que se gestiona la acción de gobierno, es decir en el medio de la ejecución de un programa económico que busca corregirdiversos desequilibrios de la macroeconomía, y que por ello produjo un empeoramiento de las condiciones económicas, como había advertido el presidente. En ese marco, se volvía estratégico para el gobierno acompañar el proceso con una gestión eficiente y sensible al contexto social en áreas como seguridad, salud, educación y asistencia social.

A lo largo de estos seis meses, la gestión de gobierno tuvo que enfrentar dos situaciones críticas vinculadas a dos de esas áreas: 1) la problemática del financiamiento a las universidades que terminó decantando en una marcha multitudinaria de vastos sectores sociales a lo largo y ancho del país; y 2) la problemática con el NO reparto de alimentos, que derivó en la intervención de la justicia y en una apresurada repartición de los mismos antes de que sobrevenga la fecha de vencimiento. Esas 2  problemáticas, en materia de educación y asistencia social, dependían de áreas que estaban en el mismo ministerio, el de Capital Humano a cargo de Sandra Pettovello.

Un ministerio que absorbía, en el diseño original, a otros 4 (Educación, Salud, Trabajo y Desarrollo Social) pero que finalmente fueron 3, y que quedaron a cargo de una figura de mucha confianza de Milei pero sin ninguna experiencia en la gestión pública y sin equipos para hacerse cargo de todos esos temas. Todo ello se tradujo en un gabinete ministerial muy inestable con muchos funcionarios corridos o renunciados por la Ministra, pero en el marco más general de un gabinete nacional con mucha inestabilidad de sus funcionarios.

En definitiva, había 2 inexperiencias de Javier Milei que sembraban dudas sobre su eventual éxito en su gestión presidencial, una vez que se conoció su triunfo electoral: 1) su inexperiencia política (capacidad para interactuar con otros actores políticos), y 2) su inexperiencia en gestión (capacidad de armar y liderar equipos para gestionar el Estado). Las dos se manifestaron estos primeros 6 meses de gestión y ello impidió que la acción de gobierno lograra alcanzar los objetivos en los tiempos y las formas que la situación demanda.

Dicho todo ello sobre la salida de Posse, vale la pena remarcar que la decisión de entronar a Guillermo Francos al frente de la Jefatura de Gabinete, pudiera indicarnos que Milei entiende de qué adolece. Eligio al ministro políticamente más experimentado de su equipo de gobierno para ocupar el lugar más relevante del gabinete. Si Sturzenegger representa lo que Milei quiere hacer, Francos representa lo que Milei puede hacer, o si se quiere, Francos será el que determine los límites de la acción de gobierno. Cómo solía decir Néstor Kirchner en relación a cuál era el verdadero rumbo de su acción de gobierno en su momento, Milei debería decir: no miren lo que Sturzenegger dice (o quiere hacer), vean lo que Francos hace (o puede hacer).

El Senado repone algunos artículos del capítulo laboral de la Ley Bases

Entre las modificaciones que el Senado incluyó en la media sanción de la Ley Bases que se estuvo discutiendo estas últimas semanas, figura la reincorporación de algunos artículos que habían sido evaluados para incluir en la media sanción de diputados, pero que finalmente no se incluyeron, como la prohibición a efectuar bloqueos o la flexibilización de la presunción de existencia de contrato de trabajo.

También se modificaron algunos aspectos de la media sanción, como la disminución de 5 a 3 de la cantidad de trabajadores que pueden ser contemplados como trabajadores colaboradores antes de contemplar una relación de dependencia con obligaciones contractuales entre empleado y empleador. Aquí especificamos las principales modificaciones incorporadas por el Senado.

 

Mejoran los niveles de aprobación del Gobierno por caída de imagen negativa

La valoración del desempeño del gobierno de Javier Milei sigue mostrando cierta estabilidad, destacándose este mes una caída en la imagen negativa de más de 4 puntos porcentuales, lo que permite que el diferencial de aprobación quede con saldo positivo, a pesar de que la valoración positiva también cae un 1,6%. La novedad este mes fue un incremento en el porcentaje de encuestados que califican como regular la valoración del desempeño del Gobierno. Viendo que en su gran mayoría (68% de ellos) son votantes de Sergio Massa en el balotaje, se puede suponer que se trata de votantes que quizá viendo señales positivas, puedan haber migrado de una evaluación negativa a una regular, sin animarse aun a pasar a aprobar el desempeño del gobierno.

