México: Paquete Económico 2019

Al cierre de la segunda mitad del año 2018, la economía mexicana presenta señales que deben ser consideradas con detenimiento. Durante el tercer trimestre, el crecimiento económico fue de 2.1 por ciento del PIB. Se ha presentado un repunte en la inflación, situándose el Índice Nacional de Precios al Consumidor en 4.72% anualizado a noviembre del 2018. Cabe destacar que en lo que va del año los energéticos han presionado a la inflación debido a las alzas en los precios de las gasolinas. Por otro lado, el peso registró una volatilidad con respecto al dólar; la moneda mexicana seguirá desarrollándose dentro de un ambiente de movimientos volátiles, derivados de factores externos. Por último, el Ejecutivo Federal entregó al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2019; en éste, se prevé un crecimiento del 2% y una inflación de 3.4 por ciento. La propuesta es equilibrada con un alto enfoque social, aunque frágil por un inestable marco mundial. En este contexto, Consultores Internacionales, S.C. ® mantiene su estimación de crecimiento de la economía nacional para el año 2018 en 2.2% y para el año 2019 en 1.9 por ciento.

El 15 de diciembre, el entrante Ejecutivo Federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, entregó el Paquete Económico 2019 al Congreso de la Unión que incluye, además de los Criterios Generales de Política Económica, la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación.

El planteamiento de la Administración Pública Federal prevé para el año 2019 un crecimiento económico puntual del orden del 2%, un nivel de inflación del 3.4%, un tipo de cambio de 20 pesos por dólar y para la mezcla mexicana del barril de petróleo un precio de 55 dólares en promedio, entre otras variables.

En materia de finanzas públicas, se estiman ingresos públicos presupuestarios por 5,274 miles de millones de pesos (mmdp), monto superior en 6.3% respecto del año anterior, y un gasto neto total por 5,778 mmdp que representa un crecimiento del 6.1% respecto del presupuesto aprobado en 2018. Asimismo, el Ejecutivo Federal propone un superávit económico primario de las finanzas públicas por 1% del PIB, cifra superior al 0.7%
presentado en 2018, y que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público no aumente respecto de lo aprobado en 2018.

Ante este contexto, se presenta una erogación del orden de 251.6 mmdp para el cumplimiento de 18 proyectos prioritarios, entre los que destacan la  Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores con 100 mmdp, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro con 44.3 mmdp y el proyecto de modernización y rehabilitación de la infraestructura aeroportuaria y de conectividad con 18 mmdp.

En principio, se advierte un presupuesto equilibrado con alto enfoque social, pero a la vez frágil por el inestable entorno mundial; un presupuesto que obedece a los principios de transparencia y responsabilidad hacendaria, así como prudencia en el gasto público.

No obstante, como en todas las administraciones, será necesario velar por un ejercicio eficiente y eficaz que, además de cumplir las funciones que tiene el gobierno en la economía, propicie las condiciones necesarias para la fortalecer la inversión y el desarrollo económico.

Falta por revisar detenidamente la estructura de ingresos, en consideración de que no se advierte una reforma hacendaria o incremento de impuestos, y su suficiencia frente a los proyectos que la administración pretende emprender.

Por otro lado, programas de interés para la presente administración y en cuya ejecución está involucrado un presupuesto considerable, requerirá de los mecanismos adecuados en materia de diseño de procesos, definición de reglas de operación, oportuna atención al padrón de beneficiarios y desde luego, evaluación del costo beneficio de dichos fondos con el objetivo de valorar el impacto de las medidas implementadas y dejar a un lado toda posibilidad de ser utilizados como clientelismo social con intenciones
partidistas.

Ejemplos de ello son los ramos presupuestarios de Energía y de Trabajo y Previsión Social que observaron incrementos considerables respecto del presupuesto del año anterior. En el caso de Energía, el incremento asciende a 961.3%; y en el de Trabajo y Previsión Social, a 932%, como resultado de la integración del proyecto Jóvenes Construyendo el Futuro, aunque la reducción de los presupuestos a las universidades públicas representa un alto riesgo.

Asimismo, presupuestos como el destinado a la Comisión Reguladora de Energía y Comisión Nacional de Hidrocarburos con reducciones del 31.1% y 30.3%, respectivamente, presentan áreas de oportunidad para mantener sin afectaciones sus funciones en pro de la maduración de un joven mercado del sector energético y a su vez, dar un mensaje de respeto a las instituciones con autonomía técnica en su quehacer como parte del andamiaje regulatorio del País.

