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En agosto, la economía superó los niveles pre-pandemia

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 12,8% en agosto, exhibiendo una suba acumulada de 10,8% en los primeros ocho meses del año. A su vez, al contrastar con el mismo mes de 2019, se observa que la economía se mantuvo estable (-0,05%) por primera vez desde el inicio de la pandemia.

En términos desestacionalizados creció 1,1% en el mes, acumulando tres meses consecutivos de mejoras. De esta manera, en agosto se alcanzó el valor más alto del año, ubicándose un 3,8% por encima de los valores de diciembre de 2020. Además, la actividad económica se ubicó por primera vez levemente por encima de los valores previos a la irrupción a la pandemia (+0,3% en comparación al primer bimestre de 2020).

A nivel sectorial, todos los sectores exhibieron crecimiento en términos interanuales, con un desempeño similar entre Servicios (+12,3% i.a.) y Bienes (+12,1% i.a.). Además, cabe destacar que los sectores de Actividades de servicios sociales y personales (+77,4% i.a.), Industria manufacturera (+13,7% i.a.) y Comercio minorista y mayorista (+15,6% i.a.) explicaron casi la mitad de la suba interanual a nivel general del mes.

De todas maneras, al contrastar contra el mismo mes de 2019 la mejora se atenúa: 6 de 15 sectores mostraron un crecimiento en contraste a los valores de dos años atrás. En este sentido, la discrepancia entre Bienes y Servicios también se agranda: mientras que los primeros se ubicaron un 1,6% por encima de agosto 20219, los segundos un 1,7% por debajo. El magro desempeño de los Servicios es explicado por los sectores asociados al esparcimiento que siguieron afectados por las restricciones operativas, en tanto se mantienen con variaciones de dos dígitos por debajo de la pre-crisis.

Para lo que resta del año, estimamos que los Servicios podrían acelerar el ritmo de recuperación. Esta mejora vendría de la mano de estos sectores recién nombrados, como los asociados al esparcimiento, recreación, hoteles y restaurantes. Con la llegada del calor, el rápido avance de la campaña de vacunación y la ampliación de los aforos, estos sectores que aún se encontraban afectados por las restricciones operativas podrían exhibir un “efecto rebote” en los próximos meses.

Por otro lado, los sectores productores de Bienes se mantendrían en terreno positivo, pero evolucionando a un ritmo más moderado y con el riesgo de presentar vaivenes en la mejora. Esto responde a que los sectores con importante peso dentro de los Bienes, como la industria y la construcción, ya recuperaron todo el terreno cedido por la pandemia, en tanto se encuentran operando con mínimas (o nulas) restricciones operativas -de hecho, tanto el indicador industrial (IPI) como el indicador de la construcción (ISAC) cayeron en términos desestacionalizados en agosto-. De todas maneras, la recuperación en el margen del poder adquisitivo y la implementación de programas oficiales (como Ahora 12) que beneficia el consumo de durables son factores que jugarán a favor de la producción industrial, mientras que el atractivo costo de la construcción medido en dólares y el mayor dinamismo de la obra pública continuarán beneficiando al sector constructivo.

De esta manera, el PIB podría mantenerse en terreno positivo tanto en el tercer como en el cuarto trimestre del año. Como consecuencia de un mayor arrastre para los próximos meses, estimamos que la actividad crecería en torno al 8% en el promedio anual de 2021.

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A su vez, debido a la relevancia de la situación sanitaria, encontrará un tablero de seguimiento de la vacunación contra el COVID-19 , donde se analiza dicha evolución a nivel nacional e internacional.

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Recuperación a dos velocidades: los Bienes suben por el ascensor, pero los Servicios por la escalera

La economía argentina viene recuperándose a buen ritmo, aunque no exenta de altibajos, desde que se flexibilizaron las restricciones a la circulación en la última parte del 2020. Este crecimiento todavía ubica a la actividad económica un 1% por debajo de los niveles pre-pandemia (primer bimestre de 2020) para los últimos datos disponibles. Sin embargo, dichas cifras agregadas esconden un comportamiento muy heterogéneo, en el que conviven sectores que ya operan muy por encima de 2019 con otros que recién están despegando.

Al realizar un análisis sectorial, vemos que los rubros productores de Bienes mostraron nueve meses consecutivos con niveles superiores a los previos a la crisis. Así, en julio del presente año produjeron casi 4% más que antes de la irrupción de la pandemia. Por el contrario, los sectores proveedores de Servicios aún se encuentran más rezagados y -en conjunto- todavía no recuperaron el terreno perdido, ubicándose en niveles inferiores a los anteriores a la crisis del Covid-19 (1,4% por debajo).

Teniendo en cuenta esta evolución, se abren una serie de interrogantes: ¿cómo seguirá la recuperación en lo que queda del año? ¿se revertirá la dinámica dispar, con un alza de los Servicios que los ubique al frente del rebote? ¿qué esperamos para 2022?