En la perspectiva histórica, los niveles de aprobación del gobierno siguen siendo niveles elevados si los comparamos con los niveles de apoyos que reunía Mauricio Macri en abril 2016. A pesar de un incremento de los que ven como regular el desempeño del gobierno sigue siendo una coyuntura que muestra altos niveles de polarización de la evaluación de desempeño, con niveles de aprobación y desaprobación ambos en torno al 45% de respuestas. Habrá que ver si, con el tiempo, los buenos o malos resultados rompen esta dualidad de opiniones.

Por lo pronto, Javier Milei consolida en mayo 5 mediciones consecutivas con niveles de aprobación superiores al 44%, algo que solo se asemeja a los meses pre y post electoral de 2017 para Mauricio Macri, y a los meses de inicio de pandemia para Alberto Fernández.

El Gobierno busca aprobar la Ley Bases en el senado la última semana de mayo

El oficialismo continúa las negociaciones en el Senado para poder reunir los votos necesarios para aprobar la Ley Bases y la Ley fiscal, con la convicción de que las dos leyes recibirán modificaciones y deberán volver a diputados para su aprobación final. Si eso ocurre, habrá que estar atentos a las mayorías que se junten para incorporar modificaciones, porque ello determinará qué mayorías necesitará la cámara de diputados para insistir con la sanción original. Si el Senado aprueba incorporar modificaciones con la mayoría absoluta de los presentes, la Cámara de Diputados podrá insistir con la redacción original con esa misma mayoría. Si lo hace con 2/3 de los presentes, Diputados solo podrá insistir con 2/3, algo que se vuelve imposible por el escaso apoyo que recogieron las leyes del bloque de Unión por la Patria que tiene 99 diputados, más de 1/3 de diputados.

El hecho de que la redacción de la media sanción que pretende modificar el Senado, recogió mayorías robustas en diputados, lleva al oficialismo a aceptar sin demasiada resistencia las modificaciones propuestas ya que, si lo deseara, alguna de esas modificaciones podrían ser revertidas por los diputados insistiendo con la sanción original.

En relación a la Ley Bases, los principales cuestionamientos están planteados sobre el Régimen de Grandes Incentivos por dos grandes motivos: beneficios excesivos y ausencia de incentivos para favorecer Pymes locales.

En cuanto al paquete fiscal, el régimen de blanqueo y el impuesto a las ganancias han sido temas especialmente controvertidos. Además, la eliminación del monotributo social ha generado críticas significativas.

La próxima reunión de comisión podría ser el martes 21 de mayo. La posibilidad de dictaminar dependerá del avance de las negociaciones sobre los cambios a incorporar en los proyectos de ley. Este retraso ha pospuesto la sesión de votación hasta después del 25 de mayo, una fecha clave establecida por el presidente Javier Milei para firmar el Pacto de Mayo con los gobernadores.

Se anticipa que la discusión en el recinto tendrá lugar el 29 o 30 de mayo. Ante este retraso, algunos funcionarios del Gobierno han manifestado que el acuerdo se firmará incluso sin la sanción de la Ley Bases. Sin embargo, el presidente Milei ha señalado la posibilidad de retrasar la firma hasta junio o julio, dependiendo del progreso legislativo.

Milei forzado a aceptar cambios en la Ley Bases, que podría volver a diputados

Luego de la media sanción en Diputados, las leyes Bases y Paquete Fiscal están siendo discutidas en comisiones del Senado, donde buscan dictamen para ser llevadas al recinto. Los cuestionamientos de los bloques dialoguistas a lo aprobado por Diputados, podría provocar que el Gobierno acepte introducir cambios a las iniciativas para que puedan lograr dictamen, y que estas tengan que volver a la cámara baja para su sanción definitiva.

Habiendo cuestionamientos por facultades delegadas, por el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), por el blanqueo, y por la restitución de Ganancias, incluso de los principales aliados al Gobierno, el oficialismo postergó la búsqueda de emitir dictamen esta semana. Además, debido al pedido de la UCR y Unión por la Patria, entre otros bloques, se aumentó la cantidad de invitados previstos para la discusión en el plenario.

