Uruguay | Actividad del sector retail

El sector comercio y reparaciones, que comprende al conjunto de actividades de retail, acompañó el crecimiento económico de Uruguay en la última década con una expansión anual de 4,1% en términos reales. Por su parte, el sector tuvo una mayor volatilidad en relación al PBI, con caídas en 2009 (crisis internacional) y 2015-2016 (coyuntura regional adversa), que fueron seguidas de recuperaciones más dinámicas de su nivel de actividad. En 2017 la  actividad del retail tuvo un crecimiento real de 7,8%, coadyuvado por el desempeño favorable de algunos indicadores relevantes para el sector, como el incremento del salario real, un dólar depreciado y un nivel record de turistas. Desde el lado de la demanda, el consumo privado mostró un crecimiento real de 4,4% en 2017, lo que se explica en parte por la evolución positiva de las variables mencionadas. Entre enero y setiembre 2018, según los últimos datos trimestrales del Banco Central del Uruguay (BCU) el sector comercio, que aparece en las estadísticas agrupado junto a la actividad de restaurantes y hoteles, creció 2,0%, lo cual supone una moderación respecto al ritmo de expansión de 2017. Esto se explica en parte, por un menor dinamismo de los ingresos de los hogares, y una fuerte apreciación del dólar a partir de mayo de 2018 que impulsó al alza los precios de los artículos importados.

Según proyecciones de Oikos C.E.F., se espera un crecimiento cercano al 1,5%, consolidando así 16 años de crecimiento económico ininterrumpido. En tanto, para 2019 se prevé que la economía continúe creciendo a niveles similares a 2018 (1,4%). En este contexto, los salarios reales e ingresos de los hogares tuvieron una fuerte moderación, que junto al aumento del tipo de cambio impactará sobre los niveles de consumo. En tanto, luego de una temporada récord en 2018, se espera una menor actividad turística para el año entrante. En este escenario, se proyecta un estancamiento o leve caída de la actividad del sector en 2019.

En un escenario de desaceleración de la actividad, aumenta el número de familias con intención de ajustar su gasto. Sin embargo, esto no afectará en forma homogénea a todos los rubros del retail, las decisiones de postergar gastos por parte de las familias están focalizadas en los bienes durables y transables.

Perú | Proyecciones económicas 2019-2020

Proyectamos que durante el bienio 2019-2020 el crecimiento de la economía peruana se ubicaría en un promedio anual de 3.9%, alrededor de su  crecimiento potencial (4%).

Supuestos

A pesar de que esperamos que la economía mundial siga siendo favorable, esta mostraría un menor dinamismo que lo previsto hace tres meses. Tal como ha indicado el Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento mundial se ubicaría alrededor del 3.6%, con una desaceleración de Estados Unidos hacia 2020 (1.8%). China, por su parte, mantendría un crecimiento de 6.2% en 2019 y 2020 lo que permitiría que el precio del cobre se mantenga en un promedio anual de US$ 2.80 por libra.

En el plano político esperamos un menor ruido. El presidente Martín Vizcarra mantendría su aprobación por encima del 60% y llevaría a cabo las reformas política y judicial que ha ofrecido.

Las proyecciones

Respecto al sector externo, se espera que las exportaciones superen los US$ 50 mil millones de dólares en 2020 gracias a una mayor producción de cobre, proveniente fundamentalmente de las ampliaciones de proyectos que existen en la actualidad, y del alto dinamismo de las exportaciones no tradicionales, particularmente las agrícolas. Las importaciones, por su parte crecerían al ritmo de la demanda interna y sumarian alrededor de US$ 47 mil millones al cierre de 2020. Con ello, se tendría un superávit comercial de US$ 4 mil millones ese año.

Se espera que durante 2019 la economía reciba un flujo positivo de capitales por lo que el sol se apreciaría levemente. Así el tipo de cambio pasaría de S/ 3.37 al cierre del año pasado a S/ 3.35 al cierre de este. La inflación se mantendría alrededor del centro del rango objetivo del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP, 2%) para el bienio 2019-2020.

