La extrema polarización anticipa el balotaje a agosto

Cerrada la etapa de la oficialización de las candidaturas, la configuración final del escenario electoral presenta una oferta altamente concentrada en dos grandes espacios que lentamente van polarizando la demanda y centrifugando al centro político. Luego de que ambos polos (oficialismo y kirchnerismo) lograran desarticular la potencial oferta de centro, incorporando actores de la tercera vía en sus ofertas (Pichetto por el oficialismo y Massa por el frente opositor), y polarizar así la oferta, llega el momento de la polarización de la demanda: aquellos electores que habían mostrado cierta expectativa sobre la conformación de una alternativa distinta a Macri o a Cristina, empiezan a aceptar con resignación que deberán elegir entre lo menos malo. De esta manera, los desencantados de la grieta se transformaron en los desencantados de la tercera vía, que sin una alternativa potente y competitiva a la grieta, vuelven a posicionarse en función de lo que más rechazan, más que en virtud de lo que más los seduce.

Para ponerlo en números, si se sumaba la intención de voto de Mauricio Macri en abril y la de una eventual Cristina Kirchner candidata, la suma daba 64,7%. En mayo, la intención de voto acumulada entre esas dos ofertas electorales era 68,8%. Y en nuestro último relevamiento de junio (28/06), ambas ofertas (ya con Alberto Fernández como candidato) se combinan para un 76,5% de intención de voto.

En términos hidráulicos, este proceso de polarización de la demanda ha elevado la cota de apoyos a un nivel que ubica a los espacios en torno al 40% de la intención de voto, provocando un cambio sustantivo en la dinámica electoral: la posibilidad de que alguno de los dos espacios logre sumar 45% de los votos en octubre dejó de ser cero. La probabilidad de un triunfo en primera vuelta empieza a ser una opción, sobre todo para el frente opositor (Frente de Todos) que es quien viene mostrando una diferencia a su favor de cara a las Primarias de más de 4 puntos según nuestro último relevamiento (Synopsis 28/06).

Como consecuencia de ese cambio en la dinámica, al oficialismo la Primaria dejó de serle útil para ordenar el voto estratégico (voto útil). El Gobierno no veía con preocupación el hecho de compartir junto con otras candidaturas (Espert, Gómez Centurión y en menor medida Lavagna) el electorado que rechaza el regreso del kirchnerismo al poder, porque creía que luego de la PASO ese electorado se iba a reubicar apoyando al espacio que esté en mejores condiciones de ganarle a la fórmula Fernández-Kirchner.

Pero frente al riesgo de perder la Primaria y de que el frente opositor quedase a tiro del 45%, el oficialismo empieza a necesitar lograr una más eficiente concentración del voto anti K en la Primaria para reducir la diferencia con su rival y no favorecer un escenario que pudiera instalar la sensación de que la oposición se encamina a un triunfo en octubre, sobre todo por los efectos que ese escenario podría tener sobre las expectativas económicas, y consecuentemente sobre el dólar. Es por ello que la posibilidad de que Espert no pueda competir por las dificultades legales de su frente es una gran noticia para el oficialismo.

Las expectativas sobre el resultado de las PASO determinarán su impacto hacia la Elección General

El resultado de la PASO puede tener un impacto decisivo en la dinámica si profundiza la posibilidad de un triunfo opositor en primera vuelta. Si bien se descuenta que el Gobierno puede perder la Primaria, si el Frente de Todos (opositor) obtiene más del 40% de los votos y le saca una ventaja importante (mayor a 5%) al oficialismo, el efecto “carro del vencedor” (la creencia de que ese Frente ganará la elección) podría impulsarlo para obtener lo que le falte para llegar al 45%. Si el oficialismo lograra reducir la ventaja y emparejar los apoyos, podría neutralizar este efecto y aumentar la posibilidad de que la disputa se prolongue a una segunda vuelta, donde el oficialismo confía en juntar todo el voto que rechaza al regreso del kirchnerismo al poder. En definitiva, es una carrera para ver quien logra concentrar más rápido y más eficazmente alguno de los dos bloques de votantes: el bloque de votantes anti Macri, que parece estar bastante concentrado en el Frente de Todos, y el bloque de votantes anti K, que se muestra más disperso y que el Gobierno pareciera solo lograr juntarlos a todos en una segunda vuelta.

