La recuperación económica mantuvo su curso en noviembre

En noviembre, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) se contrajo -3,7% i.a., exhibiendo la menor caída interanual desde febrero del año pasado, pero ayudada por la baja base de comparación que dejó noviembre de 2019. De esta manera, la actividad económica acumuló una caída de 10,6% i.a. en los primeros once meses del 2020. En términos desestacionalizados, el crecimiento fue de 1,4%, la séptima mejora mensual consecutiva. De todas maneras, la economía se encuentra 3,3 p.p. por debajo del nivel que exhibía pre-pandemia en febrero.

Continuó reinando un impacto heterogéneo a nivel sectorial: solo cuatro de quince sectores mostraron crecimiento interanual en noviembre. De todas maneras, cabe destacar que todos los sectores mostraron un mejor desempeño respecto a lo observado en octubre.

Desagregando por bienes y servicios, la heterogeneidad se vuelve más clara. Los primeros se mantuvieron estables en el mes (+0,4% i.a.) traccionados por la mayor variación del año de la Industria manufacturera (+3,7% i.a.) y por la desaceleración de la caída de la Construcción (-3,4% i.a.), exhibiendo el mejor desempeño desde hace trece meses, como consecuencia de la paulatina mejora del empleo formal del sector y la mayor reanudación de obras de mayor magnitud.

Por otro lado, los Servicios mostraron una caída de 5,4% i.a. en noviembre, desacelerando su contracción en 2,2 p.p. En este sentido, los más afectados continuaron siendo los que mayores restricciones tuvieron para operar: Hoteles y restaurantes (-53,2% i.a.) y Transporte y comunicaciones (-18,2% i.a.), los que mayor incidencia negativa tuvieron en el índice. Esta dinámica fue compensada parcialmente por la mejora de Comercio (+3,9% i.a.) e Intermediación financiera (+11,7% i.a.).

En diciembre, la recuperación de la actividad mantendría su curso -aunque posiblemente con una nueva desaceleración-. El efecto de las menores restricciones a la oferta va perdiendo fuerza mes a mes, mientras que la aceleración de la inflación le puso un freno adicional a la recomposición de los ingresos de las familias y el repunte del consumo privado. De esta manera, el 2020 cerrará con una caída de la actividad en torno al 10%, generando que el PBI vuelva a los niveles del año 2007.

En 2021, el rebote de la actividad dependerá de qué tan rápido la pandemia se diluya, así como de las medidas tomadas para controlarla. En este sentido, creemos que el aprendizaje a vivir bajo pandemia permitirá que las restricciones a la producción y circulación sean menores que el año pasado, aunque complicaciones respecto a la vacunación masiva podría volver a generar presiones cambiarias ante la necesidad de un mayor financiamiento monetario del rojo fiscal.

Por otro lado, las elecciones legislativas también tendrán su papel. La necesidad de recomponer el poder adquisitivo podría impulsar el consumo privado a través de planes oficiales -Ahora 12, por ejemplo- y en tanto la inflación no continúe acelerándose. Para ello, será central controlar el dólar -lo que posiblemente implique reducir la depreciación mensual del tipo de cambio- y arrojar señales fiscales que reduzcan la incertidumbre cambiaria y permitan la acumulación de Reservas por parte del BCRA. Así, esperamos que la actividad crezca en torno al 4,5% en 2021 impulsada por el consumo privado (4,7%), pero en ambos casos no alcanzará para recuperar el terreno perdido por la pandemia.

Monitor de Crisis

Acceda a nuestro Monitor Quincenal de Crisis para conocer las proyecciones por escenarios para 2021, de las siguientes variables:

–  Tipo de cambio

–  Inflación

–  Producto Bruto Interno

–  Consumo Privado

Haga clic en “VER INFORME” para acceder al reporte que publicamos quincenalmente.

Monitor de Crisis

Acceda a nuestro Monitor Quincenal de Crisis para conocer las proyecciones por escenarios para 2021, de las siguientes variables:

–  Tipo de cambio

–  Inflación

–  Producto Bruto Interno

–  Consumo Privado

Haga clic en “VER INFORME” para acceder al reporte que publicamos quincenalmente.

La actividad continúa recuperándose, pero aún se ubica debajo de la pre-pandemia

En octubre 2020 el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) cayó 7,4% i.a., acumulando una contracción de 11,3% i.a. en los primeros diez meses del año. En términos desestacionalizados, la mejora se mantuvo firme en el mes (+1,9%) alcanzando seis meses consecutivos de crecimiento luego del piso de la crisis. De todas maneras, aún resta recuperar más de 5 p.p. respecto a los niveles pre-pandémicos.