En el plano fiscal, los ingresos tributarios suavizarían su dinamismo en el bienio 2019-2020 respecto a los que ocurrió en 2018. Ocurriría algo similar con los gastos sobre todo en 2019 debido a la entrada de las nuevas autoridades subnacionales. Con ello el déficit fiscal se ubicaría en 2.2% al cierre de 2020. Si bien este número no hace explosivo el crecimiento de la deuda pública, si implicaría que el gobierno no logre cumplir su objetivo de llevar dicha variable a 1% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2021.

El PBI crecería 3.9% promedio en los años 2019 y 2020. Por el lado del gasto esto se explicaría en el buen desempeño de la inversión privada que crecería 5.8% promedio anual en ese periodo, principalmente por la inversión en proyectos mineros. El consumo privado, por su parte, mostraría una expansión promedio de 3.8%. Por tanto, la demanda interna (indicador de ventas internas) crecería 4.2% promedio anual, por encima del PBI.

Por el lado de los sectores serían los no primarios lo que dinamizarían la economía, con un crecimiento promedio anual de 4.2%. Los sectores de construcción y servicios serían los que  mostrarían el más alto dinamismo. El primero impulsado por la construcción de grandes proyectos mineros como Quellaveco y Mina Justa. El segundo por el fuerte impulso de la demanda interna. Dentro de este destacarían los subsectores de telecomunicaciones y
financiero.

Riesgos

Los principales riesgos que enfrenta la economía peruana provienen de la economía mundial. Y es que un deterioro de la economía mundial podría afectar tanto la demanda por los principales productos de exportación como las cotizaciones internacionales, en particular la del cobre.

En el plano local, un incremento del ruido político o de la conflictividad social podría afectar el buen desempeño del clima de inversiones. Además, subsiste el riesgo de que El Niño costero aparezca súbitamente tal como ocurrió en 2017. Algunos estudios científicos indican que el cambio climático haría que ese fenómeno sea más frecuente y más intenso.

México | Un inicio tormentoso con poco crecimiento y un peso sorteando obstáculos

En lo que va del año, varios elementos han afectado las estimaciones de crecimiento económico para México, tanto de origen interno como externo. No obstante, el ánimo de los consumidores y el comportamiento del peso como divisa, la inflación y el empleo, han sido positivos en las primeras semanas del año.

El pasado 30 de enero de 2018, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018, estimando un 2,0% a tasa anual. Este registro es el segundo más bajo en lo que va de la década, sólo arriba del 1.4%
registrado en 2014.

Para 2019, Consultores Internacionales, S.C ® estima un crecimiento del PIB alrededor de 1.9%, que coincide con estimaciones de otras instituciones del ámbito internacional. Esta desaceleración concuerda con elementos como: la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), el desabasto de gasolina en enero, la afectación a la cadena productiva por los bloqueos a las líneas férreas en el Estado de Michoacán, las huelgas en las maquiladoras en el estado de Tamaulipas, entre otros más.

El sector industrial, también ha notado una ralentización significativa. El índice de la actividad industrial publicado por INEGI, muestra para diciembre de 2018 una caída de 2.5%, respecto del mismo mes en el año anterior. Aunado a ello, el reporte de Inversión Bruta Fija indica que a noviembre de 2018 cayó 2.1% respecto del mismo mes de 2017, esto último está correlacionado con la tendencia al alza de las tasas de interés en México desde finales de 2015.

Un factor a tomar en cuenta es la desaceleración que han mostrado las nuevas órdenes de compra de productos manufactureros en Estados Unidos. El reporte publicado por el U.S. Census Bureau en febrero de 2019, señala que en noviembre pasado esta variable disminuyó por segundo mes consecutivo, en este caso 3,067 millones de dólares, misma situación con el valor de los embarques que disminuyeron 3,164 millones de dólares.

A lo anterior, hay que sumar el efecto de la cancelación de la cuarta subasta eléctrica. En opinión de la calificadora crediticia Moody’s, esta medida es un refrendo a la tendencia de la nueva administración de aumentar su  dependencia de la generación convencional, lo cual podría tener afectaciones en los precios de la energía.