Estas disidencias obstaculizaron el camino para que el oficialismo pueda juntar el número necesario para obtener un dictamen de mayoría aprobatorio de la media sanción que vino de Diputados, o que de lograrse, estén en el recinto los números para no introducirle modificaciones al articulado y evitar así que las iniciativas vuelvan a Diputados.

 

El oficialismo contabiliza 29 votos a favor de las dos leyes, y necesita juntar al menos 7 votos más para que, en caso de empatar, sea Victoria Villarruel la que desempate a favor del Gobierno. Para ello, busca comprometer 7 votos de 10 Senadores que no pertenecen al bloque de UxP y que podrían ayudar a conformar la mayoría. Entre esos 10 Senadores figuran 7 que responden a Gobernadores y 3 que no: Lousteau, Espínola y Kueider. Como estos últimos son más difíciles de convencer, el foco del oficialismo está en los otros 7. El Gobierno cree poder conseguir esos 7 votos, pero puede que tenga que aceptar introducir modificaciones en el texto.

Por segundo mes consecutivo, mejora la evaluación de desempeño del Gobierno

La valoración del desempeño del gobierno de Javier Milei viene mostrando cierta estabilidad en los primeros 4 meses del año, y ese es el dato más destacado del clima de opinión pública. La estabilidad es un dato porque ocurre en un contexto económico muy adverso para el oficialismo, producto del proceso de corrección de desequilibrios que el Gobierno intenta lograr. De hecho, la curiosidad es que en los dos últimos meses, quizá motivada por el éxito que el gobierno está mostrando en materia de desinflación, se registró una ligera mejora en la evaluación de desempeño del Gobierno, subiendo en este período más de 2 puntos porcentuales.

 

 

En perspectiva histórica, los niveles de aprobación del gobierno son niveles elevados si los comparamos con los niveles de apoyos que reunía Mauricio Macri en abril 2016. La comparación con Alberto Fernández es compleja, porque en abril el ex presidente ya gozaba del impacto positivo que produjo la pandemia en su imagen, llevándola a niveles extraordinarios producto de una situación extraordinaria. Pero también los niveles de rechazo son elevados, por lo pronto más elevados que lo que registraba Macri en abril de 2016.

 

 

Esta composición del indicador, altos niveles de aprobación y de rechazo, son la nota característica de todo el clima de opinión: una sociedad dividida en dos grandes grupos antagónicos, lo que se ve reflejado en la mayoría de los indicadores, y que muestran dos grupos con miradas muy contrapuestas sobre lo que está pasando.

Además de la Ley Bases, se buscará aprobar una reforma fiscal y laboral

De la mano de la búsqueda de aprobación de la ley Bases, el oficialismo intentará además avanzar con la sanción del paquete fiscal, el conjunto de iniciativas fiscales e impositivas que buscan mejorar la situación fiscal de la Nación y de las Provincias. Se trata del cebo o incentivo que el Gobierno ofreció a los Gobernadores para recoger apoyos para aprobar las medidas propuestas en la Ley Bases.

Pero también se agregará un paquete de reformas laborales propuestas por el bloque de la UCR, pero que en algún punto surgen de las propuestas de reformas laborales que el propio oficialismo promovió a través del DNU 70/2023 y que fuera suspendido por una medida judicial, en el marco del control que el Poder Judicial hace sobre la constitucionalidad de los DNU, trámite que deberá terminar con un fallo de la Corte Suprema avalando o no la vigencia del mencionado DNU.

Ambas iniciativas podrían sufrir modificaciones en la discusión tanto en la discusión en comisión como en el recinto, pero llegan al Congreso con una redacción que contempla las siguientes reformas fiscales:

Por su parte, la propuesta de reforma laboral, acercada por el bloque de la UCR, contempla una serie de modificaciones a la legislación laboral. Según los autores, el mercado laboral presenta actualmente enormes desafíos como la alta tasa de informalidad laboral, el desempleo, la precarización laboral, y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Por ello, afirman que es necesario actualizar el marco normativo para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y el desarrollo económico del país.

