Los sindicatos mueven sus fichas

Si el peronismo se une, el sindicalismo de la CGT podría unírsele detrás

El universo de la dirigencia sindical se encuentra, como lo está todo el arco político, atento y siguiendo en detalle los acontecimientos que se suceden en el escenario político. Y, como la mayoría de los dirigentes políticos, recibieron con sorpresa la decisión de la ex Presidenta de promover una fórmula con Alberto Fernández al frente de la boleta y con ella como candidata a Vice. Esto tuvo en principio una buena recepción entre los gobernadores del peronismo.

Así como muchos gobernadores del peronismo reaccionaron positivamente a la decisión, también lo hicieron los principales dirigentes sindicales, que interpretaron el gesto como una señal de flexibilidad por parte de la ex Presidenta para lograr una unidad más amplia dentro del peronismo.

El beneplácito con el que fue recibido el gesto bien pudiera ser un termómetro que permita anticipar que, de efectivamente producirse esa unidad en el peronismo, la misma se pueda ver reflejada entre los dirigentes sindicales hoy divididos y enfrentados por diferentes posicionamientos políticos.

Ahora el gobierno busca ajustar la pauta salarial al 28%, garantizando revisiones

Con el dato de inflación de abril, que fue inferior al estimado por buena parte del mercado, muchos de los grandes gremios se encuentran cerrando sus paritarias. La mayoría continúa reclamando acuerdos cortos, con actualizaciones y/o revisiones mensuales en algunos casos (Bancarios) o trimestrales, aunque las cámaras empresarias se han alineado en contra de dicha modalidad. Por su parte, el Gobierno empezó a trabajar una pauta del 28% para los acuerdos, prometiendo revisiones futuras.

Entre los que ya cerraron con esa nueva pauta orientativa, se encuentran hoteleros y gastronómicos (28% en tres tramos) y UOM (acordó un 28% más un extra del 8% por el 2018). Por su parte los empleados de Comercio buscan alcanzar el 30%, pero este nuevo “tope de negociación” impuesto por el Gobierno en algún punto está trabando la negociación.

Contando escaños

A comienzos de año realizábamos un ejercicio de pensar qué características tendría la renovación legislativa para Cambiemos, en un escenario donde aún sosteníamos que, a pesar de la crisis, la reelección de Mauricio Macri era el escenario más probable. Cinco meses más tarde, de la mano de la caída en las encuestas, dejamos de sostener que la reelección de Macri es lo más probable, para sostener que la situación pasó a estar más disputada. Por este cambio, aquella perspectiva de renovación se ha vuelto más pesimista, no solo por la evolución de la intención de voto a Cambiemos en las encuestas, sino también por la sucesión de resultados negativos del oficialismo en las provincias.

Con la probabilidad de re-elección de Cambiemos mucho más discutida de lo que estaba a comienzos de año, una simulación de cómo le podría ir al oficialismo en materia de renovación legislativa, nos muestra un escenario optimista que hoy solo le estaría garantizando conservar los recursos actuales en la Cámara de Diputados (tendría 110 bancas contra las 108 actuales).

En una proyección más pesimista, teniendo en cuenta la evolución de las encuestas y los antecedentes que están dejando las elecciones provinciales, el oficialismo podría caer por debajo de las 100 bancas en su representación en la Cámara Baja.

Por el lado del Senado, la situación sigue siendo más favorable para Cambiemos, aunque el deterioro del Gobierno en materia de intención de voto le viene acotando la posibilidad de fortalecerse en la Cámara Alta. Al proyectar un escenario pesimista (el oficialismo renueva apenas 7 de los 24 Senadores con los que cuenta) visualizamos un escenario donde Cambiemos conserva su poder actual logrando solo 7 Senadores.

En el escenario optimista, el oficialismo lograría sumar 13 Senadores en esta elección y trepar a un bloque de 30 Senadores, aún lejos del quórum propio.

La situación en el Senado sigue siendo más favorable que en Diputados porque en la Cámara Alta el Gobierno solo renueva 7 de los 24 Senadores en juego, con lo que en algunas provincias, solo con competir y salir segundo, obtiene una banca adicional y gana terreno en el recinto.