Con la CGT relegada, habrá baja representación sindical en el Congreso

El de este año es un caso mas de un nuevo proceso electoral en el que el sindicalismo queda relegado en el armado de listas y en la definición de candidaturas. La incursión de dirigentes gremiales en las listas de candidatos fue escasa, más aún si se la mide por aquellas que realmente tienen posibilidades de ingresar al Congreso. Facundo Moyano, Claudia Ormachea, y quizá Carlos Cisneros o Maia Volcovinsky son algunos casos de dirigentes sindicales que podrían ingresar al Congreso.

Lo que sí queda claro es que si hubo un espacio sindical que logró alguna incidencia en el armardo de listas, este fue el que lideran Hugo Moyano y Sergio Palazzo, el denominado Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresmona). El detalle de una mayor incidencia de Moyano sobre los Gordos e Independientes puede volverse relevante pensando en que luego del proceso electoral sobrevendrá la batalla por tomar el control de la CGT. Si bien los resultados electorales condicionaran esta batalla (si gana Macri, los Gordos podrían retener el control de la CGT, si gana Alberto Fernández será difícil parar a Moyano), en la previa, los posicionamientos podrían anticiparnos qué es lo que pudiera pasar. Aquí un resumen de cómo le fue a cada sector en la previa de la contienda electoral.

La metamorfosis del peronismo incidirá en la composición del Congreso

Los realineamientos político-electorales que se han producido de cara a la elección presidencial podrían alterar las perspectivas que teníamos sobre la composición del Poder Legislativo a partir del 10 de diciembre próximo. Si bien voceros de los diferentes bloques del peronismo aseguraron que de aquí hasta fin de año no se producirán cambios, la metamorfosis del peronismo electoral podría condicionar la composición de los bloques a partir de diciembre.

Lógicamente, la situación en el Congreso será bien distinta si gana Mauricio Macri que si gana Alberto Fernández. Si se diera un regreso del peronismo al poder, posiblemente los legisladores del peronismo que responden a los Gobernadores buscarán conformar un bloque oficialista y ello provocaría la construcción de una mayoría parlamentaria suficiente para controlar ambas cámaras del Congreso. Pero si el que triunfara fuese Mauricio Macri, posiblemente muchos legisladores del peronismo que continúan en mandato y responden a los Gobernadores tendrán incentivos para permanecer en una postura negociadora y no opositora en el Congreso para facilitar los acuerdos.

El bloque que lideraba Sergio Massa quedará diezmado en el Congreso. Solo 3 Diputados continúan mandato, de los cuales vemos que dos de ellos (Tundis y Muñoz) quizá adopten una postura más negociadora, a diferencia de De Mendiguren que podría adoptar una postura opositora y unirse al bloque del peronismo más opositor (el que seguramente liderará Agustín Rossi).

Por el lado del peronismo no K, vemos a los legisladores de Córdoba y Misiones teniendo una actitud más negociadora en un nuevo mandato de Mauricio Macri. También vemos a los legisladores de La Pampa y al Diputado Eduardo Bucca con una actitud negociadora. No sucede lo mismo con los legisladores de Tucumán y de Chaco, que se juntaron esta semana con el candidato Alberto Fernández y se comprometieron a confluir en un bloque con el peronismo más opositor. Habrá que ver si lo ratifican ante un eventual triunfo de Cambiemos.

En el Senado, también los realineamientos electorales están modificando el mapa político. La nominación de Miguel Ángel Pichetto como candidato a vicepresidente de Mauricio Macri lo dejó sin jefatura de bloque del Peronismo no K. Pero al no haber unanimidad para confluir en una unidad con el bloque que lidera Cristina Kirchner, no se prevé que se produzcan más modificaciones de aquí al final de la elección. Lo que sí queda claro también en la Cámara Alta, es que si se produjera un triunfo de Alberto Fernández, posiblemente todos los Senadores del peronismo conformarían un bloque unificado que le daría al Ejecutivo control sobre el cuerpo. Pero lo interesante es pensar qué características adquiriría el cuerpo si reelige Mauricio Macri, teniendo en cuenta que habrá incentivos para muchos Senadores del peronismo para también tener una actitud negociadora con el Gobierno nacional y no la voluntad de hacer una oposición intransigente.

