El Gobierno negocia la pax mientras los gremios definen sus apoyos electorales

En un clima cada vez más electoral, donde los gremios han empezado a perfilar hacia dónde irán dirigidos sus apoyos en la contienda electoral, marzo nos dejó desde un relajamiento del apoyo de los sectores más oficialistas a la candidatura de Macri (la 62 liderada por Ramón Ayala -UATRE- enojada por el alejamiento de Triaca), hasta rupturas dentro del M.A.S.A. respecto de a qué candidato peronista apoyar (unos cenaron con Lavagna -Sasia y Caló-, otros anunciaron su apoyo a Urtubey -Viviani-).

La emergencia de Roberto Lavagna como candidato de un peronismo no kirchnerista, generó expectativa en el sector del sindicalismo más dialoguista

Con el apoyo de Barrionuevo y el interés de los denominados Gordos e Independientes, pareciera ir creciendo el consenso detrás de la candidatura del ex ministro de Economía en la escena sindical. Sin embargo, la cara más visible de la conducción de la CGT, Héctor Daer, integra la Mesa de Acción Política del PJ Nacional que sigue buscando la unidad opositora, con la ex presidente incluida dentro de las opciones electorales.

Por el lado del sector más combativo, las posturas están más alineadas detrás de la candidatura de Cristina Kirchner, y solo esperan lograr la mayor unidad posible del arco opositor. Moyano se ha transformado en el eje central del apoyo sindical a la ex presidenta y está buscando capitalizar esa apuesta para retomar los espacios de conducción sindical perdidos, ante un eventual triunfo de CFK.

Mientras tanto, el Gobierno busca PAX sindical: acuerdo en temas pendientes y paritarias flexibles

En este contexto, el Gobierno busca “comprar” la pax sindical con el sector dialoguista (fundamen-talmente con el sector del transporte) tratando de minimizar la conflictividad en medio del proceso electoral. Para ello, avanzó en un acuerdo que incluye varios temas pendientes de interés mutuo para el Gobierno y el sindicalismo (amparos judiciales contra obras sociales y blanqueo laboral), y otros temas de especial interés sindical (deudas del Estado para con las obras sociales sindicales).

Pero el Poder Ejecutivo no solo busca atenuar la conflictividad sindical por el lado de lograr acuerdos sobre temas pendientes, sino también por adoptar una postura más flexible frente al proceso paritario. Sin dudas la novedad que el sindicalismo está recibiendo de parte del Gobierno es cierta flexibilidad de cara al proceso paritario respecto de la pauta oficial inicialmente pensada en aumentos en torno al 23%. La creciente flexibilidad que está mostrando el Gobierno se explica por las dificultades electorales que le está produciendo la recesión económica persistente. En definitiva, hay en el Gobierno, producto de su mayor debilidad electoral, menos temor a la inflación futura y más interés por generar/impulsar cierta recuperación en el poder adquisitivo de los salarios de cara al desafío electoral.

Es cierto que esta serie de acuerdos alcanzados y la flexibilidad frente al proceso paritario no lograron que el Gobierno pueda impedir que la Comisión Directiva de la CGT se plegara a la marcha que los gremios industriales están convocando para el próximo 4 de abril, en defensa de la producción industrial y los puestos de trabajo. Una marcha que partirá desde Plaza Once pero que no llegará a Plaza de Mayo, sino hasta la 9 de Julio. Pero también es cierto que, en un contexto económico tan adverso, que el Gobierno logre que la CGT no convoque al quinto Paro Nacional es ciertamente un logro en términos de tratar de contener lo mayor posible la conflictividad sindical en un contexto cada vez más condicionado por las necesidades electorales.

