Al igual que en la mayoría del 2020, la corrupción sigue siendo la preocupación más mencionada entre los problemas que afectan al país. Si bien esta reacción de una parte del electorado opositor no es novedad, que la corrupción lidere el ranking llama la atención cuando se tiene que en cuenta que el relevamiento se realiza en medio de una inédita crisis económica y sanitaria. Por ello, a quienes señalaron a la corrupción como la problemática más destacada, se les repreguntó cuál era para ellos su segunda preocupación principal: allí la mayoría de las respuestas se volcaron a las problemáticas económicas.
Resulta interesante destacar que, entre quienes eligen a la corrupción como principal problemática, a la hora de elegir una alternativa el 39,2% eligió la inflación, mientras que un 18,5% al desempleo. Así, las preocupaciones económicas representan al 59,5% de menciones (de no contabilizarse la corrupción como opción).
Uno de los aspectos centrales de la capacidad del Gobierno para administrar las expectativas de la población reside en la confianza que la sociedad tenga en éste para resolver los problemas que afectan al país. Actualmente (gráfico de la derecha), los niveles de confianza que el pueblo tiene en que el Gobierno pueda resolver los problemas del país han caído a niveles muy bajos: solo el 20% tiene total o bastante confianza, mientras que un 70% señala que tiene poca o nada de confianza.
Cuando se pregunta de manera retrospectiva cuál era la confianza que se le tenia al Gobierno para resolver los problemas del país al inicio del ciclo (gráfico de la izquierda), se puede observar el deterioro sufrido en este primer año de mandato. Mientras un 42,8% señaló haber tenido total o bastante confianza en el Gobierno al comienzo de ciclo, otro tanto (42,1%) indicó que al inicio de este ciclo tenía poco o nada de confianza. Si al comienzo un 42,1% tenía poco o nada de confianza, hoy ese porcentaje asciende a 72,1%.
La evolución de la situación económica jugó un rol central en dicho deterioro de la confianza en la capacidad del Gobierno para resolver las principales preocupaciones de la sociedad. En sintonía con ello, en Enero se registró una nueva caída en la valoración positiva del desempeño del Gobierno, que lo deposita en el nivel más bajo de la serie (30,1%). Paralelamente, se dio un nuevo incremento de la valoración negativa (58,6%), posicionando a la administración de Alberto Fernández con un diferencial negativo de 28,5 p.p., muy lejos de los elevados diferenciales positivos registrados al inicio de la pandemia.