En definitiva, si el Gobierno logra obtener un buen resultado en la Primaria y la competencia se polariza hacia le elección general, el oficialismo podría aspirar a tener un resultado optimista de cara a la renovación.

Pero si la Primaria lo muestra por debajo de las expectativas y el peronismo alternativo logra mostrarse cerca del oficialismo para aspirar a desplazarlo de una eventual segunda vuelta, el resultado en la General podría ser el pesimista y Cambiemos retrocedería en el Congreso.

A la espera de las candidaturas

En mayo se registra una leve recuperación en la imagen de gobierno

Luego de cuatro meses de caída en la valoración del desempeño del Gobierno de Mauricio Macri, en mayo se registra una recuperación de la valoración positiva (+2,3p.p.) respecto del mes pasado, al tiempo que se observa una caída en la valoración negativa (-4,8p.p.).

Cae preocupación por inflación, pero crece preocupación por desempleo

Se registra una caída en la preocupación por la Inflación (-3,9 p.p.), luego del pico de 44,6% registrando en abril. Al mismo tiempo, y por segundo mes consecutivo, se registra un incremento en la preocupación por el desempleo (+3,0 p.p.).

Macri y CFK siguen siendo los más competitivos de cara a la Primaria, y Lavagna ganaría en el peronismo no K

De cara a una Primaria, los candidatos con mejor intención de voto siguen siendo Cristina Kirchner (35,3%) y Mauricio Macri (30,8%). Entre los Peronistas no K, Lavagna (13,1%) le saca ventaja a Massa (5,7%) y Urtubey (2,0%).

Escenarios de segunda vuelta: Vidal sigue siendo más competitiva que Macri para enfrentar a CFK

Mientras que el Presidente obtiene un 46,6% frente a un 45,7% de la ex Presidenta (diferencia de +0,9), María Eugenia Vidal registra un 50,4% frente a un 45,9% de CFK (+4,5), mejorando la competitividad por casi 4 puntos.

Respecto de febrero, cae la imagen de los oficialistas salvo de Vidal

A pesar de la recuperación de mayo, respecto de febrero, la situación económica sigue siendo perjudicial para figuras del oficialismo (Macri ya registra una imagen negativa de 57,5%), salvo para María Eugenia Vidal, que se mantiene y sigue siendo la dirigente con mejor imagen del país.

La consolidación electoral de CFK redefine el escenario político

Durante el 2018 sosteníamos, en medio de un contexto económico muy incierto y desfavorable para el Gobierno, que: 1) el escenario electoral más probable era que la elección presidencial se resolviera en una segunda vuelta; 2) que el Gobierno venía sosteniendo niveles de apoyo electoral que le permitían acceder a esa segunda vuelta; y 3) si la rival era Cristina Kirchner, la re-elección de Cambiemos era lo más probable.

En ese escenario de confrontación con CFK, el Gobierno maximizaba sus posibilidades de reelección. Pero la erosión que la crisis económica produjo en la popularidad y competitividad del Gobierno cambió el escenario, consolidando la competitividad de CFK y poniendo en duda la competitividad de Macri. Hoy sostenemos que: 1) la elección muy probablemente se resuelva en una 2da vuelta; 2) CFK consolidó un nivel de apoyo que le asegura su presencia en esa segunda vuelta; y 3) que la duda en el escenario pasó a ser quién será su rival: Macri, Vidal o Lavagna.

El rival de Cristina se definirá en virtud de la evolución del escenario económico, que es en definitiva la variable decisiva que está moldeando el escenario político-electoral.

MACRI: Si el Gobierno logra estabilizar la situación cambiaria y puede empezar a mostrar un sendero de desinflación, posiblemente Macri logre conservar el nivel de apoyo que hoy ostenta (28,8% de intención de voto en elección general) y ello le permitirá ser el rival de CFK en el balotaje.

VIDAL: Si la situación económica se sigue deteriorando y en el momento de tomar la decisión de las candidaturas (22 de junio), el Presidente está decididamente en terreno negativo frente a Cristina, pudiera haber mucha presión de los socios de Macri para que la candidata sea Vidal.

LAVAGNA: Si una inflación persistente y un dólar volátil no logran ser domados por el Gobierno, podría haber alguna migración de votantes de Cambiemos hacia otra opción que los defienda mejor de Cristina Kirchner, y en ese escenario la candidatura de Lavagna podría volverse atractiva.