Empate técnico en un escenario de balotaje entre Macri y CFK

A la hora de analizar diferentes escenarios de balotaje, nos centraremos en el que hoy tiene mayor probabilidad de ocurrencia: el de una confrontación en una segunda vuelta entre Macri y Cristina Fernández de Kirchner, en caso de que esta última confirme su candidatura. En el registro de marzo observamos un empate técnico (diferencia dentro del margen de error muestral). Macri obtendría un 45,5% mientras que CFK un 44,9%, con un 9,6% de indecisos. Con proyección de indecisos, el escenario final arroja un resultado favorable a Macri de +1,6 puntos, ya que el Presidente obtendría un 50,8% contra un 49,2% de CFK.

Analizando la evolución del escenario de este posible balotaje desde marzo de 2018 a la fecha, notamos cómo los indecisos disminuyen considerablemente (de un 18,1% en marzo del año pasado a 9,6% este mes). Macri, por su parte, mide casi 4 puntos menos que hace un año, mientras que en ese mismo período CFK creció 12,4 puntos. En todo caso, la diferencia en marzo de 2018 era de 16,9 puntos y ahora, un año después, es de 0,6 puntos.

En los escenarios desagregados por edad y por área geográfica, notamos las fortalezas de ambos candidatos: en el segmento etario más joven y en el interior de PBA, Cristina Kirchner hace su mejor performance, mientras que Macri hace lo propio en el segmento etario más longevo y en la Capital Federal. Los escenarios más parejos se dan en el segmento etario de 30-49 años y en el interior del país.

La dinámica legislativa estará condicionada por el contexto electoral

La actividad legislativa siempre se ve resentida en los años electorales. Ello se puede corroborar viendo los registros de actividad legislativa históricos, donde el promedio de leyes sancionadas se reduce de 133 en años no electorales, a 115 en los años electorales. Esa actividad se verá aún más resentida en este particular 2019 por dos motivos: 1) un calendario electoral muy cargado de elecciones provinciales a lo largo del todo el año, y 2) la incertidumbre electoral presidencial, que no deja ver con claridad quién gobernará el país a partir del 10 de diciembre.

Claramente habrá temas que no podrán ser discutidos en el año electoral, y entre ellos destaca la despenalización del aborto. El nivel de conflictividad que generó el debate durante el año pasado llevó a todos los espacios a preferir evitar el tema este año electoral para no agregarle tensión al interior de los diferentes partidos, en momentos en los que están compitiendo en elecciones. Algo parecido pasaría con el debate del Nuevo Código Penal, que el oficialismo ya tiene redactado y que debería ser discutido en el Congreso para su aprobación final.

Hay otros temas que también tiene una suerte de veda en momentos electorales, como todo tipo de Reforma Electoral que pretenda modificar las reglas de juego (voto electrónico y lista única).

La dinámica legislativa estará condicionada por el contexto electoral y por la instancia de minoría del oficialismo en el Congreso. Estas dos condiciones hacen prever que solo prosperarán aquellos proyectos con un  sentido más electoralista (medidas para Pymes, beneficios impositivos, Régimen Penal Juvenil, etc.).

El riesgo con el que convivirá el oficialismo es que, por no tener total control de lo que se debata y se apruebe en el recinto, cada vez que quiera avanzar con la sanción de una ley, deberá mensurar el riesgo de facilitarle a la oposición un escenario propicio (el recinto) para hacer campaña contra el Gobierno o aprobar medidas que el oficialismo luego tenga que vetar.

La situación económica condiciona cada vez más la reelección

Los niveles de popularidad del Gobierno en el peor momento del ciclo

Sin dudas este comienzo de 2019 marcó para todo el ciclo de Cambiemos el peor momento en materia de opinión pública. A esta situación se llegó luego de un proceso de deterioro que comenzó en noviembre de 2017, luego del triunfo de Cambiemos en la elección de medio término, y que solo tuvo una ventana de recuperación entre octubre-diciembre del año pasado, luego de la Cumbre del G-20 y de un diciembre tranquilo y con estabilidad financiera. El peor derrumbe se registró en la Imagen de Gobierno, con una caída de 26 p.p. en la imagen positiva, que cayó a menos de la mitad del valor de noviembre 2017.