Finalmente, Consultores Internacionales, S.C. ®, enfatiza para que este presupuesto equilibrado funcione, dada la fragilidad que marca el mismo entorno, se requerirá de un gran esfuerzo; si se logra, será positivo para México.

Ecuador: Factores que anticipan un 2019 difícil

El Banco Central del Ecuador proyecta que en 2018 la economía ecuatoriana crecerá 1,1% y en 2019 lo hará al 1,4%. Más allá de que, incluso si se cumplen las proyecciones oficiales, estaríamos hablando de una tasa que no permitiría incrementar el PIB per cápita, hay varios factores que nos llevan a pensar que el próximo año la economía ecuatoriana registrará un crecimiento cercano a cero, o incluso si las condiciones externas se deterioran, podría llegar a contraerse.

El primer factor es el ajuste fiscal que el Gobierno ha anunciado que llevará a cabo. La nueva Proforma Presupuestaria, que toma en cuenta algunas de las observaciones hechas por la Asamblea, contempla una reducción de más de $200 millones en el gasto de sueldos y salarios y la posibilidad de volver a revisar los subsidios a los combustibles. A esto se suma un posible ajuste en bienes y servicios de consumo y también en el gasto de inversión. En una economía que durante los años de bonanza petrolera desarrolló una enorme dependencia hacia los recursos fiscales, el ajuste en el gasto público provocará necesariamente un impacto negativo en el nivel de actividad y en los indicadores laborales.

El segundo factor es la necesidad de que los bancos reduzcan el ritmo de entrega de créditos al sector privado. En 2017 y 2018 la tasa de crecimiento de la cartera de créditos superó por mucho a la de los depósitos (en septiembre de 2017 esa diferencia superó los 16 puntos porcentuales). Esto fue posible porque en 2016, con una demanda de crédito muy contraída, los bancos acumularon mucha liquidez. No obstante, en la actualidad el indicador de liquidez (fondos disponibles / depósitos de corto plazo) ya está en los niveles que el sistema bancario considera prudentes y los depósitos han seguido moderando su ritmo de crecimiento (en la actualidad ronda el 3% anual, muy por debajo del 11% de la cartera de créditos). En ese contexto es esperable que en 2019 los bancos pongan el freno a la entrega de nuevos préstamos, lo que afectaría al consumo y la inversión.

Finalmente, uno de los principales desafíos que enfrenta la economía ecuatoriana es su poca competitividad externa. De hecho, a partir de 2014, junto con el desplome del precio del crudo, Ecuador se vio afectado por la apreciación del dólar frente a las monedas de sus principales socios comerciales, lo que derivó en una fuerte apreciación del tipo de cambio real (en este también influyeron políticas internas que encarecieron los costos de producción, provocando que Ecuador incluso perdiera competitividad con
países que también utilizan el dólar, como Estados Unidos o Panamá). Para 2019 se anticipa que la Reserva Federal (FED) continúe subiendo sus tasas de referencia, lo que atraería más capitales a Estados Unidos y, a su vez, provocaría una nueva apreciación del dólar, afectando a la competitividad del Ecuador. En ese contexto es difícil esperar un repunte de las exportaciones (que han venido creciendo a tasas anuales de apenas 1%), que sería la vía para aumentar la producción ante una demanda interna decreciente. La apreciación del tipo de cambio real, además, genera presiones sobre la balanza de pagos que se han visto reflejadas en una caída sostenida de las reservas internacionales. Ante ese escenario, y con un contexto externo que ha complicado el financiamiento para las economías emergentes, si el Ecuador no se acerca al FMI para obtener un crédito de esa institución, la situación de las reservas puede llevar al Gobierno a tomar medidas para restringir la salida de dólares de la economía, afectando más a la actividad.

Colombia: 2018, Balance positivo

Durante el 2018 el comportamiento de las principales variables macroeconómicas en Colombia estuvo dentro de lo esperado por los analistas. Se espera que para el cierre de 2018 el crecimiento de la economía colombiana se ubique por encima del promedio de sus pares de la región, y que durante 2019 continúe su senda de recuperación.

En lo corrido del año, el crecimiento del PIB ha estado por encima de lo observado durante 2017. De hecho, durante el tercer trimestre de 2018 todos los sectores productivos de la economía colombiana registraron tasas de crecimiento positivas, lo que no ocurría desde el primer trimestre de 2014. Por el lado de la demanda, tanto el consumo, público y privado, como la inversión, han presentado señales de recuperación.