Por ahora, en el Senado no habrá unidad de bloques entre el peronismo y el bloque FPV-PJ, y probablemente no haya grandes realineamientos porque no hay unanimidad respecto de qué hacer una vez que se elijan nuevas autoridades del bloque por la renuncia de Pichetto. Posiblemente, entre Carlos Caserío, Pedro Guastavino y José Mayans esté el nuevo Jefe de Bloque. Pero en todo caso es posible identificar a Senadores que -de reelegir Macri- podrían continuar teniendo una actitud negociadora (el Cordobés Caserio, Espínola, los catamarqueños Mera y Blas, los sanjuaninos Uñac y López Valverde los pampeanos Lovera y Durango y el chubutense Luenzo), y los que podrían tener una actitud más opositora con posibilidades de confluir con la ex Presidenta (los formoseños Mayans y González) y los tucumanos (Mirkin y Alperovich, junto con el chubutense Pais).

En un escenario polarizado, Fernández busca ganar en primera vuelta y Cambiemos alcanzar un balotaje

1) Una polarización temprana redefine las perspectivas electorales. Los acuerdos celebrados entre los actores (los frentes electorales presentados) han provocado una mayor concentración de los votos en dos opciones, redefiniendo el escenario electoral que, dependiendo del resultado en las PASO, podría no resolverse en una segunda vuelta.

2) De una polarización centrífuga a una polarización centrípeta. Frente a las limitaciones de los polos (Macri y CFK) de polarizar el escenario de manera centrífuga para arrastrar lo que haya en el medio hacia los extremos, éstos decidieron moverse hacia el centro para ampliar sus espacios y moderar su oferta buscando seducir al votante moderado.

3) Una mayor polarización activa la posibilidad de un triunfo en primera vuelta. Al pasar a una dinámica más bipartidista (dos ofertas fuertes), la competencia acerca a los espacios más competitivos a juntar en torno al 40% de los votos, poniéndolos muy cerca  del umbral del 45% de los votos para ganar la elección en primera vuelta.

4) La PASO se ha vuelto una elección clave para la evolución de la dinámica electoral. En definitiva, la expectativa que haya antes de las PASO definirán la lectura del resultado de las Primarias y podrán condicionar el tránsito de la dinámica electoral hacia la Elección General, y así, la forma en la que la elección se resuelva: si será en si será en primera o en segunda vuelta.

5) En un escenario más polarizado, los resultados posibles se reducen a dos. Con la desarticulación del espacio de centro, y una mayor polarización del escenario electoral, los escenarios posibles se reducen a dos únicas opciones: la reelección de Macri o el triunfo de la fórmula Fernández-Kirchner.

Mejora la imagen del Gobierno, pero la fórmula AF-CFK se consolida en las PASO

Por segundo mes consecutivo se recupera la imagen del Gobierno

La valoración del desempeño del Gobierno de Mauricio Macri muestra una recuperación, registrándose en junio una valoración positiva de +3,2p.p. respecto del mes pasado, al tiempo que se observa una caída en la valoración negativa (-1,4p.p.) respecto de lo observado en junio. A pesar de esta recuperación, el diferencial en la imagen del Gobierno sigue siendo negativo, quedando en -23,2%.

Mejora la intención de voto oficialista, pero se consolida ventaja de AF-CFK

La intención de voto oficialista logró en junio una recuperación de casi 3 puntos, volviéndose a ubicar cerca del 35%, mientras que la intención de voto por una fuerza opositora disminuye casi 3p.p. De esta manera, el nivel de intención de voto al oficialismo viene mostrando mucha estabilidad a pesar del contexto económico, teniendo en junio un registro similar al que tenía en julio de 2018.

De cara a las PASO, y evaluando un escenario en donde el Peronismo no-kirchnerista eligiera a su candidato en una interna entre Lavagna, Massa y Urtubey, se observa a la fórmula A. Fernández/CFK con una intención de voto de 39,1%, seguido por Mauricio Macri con 33,6%. Lavagna continúa mostrando una intención de voto superior a la de Massa y Urtubey. Espert lograría superar los 3% y se ubicaría con una intención de voto similar a la del Gobernador de Salta. Los indecisos van disminuyendo lentamente, tendencia que se acentuará en la medida que se acerca el acto eleccionario.