En definitiva, la situación económica irá definiendo cuál de las tres opciones será la más atractiva y más competitiva para los votantes anti-kirchneristas para enfrentar a una Cristina Kirchner que, de confirmar su candidatura, muy probablemente esté en una segunda vuelta.

Si Macri no garantiza triunfo ante CFK, el voto anti-K podría migrar

La novedad de este 2019 (que la probabilidad de que Cristina Kirchner le gane una segunda vuelta a Mauricio Macri dejó de ser cero) abre la posibilidad a que el escenario cambie de fisonomía, ya sea en lo nominal (cambios de candidaturas) o en lo estructural (cambios en los niveles de apoyo entre las ofertas electorales). Esto debido a que los dos principales candidatos tienen altos niveles de rechazo: un 49% no quiere que gane Macri y un 43,8% no quiere que gane CFK (Synopsis, Abril 2019).

Si se le pregunta a ese 92,8% de electores si están dispuestos a cambiar su voto si su candidato NO le garantiza una derrota de aquél candidato que no quiere que gane, un 18,9% dice que sí y un 33,9% lo pensaría en función de a quién tenga que votar. Con esta alta predisposición al voto estratégico, si Macri no garantiza un triunfo frente a CFK, posiblemente podría provocar una migración de sus votantes a una mejor opción para evitar que gane CFK. Allí es donde Lavagna aparece como una alternativa amenazante para la debilidad de Macri frente a CFK. Por ahora, el 87,8% de los votantes de Macri creen que él es la mejor opción para ganarle a CFK, pero un 49,7% muestra alguna predisposición a cambiar su voto si el actual presidente no les garantiza un triunfo frente a la ex presidenta.

Cambiemos tiene una alternativa, antes de que sus votantes piensen en otra opción (Lavagna), que es cambiar el candidato por uno más competitivo para frenar a CFK. Pero sería una decisión que ofrece muchas complejidades en su implementación y claramente se tomará en un contexto de emergencia. Aun así, se trata de una rueda de auxilio que tiene el oficialismo antes de que se produzca una eventual migración de sus apoyos.

La situación económica pone en duda un triunfo de Macri frente a CFK

El Gobierno tuvo desde siempre una certeza: de todos los rivales posibles, Cristina Kirchner era la mejor adversaria para confrontar porque es la que tiene los mayores niveles de rechazo, incluso entre votantes opositores. Ese norte electoral nunca se puso en duda, ni siquiera hoy en este contexto económico tan desfavorable. Pero algo cambió en las últimas semanas, y es que el escenario de segunda vuelta con Cristina dejó de ser terreno de triunfo asegurado (según Synopsis Abril 2019, CFK le sacaría 1,8% de ventaja en una segunda vuelta).

¿Esto pone en duda la estrategia de confrontación con CFK?

No, porque en cualquier otro escenario el Gobierno hace tiempo que camina en terreno aún más negativo. Pero lo que sí produce es que se ponga en duda quién está mejor parado por parte del oficialismo para enfrentar con mejor resultado electoral a CFK (si Macri o Vidal)

La profundización de la crisis económica (mayor volatilidad cambiaria, más inflación, más recesión, etc.) ha sido la causa del debilitamiento electoral del Gobierno, no tanto porque le esté erosionando su base de apoyo (entre agosto de 2018, cuando Cambiemos registraba un 32,8% de intención de voto, y abril de 2019, cuando registró un 29,8% de intención de voto, el Gobierno perdió solo 3% de apoyo electoral), sino porque le está complicando la tarea para convencer al 20% de votos adicionales que tendrá que conseguir en una segunda vuelta para ganar la elección.

La crisis económica está produciendo un incremento en los niveles de enojo con el Gobierno, y es precisamente ese sentimiento el que ablanda el enojo con la archirrival del Gobierno, Cristina Kirchner. No es más que la aplicación del viejo proverbio que reza que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. De tal modo, cuando se pregunta por el reverso, es decir, quien NO quiere que gane la elección, en abril de 2019 un 49% señaló a Mauricio Macri y un 43,8% a Cristina Kirchner. El enojo del electorado con Macri es la mejor forma de ablandar la resistencia de la gente con Cristina.