La imagen de Mauricio Macri tampoco estuvo indemne a la crisis económica de 2018 y al deterioro general que sufrió el Gobierno luego del triunfo en 2017. La imagen positiva del Presidente cayó 23 p.p. desde noviembre de 2017, lo que lo dejó con un diferencial negativo de imagen de -21,9%.

Pero el deterioro no solo estuvo asociado al Gobierno y a la imagen de los dirigentes del oficialismo, sino que también se deprimieron las expectativas, tanto sobre el futuro del país, como sobre el futuro personal. Respecto del país, los que ven con optimismo el futuro se redujeron 18,2 p.p. Por su parte, los que creen que su situación personal va a mejorar en el futuro, que ya eran menos del 40% en noviembre de 2017, cayeron 14,4 p.p. siendo hoy solamente 1 de cada 5 encuestados a nivel nacional.

En definitiva, no hay indicador que no esté, a menos de 6 meses de las Primarias y a menos de 9 meses de la Elección General, en el peor momento del ciclo de Cambiemos.

A pesar de la crisis, el voto al oficialismo resiste por encima del 30%

A pesar del deterioro sufrido por el oficialismo en materia de opinión pública y de la continuidad de un escenario de crisis económica que viene socavando la popularidad del Gobierno, no deja de sorprender que las tendencias electorales vienen mostrando cierta estabilidad, sobre todo por el lado de la intención de voto al oficialismo, que si bien pierde casi 5 puntos desde julio 2018, en los últimos 7 meses el voto al oficialismo no cayó más de 2%, un registro que se mantiene en el margen de error muestral.

Esta suerte de resistencia del voto oficialista puede ser explicada por dos motivos: 1) una identidad muy fuerte entre Cambiemos y su electorado que no se ve alterada por la situación económica; 2) la ausencia de un candidato/espacio alternativo para ese electorado. Muy probablemente concluyamos que es más lo segundo que lo primero lo que retiene a los votantes de Cambiemos, que cuando ven el escenario electoral, ven que aquello que más rechazan y que los identifica como un electorado homogéneo, la figura de CFK, aparece como la alternativa más competitiva y con chances de volver al poder. Mientras la amenaza de CFK permanezca en el escenario, muy probablemente el electorado de Cambiemos no se mueva de donde está, sobre todo si no aparece otra alternativa competitiva que ofrezca garantías a ese electorado de una mejor defensa contra Cristina Kirchner.

¿Hay alguien que pueda ser una amenaza en ese sentido para el oficialismo? Debería ser alguien que reúna dos condiciones: 1) que esté en condiciones de ganarle a CFK; y 2) que exprese con claridad una diferenciación de CFK para darle garantías al electorado de Cambiemos que cambiaran de vehículo para defenderse de un regreso del kirchenrismo al poder. ¿Hay alguien que reúna esas condiciones? Hasta la aparición de Lavagna no. Pero a Lavagna todavía le falta cumplir en pleno las dos condiciones.

Crece la presión en la CGT para anunciar el 5to paro nacional contra Macri

El reclamo “hagan algo” de un trabajador de la UOCRA a Mauricio Macri en un acto que realizaba el Presidente en la Ciudad de Buenos Aires, pareció no solo describir el drama que atraviesan los trabajadores por la situación económica, sino también la falta de canalización de esa demanda que se observa en una dirigencia sindical que ha venido conteniendo la conflictividad sindical más que promoviéndola.

Un ejemplo de ello se pudo ver esta semana, cuando la reunión del Consejo Directivo de la CGT, que iba a evaluar la situación económica y posibles medidas de fuerza, fue suspendida, logrando esquivar una vez más la presión para la convocatoria a un nuevo Paro Nacional.