Según el sector del radicalismo que promueve la iniciativa, la propuesta contempla una serie de modificaciones a la legislación laboral que reflejan un enfoque de modernización de la misma, buscando equilibrar los derechos de los trabajadores con las necesidades de adaptación a las nuevas realidades del mercado laboral, promoviendo la formalización del empleo y la simplificación de los procesos administrativos.

Milei aprovecha la ventaja de tener una oposición maniatada y fragmentada

Liderar un gobierno en minoría en un régimen presidencialista tiene sus riesgos. No solo por la dificultad para poder tomar decisiones (las leyes requieren acuerdos con sectores opositores) y el riesgo de bloqueo, sino por el riesgo de tener decisiones adoptadas por el Poder Legislativo contra el deseo del Poder Ejecutivo. Cuando se está en hiperminoría (el caso de Milei), para minimizar esos riesgos se vuelve conveniente la fragmentación de la oposición. Y eso efectivamente ocurre en este inicio de ciclo del libertario. Pero en el inicio de mandato hay otro factor que ayuda a minimizar esos riesgos: la presión que la sociedad ejerce -de manera implícita- contra cualquier actitud obstruccionista de los actores opositores. Una presión que “obliga” a ayudar.

La oposición tiene hoy la capacidad de bloquear o rechazar las decisiones de Milei, tiene los votos en el Congreso para no aprobar leyes o para rechazar DNU’s. Pero esa capacidad está condicionada por el riesgo de pagar un alto costo ante la sociedad (aparecer obstaculizando a un gobierno nuevo) y el riesgo de hacerse corresponsable del eventual futuro fracaso de Milei (si ello ocurre, se alegará que fracasó porque la oposición le puso palos en la rueda y obstaculizó la gestión de gobierno). Estos son los fundamentos que explican las ventajas de esta ventana de oportunidad para tomar decisiones que tiene Milei al inicio de ciclo, ya que frente a una oposición fragmentada y amañatada para obstaculizarle o bloquearle decisiones, él puede avanzar por la vía de excepción (DNU´s), a la espera de que la vigilia social lo proteja de actitudes opositoras bloqueadoras.

Ese costo potencial frente a la sociedad que limita el accionar de la oposición, y que está presente en este inicio de ciclo, será marginalmente decreciente ante el eventual incremento de las probabilidades de fracaso del plan de gobierno de Milei. Es decir, en la medida que Milei no pueda ofrecer resultados, las restricciones que operan sobre la oposición para ejercer un papel obstruccionista o bloqueador irán disminuyendo, de la mano del crecimiento del mal humor social. Este es el riesgo y la urgencia que enfrenta Milei.

Un aspecto interesante es observar que la dispersión opositora está reflejada en la ausencia de consenso sobre quién es el líder de la oposición. De hecho, la principal respuesta a la pregunta de quién es hoy el líder de la oposición, en base a un listado con las figuras políticas nacionales más importantes, fue “otro”. Y la mayoría de las respuestas de la opción “otro” señalaban, ante una repregunta, que no veían líderes en la oposición.

Entre los que votaron a Sergio Massa, en su gran mayoría de extracción kirchnerista, un 41,3% percibe que el líder de la oposición es Axel Kicillof, pero ese porcentaje cae a 24,% entre los que votaron a Javier Milei.

Otra forma interesante de analizar la dispersión de liderazgos opositores, es contrastar la percepción (a quién ves como líder) con el deseo (a quién queres como líder). Si el 41,3% percibe a Kicillof como líder opositor, solo el 33,4% desea que lo sea. También baja Grabois, de 18,9% a 14,1%. Y crecen Cristina Kirchner de 10,6% a 14,1% y especialmente Sergio Massa, que pasa del 4,7% a un 13,8%. Sigue siendo Axel Kicillof el más deseado como líder opositor de parte del electorado opositor, pero no llega a superar el tercio de menciones.

En definitiva, Javier Milei sufre restricción decisional, gobierna en minoría, pero esa debilidad hoy no termina de quedar expuesta en parte porque la oposición está condicionada o a colaborar o a no obstaculizar la acción de Gobierno, y fragmentada en varios espacios y sin liderazgo. Milei gozará de esta ventaja durante el comienzo de su ciclo, pero podría perderla si los resultados no aparecen en los tiempos que la sociedad espera.