Cristina la mejor rival, pero ¿quién es el mejor contendiente de Cambiemos?

Como sosteníamos al comienzo, la novedad de que Cristina Kirchner puede ganarle una segunda vuelta a Mauricio Macri, no obliga al Gobierno a cambiar de estrategia, a pesar de que esta tiene externalidades negativas por la incertidumbre económica que genera, pero sí le abre el interrogante respecto de quién está mejor parado dentro de Cambiemos para enfrentar con mejor resultado a CFK: ¿Macri o Vidal? La duda tiene razón de ser en que María Eugenia Vidal no solo tiene mejor consideración pública (más imagen positiva y menos imagen negativa que el Presidente), sino que, según los últimos registros relevados, mejora la competitividad de Cambiemos entre 4 y 5 puntos en una confrontación de segunda vuelta frente a CFK (Marzo 2019, Synopsis).

Si bien Vidal se transforma así en un activo para Macri (hay alguien que mejora la performance de Cambiemos frente a CFK), es también un pasivo, porque de la mano de cierta certeza publica de que Vidal es mejor candidata que el Presidente, la situación empieza a obligar al Macri a declinar su candidatura a favor de una mejor candidata o a recibir la desaprobación de su propio electorado si decide no hacerlo, por perjudicar las chances de que el oficialismo gane la elección.

La decisión que tome el oficialismo estará obviamente sujeta al impacto que siga produciendo la situación económica sobre las posibilidades de Macri de aquí al momento de tener que oficializar las candidaturas el 22 de junio próximo. Y no es menor el desafío, porque de parte del electorado que no desea que CFK triunfe, hay una alta predisposición a cambiar su voto para optar por la mejor opción para frenar a CFK. De modo que si Macri decide tomar la decisión de ir a confrontar con la ex presidenta con algún riesgo de derrota, esa amenaza bien podría producir una migración de votos oficialistas a alguna alternativa (¿Lavagna?) que lo defienda mejor de la principal amenaza que identifica ese electorado: que el kirchnerismo regrese al poder.

El resultado de la elección presidencial reordenará el escenario sindical

La falta de liderazgo, la fragmentación del poder sindical, la falta de autoridad en la conducción de la CGT, las dificultades para coordinar acciones conjuntas, y muchos otros aspectos que caracterizan hoy al universo sindical podrían modificarse en función del resultado electoral de la elección presidencial. Así como el poder ordena, la falta de un poder político ordenador del mundo sindical, es la principal causa de este escenario de fragmentación gremial inédito en la historia política reciente.

Si asistiéramos a una elección que como resultado produjera una aún hoy probable re-elección de Mauricio Macri, posiblemente veamos un escenario bastante parecido al que observamos hoy. Difícilmente un nuevo mandato de Macri logre naturalmente reconstruir la relación con el sector más combativo. Si bien posiblemente veamos un intento de Macri de reconstruir su relación con Hugo Moyano, la probabilidad de que ello ocurra dependerá de que la situación económica mejore.

La situación sería diferente si se produjera un triunfo de Cristina Kirchner y su retorno al poder luego de 4 años. En este caso, sí podría haber incentivo para una reunificación, que decididamente se daría bajo la dominancia de los Moyano. La decisión de Hugo Moyano de apuntalar tempranamente la candidatura de la ex presidenta le daría autoridad no solo de promover la unidad de la CGT, sino también para reclamar el liderazgo. El resto de los gremios hoy dialoguistas seguirían manifestando su predisposición al diálogo, pero esta vez, bajo la dominancia de los Moyano. También habría que incluir a buena parte de la CTA en este marco de apoyo y diálogo a un Gobierno de CFK, debido a su histórica pertenencia al espacio kirchnerista. Posiblemente queden más distantes y con dificultad para reposicionarse aquellos gremios que conformaron la pequeña base de apoyo sindical del macrismo con el gremio de UATRE a la cabeza.