El Gobierno no se ha quedado con los brazos cruzados y ha venido colaborando para contener los niveles de conflictividad sindical. En noviembre pasado logró desactivar una medida de fuerza de la CGT con el otorgamiento de un bono de $ 5.000 para todos los trabajadores del sector privado. Ahora, acaba de adelantar el aumento previsto para junio próximo en el Salario Mínimo Vital y Móvil a marzo, al tiempo que incrementó los montos correspondientes a la prestación por desempleo.

Lo paradójico es que el contexto electoral hace más difícil la convocatoria a un Paro Nacional para la dirigencia sindical que aún permanece en la conducción de la CGT. Y es que entre los sectores dialoguistas, prevalece la idea de que si se promueve una medida de fuerza, a ella se terminarán plegando los sectores más combativos que ya abiertamente actúan en apoyo de la candidatura de Cristina F. de Kirchner, y quienes buscarán capitalizar políticamente la protesta.

El Gobierno sabe que el desafío del sindicalismo para contener la conflictividad es complejo en un contexto económico delicado, y por ello seguirá privilegiando la relación con el sector más estratégico a la hora de definir la efectividad de una medida de fuerza: el sector del transporte. Para lograr ese objetivo, el Ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, compartió una cena días atrás con la cúpula de la CATT (Confederación Argentina de los Trabajadores del Transporte) donde recogió demandas específicas del sector, que se describen a continuación.

Demandas del Sector de Transporte:

  • Reclamo por el impacto de Ganancias en el Sector de trabajadores del Transporte.
  • Preocupación por una eventual Reforma Laboral a discutirse en el Congreso (el Ministro lo descartó).
  • Impacto de los tarifazos en el salario de los trabajadores del sector.
  • Rechazo a cambios que impulsa, Carolina Stanley, en Regímenes Diferenciales laborales del Sector.
  • Reclamos por la continuidad de inversiones ferroviarias.
  • La inseguridad que sufren los trabajadores del sector del Transporte Automotor.
  • Preocupación por el avance en la informalidad laboral en el sector (se citó el caso de UBER)
  • La preocupación por el aval del Gobierno a inscripciones gremiales funcionales a las empresas Aeronáuticas (gremios por empresa).

El timing de la recuperación: ¿recalculando el escenario electoral?

La ratificación en febrero de que la crisis económica sigue siendo corrosiva para el Gobierno en cuanto a indicadores de opinión pública, pese a la ventana de recuperación que se había abierto en noviembre-diciembre producto de la estabilidad financiera y el éxito del G-20, empieza a poner al límite de sus posibilidades a la competitividad del oficialismo. El daño se verifica en la mayoría de los indicadores más relevantes:

  • Imagen de Gobierno: la valoración del desempeño del Gobierno cae en febrero al nivel más bajo de todo el ciclo (25% de imagen positiva y 58% de imagen negativa)
  • Preocupaciones: en febrero se recalienta la preocupación por la inflación, que vuelve a superar el tercio de menciones. De esta forma, crecen las preocupaciones económicas.
  • Expectativas: siguen hundidas en el pesimismo y solo 1 de cada 4 encuestados cree que el país mejorará en un año, y solo 1 de cada 5 que su situación personal mejorará.
  • Imagen de Dirigentes: la imagen de Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió, está en los niveles más bajos del ciclo. La imagen negativa de Macri superó por 1ra. vez el 50%.

Y si bien los niveles de apoyo electoral aún resisten por encima del 30% (30,8% en febrero), la prolongación de un escenario recesivo en materia económica podría poner bajo amenaza la voluntad de ese electorado, que podría terminar migrando a una opción alternativa.

¿Cómo podría reconfigurar el escenario electoral una prolongación de la crisis económica?

Si bien el escenario electoral se ha venido mostrando bastante estable (hace 7 meses que el oficialismo y el kirchnerismo sostienen niveles de apoyo electoral cercanos al tercio de los votos), la situación económica le está poniendo presión a las tendencias electorales.