A nivel sectorial, la recuperación se ralentizó. Mientras que en septiembre 2020 seis sectores mostraron mejoras interanuales, en octubre solo uno (intermediación financiera) de quince mostró expansión.

En lo que respecta a los Servicios (-7,2% i.a., +0,1 p.p. respecto al mes anterior), los sectores más golpeados continuaron siendo los que mayores restricciones tuvieron para operar (Hoteles y restaurantes cayó -54,5% i.a. y Servicios comunitarios y personales -26,7% i.a.). Además, a pesar de las menores restricciones a la circulación (apertura de shoppings y restaurantes en determinadas partes del AMBA), el Comercio se contrajo -0,7% i.a. luego de haber mostrado una mejora interanual significativa en septiembre.

Por su parte, los Bienes exhibieron un impacto negativo algo menor (-5,0% i.a.). De todas maneras, aceleraron su caída en 2,8 p.p. respecto a septiembre, afectados por la incertidumbre cambiaria -la brecha llegó a superar el 100%-.

En los últimos dos meses del año la magnitud de la recuperación mensual sería menor a la observada entre mayo-octubre y tendería a estancarse, ya que el efecto de las menores restricciones sobre la oferta ya casi no jugará a favor.

Además, el impacto de la brecha cambiaria continuaría latente. En este sentido, podría incentivar a determinadas empresas a adelantar producción y compra de insumos, alentando una recomposición más rápida de las importaciones. A contramano, seguiría actuando como fuerte desaliento a las ventas al exterior, deteriorando el superávit comercial y poniendo un freno para una recuperación sostenida.

A su vez, la aceleración de la inflación -principalmente de alimentos- le pone un techo a la recuperación de los ingresos de las familias producto de subas salariales acotadas y lenta recomposición del empleo. Esto condiciona la mejora del consumo privado. Con estos números, esperamos que el 2020 cierre con una contracción superior al 10%, donde el PBI per cápita volvería a niveles del 2005.

El arrastre estadístico para 2021 supera los 3 p.p. lo que permitiría un incremento del PBI -recuperación- en el año electoral. De todas maneras, hay que tener en cuenta que el número final estará determinado en base a cómo evolucionen las presiones cambiarias y el impacto que tendrá el Covid-19.

Monitor de Crisis

Acceda a nuestro Monitor Quincenal de Crisis para conocer las proyecciones por escenarios para 2021, de las siguientes variables:

–  Tipo de cambio

–  Inflación

–  Producto Bruto Interno

–  Consumo Privado

Haga clic en “VER INFORME” para acceder al reporte que publicamos quincenalmente.

El PBI creció en términos desestacionalizados, pero aún no recupera lo perdido

En el tercer trimestre de 2020 la actividad mostró una contracción de 10,2% i.a., acumulando una caída de 11,8% i.a. en lo que va del año. Luego del piso de la crisis alcanzado en el segundo trimestre, las menores restricciones productivas permitieron un avance de la actividad de 12,8% en términos desestacionalizados, pero aún se encontró en niveles un 9,2% debajo del último trimestre de 2019.

La demanda interna continuó golpeada. Por un lado, como consecuencia de la pérdida de puestos de trabajo y el deterioro del poder adquisitivo, el consumo privado exhibió una contracción de 14,7% i.a. aunque, tal como ocurrió con el total de la economía, mejoró en términos desestacionalizados (+10,2%) dado que menores restricciones a la circulación otorgaron más posibilidades de consumo, especialmente de servicios.

Por otro lado, algo similar ocurrió con la inversión: cayó 10,3% i.a. pero se recuperó 42,9% en términos desestacionalizados, impulsado por maquinaria nacional y equipo de transporte. Con esta mejora se ubicó en niveles similares a los de 2009, dejando en evidencia que aún queda un importante camino para recuperar en un contexto de fuerte incertidumbre y acumulación de stocks.

Por último, las importaciones se desplomaron 22% i.a. y mostraron una recuperación de 10,9% respecto al trimestre anterior. Además, las exportaciones fueron el único componente que aceleró su caída (-17,0% i.a.) y mostró un retroceso en términos desestacionalizados (-1,4%). Estos resultados reflejan la situación del frente cambiario, donde la elevada brecha actúa como un desincentivo a las ventas al exterior.

Para el cuarto trimestre el rebote perdería fuerza dado que no se habilitarán una nueva gran cantidad de actividades. Así, generaría que la posible mejora en términos desestacionalizados no alcance para recuperar lo perdido por la pandemia.