Por primera vez desde 2015, el índice de confianza del consumidor (ICC) de
Fedesarrollo se ubicó en terreno positivo, desde abril hasta agosto, y aunque a partir de septiembre se ha venido deteriorando, la recuperación de la demanda interna respecto al año anterior es evidente. Por el lado de la inversión, Fitch, Moody’s y S&P no han modificado el grado de inversión de la economía colombiana, lo que indica estabilidad en la confianza sobre el manejo macroeconómico del país y su relativa baja vulnerabilidad externa.

Por otra parte, desde enero de este año la inflación se ha ubicado en el rango meta (2 a 4%), con variaciones mensuales de 0,26% en promedio alrededor del 3,25%. Lo anterior da un parte de tranquilidad al gobierno, tras dos años de alza en el nivel de precios por encima del rango (con un máximo de 8,97% en julio de 2016) y crecimiento desacelerado. En este orden de ideas, la inflación controlada y en línea con las expectativas, ha sido una de las razones que ha llevado al Banco de la República a mantener casi que inalterada (4,25% desde abril) la tasa de intervención de política monetaria durante el 2018.

Respecto a las cuentas fiscales, en 2018, el Comité de la Regla Fiscal ajustó las metas de déficit como porcentaje del PIB para los próximos 10 años, extendió el plazo para alcanzar la meta de déficit de 1% hasta 2027 (antes 2022) y actualizó la senda de balance estructural. En esta línea, en 2018, el Ministerio de Hacienda espera que el déficit fiscal se situé en 3,1% del PIB y que en 2019 esta cifra corresponda al 2,4%, lo cual corresponde a dos puntos porcentuales por encima de lo que se proyectaba en 2017.

En conclusión, durante 2018 la economía colombiana se comportó como se esperaba. Aunque los datos de crecimiento del último trimestre del año aún no están disponibles, este fue un año de recuperación. Otras variables macroeconómicas como la inflación están bajo control, y en general indicadores como la tasa de desempleo y el déficit de cuenta corriente (ver tabla) no presentan señales de alarma. En este orden de ideas, se espera que en 2019 continúe mejorando el dinamismo de la economía.

Bolivia: Presupuesto 2019 con buena intención pero poca acción

En estos días el Órgano Ejecutivo presentó el Presupuesto General del Estado
2019. Como reseñaremos a continuación, va en la línea de sincerar las cuentas públicas con el nuevo momento que vive la economía desde 2015, aunque su magnitud resulta insuficiente.

Para dar el contexto, el sector público boliviano tuvo un déficit promedio en torno al 7% del PIB entre 2015 y el presente año, los más altos desde los años turbulentos de 2001 a 2004. A diferencia de dicho periodo de alta inestabilidad política y social, en estos años pudo ser resistida en virtud del ahorro en los años del boom, que implicó reservas internacionales de 50% del PIB en 2015 y una deuda pública por debajo del 20% del PIB durante varios años.

Sin embargo, los superávit acumulados ya no son suficientes y la situación fiscal ha cambiado: las reservas internacionales cayeron de 15 a 8 mil millones de dólares, representando un 20% del PIB, mientras que la deuda pública bordea el 24% del producto, haciendo que el Estado sea nuevamente deudor neto luego de varios años de acreencia.

El presupuesto 2019 se basa en supuestos razonables y conservadores, similares por ejemplo a los del FMI, excepto en el crecimiento del PIB, donde supone una variación de 4,7%, por segundo año consecutivo. Esto ocurre porque en Bolivia se paga un salario adicional si el crecimiento es mayor al 4,5%. En ese sentido, la cifra no sirve de referencia para el análisis.

En términos de presupuesto agregado y consolidado, no se evidencia un aumento importante (0,6%). A su vez, las proyecciones de ingresos son también conservadoras, excepto en el caso de las empresas públicas, que aumentaría sus ingresos por el alza del precio del petróleo.

En el ámbito de los gastos, las proyecciones apuntan a una situación de paralización. No obstante, el análisis más detallado indica que el déficit en los gastos de capital sigue siendo alto.

Uno de los lineamientos de política fiscal ha sido incrementar la inversión pública continuamente, de tal forma que ha llegado a ser hasta 15% del PIB. Con una situación fiscal más complicada, esto implica que la mitad del déficit se podría arreglar disminuyendo de manera ordenada y priorizada la inversión pública.

De igual forma, el presupuesto muestra que las transferencias no condicionadas y no focalizadas continuarán, donde la principal erogación corresponde al bono a personas mayores, sin distinción alguna, como también la subvención universal a los hidrocarburos.

Con estos elementos, el sector público espera bajar el déficit presupuestado de 8,3% del PIB en el presente año a 7% en el siguiente, con un ajuste cercano a un punto y medio porcentual. La mayor parte del financiamiento sería de origen externo.