Se plantearon tres escenarios en la Elección General. En todos los escenarios la fórmula kirchnerista resulta ganadora, pero con un piso de votos del 39,5%, mientras que Macri se mantiene en torno al  34,6%. La ecuación cambia en un escenario con Vidal, donde la Gobernadora mejora la performance, logrando un 41% de intención de voto.

La desarticulación del espacio de Alternativa Federal repercutió en su intención de voto, cayendo en 6.2 p.p. respecto de la medición del mes pasado. El ex ministro es el que mayor intención de voto tiene dentro de ese espacio frente a Sergio Massa y Urtubey, si bien es el que más cae en intención de voto de los tres. La falta de definición de Sergio Massa, sumado al anuncio de la fórmula Fernández-Kirchner (aportándole moderación al espacio) benefició la migración de votos hacia los dos polos del espectro.

La decisión de CFK no produjo cambios en la dinámica de la segunda vuelta

A pesar del cambio de fórmula que introdujo en la contienda la expresidenta, los números de intención de voto en un eventual balotaje entre A. Fernández y Mauricio Macri continúan en la misma línea. El empate técnico persiste, aunque en junio, y proyectando los indecisos, Macri se encuentra por encima con un 50,7% mientras que A. Fernández obtiene 49,3% (con proyección de indecisos).

En la evolución del registro de intención de voto en un eventual balotaje se refleja claramente la paridad que vemos desde marzo de este año. La nueva fórmula kirchnerista mantiene la misma intención de voto que acarreaba CFK sin compañero. El porcentaje de votantes sin decisión continúa disminuyendo, alcanzando este mes el 7,4%.

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De polarización centrífuga a centrípeta: a la captura del centro

Estando a pocos días de la finalización del plazo legal para la oficialización de las candidaturas (22/6), cuando se definirá finalmente la configuración que va a tener la oferta electoral, el escenario político registró un cambio radical en la dinámica centrífuga que venía teniendo la polarización Macri-CFK en las últimas semanas. Es posible que esta novedad cumpla un rol determinante para anticiparnos qué sucederá durante el proceso electoral. De repente, luego de buscarse mutuamente para antagonizar, acusando a los que estaban en el medio de ser parte de “lo otro”, ambos extremos cambiaron de postura y comenzaron a seducir a los del medio para desarticular la posibilidad de que surja un centro competitivo, que amenazara a cualquiera de los dos extremos, y también ampliar su competitividad frente al polo contrario.

El comienzo de este cambio fue cuando el Gobierno convocó a la oposición a firmar una serie de consensos básicos (los famosos diez puntos) para despejar incertidumbres respecto de eventuales cambios bruscos en la orientación de las políticas públicas. Más allá de las formas, en el fondo el Gobierno nunca buscó llegar a acuerdos con el polo contrario (el kirchnerismo), pero sí apuntó a generar consensos con los actores del peronismo no kirchnerista, es decir, aquellos que están posicionados en el centro del espectro político. De hecho, el Presidente Macri logró juntarse (y sacarse una foto) con tres de los principales referentes del peronismo no kirchnerista en la búsqueda por voluntad en el desarrollo de puntos de acuerdo: Miguel Ángel Pichetto, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti.

Este proceso centrípeto (alejarse de un extremo) de dejar de criticar al “centro” y de tratar de conquistarlo, también tuvo de parte del polo opuesto –el kirchnerismo-, movimientos que lo alimentaron. Por caso, la decisión de la ex Presidenta de relegar el lugar protagónico de la fórmula presidencial en favor de Alberto Fernández, fue una decisión política y no electoral, que tuvo como objetivo facilitar un proceso de ampliación del espacio político en construcción y lograr la incorporación de otros actores del peronismo (Gobernadores del PJ y Sergio Massa). A partir de este gesto de apertura, la ex presidenta aspira a que estos actores puedan justificar de mejor manera encolumnarse detrás de una oferta unificada del peronismo, en virtud de que ese espacio de unidad dejara de tener una conducción (la de CFK) cuestionada por los sectores moderados.