Por un lado, el consumo no continuaría mostrando importantes signos de recuperación ya que la aceleración inflacionaria le pone un freno adicional a la recomposición del poder adquisitivo en un contexto de magras paritarias. De todas maneras, las expectativas de devaluación podrían incentivar el gasto de determinadas familias como alternativa de reserva de valor, que, de todas maneras, tendría un efecto marginal sobre la recuperación del consumo privado. Además, la brecha cambiaria y el contexto de incertidumbre desincentivará a que la recuperación de la inversión se reafirme e impedirá que las exportaciones comiencen a mostrar signos de mejora.

Con este panorama, esperamos que la actividad en 2020 cierre con una caída similar a la observada en el 2002 y vuelva a niveles similares a los de 2006.

En el año entrante, el arrastre estadístico permitiría que la actividad crezca, por lo que las bajas bases de comparación determinarán la mejora de la economía más que una recuperación genuina. En este marco, el número final en 2021 va a estar estrechamente ligado a cómo evolucione la situación sanitaria y como se resuelvan las presiones cambiarias.

Monitor de Crisis

Acceda a nuestro Monitor Quincenal de Crisis para conocer las proyecciones por escenarios para 2021, de las siguientes variables:

–  Tipo de cambio

–  Inflación

–  Producto Bruto Interno

–  Consumo Privado

Haga clic en “VER INFORME” para acceder al reporte que publicamos quincenalmente.

La actividad económica desaceleró su caída en septiembre 2020

En septiembre el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) se contrajo un 6,9% i.a., desacelerando la caída en casi 5 p.p. respecto a agosto. De esta manera, la actividad acumuló una contracción de 11,9% i.a. en los primeros nueve meses del año. La recuperación continuó su curso (+1,9%), acumulando cinco meses de subas desestacionalizadas. Sin embargo, la actividad aún se encontró 7% por debajo de los niveles previos a la pandemia.

A nivel sectorial continúa reinando un impacto heterogéneo, pero como se observa en el gráfico, seis de quince actividades ya muestran expansión interanual. Los servicios lideran la caída con una contracción de 8,5% i.a. mientras que los bienes apenas retroceden 2,7% i.a. Vale destacar que en septiembre el comercio -principal actividad de servicios- trepó 5,8% i.a. y la industria manufacturera mostró un crecimiento del 2,2% i.a. por primera vez luego de ocho meses consecutivos. Las menores restricciones operativas y la elevada brecha y expectativas de devaluación incentivaron el adelanto del consumo y producción de bienes durables.

En lo que resta del año la recuperación perdería fuerza. Luego de la significativa mejora del tercer trimestre de 2020 (+13,2% respecto al piso de la actual crisis), esperamos que el nivel de actividad ralentice su recuperación e incluso se amesete en términos desestacionalizados.

La demanda no mostrará importantes avances: la aceleración de la inflación le agrega un freno más a la recuperación de los ingresos. La elevada brecha/expectativas de devaluación puede incentivar el gasto de los hogares en lo inmediato (es una forma en que los agentes reducen excedentes en pesos) pero tiende a exacerbar la escasez de divisas (el superávit comercial se derrumbó tanto en septiembre como en octubre). Por último, el “efecto reapertura” que impulsó la oferta se irá diluyendo, lo cual implica que la recuperación del empleo pierda vigor.

De todas maneras, en la medida que las expectativas de devaluación continúen incentivando a determinados sectores para adelantar producción y compra de insumos, pero no generen una crisis cambiaria, la caída de la actividad será algo menor a la esperada. Con estos datos, esperamos una contracción del PBI apenas superior a la caída de 10,9% registrada en 2002.

De cara al 2021, el nivel de actividad estará determinada por la evolución de las presiones cambiarias, y el impacto del Covid-19. Si a una corrección del dólar oficial, se le suman mayores presiones por el lado de las paritarias y descongelamiento de tarifas, la inflación volvería a rondar 50% acotando la recuperación. Asimismo, esperamos un menor impacto del coronavirus en la economía el año que viene producto de la llegada de la vacuna para el otoño/invierno y el aprendizaje de la sociedad a producir bajo pandemia.

Si las presiones cambiarias no se desbocan y se logra minimizar el Impacto del COVID-19 la economía argentina podría recuperar buena parte del terreno perdido.

 

Monitor de Crisis

Acceda a nuestro Monitor Quincenal de Crisis para conocer las proyecciones por escenarios para 2021, de las siguientes variables:

–  Tipo de cambio

–  Inflación

–  Producto Bruto Interno

–  Consumo Privado

Haga clic en “VER INFORME” para acceder al reporte que publicamos quincenalmente.

Monitor de Crisis

Acceda a nuestro Monitor Quincenal de Crisis para conocer las proyecciones por escenarios para 2021, de las siguientes variables:

–  Tipo de cambio

–  Inflación

–  Producto Bruto Interno

–  Consumo Privado

Haga clic en “VER INFORME” para acceder al reporte que publicamos quincenalmente.