La persistencia de una situación económica recesiva podría producir dos efectos inversos sobre el escenario: 1) debilitar los niveles de apoyo al oficialismo y 2) fortalecer los niveles de apoyo de Cristina Fernández de Kirchner, la principal rival opositora al Gobierno. Sin embargo, lo primero aún no se evidencia y lo segundo tampoco pareciera poder producirse, siendo que permanecen elevados los niveles de rechazo de a la figura de CFK (53% de imagen negativa).

Lo que sí es seguro es que los niveles de apoyo de CFK no parecieran estar siendo amenazados por ningún factor, y sí lo están siendo los apoyos del oficialismo por una persistente crisis económica que no muestra señales de recuperación. Y ello es importante para pensar escenarios alternativos.

Siendo que el escenario hoy más probable para la definición de la elección presidencial es una segunda vuelta entre Macri y Cristina. No obstante, su reconfiguración más probable, si la crisis económica persistiera, no sería mudarnos a un enfrentamiento entre Macri y un candidato moderado, sino a la confrontación en una segunda vuelta de dos dirigentes opositores. En este sentido, la evolución de la economía se transformará en una variable clave para la definición de la tendencia electoral:

  1. Si la recuperación llegara a tiempo, ello consolidaría un escenario de confrontación entre Macri y CFK, que podría ser más favorable para el Gobierno que para la ex Presidente;
  2. Si la recesión se prolonga, los apoyos al oficialismo podrían resentirse e ir a fortalecer otra alternativa que le permita a ese electorado defenderse de un eventual regreso de CFK al poder.

En un escenario polarizado, la economía golpea al oficialismo

  • El gobierno llega a su peor momento en materia de evaluación de gestión. La valoración del desempeño del gobierno registró en febrero un fuerte deterioro, con una caída de la valoración positiva a 25,6% (nivel más bajo de todo el ciclo), y un fuerte incremento de la valoración negativa que llega al 58% (valor más alto de todo el ciclo).
  • Luego de la recuperación de fin de 2018, las expectativas se deprimen y la inflación vuelve a preocupar. Tras la ventana de noviembre-diciembre, las expectativas sobre el futuro del país y de la situación personal de la gente se vuelven a deprimir y vuelve a crecer la preocupación por la inflación luego de tres meses de caída.
  • A pesar de la caída en su imagen, el gobierno mantiene los mismos niveles de apoyo electoral. En materia electoral, se observa una estabilidad sorprendente a lo largo de los últimos meses en cuanto a la distribución de los apoyos. Y en un contexto de caída de imagen y de expectativas, la intención de voto a cambiemos se mantiene por encima del 30%.
  • La imagen negativa de Macri supera el 50% e iguala los niveles de rechazo de Cristina Kirchner. La situación económica sigue afectando la imagen de los dirigentes del oficialismo. En este contexto, Macri registró por primera vez una imagen negativa mayor al 50%, lo que marca un nivel de rechazo similar al de CFK.
  • Roberto Lavagna, el dirigente con mejor imagen. En un contexto donde el promedio de diferencial de imagen de los principales dirigentes observados arroja -22%, Roberto Lavagna aparece como el mejor dirigente, con un diferencial de +9,9%, solo superado por Vidal en imagen positiva. No obstante, la gobernadora tiene un menor diferencial positivo.

El juego de las sillas, versión Congreso

A pesar de no tener expectativas de un gran triunfo en la elección de octubre, Cambiemos no tiene grandes desafíos para mantener su poder en el Congreso: debe renovar el 42% de sus bancas de Diputados y solo el 16% de sus bancas en el Senado.

La renovación legislativa que se producirá con la elección presidencial en octubre próximo se ha vuelto casi tan crítica como la propia elección del Poder Ejecutivo, ya que los desafíos que deberá enfrentar el próximo Gobierno (que podría ser el actual), requerirán de fortalezas parlamentarias para avanzar en las reformas que se deberán encarar para concluir el proceso de corrección de los desequilibrios acumulados que provocaron la actual crisis económica. Reforma Laboral, Reforma Previsional o una nueva Reforma Impositiva podrían ser parte de los desafíos a encarar.