La consecuencia de estos movimientos en los extremos fue la desarticulación del proceso de formación de un centro político que, de volverse competitivo –lo hemos venido advirtiendo-, podría ser tan peligroso tanto para uno como para el otro de los extremos. En consecuencia, la gran novedad de los últimos días fue la pérdida de musculatura que sufrió el armado de una oferta electoral desde el centro del espectro político.

¿Hacia un formato más bipartidista de competencia electoral?

En este nuevo escenario de polarización centrípeta, los desafíos para uno y otro polo del espectro son diferentes. Sobre todo porque la decisión de la ex Presidenta de ceder protagonismo pero quedándose dentro de la fórmula, podría tener el efecto de consolidar lo que ya se tenía (35% de intención de voto según Synopsis Mayo) y favorecer un crecimiento que podría acercar a ese binomio al 40%: primera condición para ganar en octubre (sacar 40% y 10 p.p. de diferencia al segundo lugar).

Pero la PASO es una elección que no asigna cargos ni define ganadores, sino que le proporciona a los electores toda la información necesaria para poder asignarle a su voto un sentido estratégico (voto útil). Si el oficialismo quedara lejos de la fórmula Fernández-CFK, pero al mismo tiempo le saca una buena diferencia al tercero, los votantes de esas fuerzas que siguen teniendo un sentimiento de rechazo hacia un eventual regreso de Cristina Kirchner al poder, podrían redirigir su voto al oficialismo para evitar un triunfo en primera vuelta, acortando la diferencia de las Primarias.

En definitiva, este cambio en la dinámica del escenario (de una dinámica centrifuga a una centrípeta) bien podría estar consolidando un formato de competencia más bipartidista, donde se consoliden aún más los dos espacios más competitivos, pudiendo generar esto un escenario electoral de “tres balotajes”: uno en agosto, otro en octubre y el definitivo en noviembre.

Los sindicatos mueven sus fichas

Si el peronismo se une, el sindicalismo de la CGT podría unírsele detrás

El universo de la dirigencia sindical se encuentra, como lo está todo el arco político, atento y siguiendo en detalle los acontecimientos que se suceden en el escenario político. Y, como la mayoría de los dirigentes políticos, recibieron con sorpresa la decisión de la ex Presidenta de promover una fórmula con Alberto Fernández al frente de la boleta y con ella como candidata a Vice. Esto tuvo en principio una buena recepción entre los gobernadores del peronismo.

Así como muchos gobernadores del peronismo reaccionaron positivamente a la decisión, también lo hicieron los principales dirigentes sindicales, que interpretaron el gesto como una señal de flexibilidad por parte de la ex Presidenta para lograr una unidad más amplia dentro del peronismo.

El beneplácito con el que fue recibido el gesto bien pudiera ser un termómetro que permita anticipar que, de efectivamente producirse esa unidad en el peronismo, la misma se pueda ver reflejada entre los dirigentes sindicales hoy divididos y enfrentados por diferentes posicionamientos políticos.

Ahora el gobierno busca ajustar la pauta salarial al 28%, garantizando revisiones

Con el dato de inflación de abril, que fue inferior al estimado por buena parte del mercado, muchos de los grandes gremios se encuentran cerrando sus paritarias. La mayoría continúa reclamando acuerdos cortos, con actualizaciones y/o revisiones mensuales en algunos casos (Bancarios) o trimestrales, aunque las cámaras empresarias se han alineado en contra de dicha modalidad. Por su parte, el Gobierno empezó a trabajar una pauta del 28% para los acuerdos, prometiendo revisiones futuras.

Entre los que ya cerraron con esa nueva pauta orientativa, se encuentran hoteleros y gastronómicos (28% en tres tramos) y UOM (acordó un 28% más un extra del 8% por el 2018). Por su parte los empleados de Comercio buscan alcanzar el 30%, pero este nuevo “tope de negociación” impuesto por el Gobierno en algún punto está trabando la negociación.