Por otro lado, el tipo de cambio ha tenido comportamiento positivo en el mes de enero. En promedio, durante ese mes se ubicó en 19.19 pesos por dólar, 94 centavos menos por dólar que el dato para diciembre de 2018. En lo general, las últimas semanas han sido notoriamente bien recibidas por los mercados. Únicamente el anuncio de Fitch, sobre bajar la calificación crediticia a la empresa Petróleos Mexicanos, rompió la racha positiva de la divisa mexicana el 29 de enero y las presiones internacionales el día 11 de febrero. Los eventos que bien podrían afectar a la divisa serían un alza en la tasa de interés por  parte de la FED; que las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China no prosperen; que se convierta en una divisa de refugio internacional  por temas de riesgo como el Brexit; y, por supuesto, la posible imposición de aranceles a México por parte de Estados Unidos, en caso de no cumplirse con disposiciones en materia laboral y ambiental, bajo el T,MEC.

En otras áreas positivas, es importante destacar que en el caso de los consumidores, las expectativas han sido positivas. Datos de INEGI revelan que en enero de 2019, el Índice de Confianza de los Consumidores aumentó 1.1% respecto del mismo mes en 2018. La industria automotriz reportó ventas por 111,212 unidades (considerando automóviles y vehículos particulares), esto es 1,948 unidades más que el mismo mes del año anterior.

Durante enero, la inflación mostró un sorpresivo incremento de apenas 0.09% respecto del mes de diciembre y 4.37% a tasa anual, si se considera que 2018 las variaciones fueron de 0.53% mensual y 5.55% respectivamente. De hecho, la inflación mensual fue menor a la quincenal reportada dos semanas antes.

Finalmente (11 de febrero), el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó la creación de 94,646 puestos de trabajo, sólo en enero de 2019. En promedio, cada enero durante los últimos 10 años se habían generado 49,316 puestos de trabajo. En los últimos 12 meses dicha fuente señala la creación de 641,834 empleos. Por supuesto, habría que netear esta cifra y compararla con lo acontecido en diciembre pasado.

Ecuador | El gobierno se acerca a los multilaterales

A finales de enero el Ecuador volvió a endeudarse en los mercados internacionales. Esta vez la emisión fue por US$1.000 millones, a diez años plazo y con un interés anual del 10,75%, el doble de lo que otros países de la región, como Colombia, han tenido que pagar en sus últimas emisiones. Esa operación, que generó muchas críticas al interior del país por el elevado costo, dejó en evidencia las dificultades que el Ecuador, cuyo riesgo país ha rondado los 700 puntos básicos en lo que va de febrero, enfrenta para poder conseguir financiamiento a nivel internacional. El financiamiento proveniente del exterior es importante para el país no sólo para cubrir las necesidades fiscales, sino también para alimentar las reservas internacionales del Banco Central, que hasta antes de la emisión estaban en niveles cercanos al mínimo operativo.

En este punto cabe señalar que si bien en la economía ecuatoriana, que está dolarizada desde el año 2000, las reservas internacionales no tienen el mismo papel que en países con moneda propia (respaldar el tipo de cambio), sí cumplen un rol importante. Esto se debe a que el Banco Central es el agente de pagos al exterior, no sólo del sector público, sino también del privado. Por lo tanto, si las reservas internacionales del Banco Central (sus activos líquidos) son insuficientes, el país podría entrar en una situación de cesación de pagos con el exterior. El bajo nivel de las reservas internacionales, que es uno de los puntos (además de la situación fiscal) por los cuales distintas calificadoras han revisado a la baja sus perspectivas para la deuda soberana ecuatoriana, se debe a dos motivos principales. El primero es la sensible apreciación del tipo de cambio real del Ecuador frente a sus principales socios comerciales a partir de 2014, lo que ha generado una fuerte presión sobre la balanza de pagos. Es decir, dada la pérdida de competitividad del sector productivo, las exportaciones han perdido impulso, mientras que las importaciones se han dinamizado. Este déficit en cuenta corriente no se ha visto compensado con la entrada, por ejemplo, de mayor inversión extranjera directa, sino sólo con nueva deuda externa, principalmente del sector público. El segundo motivo tiene que ver con el manejo del Banco Central. Si bien al inicio de la dolarización el Central estaba obligado a tener respaldos líquidos para todos sus pasivos exigibles (encaje de la banca privada y depósitos del sector público, principalmente, pero también un monto pequeño de monedas fraccionarias), a raíz del Código Orgánico Monetario y Financiero (2014) el gobierno de Rafael Correa empezó a financiar una parte de su déficit con préstamos del Banco Central que no tenían respaldo en dólares físicos. Así el Central infló de manera importante su balance, que además se vio compuesto cada vez en mayor medida por activos ilíquidos.