En ese sentido, consideramos que las perspectivas electorales de 2019 retrasan el necesario ajuste fiscal, peor aun tomando en cuenta el régimen cambiario fijo que de hecho se ha establecido desde 2011.

Por tanto, consideramos que 2020 deberá ser el año del ajuste macroeconómico que, de ser bien llevado, podría implicar una modesta desaceleración del crecimiento. Caso contrario, la vulnerabilidad fiscal podría convertirse en externa e incluso financiera, por el rol que tiene las reservas internacionales en la intermediación financiera y el sistema de pagos.

Chile: ¿Perdiendo Ritmo?

Aunque los pronósticos más afinados confirman que el presente año la economía chilena alcanzará un crecimiento de 4,0 por ciento, más del doble del promedio de los últimos cuatro años, y un punto por sobre lo que se esperaba a fines del año pasado, se observa un cierto descontento entre los agentes económicos. Las expectativas de los empresarios han caído nuevamente a nivel negativo, sumándose al retroceso que ya se observaba en las de los consumidores. Sin tener certeza, podemos especular que el deterioro en el clima de negocios y expectativas tiene un componente real y otro más bien sicológico.

El primero, efectivamente en el tercer trimestre se observó una desaceleración en el crecimiento, lo que queda demostrado al analizar el IMACEC, índice que mide la actividad económica a nivel mensual. El crecimiento del sector no minero perdió fuerza, generando preocupación en torno a la posibilidad de una desaceleración más permanente. La verdad es que la desaceleración se explicó principalmente por un menor crecimiento del consumo privado y, principalmente, por una importante caída en los desembolsos efectivos del sector público. En el cuarto trimestre se retomará un mayor crecimiento, en parte por un fuerte repunte esperado en el gasto del sector público, lo que probablemente contribuirá también a una recuperación en las expectativas económicas privadas.

El componente sicológico tiene que ver con la información que se ha entregado sobre el desempeño del mercado laboral, donde aparece aún un nivel alto de desempleo y un dinamismo en la creación de empleos por debajo de lo que se esperaba dada la aceleración en el crecimiento económico. Sin embargo, entre más se profundiza en el análisis del mercado laboral, más clara es la conclusión en el sentido que la actual muestra poblacional que utiliza el Instituto Nacional de Estadísticas para medir el mercado laboral, no está midiendo adecuadamente su desempeño, tal cual lo ha hecho ver el propio Banco Central, a través del desarrollo de estudios específicos sobre la materia. En concreto, el mercado laboral ha sido más dinámico que lo que mide las cifras oficiales y, de hecho, ha sido capaz de absorber una gran cantidad de mano de obra adicional proveniente de los fenómenos inmigratorios.

Para el próximo año las proyecciones apuntan a un crecimiento de entre 3,5 y 4,0 por ciento, favorecido por el fuerte repunte que registra la inversión en los últimos trimestres, fenómeno que se intensificaría en los que vienen. Por lo demás, ya no es sólo la inversión en maquinaria y equipo la que muestra recuperación sino, desde hace ya tres trimestres, también la inversión en construcción. Esto último es importante, toda vez que en la medida que vayan madurando las inversiones en construcción, pasando a etapas más avanzadas, el efecto multiplicador sobre sectores como el comercio, el transporte y la industria que abastece a la construcción será mayor, lo mismo que el impacto sobre el empleo

En temas financieros, la inflación medida en doce meses terminará el año levemente por debajo del centro del rango meta de la autoridad, aunque con el indicador subyacente aún cerca del piso de dicho rango. El gradual cierre de brechas de capacidad llevaría la inflación hacia el 3,0 por ciento, centro del rango meta, hacia fines del próximo año. De la mano con ello, y en la medida que la actividad mantenga cierta fortaleza, el Banco Central irá subiendo la Tasa de Política Monetaria (TPM) desde su actual nivel de 2,75 por ciento, aun claramente expansivo, hasta niveles neutrales o levemente contractivos hacia comienzos del año 2020. Sin embargo, ello sólo en la medida que el escenario económico externo no muestre un claro retroceso, lo que afectaría el crecimiento económico interno y el ritmo de cierre de las brechas de capacidad ociosa que aún prevalecen en la economía. Se agrega, además, que la importante caída observada en el precio del petróleo en los últimos meses tendrá algún efecto deflacionario sobre nuestra economía.