Contando escaños

A comienzos de año realizábamos un ejercicio de pensar qué características tendría la renovación legislativa para Cambiemos, en un escenario donde aún sosteníamos que, a pesar de la crisis, la reelección de Mauricio Macri era el escenario más probable. Cinco meses más tarde, de la mano de la caída en las encuestas, dejamos de sostener que la reelección de Macri es lo más probable, para sostener que la situación pasó a estar más disputada. Por este cambio, aquella perspectiva de renovación se ha vuelto más pesimista, no solo por la evolución de la intención de voto a Cambiemos en las encuestas, sino también por la sucesión de resultados negativos del oficialismo en las provincias.

Con la probabilidad de re-elección de Cambiemos mucho más discutida de lo que estaba a comienzos de año, una simulación de cómo le podría ir al oficialismo en materia de renovación legislativa, nos muestra un escenario optimista que hoy solo le estaría garantizando conservar los recursos actuales en la Cámara de Diputados (tendría 110 bancas contra las 108 actuales).

En una proyección más pesimista, teniendo en cuenta la evolución de las encuestas y los antecedentes que están dejando las elecciones provinciales, el oficialismo podría caer por debajo de las 100 bancas en su representación en la Cámara Baja.

Por el lado del Senado, la situación sigue siendo más favorable para Cambiemos, aunque el deterioro del Gobierno en materia de intención de voto le viene acotando la posibilidad de fortalecerse en la Cámara Alta. Al proyectar un escenario pesimista (el oficialismo renueva apenas 7 de los 24 Senadores con los que cuenta) visualizamos un escenario donde Cambiemos conserva su poder actual logrando solo 7 Senadores.

En el escenario optimista, el oficialismo lograría sumar 13 Senadores en esta elección y trepar a un bloque de 30 Senadores, aún lejos del quórum propio.

La situación en el Senado sigue siendo más favorable que en Diputados porque en la Cámara Alta el Gobierno solo renueva 7 de los 24 Senadores en juego, con lo que en algunas provincias, solo con competir y salir segundo, obtiene una banca adicional y gana terreno en el recinto.

En definitiva, si el Gobierno logra obtener un buen resultado en la Primaria y la competencia se polariza hacia le elección general, el oficialismo podría aspirar a tener un resultado optimista de cara a la renovación.

Pero si la Primaria lo muestra por debajo de las expectativas y el peronismo alternativo logra mostrarse cerca del oficialismo para aspirar a desplazarlo de una eventual segunda vuelta, el resultado en la General podría ser el pesimista y Cambiemos retrocedería en el Congreso.

A la espera de las candidaturas

En mayo se registra una leve recuperación en la imagen de gobierno

Luego de cuatro meses de caída en la valoración del desempeño del Gobierno de Mauricio Macri, en mayo se registra una recuperación de la valoración positiva (+2,3p.p.) respecto del mes pasado, al tiempo que se observa una caída en la valoración negativa (-4,8p.p.).

Cae preocupación por inflación, pero crece preocupación por desempleo

Se registra una caída en la preocupación por la Inflación (-3,9 p.p.), luego del pico de 44,6% registrando en abril. Al mismo tiempo, y por segundo mes consecutivo, se registra un incremento en la preocupación por el desempleo (+3,0 p.p.).

Macri y CFK siguen siendo los más competitivos de cara a la Primaria, y Lavagna ganaría en el peronismo no K

De cara a una Primaria, los candidatos con mejor intención de voto siguen siendo Cristina Kirchner (35,3%) y Mauricio Macri (30,8%). Entre los Peronistas no K, Lavagna (13,1%) le saca ventaja a Massa (5,7%) y Urtubey (2,0%).

Escenarios de segunda vuelta: Vidal sigue siendo más competitiva que Macri para enfrentar a CFK

Mientras que el Presidente obtiene un 46,6% frente a un 45,7% de la ex Presidenta (diferencia de +0,9), María Eugenia Vidal registra un 50,4% frente a un 45,9% de CFK (+4,5), mejorando la competitividad por casi 4 puntos.

Respecto de febrero, cae la imagen de los oficialistas salvo de Vidal

A pesar de la recuperación de mayo, respecto de febrero, la situación económica sigue siendo perjudicial para figuras del oficialismo (Macri ya registra una imagen negativa de 57,5%), salvo para María Eugenia Vidal, que se mantiene y sigue siendo la dirigente con mejor imagen del país.