En ese contexto, el Gobierno anunció el martes 12 de febrero un acercamiento formal al FMI con miras a firmar un acuerdo de financiamiento. Ese acercamiento lucía como una medida ya casi inevitable para el Ecuador, no sólo para financiar una parte de la aún importante brecha fiscal, sino también para que al país ingresen divisas que permitan recomponer las reservas internacionales y dar más tranquilidad a los agentes. En ese contexto, el potencial acuerdo con el FMI, que debería facilitar también acuerdos con otros multilaterales, como el Banco Mundial, el BID y la CAF, debería considerar que una parte importante de los desembolsos se destinen puntualmente a recomponer las reservas internacionales del Banco Central y no tengan un uso fiscal. Obviamente, en el mediano plazo la situación de las reservas se debe solucionar con medidas que permitan recuperar competitividad al sector productivo ecuatoriano en un contexto en el que el dólar podría incluso seguirse fortaleciendo. Entre diversos analistas hay coincidencias de que las medidas deberían enfocarse principalmente en flexibilizar la rígida normativa laboral del país, lo que genera rechazo en los sindicatos y los movimientos de
izquierda.

Si el Ecuador finalmente firma un acuerdo con el FMI, lo que seguramente implicará medidas más decididas de ajuste fiscal, esperamos que el Gobierno cumpla con los compromisos acordados. Después de todo, el Ecuador tiene, lamentablemente, una larga historia de cartas de intención firmadas con el FMI que a la larga no se han cumplido.

Colombia | Tasa de desempleo cerca del 10%

La tasa de desempleo nacional en el año 2018 fue de 9,7%. Si se compara con la tasa de los países latinoamericanos, la tasa de desempleo colombiano es demasiado alta. Sin embargo, si se compara con la historia de la economía del país en el presente siglo es de los menores registros, de hecho, la economía colombiana ha cumplido 5 años consecutivos con una tasa por debajo de dos dígitos. No obstante, se observa una reversión de la tendencia decreciente que la tasa de desempleo ha tenido en los últimos años, la cual tuvo su mínimo en 2015 con 8,9%.

Las razones detrás del aumento de la tasa de desempleo son variadas. En primer lugar, la caída en los precios del petróleo en el año 2014 trajo consigo una desaceleración de la economía, la cual ha crecido por debajo de su potencial. Por otra parte, el crecimiento es liderado por el sector minero energético el cual es poco intensivo en trabajo, ello hace que la relación entre crecimiento económico y el comportamiento del mercado laboral no sea tan fuerte ni inmediata, razón por la cual pareciera que la recuperación que se previó para el año 2018 tenga efectos en el mercado laboral con un rezago y sea menor de lo esperado. Finalmente, la situación en Venezuela ha generado flujos migratorios importantes que han incrementado la tasa de desempleo en Colombia. De hecho, la tasa de desempleo en Cúcuta (ciudad fronteriza) ascendió al 14,4% en 2018.

Un concepto macroeconómico relevante es el de la tasa de desempleo que no acelera la inflación o NAIRU, la cual a veces se entiende como una tasa de desempleo estructural sobre la cual la economía suele gravitar. En la figura 1, se muestran unas estimaciones sencillas de este indicador. Durante el periodo de 2001-2007, la NAIRU estimada ascendió a 12,3% (0.1738/0.0141),  mientras que en el periodo de tiempo de 2008 hasta la actualidad dicha
estimación es de 9,4% (0.2188/0.0232). En este sentido, si bien se han logrado disminuciones importantes en la tasa de desempleo (incluso en la estructural), dicha tasa es bastante alta cuando se le compara con el resto de países latinoamericanos.