En el caso de una eventual presidencia de Roberto Lavagna, el escenario sería sutilmente diferente. También proyectamos un proceso de reunificación en la CGT, pero con un liderazgo más equilibrado entre los Gordos (gremios de servicios) y los Independientes y el lugar que le deparen a los Moyano en esa CGT reunificada. En este marco, posiblemente se pueda incluir a los gremios en otrora macristas, que buscarían reposicionarse. Pero decididamente no vemos un diálogo fluido y de apoyo con los gremios de la CTA ni con los movimientos sociales.

En definitiva, el nivel de fragmentación del escenario sindical en parte obedece a la falta de claridad respecto de cuál será el futuro político inmediato del país. Mientras cada sector especula, nadie trabaja para la unidad del presente, sino que todos apuestan para liderar la unidad futura.

El lado legislativo de la elección 2019: cómo se construirán mayorías en 2020

Las dificultades que estamos observando en el Congreso para sancionar leyes, obedecen a la combinación de dos factores: 1) la parálisis que habitualmente se registra en años electorales y 2) la situación de empate político al no haber una fuerza política en condiciones de sancionar leyes sin acuerdo con otros espacios. Cabe preguntarse entonces: ¿qué perspectivas se pueden visualizar de cara al funcionamiento que pudiera tener el Congreso el año próximo?

Tomando como referencia los datos relevados por Synopsis en sus mediciones electorales a nivel nacional, y mirando en perspectiva los antecedentes inmediatos en elecciones legislativas recientes, es posible proyectar (con algún margen de error en la estimación +/-10), un pronóstico de qué cantidad de bancas podrían renovar los 3 espacios más representativos de la arena legislativa en el Congreso.

En tal sentido, en el ámbito de la Cámara de Diputados, de conservarse los niveles de intención de voto registrados hasta aquí, y dependiendo de algunos rendimientos provinciales, estamos proyectando que tanto el oficialismo como el espacio que conforman el kirchnerismo y buena parte del peronismo, podrían conservar o apenas mejorar la disponibilidad de bancas, pero de ninguna manera pueden aspirar a controlar el Congreso. De modo que, de ocurrir un triunfo de Macri o un triunfo de Cristina Kirchner (si fuera candidata), en ambos casos dependerán de lograr alianzas con el espacio del peronismo alternativo.

En virtud de ello, hoy es más probable prever que cualquiera de las versiones del peronismo que pudiera alzarse con el triunfo en estas elecciones (sea CFK o Lavagna, por mencionar a un candidato del peronismo alternativo), tendrá una tarea más sencilla para lograr acuerdos que le permitan confeccionar una mayoría que le de control de la Cámara de Diputados. En el caso de CFK, encolumnando a gran parte del peronismo si volviera al poder, y en el caso de Lavagna –un escenario aún hoy de baja probabilidad-, logrando incorporar a alguna parte los legisladores del radicalismo que pudieran alimentar un bloque mayoritario de un oficialismo lavagnista, que de darse, seguramente sería con la participación del radicalismo hoy disidente del Gobierno de Cambiemos. En el caso de que Mauricio Macri re-elija, deberá sentarse a negociar como ha negociado a lo largo de todo este primer mandato.

Por el lado del Senado, el panorama es bastante similar. Es difícil proyectar que el oficialismo logre una renovación que le permita tomar el control de la Cámara Alta, por lo que deberá seguir negociando con algún sector de la oposición la sanción de leyes. Aunque en Senadores el escenario para el Gobierno es sutilmente diferentes, ya que al acercarse al quórum de 37 Senadores, podría estar necesitando menos votos para poder tomar decisiones de los que hoy necesita.

En todo caso, en la Cámara Alta, el peronismo también estaría en mejores condiciones de conformar un bloque mayoritario que el actual oficialismo, con dinámicas parecidas a las de la Cámara Baja. Una CFK presidenta podría encolumnar a gran parte de los Senadores del peronismo en un bloque que podría llegar al quórum propio; mientras que un Lavagna presidente también podría lograr que confluyan Senadores del peronismo del interior (hoy Peronismo Federal) con algunos senadores del radicalismo, si su alianza de Gobierno contiene a parte de la UCR.

La dinámica legislativa seguramente tendrá dos tiempos: 1) el de traducción de votos en escaño, que es el que intentamos anticipar en este artículo; y 2) el de realineamientos en función de la nueva realidad política, es decir, en virtud de quién detente el poder. De modo que habrá que seguir la dinámica electoral para poder anticipar la dinámica legislativa que habrá en el escenario a partir de 2020.