Por último, el peso chileno se ha depreciado respecto de una canasta amplia de monedas en relación al dólar estadounidense. Sus nivel actual, en torno a los 670 pesos, están en línea con el promedio de los últimos 10 años, cuando se realiza la medición en términos reales. Sólo esperamos correcciones importantes respecto de su nivel actual, en la medida que el escenario externo mejore, por ejemplo como consecuencia del cierre del conflicto comercial entre Estados Unidos y China, lo que derivaría en un repunte del precio del cobre, que en principio provocaría una apreciación de nuestra moneda.

Brasil: O que esperar do novo governo?

Em linhas gerais, há dois tipos de avaliação em torno do futuro governo Bolsonaro. As avaliações mais pessimistas são encontradas entre os analistas de riscos. Os principais argumentos mobilizados para sustentar o pessimismo são fatores de natureza ideológica, a saber: a análise dos discursos da nova equipe política, especialmente aqueles relacionados ao caráter plebiscitário (relação direta político-eleitor) da democracia brasileira, alimentando a preocupação com a qualidade das instituições políticas.

Por outro lado, há as analises economicistas que extraem o otimismo fundamentalmente a partir de dois elementos: a) a derrota do PT e b) formação da equipe econômica. O primeiro elemento é aquele que gera maior risco de análise. A interpretação do mercado é de que a derrota do PT deveria ser comemorada diante do potencial risco advindo de uma vitória do petismo. A sua derrota eleitoral seria interpretada como a “senha” para uma nova agenda de medidas, incluindo a reforma da Previdência.

Na verdade, o cenário político mais provável para administração Bolsonaro é um meio do caminho entre essas duas visões. O encaminhamento de alguma reforma da Previdência ao longo de 2019 é o quadro mais provável. De todo modo, a tendência é de um mandato com bastante instabilidade política ao longo dos quatro anos da nova administração.

Essa instabilidade reflete dois pontos centrais da política brasileira. O primeiro deles é uma tendência de enfraquecimento do poder de agenda do Executivo em comparação ao poder Legislativo. Assim, o reformismo fica refém dos conflitos partidário-eleitoral, dificultando a cooperação entre os poderes. Cada disputa partidária atinge diretamente a janela de reformas. A presidência da República é cada vez mais fraca, sob o prisma político.

Outro movimento refere-se à consolidação de um novo sistema partidário no Brasil, após a crise da polarização PT-PSDB. Os partidos enfrentam ainda os dilemas relativos à cláusula de barreira e à futura proibição das coligações eleitorais nas eleições proporcionais. Dito de modo mais direto: a tendência é de muitas mudanças na balança de poder entre os partidos, o que torna mais instável o processo legislativo, especialmente a partir de 2020.

Sob o prisma da economia, o aspecto central é o encaminhamento da reforma da Previdência. Nossa avaliação é de que é provável o encaminhamento de algum projeto em torno da questão previdenciária, a despeito de todo dos dilemas políticos relevantes do governo Bolsonaro.

Venezuela: Caminante no hay camino…

A escasos meses de la entrada en vigor del Plan de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica, el acelerado deterioro del cuadro externo y el drama inherente al ciclo hiperinflacionario continúan marcando el tempo de una economía que se dispone a entrar a un nuevo estadio de la crisis conforme el 4T2018 continúa su curso. Hasta ahora, la producción petrolera cae a un ritmo cercano a los 48 mil barriles diarios (kb/d) -USD 1.282 millones por año – mes a mes, la inflación acumulada asciende a 334.402% en cuestión de diez meses y la actividad económica continúa en caída libre, huérfana de un acompañamiento real por parte de la política económica.

La hiperinflación continúa su curso. A pesar de una desaceleración significativa durante el mes de septiembre, la dinámica de los precios pareciera retornar a la cota del 200,0% mensual, a inicios de una parte del año donde, producto de la propia dinámica fiscal y política, los niveles de inflación suelen registrar sus niveles anuales más altos. No obstante, a pesar de que Venezuela cumpla un año en hiperinflación (980.079% acumulado desde noviembre de 2017), en Ecoanalítica somos de la opinión de que, más allá de la retórica política propuesta por el Gobierno en la materia, no hay razones para suponer algún tipo de desaceleración del proceso hiperinflacionario en los próximos meses.

El frente externo prevalece como uno de los minotauros más complejos de conducir de cara al 4T2018 –y en 2019. Al cierre del mes de octubre, la producción petrolera se ubica en torno a los 1,17 millones de barriles diarios (mb/d) según fuentes secundarias consultadas por la OPEP y el nivel de taladros continúa significativamente por debajo (27 unidades en octubre) del umbral necesario para frenar la caída (42 unidades), apuntando a una mayor contracción del rubro de cara al corto y mediano plazo.