La tasa de desempleo en Colombia ha disminuido en los últimos años, e incluso, se ha disminuido la tasa de desempleo estructural. Sin embargo, la tasa de desempleo colombiana es muy persistente y por eso, el aumento de la tasa de desempleo es preocupante, dado que se sabe que se demorará en bajar. Es por ello que se hace necesario mitigar los factores que hacen que la tasa de desempleo sea tan alta, tales como los bajos niveles de profesionalización-tecnificación del trabajo. De igual forma, es importante el debate sobre como reformar el sistema pensional y generar medidas que promuevan el trabajo formal.

Chile | Mejor de lo esperado

El dato conocido para la actividad interna del mes de diciembre (IMACEC), con una variación en doce meses de 2,6% permite cerrar el 2018 con un crecimiento de 4,0%, cifra consistente con la última proyección que había realizado el Banco Central en su informe de política monetaria de diciembre. Es interesante destacar que se observa una cierta recuperación en la producción no minera, lo que estaría reflejando un relativo mejor desempeño de la demanda interna en el último cuarto del año. Parte de la explicación vendría de la recuperación observada en el gasto del sector público, el que luego de anotar una caída de 3,7% real en el tercer trimestre (en relación a igual lapso de 2017), en el cuarto trimestre anotó un crecimiento real de 5,1% respecto de igual período de 2017.

La fortaleza que muestra la inversión, que habría crecido 6,5% el año pasado, y que proyectamos podría crecer hasta 7,0% el presente, es central para ser relativamente optimistas en relación al crecimiento económico del año en curso. No sólo importa el alto dinamismo esperado para la inversión total sino también su composición. Efectivamente, las primeras señales de recuperación en la inversión provinieron del fuerte crecimiento en las importaciones de bienes de capital, lo que refleja un repunte importante en el componente Maquinaria y Equipo, sin embargo, diversos indicadores permiten proyectar que el presente año se observará un importante crecimiento en el componente Construcción. El efecto multiplicador de la construcción sobre otros sectores, como el transporte, comercio e industria, además del aporte al empleo, será relevante el presente año, y debería ser creciente a lo largo del período en la medida que los proyectos avanzan a etapas más avanzadas.

Por el lado del consumo, es relevante que se observe una mejoría en el mercado laboral y en las expectativas de los hogares. Las condiciones financieras seguirán siendo atractivas, el tipo de cambio podría ajustarse algo más a la baja, y el acceso al crédito será relativamente menos restrictivo. Con ello, mantener un crecimiento del consumo privado algo por sobre el 3,0% parece factible. Por su parte el gasto de gobierno crecería por debajo del PIB, por lo que no sería un elemento dinamizador de la actividad, mientras el sector externo neto tendría un impacto marginal.

Dado lo anterior, el crecimiento para el año debería situarse en un rango de entre 3,5% y 4,0%. Una mejoría en el escenario externo, particularmente si es gatillada por el término de la incipiente guerra comercial entre China y Estados Unidos, nos llevaría a un crecimiento en el tope de dicho rango, mientras la mantención de la situación actual, nos acercaría más al piso. El canal conductor positivo del término de la amenaza de guerra comercial sería a través de un alza en el precio del cobre, una mejoría en el ingreso para la economía, impacto positivo sobre las expectativas, y mayor crecimiento de la inversión. A su vez, dicho escenario favorece una apreciación del peso, lo que a su vez impulsa al sector no transable, particularmente contribuyendo a más consumo de los hogares y mayor crecimiento del comercio.