La consolidación electoral de CFK redefine el escenario político

Durante el 2018 sosteníamos, en medio de un contexto económico muy incierto y desfavorable para el Gobierno, que: 1) el escenario electoral más probable era que la elección presidencial se resolviera en una segunda vuelta; 2) que el Gobierno venía sosteniendo niveles de apoyo electoral que le permitían acceder a esa segunda vuelta; y 3) si la rival era Cristina Kirchner, la re-elección de Cambiemos era lo más probable.

En ese escenario de confrontación con CFK, el Gobierno maximizaba sus posibilidades de reelección. Pero la erosión que la crisis económica produjo en la popularidad y competitividad del Gobierno cambió el escenario, consolidando la competitividad de CFK y poniendo en duda la competitividad de Macri. Hoy sostenemos que: 1) la elección muy probablemente se resuelva en una 2da vuelta; 2) CFK consolidó un nivel de apoyo que le asegura su presencia en esa segunda vuelta; y 3) que la duda en el escenario pasó a ser quién será su rival: Macri, Vidal o Lavagna.

El rival de Cristina se definirá en virtud de la evolución del escenario económico, que es en definitiva la variable decisiva que está moldeando el escenario político-electoral.

MACRI: Si el Gobierno logra estabilizar la situación cambiaria y puede empezar a mostrar un sendero de desinflación, posiblemente Macri logre conservar el nivel de apoyo que hoy ostenta (28,8% de intención de voto en elección general) y ello le permitirá ser el rival de CFK en el balotaje.

VIDAL: Si la situación económica se sigue deteriorando y en el momento de tomar la decisión de las candidaturas (22 de junio), el Presidente está decididamente en terreno negativo frente a Cristina, pudiera haber mucha presión de los socios de Macri para que la candidata sea Vidal.

LAVAGNA: Si una inflación persistente y un dólar volátil no logran ser domados por el Gobierno, podría haber alguna migración de votantes de Cambiemos hacia otra opción que los defienda mejor de Cristina Kirchner, y en ese escenario la candidatura de Lavagna podría volverse atractiva.

En definitiva, la situación económica irá definiendo cuál de las tres opciones será la más atractiva y más competitiva para los votantes anti-kirchneristas para enfrentar a una Cristina Kirchner que, de confirmar su candidatura, muy probablemente esté en una segunda vuelta.

Si Macri no garantiza triunfo ante CFK, el voto anti-K podría migrar

La novedad de este 2019 (que la probabilidad de que Cristina Kirchner le gane una segunda vuelta a Mauricio Macri dejó de ser cero) abre la posibilidad a que el escenario cambie de fisonomía, ya sea en lo nominal (cambios de candidaturas) o en lo estructural (cambios en los niveles de apoyo entre las ofertas electorales). Esto debido a que los dos principales candidatos tienen altos niveles de rechazo: un 49% no quiere que gane Macri y un 43,8% no quiere que gane CFK (Synopsis, Abril 2019).

Si se le pregunta a ese 92,8% de electores si están dispuestos a cambiar su voto si su candidato NO le garantiza una derrota de aquél candidato que no quiere que gane, un 18,9% dice que sí y un 33,9% lo pensaría en función de a quién tenga que votar. Con esta alta predisposición al voto estratégico, si Macri no garantiza un triunfo frente a CFK, posiblemente podría provocar una migración de sus votantes a una mejor opción para evitar que gane CFK. Allí es donde Lavagna aparece como una alternativa amenazante para la debilidad de Macri frente a CFK. Por ahora, el 87,8% de los votantes de Macri creen que él es la mejor opción para ganarle a CFK, pero un 49,7% muestra alguna predisposición a cambiar su voto si el actual presidente no les garantiza un triunfo frente a la ex presidenta.

Cambiemos tiene una alternativa, antes de que sus votantes piensen en otra opción (Lavagna), que es cambiar el candidato por uno más competitivo para frenar a CFK. Pero sería una decisión que ofrece muchas complejidades en su implementación y claramente se tomará en un contexto de emergencia. Aun así, se trata de una rueda de auxilio que tiene el oficialismo antes de que se produzca una eventual migración de sus apoyos.