Me quiere, no me quiere. Me quiere, no me…

Los niveles de rechazo de Macri y CFK predisponen al voto estratégico

Ante la incertidumbre reinante respecto al proceso electoral, una manera interesante de observar el escenario político es por el lado del reverso: preguntar no a quién se va a votar, sino quién NO desea que gane. Cuando preguntamos qué candidato no le gustaría que triunfara, el 49% respondió que le gustaría que Macri no gane las elecciones, mientras que otro 43,8% respondió que Cristina Kirchner no resulte victoriosa.

En la misma línea, indagamos acerca de cuál es el candidato que consideran más apto para ganarle a aquel candidato que desea que pierda.  Ante esta pregunta, entre los que quieren que Macri NO gane, la respuesta fue Cristina Kirchner, con el 66,9% como la indicada para derrotarlo.

Entre los que quieren que Cristina Kirchner NO gane la elección, el resultado es similar. El 68,5% cree que el candidato indicado para ganarle es Mauricio Macri.

Lo interesante es que en este contexto de alto nivel de rechazo de los dos candidatos más competitivos, una buena parte del electorado está dispuesto a cambiar su voto en caso de que el candidato de su preferencia no le asegure que podrá derrotar a quien desea que pierda.

Entre los que quieren que Macri NO gane, un 17,5% está dispuesto a cambiar su voto con tal de derrotarlo, mientras que un 36% podría hacerlo dependiendo de a quién tenga que votar para que eso suceda.

Como contracara, entre los que quieren que Cristina Kirchner NO gane las elecciones, el porcentaje de los que están dispuestos a cambiar su voto es del 20,8% y un 31,4% asegura que la decisión dependerá de a qué candidato debería migrar su voto.

Los porcentajes de voto duro se mantienen relativamente iguales para ambos candidatos, entre un 29% y 30%.

¿Resistiré?

A pesar de la crisis, el voto al oficialismo pareciera seguir “resistiendo”

Han pasado ya largos meses desde que la economía empezó a mostrar números negativos sea cual fuera el indicador que uno tome (crecimiento, inflación, consumo, empleo, pobreza, salarios, etc.). Y todavía no pareciera verse con certeza que la crisis haya tocado fondo y que la economía empiece un sendero de recuperación. Lo cierto es que mientras este proceso económico transcurre, se ven consecuencias en materia de imagen de Gobierno, imagen de dirigentes oficialistas y expectativas sobre el futuro.

Pero si bien se registraron caídas en la valoración del desempeño del Gobierno, en las expectativas sobre el futuro del país, o en el futuro personal, en la variable más relevante para la dinámica política, la electoral, la crisis pareciera no haber hecho mella. Y a lo largo de los últimos 8 meses, el nivel de intención de voto al oficialismo no mostró grandes variaciones.

Lo que sí afecta la crisis, es la competitividad de Macri en segunda vuelta

Si bien es posible afirmar, a la luz de la evidencia, que la crisis económica no está haciendo mella en la base de apoyo electoral del oficialismo, ello no necesariamente significa que la crisis no está afectando la competitividad del Gobierno. Porque si bien seguimos viendo los mismos niveles de competitividad en Cambiemos que veíamos hace 8 meses de cara a una eventual elección general, no sucede lo mismo si observamos la competitividad del Gobierno en la segunda vuelta, sobre todo en el escenario hoy más probable, que es el escenario de confrontación entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner.

En marzo de 2018, antes de que comenzara la crisis económica con la primera corrida cambiaria, a fines de abril, en un escenario de confrontación Macri-CFK, el Presidente obtenía una intención de voto de 49,4% mientras que la ex Presidenta obtenía una intención de voto de 32,5%. Un año después, en marzo de 2019, Macri obtiene el 45,5% de la intención de voto y Cristina un 44,9%.