La inflación se mantendrá contenida a lo largo del año, con la ayuda de un tipo de cambio con sesgo a la baja y brechas de capacidad interna que se mantendrán abiertas hasta el fin del período. En este escenario el Banco Central mantendría su proceso de normalización en la Tasa de Política Monetaria, contemplándose al menos 3 alzas en el presente año en el escenario base. Evidentemente un deterioro externo, que entre otros impactos, lleve a frenar nuevas alzas en la tasa de interés en Estados Unidos, podría retrasar dicho timing de alzas por parte de nuestra autoridad monetaria. Con todo, la inflación total medida en doce meses se mantendrá por debajo del 3,0%, centro del rango meta de la autoridad, en el transcurso del año, para cerrar el período en un rango entre 2,5% y 3,0%.

Bolivia | Un retorno clave al gabinete económico

Una de las peculiaridades de la administración económica boliviana ha sido que, a pesar de su orientación política, ha mantenido durante varios años la estabilidad macroeconómica recuperada después de la hiperinflación observada entre 1982 y 1985. En efecto, Bolivia fue el primer país en el mundo que tuvo un fenómeno inflacionario agudo sin que exista conflicto bélico
interno o externo.

En el país, la secuela de la hiperinflación derivó en un consenso general sobre la importancia de la estabilidad económica. En ese sentido, uno de los desafíos de la actual administración gubernamental cuando asumió en 2006 fue cómo combinar la estabilidad con la redistribución, dado que la hiperinflación de los ochenta se produjo en un gobierno con similar orientación.

El mantenimiento de la salud macroeconómica se produjo tanto por la determinación política de que ésta era un factor crucial para un entorno de estabilidad social como por el creciente liderazgo del ministro de hacienda, Luis Arce, un economista con experiencia previa en el banco central con sólidos conocimientos de administración fiscal.

De hecho, el ministro Arce delineó las principales líneas de la dirección económica nacional, plasmándolas en una narrativa particular. La forma de administración fue denominada “Modelo Económico Social Comunitario Productivo”, que en esencia tiene una orientación fuertemente
estatal para la producción y énfasis en la redistribución del ingreso.

Sus resultados en términos de crecimiento económico han sido buenos en comparativa sudamericana, aunque no se pudo articular con el aparato productivo para generar mayor dinamismo, debido a las diversas distorsiones microeconómicas y regulatorias introducidas, que impidieron tasas más altas y fomento a la diversificación productiva.

El gobierno tuvo un contratiempo cuando Arce dejó el ministerio por motivos de salud en junio de 2017, quedando sus responsabilidades a cargo del equipo de apoyo, a la cabeza del viceministro de pensiones y servicios financieros, Mario Guillén. Durante el año y medio de ausencia, el manejo de la economía se mantuvo en general en estatus quo.

En enero del presente año, Arce retornó al ministerio. Su regreso era esperado en el gobierno puesto que la situación económica del país se ha deteriorado gradualmente frente a un nuevo entorno de menor dinamismo de la economía mundial y términos de intercambio desfavorables.

De hecho, el déficit fiscal ha estado en torno a 8% del PIB durante los últimos cuatro años, lo cual ha generado un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos promedio de 6%. Dicho déficit se financió con endeudamiento externo y la caída de los activos externos.

El desafío de Arce en este año marcado por las elecciones presidenciales será en lo inmediato restaurar el equilibrio macroeconómico fiscal y externo, mientras que el de mediano plazo es enfocarse en mejorar la productividad y el crecimiento económico en un contexto desfavorable a nivel regional.

Brasil | Avaliando o Novo Governo

A economia não foi o principal motor da vitória eleitoral do presidente Bolsonaro. Em boa medida, a candidatura não construiu um programa econômico minimamente detalhado para acelerar a apresentação da agenda para o novo mandato.

Em diversos sentidos, o bolsonarismo não está preparado para a votação da reforma da Previdência. O novo mandato não foi construído com base no histórico do presidente e do núcleo político em torno da discussão econômica. Em boa medida, o cenário político precisa ser analisado à luz da preparação para a Previdência, tarefa composta basicamente de três momentos: 1) comunicação com o mercado, 2) coordenação no poder Executivo e 3)
relacionamento com o Congresso.