Las sanciones persisten. Semanas atrás, el Gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) impuso un nuevo set de sanciones al Gobierno venezolano donde, grosso modo, se amplía el criterio vigente para ser sujeto a algún tipo de sanción por parte de EE.UU. y se reducen de manera dramática los grados de libertad del oficialismo a nivel externo al imponerse severas restricciones sobre la venta de oro en el mercado internacional –en especial considerando unas necesidades de financiamiento cercanas a los USD 2.306 millones para el 4T2018 y de USD 10.401 millones en 2019.

En materia cambiaria resalta la persistencia de la apreciación del tipo de cambio real vigente en el mercado no oficial. Durante el mes de octubre, el tipo de cambio paralelo presentó una apreciación real cercana al 30,9%, con lo cual se suma a la lista de meses en 2018 (hasta ahora, ocho) donde la depreciación del tipo de cambio paralelo ha sido superada, significativamente, por los niveles de inflación. En Ecoanalítica somos de la opinión de que la fuerte distorsión en los distintos precios relativos de la economía, así como un cambio en la actitud hacia el ahorro –producto de la propia crisis– salen a relucir como los principales causantes de dicho fenómeno.

La situación de default persiste. A pesar del pago del bono “Pdvsa 2020”, tanto la República como Pdvsa acumulan cerca de USD 6.986 millones en pagos atrasados distribuidos en una serie de títulos que, al momento de escribir estas líneas, se acercan al año de retraso.

Por último, la contracción de los niveles de consumo, a la par de un fuerte deterioro al nivel de la oferta agregada, continúa jugando un papel protagónico detrás de las presiones recesivas que al día de hoy enfrenta la economía venezolana. En Ecoanalítica esperamos una contracción del producto próxima al 23,5% en 2018.

Uruguay: Gobierno apronta medidas para revertir la situación del mercado de trabajo

El Gobierno difundió varias medidas de estímulo a la inversión y a la creación de empleo denominados “Estímulos a la generación de empleo”, que incluye un programa de acciones en elaboración y que serán puestas en práctica en el corto plazo.

A continuación se detallan algunas de las propuestas plateadas:

Medidas de apoyo al sector turismo. Se reinstaló la reducción de 22 puntos de IVA sobre servicios turísticos prestados a personas físicas no residentes que sean abonados mediante dinero electrónico, tarjetas de débito o crédito entre octubre de 2018 y abril 2019 (Decreto 258/18).

Medidas de apoyo al sector agropecuario. Reducción temporaria del costo de la energía eléctrica; devolución del IVA al gasoil; reducción de la Contribución Inmobiliaria Rural (de 18% para padrones menores a 1.000 hectáreas más 10% adicional para productores que no sean contribuyentes de Impuesto a la Renta de las Actividades Empresariales (IRAE) en 2018 y 2019); exoneración de todo tributo a los bienes destinados a integrar el costo de fabricación de maquinarias y equipos para uso agrícola; se promoverá un subsidio a seguros agrícolas que cubran riesgos de déficit equivalente a 12% del valor (deducción incrementada o crédito tributario); habilitación del uso de certificados de crédito para pago de servicios a las Empresas Públicas; eliminación temporaria del IVA a la carne de ave y carne de cerdo con hueso; entre otras medidas.

Medidas de estímulo a pequeñas empresas. Régimen simplificado para pago del Impuesto al Patrimonio; Beneficios automáticos a las inversiones (se mejoraron los beneficios fiscales automáticos para las nuevas inversiones de contribuyentes con ingresos inferiores a US$ 500 mil).

Ley de empleo. Subsidio equivalente al 25% de las retribuciones mensuales (40% para trabajadores mayores de 45 años) por 18 meses para nuevos trabajadores; modificaciones a la Ley 19.133 de empleo juvenil con el objetivo de hacer más atractivo el uso e incentivar la contratación de jóvenes.

Proyecto de Ley de emprendimientos. Sociedades por Acciones Simplifiacadas: Creación de una nueva forma societaria para nuevos emprendimientos que reduce el costo de crear una empresa y permite al emprendedor abrir la participación del capital accionario a inversores, manteniendo el control de la empresa; Crowd-Funding: generación del marco legal para que el Banco Central pueda habilitar y regular plataformas de financiamiento colectivo, que permiten a los pequeños emprendedores innovadores obtener financiamiento; Capital de riesgo e inversores ángeles: se habilita el marco legal para disponer que, bajo ciertas condiciones (con intervención de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) o de la Agencia Nacional de Desarrollo; ANDE) los aportes de empresas en funcionamiento a fondos de capital de riesgo o a proyectos innovadores pueda ser considerado un gasto deducible a efectos del cálculo del IRAE.