En un contexto donde ninguna fuerza política podrá lograr controlar el Congreso con el resultado electoral, cada fuerza enfrenta desafíos distintos. Cambiemos enfrenta el desafío de renovar solo el 42% de sus bancas. Si bien no es un número importante, no proyectamos que pueda mejorar mucho su situación actual en el Congreso, viéndose obligado a seguir negociando. El FPV, por su parte, deberá renovar el 59% de sus bancas (39 de 66). Si bien el desafío es importante, también es cierto que las proyecciones electorales de una eventual candidatura de CFK lo pueden acercar a ese objetivo. Argentina Federal deberá renovar casi el 50% de sus bancas, un desafío cumplible, pero que dependerá en gran medida de qué candidatura irán colgados los candidatos de los Gobernadores peronistas. Finalmente el desafío más grande es del bloque del Frente Renovador, que pone en juego el 80% de sus bancas. Aunque vale aclarar que los días de este bloque parecieran contados, y muy probablemente esta bancada termine fusionándose con la del peronismo no kirchnerista.

En el Senado, Cambiemos tiene mucho terreno por ganar, ya que solo renueva 4 de sus 25 Senadores. Con una modesta performance, podría mejorar su poder en la Cámara Alta. El FPV, el bloque de Cristina Kirchner, deberá renovar 3 de sus 9 bancas. Muy probablemente logre mejorar esa marca si finalmente la ex presidenta es candidata y logra colar sus candidatos en las listas. Por el lado del bloque Argentina Federal está el mayor desafío, ya que deberá renovar 7 de sus 24 bancas y dependerá, al igual que en Diputados, de quién vayan colgados los candidatos a Senadores en las provincias que renuevan para saber si podrá retener espacios de poder.

Lo que queda claro es que la decisión que tomen los gobernadores del peronismo en junio, respecto de qué candidato nacional colgar sus candidatos, puede ser clave para entender qué Congreso podemos tener a partir de 2020. De ello dependerá en gran medida la posibilidad de que tanto CFK como el Peronismo no K puedan conservar sus espacios de poder en el Congreso. Y de los entendimientos que pueda haber entre CFK y el resto del peronismo, dependerá exclusivamente la posibilidad de que tengamos un Congreso bajo control de un espacio político o si seguiremos teniendo un Congreso dividido con tendencia a la paralización o a la baja productividad.

¿El tercero en discordia o el tercero en concordia?

Nos acercamos al inicio del proceso electoral y el escenario político sigue mostrando grandes rasgos de incertidumbre que caminan por dos importantes canales: el económico y el político.

Desde el punto de vista económico, el momento en el cual la actividad se reactive y el nivel de recuperación que experimente, no son datos menores, dado que ello podría apuntalar o no la performance del Gobierno en el proceso electoral. En este sentido, la crisis sigue haciendo mella en los indicadores del Gobierno y en enero de este año nuevamente las principales variables revirtieron su tendencia alcista de noviembre y diciembre de 2018: el Diferencial de Imagen cae -2,1 p.p., el de Expectativa sobre el Futuro del País cae -3,2 p.p., y el de Expectativa sobre el Futuro Personal cae -6,0 p.p. A tal punto que en enero se registra la menor intención de voto oficialista de los últimos 6 meses (30,8).

No obstante, el daño que la crisis económica está produciendo en las posibilidades electorales del Gobierno, se ve acotado por la interpretación, en buena parte del electorado (42,2%), de que la exclusiva o principal responsable de la situación económica actual es quien hoy se muestra como la alternativa electoral opositora más competitiva: Cristina Fernández de Kirchner.