A inexperiência no trato governamental do ministro da Economia é mais um fator que dificulta a construção de uma estratégia clara aos olhos do mercado. Tomemos a discussão da possível reforma trabalhista atrelada ao projeto da Previdência. Naturalmente, a medida vai na direção de reforçar a capacidade de adaptação da economia brasileiras aos ciclos naturais, reduzindo seu
enrijecimento. Reforçar os instrumentos de mercado contribui para  produtividade. A eventual introdução da medida no projeto da Previdência certamente atrapalharia a tramitação da matéria, gerando stress no mercado.

A liderança presidencial é outro fator que justifica a falta de preparo dos governistas para aprovar as reformas econômicas. Antes da realização da cirurgia os sinais de ausência de arbitragem de conflito já estavam presentes. Em boa medida, a tarefa do presidente era mais manter seu eleitorado mobilizado e menos definir as prioridades de governo.

Naturalmente, sob circunstâncias excepcionais (resultado do processo cirúrgico) a falta de coordenação presidencial não é um traço definitivo do atual governo. Assim, nossa avaliação é de que a normalidade do cenário deve trazer notícias positivas para a aprovação das reformas.

A ideia de que a vitória do presidente Bolsonaro expressou o triunfo do liberalismo econômico é equivocada. A ascensão do presidente foi resultado de um processo político combinado com crise de legitimidade dos partidos políticos. A composição do Congresso tampouco sugere bases para um “ultraliberalismo”. Nos últimos dias, o ministro tem sido bastante ativo na comunicação em torno da Previdência. Há que se evitar o risco de excesso de exposição do chefe da pasta econômica aos dilemas da política.

Perú | 2019, un año decisivo para el presidente Vizcarra

El presidente Martín Vizcarra está próximo a completar su primer año de gobierno. Su situación ha cambiado mucho durante este periodo, pues, cuando juró como presidente de la República, sufría de una absoluta debilidad política: no tenía partido, no tenía bancada en el Congreso (donde la oposición dominaba) y el apoyo popular se evaporaba rápidamente. Al encabezar la lucha contra la corrupción, luego de la puesta en evidencia de una gran red de corrupción en el Sistema de Justicia, le ha valido el apoyo popular.

Así, debido al capital político que ha acumulado al presidente en este primer año de gobierno se le exige la puesta en marcha de importantes reformas que el país necesita: la reforma de justicia, la reforma política y la reforma laboral. Además necesita mejorar la oferta de servicios públicos que hoy es deficiente.

Sin embargo, una evaluación de la situación parece indicar que el espacio para ejecutar estas acciones es relativamente corto.

Las razones principales son, primero, el inicio de la campaña electoral con miras a las Elecciones Generales programadas para abril de 2021, segundo, la impaciencia de la población si no se perciben avances concretos y, por último, el accionar cada vez más osado de aquellos amenazados por las investigaciones anticorrupción, que van a ser muy creativos para generar trabas al accionar del gobierno, buscando desprestigiarlo como medio para detener el avance de la justicia.

Cierre de 2018 y perspectivas para el verano

Los últimos resultados de actividad económica muestran que el PBI de 2018 cerraría alrededor de 3.9%. Esto gracias al fuerte aumento de la inversión pública (16% en el año) y el impulso de la segunda temporada de pesca de anchoveta que dinamizo al sector manufacturero primario.

Para el primer trimestre de 2019 se proyecta un crecimiento alrededor del 3.8% justificado por el buen desempeño de la actividad no primaria (construcción y servicios, fundamentalmente).

Sin embargo, se espera que la inversión pública caiga 12% debido al ingreso de nuevas autoridades en los gobiernos subnacionales. Por el contrario, la inversión privada crecería 6.5% debido a la construcción de grandes proyectos, como Quellaveco en Moquegua.

Los principales riesgos internacionales para la economía peruana este año son la caída del precio del cobre y la desaceleración de China, Estados Unidos y la Unión Europea. En el ámbito nacional tenemos la escalada del Fenómeno de El Niño (por ahora solo se prevé uno de magnitud débil), una fuerte desaceleración de la inversión pública y el aumento del ruido político.