Estímulos al sector audiovisual. Programa “piloto” de subsidio del Fondo Uruguay Audiovisual: reintegro de un 22% de los gastos elegibles realizados localmente. El programa durará 18 meses, tendrá un presupuesto de US$ 2 millones, y será promovido y financiado por la ANDE; Declarar promovida la producción audiovisual (con excepción de la publicidad) y servicios de apoyo logístico a producciones de empresas del exterior; otorgar beneficios tributarios a la industria audiovisual: exoneración parcial de IRAE por las rentas obtenidas en el período 2019-2023 y exoneración de tributos a la importación de equipamiento necesario para la producción audiovisual.

Subsidio directo a actividades de Investigación y Desarrollo (I+D): crédito fiscal equivalente a 35% de los gastos de I+D elegibles realizados por las empresas (hasta 45% en caso que se formalice una asociación con una universidad o centro de investigación).

Perú: Contraste de fuerzas

El presidente Martín Vizcarra se ha consolidado en las encuestas de popularidad (61% de aprobación) frente a un debilitado Congreso, dominado por la oposición, que se encuentra en un nivel bajo de aprobación (15%).

Este resultado puede ser leído como que el presidente Vizcarra resultó ganador del enfrentamiento Ejecutivo-Legislativo. Ahora el presidente cuenta con un importante capital político que le era esquivo al comienzo de su mandato.

Pese a que la presidencia pasa por su mejor momento, existe el riesgo de que para mantener su alto nivel de aprobación recurra a medidas populistas dado que no se cuenta aún con una agenda de reformas. De hecho, el Congreso, para recuperar cierta aprobación, podría hacer lo mismo.

En línea con estos desarrollos, se han descartado los peores escenarios políticos: vacancia presidencial, disolución del Congreso o elecciones anticipadas.

2019, año de consolidación

Este año nuestra economía cerraría con un crecimiento de alrededor de 4%, cerca de su potencial, a pesar de los distintos choques negativos que recibimos, particularmente provenientes del exterior. El más importante de ellos fue la escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que terminó por afectar negativamente la cotización del cobre (pasó de un máximo de US$ 3.3 a US$ 2.8 por libra).

Para 2019 se proyecta un crecimiento de 3.9%, alrededor del potencial. Además, al igual que en 2018, la demanda interna crecería por encima del PBI (4.1%) lo cual indica un mayor dinamismo de las ventas. Por tanto, el próximo año sería de consolidación del crecimiento, ya que se dejaría definitivamente atrás el periodo 2014-2017, cuando la economía creció en promedio 3%.

Por el lado del gasto, la inversión privada sería la más dinámica debido, sobre todo, al dinamismo de la inversión minera (27.9% de crecimiento esperado en 2019). Por el contrario, la inversión pública no tendría ningún tipo de contribución puesto que se anticipa un crecimiento nulo durante 2019. La razón es que es altamente probable que la inversión pública en los gobiernos subnacionales caiga, por la llegada de las nuevas autoridades. El consumo privado, por su parte, crecería a una tasa similar a la del PBI (3.8%), dinamizado por el crecimiento del empleo formal.

Por el lado sectorial, los no primarios serían el eje dinamizador de la economía con un crecimiento promedio de 4.2%. Los sectores primarios crecerían alrededor de 3% debido a que no se espera la entrada de grandes proyectos mineros. Los sectores ganadores durante el próximo año serían principalmente tres: la agroexportación, la construcción y el de comercio. Esto respondería principalmente a ventajas naturales de nuestro país, inversión en proyectos mineros y mayor dinamismo del consumo privado, respectivamente.

En el plano local el principal riesgo tiene que ver con la situación política del país. Una vez descartados los peores escenarios políticos, el presidente Vizcarra podría verse tentado a tomar medidas populistas para mantener su nivel actual de aprobación (que supera el 60%). En el ámbito internacional nuestra principal preocupación sería una escalada de la guerra comercial y la destrucción del multilateralismo comercial.

México: El ambiente económico para la administración entrante

Al cierre del mes de octubre de 2018, la economía mexicana presentó señales que apuntan a un escenario de crecimiento por encima del 2% para el cierre del presente año y una desaceleración de la inflación mensual. Este control inflacionario fue de 4.90% anual en el mes de octubre, con lo que se retoma la tendencia del índice de precios por debajo del 4% observada a partir de abril y que se vio interrumpida durante septiembre con una tasa de inflación anual de 5.02%. Las primeras estimaciones oficiales apuntan a una tasa preliminar de crecimiento del PIB en el tercer trimestre de 2.6%, lo que deja el crecimiento anual en los nueve primeros meses del año de 2.2%. La paridad cambiaria tuvo una depreciación de 3.6% en las últimas dos semanas, con lo que se colocó en 20.12 pesos por dólares en promedio en la primera mitad de noviembre.