Es decir, la diferencia de +16,9% que mostraba Macri en marzo de 2018 frente a Cristina, un año después y muy probablemente como consecuencia de la crisis económica, se redujo a +0,6%. Esta evidencia muestra que la crisis económica no es inocua para el Gobierno y está afectando la competitividad de Cambiemos en la segunda vuelta. La evolución de esta serie (la de 2da vuelta), comparada con la evolución de la serie de intención de voto para una elección general, nos evidencia que si bien la crisis no está afectando la base de apoyo del Gobierno (+30%), sí está complicando al oficialismo para conseguir el 20% restantes de votos que necesita para poder sortear el escollo de una segunda vuelta y ganar la elección, en el escenario más favorable para Macri: el de confrontación con CFK.

La profundización de la crisis económica a punto de reconfigurar el escenario electoral

A comienzos de año sosteníamos que, a pesar del contexto económico desfavorable, el Gobierno conservaba expectativas de reelección, producto de la tendencia de recuperación de las expectativas que se habían observado en los indicadores de noviembre-diciembre y sobre la base de dos supuestos:

1) Cristina Kirchner iba a ser candidata, aumentando las chances de que Macri (que sostenía su intención de voto por encima del 30%), debiera disputar la 2da. vuelta con una candidata con alto nivel de rechazo;

2) En el segundo semestre se iba a registrar algún grado de recuperación económica, que podía provocar una sensación de que se había superado la crisis y se comenzaba a transitar un sendero de recuperación.

Sin embargo, casi tres meses después, una inflación que no cedió en el primer trimestre, y una volatilidad cambiaria que obligó al Gobierno a endurecer sus políticas monetarias, han puesto en duda seriamente el segundo supuesto, en un contexto en el que la crisis económica, sino afectó aún la base de apoyo electoral del oficialismo (sigue teniendo hasta marzo una intención de voto superior al 30%), sí ha venido limitando la competitividad del oficialismo en una eventual segunda vuelta. A saber:

  • En marzo de 2018, en un escenario de 2da vuelta, Mauricio Macri obtenía una intención de voto de 49,4% contra un 32,5% de Cristina Kirchner y un 18,1% de indecisos.
  • En marzo de 2019, en un escenario de 2da. vuelta, Mauricio Macri obtenía una intención de voto de 45,5% contra un 44,9% de Cristina Kirchner y un 9,6% de indecisos.

En definitiva, si bien la competitividad del Gobierno para una eventual Elección General no ha observado en los últimos meses demasiados cambios a pesar de la crisis, la competitividad del Gobierno de cara a una 2da. vuelta sí se ha ido limitando, dejando evidencia que de no revertir la situación económica, al oficialismo le costará cada vez más seducir al 20% de electores que necesita para lograr un triunfo en un eventual balotaje.

¿Hacia un escenario de balotaje entre dos opositores?

El debilitamiento de las condiciones de competitividad del Gobierno de cara a un eventual balotaje, incluso en el escenario más favorable para el oficialismo, el de una confrontación con CFK, tarde o temprano podría empezar a afectar su competitividad de cara a una Elección General.

Porque si bien venimos viendo que la crisis pareciera no hacerle mella en los apoyos de su núcleo más duro de adhesión (30-32% de intención de voto), si el Gobierno empezara a tener -por la crisis- dificultades para vencer a Cristina Kirchner en una segunda vuelta (lo que efectivamente viene registrándose), ello podría empujar a esos votantes a buscar otra alternativa que los defienda de un eventual regreso de CFK.

Allí es donde radica el verdadero potencial de una tercer alternativa encarnada por Roberto Lavagna, el peronismo alternativo y el Socialismo de Miguel Lifshitz: transformarse en una aspiradora de desencantados que empiecen a declinar su apoyo al oficialismo y vayan en busca de una mejor opción para defenderse de la verdadera amenaza para ese electorado (un regreso de CFK).

Precisamente por ello es que el Gobierno decidió alterar su estrategia dominante de confrontación con la ex Presidenta -a costa de asumir el costo de posicionarlo más- y salir a criticar públicamente a Roberto Lavagna, el candidato que hoy más amenaza su propia base de apoyos.

Esta potencial reconfiguración del escenario (la migración de votos del oficialismo a otra alternativa), está sujeta a la evolución de la situación económica: una profundización del deterioro económico, podría producir ese reacomodamiento y podría depositarnos ya no en un escenario de 2da vuelta entre Macri y Cristina Kirchner, sino en un escenario de balotaje entre dos opciones opositoras.