Uruguay | Leve aumento de las exportaciones en 2018

Las exportaciones uruguayas de bienes, incluyendo las realizadas desde zonas francas, totalizaron US$ 9.0881 millones en 2018, lo que implicó un leve aumento de 0,4 % respecto a 2017.

El desempeño del sector exportador se produce en un contexto internacional y regional complejo. Según estimaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el intercambio internacional de mercaderías habría crecido en volúmenes 3,9% en 2018, por debajo del 4,6% del 2017 y menos de lo previsto a comienzos del año. La principal causa de este deterioro son las tensiones comerciales existentes entre Estados Unidos y China. La falta de dinamismo se explica fundamentalmente por el descenso de los volúmenes exportados.

De los principales rubros de exportación la soja y el arroz registraron caídas en sus volúmenes de exportación. En la mayoría de los productos el precio aumentó moderadamente a excepción de la celulosa que presentó un importante incremento y los lácteos y madera que disminuyeron levemente.

Las exportaciones de celulosa, madera, vehículos, productos lácteos, carne bovina y plásticos fueron las de mayor incidencia positiva en el crecimiento de 2018, mientras que las ventas de soja y arroz registraron reducciones que tuvieron las mayores incidencias negativas en el año.

En 2018 por primera vez la celulosa se posiciona como el principal producto exportado del país, superando a la carne y la soja, con ventas que alcanzaron los US$ 1.660 millones, lo que implicó un incremento de 25% respecto a 2017. Este incremento se explicó por un aumento en el precio promedio de exportación de 30%, ya que el volumen exportado disminuyó 5%. Dentro de los principales destinos, se destaca el conjunto de los países de la Unión Europea con una participación de casi 50% sobre el monto exportado, seguido por China y Estados Unidos con 35% y 9% respectivamente.

Las exportaciones de carne bovina alcanzaron US$ 1.629 millones en 2018, registrando un crecimiento de 8% respecto al año anterior. Esto se explicó por un incremento en los volúmenes exportados (7%) y por un leve aumento en el precio (1%). China sigue siendo el principal destino del producto (45%), seguido por la Unión Europa (22%).

Las ventas de productos lácteos alcanzaron US$ 682 millones en 2018, creciendo 16% respecto a 2017. Dentro de este sector, la leche en polvo es ampliamente el producto más exportado con un total de 68% sobre el total de ventas del sector. Por su parte, el mayor crecimiento en el sector lo experimentó la manteca (36%), seguido por la leche 23%.

Las exportaciones de soja totalizaron US$ 526 millones, disminuyendo 56% respecto a 2017 producto de las sequias que implicaron las peores cosecha desde que existen registros.

Las exportaciones de arroz totalizaron US$ 398 millones, lo que implica una reducción 11% respecto a 2017 explicado principalmente, por una disminución de 14% de los volúmenes exportados.

Según destino de las exportaciones China es el principal destino de exportación desde hace seis años y lo fue también en 2018, representando el 26% del total exportado (US$ 2.328 millones), aunque el nivel cayó un 8% respecto del año anterior, asociado a la caída en las exportaciones de soja.

Unión Europea fue el segundo destino de exportación en 2018, con una participación de 18%. El total exportado fue de US$ 1.676 millones, cifra 16% superior a la de 2017, las ventas a este bloque fueron de celulosa, madera y lana.

En tercer lugar Los montos exportados hacia Brasil disminuyeron 6% respecto a 2017 con ventas por US$ 1.132 millones. Entre los productos más vendidos se encuentran los plásticos (15% del total), la malta (13%) y los lácteos (12%). Los productos vendidos fueron plásticos, malta, lácteos y vehículos.

Estados Unidos ocupó el cuarto lugar como destino de las exportaciones uruguayas en 2018. El monto total se ubicó en US$ 609 millones, cifra que representa un incremento de 14% con respecto a 2017.

El quinto lugar lo ocupó Argentina, con ventas de US$ 476 millones en 2018, determinando una caída del 7%.Las autopartes fueron el principal rubro de exportación seguido de productos de plásticos, productos farmacéuticos y vehículos.