El riesgo de la constitución de un centro competitivo o de la desaparición del centro

De cara a las elecciones, el Gobierno se mantiene firme en su estrategia: esperar la recuperación económica y trabajar para que CFK sea la candidata a vencer. En esta línea es que se decidió unificar la elección bonaerense con la elección nacional. Esto, por un lado, obligará a María Eugenia Vidal a tener una mejor performance en la búsqueda de su reelección y, por el otro, le garantiza a Macri mejores resultados por tenerla a Vidal compitiendo en la Provincia.

Al mismo tiempo, dicha decisión tiene un impacto significativo en la construcción de una oferta de centro. Con un escenario polarizado entre Macri y CFK en la provincia, mayor es la dificultad de ese espacio para hacer pie en el distrito más grande del país, lo que condiciona su competitividad nacional.

La forma que adopte una tercera oferta electoral es de vital importancia para el Gobierno: no debería ser lo suficientemente competitiva para romper la dinámica polarizante, ni debería languidecer de tal manera que genere incentivos para que estos dirigentes confluyan en alguna unidad con la oposición liderada por CFK. Y sobre ese riesgo camina el Gobierno.

El riesgo de un centro competitivo: la serie de reuniones que tuvo Roberto Lavagna durante enero alimentaron la posibilidad de su candidatura. Ello preocupó al Gobierno, porque Lavagna puede potenciar la constitución de una oferta de centro que haga peligrar el escenario polarizado.

El riesgo de un centro débil tentado de la unidad: la falta de competitividad de los candidatos del Peronismo Alternativo (Massa, Urtubey) podría tentarlos con la unidad. Un ejemplo es la oferta que el kirchnerismo le hizo a Massa para ir juntos en la Provincia de Buenos Aires.

En conclusión, sobre dichos dos riesgos caminará el Gobierno buscando el escenario polarizado que desea, pero con el voto opositor dividido. Un desafío quirúrgico que requerirá, además, una economía en recuperación.

El arco sindical se caracteriza por su perfil opositor

Con el inicio del año electoral, cada sector gremial comienza a perfilar su posicionamiento de cara a la contienda presidencial, y sobresale el perfil opositor de todos ellos. Si bien hay sectores que han conservado una postura de diálogo y negociación con el gobierno de Macri, los perjuicios que el sector trabajador ha recibido del proceso económico de correcciones que encaró Cambiemos, los empuja a confrontar en materia electoral.

Aquí una síntesis del posicionamiento político-electoral de cada uno:

Los Gordos

Los denominados “Gordos”, por ser un gremio con muchos afiliados, han tenido en las últimas décadas quizá la postura más pragmática del sindicalismo y menos partidizada. Sus intereses gremiales los llevan a tener una relación de diálogo y negociación con el Gobierno de turno, y ello los vuelve más neutrales en sus posicionamientos políticos. En esta ocasión hay cierta incomodidad con el Gobierno de Macri y muchos no ocultan intenciones políticas opositoras. La nota la dio Héctor Daer, que luego de formar parte del Bloque de Sergio Massa, se incorporó a la Mesa de Acción Política del PJ, que incluye a dirigentes kirchneristas y no excluye a Cristina Kirchner de un armado opositor. Es quizá la excepción, para dirigentes que serán cautelosos a la hora de definir posicionamientos electorales.

Los Independientes

Denominados independientes por no tener un origen peronista como la mayoría de los gremios, pero que sin embargo tienen un peso específico en la CGT, también han venido teniendo diálogo y vocación de negociación con el Gobierno de Macri. Sin embargo, sus principales miembros participaron de un almuerzo con el ex ministro Roberto Lavagna y no ocultaron su intención de apoyar al dirigente peronista si decidiera lanzarse a la candidatura presidencial. Podrían confluir este jueves en el tradicional almuerzo en que celebra Luis Barrionuevo en Mar del Plata, en el que pedirán por la candidatura de Lavagna. Pero todo ello sin renegar del Gobierno con quien han prevalecido más los acuerdos que los conflictos.