La volatilidad del tipo de cambio se explica por el fortalecimiento del dólar debido al creciente temor de una recesión mundial y un conflicto comercial de gran envergadura entre Estados Unidos y China, mientras que, a nivel interno, se fundamentan por incertidumbre desatada debido a la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México por parte de la administración entrante y la propuesta de una ley para regular el cobro de comisiones del sector bancario. En este contexto, Consultores Internacionales, S.C. ® incrementa su estimación de crecimiento de la economía nacional 2.2% con un margen de variabilidad de entre 2.1% y 2.3 por ciento.

En el ámbito doméstico, las estimaciones preliminares apuntan a un crecimiento de 2.6% anual del PIB en el tercer trimestre del año. Este crecimiento implica un fortalecimiento de la economía debido al ambiente de certidumbre política alcanzado por el respeto de los resultados electorales de julio, así como por la culminación exitosa de la negociación del acuerdo de libre comercio de América del Norte (T-MEC o USMCA por sus siglas en inglés). Este desempeño en la economía es el mejor para un tercer trimestre desde el año 2015. Las actividades del sector terciario lideran el crecimiento con 3.4% anual, mientras que el sector industrial ligó su segundo trimestre con un crecimiento positivo de 1.1%, después de haber presentado contracciones durante la segunda mitad de 2017 y el primer trimestre de 2018.

Por otra parte, las dificultades en el proceso de inversión de la economía continuaron durante el mes de agosto. Los últimos datos publicados indican una caída de 3.4% en la Inversión Fija Bruta con respecto al mes de julio. Esta contracción fue particularmente pronunciada en la adquisición de Maquinaria, equipo y otros bienes a nivel nacional, la cual cayó 11.1% mensual. La tendencia en la caída de la inversión se debe al calendario político de transición entre administraciones. Este periodo se ha caracterizado por una contención de los proyectos de inversión debido a la incertidumbre en la conformación de las prioridades por parte de la próxima administración gubernamental que toma protesta el 1ero. de diciembre. Adicionalmente, cabe resaltar que el presupuesto federal se retrasa en cada periodo de transición, por lo que en este caso será presentado hasta el 15 de diciembre, lo que implica un flujo reducido de información oficial que aplaza los
planes de inversión.

En el caso de la inflación, esta se colocó en 4.90% anual en el mes de octubre y registró un avance mensual de 0.52 por ciento, en comparación con septiembre. El avance inflacionario para un mes de octubre es el menor desde el año 2015, cuando se registró un crecimiento de 0.51%. En este caso, la mayor incidencia positiva mensual de la inflación fue registrada por los energéticos con una contribución de 0.350 puntos porcentuales, mientras que la mayor incidencia en sentido negativo se registró en los productos agropecuarios con (-)0.072 puntos porcentuales –ambos pertenecientes a la
medición de inflación no subyacente-. Por otro lado, la depreciación del tipo de cambio y el aumento de tasas de interés por parte de la FED en Estados Unidos obligarán a Banco de México a aumentar su tasa de interés 0.25 puntos base para dejarla en 8.0%.

En el ámbito internacional, se anunció que el inicio del CPTPP-11 será el próximo 30 de diciembre de 2018 e incluirá, de inicio, únicamente a seis de los 11 países firmantes, entre los cuales el único país de Latinoamérica que entrará ese día será México. Por otra parte, el resultado de las elecciones de medio término en Estados Unidos, en las cuales el partido Republicano perdió la mayoría de la Cámara de Representantes, extenderá la posible aprobación por parte del congreso de ese país del T-MEC, ya que se espera que el Partido Demócrata haga una revisión a fondo del acuerdo y, posiblemente, exija cambios en temas importantes para su electorado como: medio ambiente, migración, comercio tecnológico y salarios. De esta manera, la ratificación y entrada en vigor se podría alargar hasta bien entrado el 2019.

Debido al incierto ambiente político en torno a las medidas económicas de la próxima administración y el entorno extranjero, pero tomando en consideración los últimos datos preliminares de crecimiento, Consultores Internacionales, S.C. ® espera una tasa de crecimiento de 2.2% en 2018, un tipo de cambio de 20.44 pesos por dólar y una tasa de interés de 8.0% al final del año.