La CGT Azul y Blanca (Barrionuevo)

Agrupamiento conducido por el gastronómico Luis Barrionuevo, ha sido uno de los sectores gremiales que apoyaron la candidatura de Mauricio Macri en 2015, pero que hoy no ocultan sus disidencias. De hecho, Barrionuevo se ha transformado en el principal promotor de la candidatura de Roberto Lavagna, y ello buscará transmitir en el tradicional almuerzo que todos los años organiza en Mar del Plata. Pero su principal ladero, Carlos Acuña, uno de los dos dirigentes que conducen la CGT,  ha manifestado en las últimas horas que por ahora el candidato de la CGT sigue siendo Sergio Massa. No hay que olvidar que Acuña fue diputado provincial bonaerense de Sergio Massa. Una postura que podría virar si Lavagna decide formalizar su candidatura.

Los Sindicatos del Transporte (ex moyanistas)

Los gremios del Transporte, que se independizaron de la conducción de Hugo Moyano cuando este decidió romper con la CGT y se nuclean en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte, también están entusiasmados con la candidatura de Roberto Lavagna y así lo han dejado trascender. Fernández, Schmid y Maturano participaron del almuerzo con el ex ministro en diciembre pasado, y apoyarían su candidatura si se oficializara. Se trata de un sector gremial clave porque es el que puede garantizar la eficacia a la hora de realizar medidas de fuerza. Igualmente, el diálogo y la negociación con el Gobierno nunca se perdieron y no se espera una postura muy combativa durante el proceso electoral.

El Frente Sindical para el Modelo Nacional

Se han transformado en un claro sector opositor al Gobierno y han motorizado acciones gremiales combativas (marchas y paros) para manifestar su firme postura por sacar a Mauricio Macri de la Rosada. Formaron un Frente Sindical que incluye a los Movimientos Piqueteros, y el propio Hugo Moyano flexibilizó posturas y se acercó a las CTA, agrupamientos sindicales históricamente distanciados del sindicalismo de la CGT y del sindicalismo peronista. Moyano, Sergio Palazzo (que conduce la Corriente Federal) y Ricardo Pignanelli (SMATA), no han ocultado su deseo de que la ex presidenta Cristina Kirchner sea candidata, y representan el pilar sindical de su eventual candidatura.

Las CTA´s

Predominantemente integrado por gremios estatales, han sido los agrupamientos sindicales opositores al Gobierno de Mari desde el minuto cero y su postura ha provocado incrementos significativos de la conflictividad sindical estatal. Estaban separados durante el kirchnerismo, pero su oposición a Macri los unió nuevamente, aunque todavía no se produjo la reunificación orgánica de la CTA. Han pasado a integrar el Frente Sindical para el Modelo Nacional y promueven abiertamente la posibilidad de que Cristina Kirchner sea la candidata de un frente de unidad opositora para enfrentar a Macri. Siempre predispuestos para participar de toda movilización o acción combativa contra el Gobierno de Macri, nunca han tenido ninguna vocación negociadora con este Gobierno.

Los movimientos sociales

Se trata de un actor que ha venido ganando terreno en el mundo sindical. Entre los principales movimientos sociales se ha logrado mayor unidad y han venido articulando de manera conjunta su negociación con la administración Macri y las acciones de protesta contra su Gobierno. Pero no hay uniformidad a la hora de los posicionamientos políticos. Hay dirigentes sociales como Juan Grabois que no ocultan su deseo que CFK sea la candidata de una gran frente de unidad, pero la mayoría de los dirigentes sociales preferirían que CFK de un paso al costado para buscar una candidatura de unidad. Por último, la CCC de Juan Carlos Alderete es la organización quizá más alejada de Cristina Kirchner y que preferiría una candidatura no kirchnerista.

En conclusión, será todo un desafío para el Gobierno sortear el escollo electoral sin demasiado apoyo sindical (apenas un sector liderado por el titular de UATRE, Ramón Ayala). Además, en caso de ganar, deberá encarar las reformas pendientes en materia laboral, con un frente sindical posicionado en posturas opositoras.