Los Bienes, holgadamente encima de la pre-pandemia

Como dijimos, a nivel agregado la producción de Bienes ya recuperó la pérdida provocada por la pandemia, los cierres y las restricciones a la movilidad y a la producción impuestos en 2020. De cara al cierre del año estas actividades seguirían mejorando, aunque moderarían el ritmo de crecimiento. Dentro de ellas podemos distinguir varios rubros con desempeños distintos.

El primer caso para analizar es el de la Industria Manufacturera. En julio, este sector llegó a alcanzar niveles 7% mayores a los previos a la crisis, ubicándose como uno de los rubros líderes de la recuperación. Esta rápida reactivación se debió, en un primer momento, a la flexibilización de las restricciones y la implementación de protocolos, factores que le permitieron volver a operar librando órdenes de compra pendientes y recomponiendo stocks. Además, la industria se vio beneficiada por una mayor demanda de bienes durables ‘dolarizados’ en un contexto de elevada brecha cambiaria, restricciones para acceder al ahorro en dólares y cambio en los patrones de consumo. Tras esta suba inicial, en 2021, efectos contrapuestos operaron sobre el sector. Por un lado, se vio afectado marginalmente por contagios de personal y cierres temporales de plantas, a la vez que el ‘veranito del consumo de durables’ perdía fuerza. A pesar de esto, otros factores incentivaron la producción industrial, como las tasas reales negativas, la mejora -marginal- del poder adquisitivo del salario y la implementación de programas oficiales que incentivaron estas compras (por caso, Ahora 12 y Créditos a tasa 0% para monotributistas).

Para los próximos meses, los últimos factores mencionados seguirán vigentes, aunque la evolución del sector no estará exenta de vaivenes. Por caso, el dato del Índice Industrial Manufacturero (IPI) exhibió en julio y agosto dos caídas mensuales desestacionalizadas (-2,2% y -0,6%, respectivamente). De todas maneras, las expectativas para el sector son positivas: casi el 80% de las empresas encuestadas por el INDEC espera que la demanda interna aumente o se mantenga estable en los próximos meses.

Considerando que este sector ya recuperó todo el terreno perdido por la pandemia e incluso gran parte de lo cedido en 2018 y 2019, es posible que el ritmo de crecimiento se desacelere. En este sentido, destaca que el uso de la capacidad instalada está solo un 3 p.p. por debajo del promedio de 2017, que representa el máximo de la serie de los últimos años, por lo que el espacio para seguir creciendo sin ampliar la capacidad productiva es acotado.

Párrafo aparte merece la Construcción, otro de los grandes segmentos que impulsó la producción de Bienes. Esta actividad se ubicó en julio en niveles 4% superiores a los de la pre-pandemia, ayudando a una rápida reactivación de la inversión productiva, que en el segundo trimestre se encontró un 20% por encima de la pre-crisis. Detrás de este buen desempeño se pueden diferenciar dos etapas. En la segunda parte del año pasado, la mayor permanencia en el hogar junto con el cepo y la brecha cambiaria impulsaron la demanda para pequeñas refacciones. En cambio, en el primer semestre de 2021, estas construcciones perdieron fuerza, pero fueron reemplazadas por la reanudación de las obras privadas de mayor magnitud y el impulso de la obra pública.

En agosto, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción exhibió un retroceso (-2,6% respecto al mes previo), dejando en evidencia que el sector comenzó a mostrar signos de estancamiento. Sin embargo, para el resto del año no prevemos que existan nuevas restricciones operativas que impidan su normal funcionamiento, a la par que el costo de la construcción medido en dólares seguirá siendo atractivo (en particular, valuado al tipo de cambio financiero) y el impulso a la obra pública traccionará la construcción (proyectamos que el gasto de capital del Sector Público Nacional más que se duplicaría en el año). Incluso, los permisos de edificación del mes (que adelantan futuras obras) crecieron 70% i.a., y más del 90% de las empresas que realizan obras consultadas cree que la actividad crecerá o permanecerá estable en los próximos meses.

Para finalizar, resta nombrar que el sector primario es, dentro de los productores de Bienes, el que exhibió un desempeño más magro. Por caso, el sector Agropecuario y ganadero junto al de Minas y canteras todavía se encuentran por debajo de los niveles pre-crisis (-1% respecto al primer bimestre de 2020). De esta forma, descontando de la producción de Bienes a estos rubros, el panorama es más favorable: el resto de ramas productivas tuvo una actividad 7% por encima de la pre-pandemia.

Los Servicios siguen rezagados, ¿podrán acelerar el ritmo de recuperación?

A diferencia de los productores de Bienes, los proveedores de Servicios aún no lograron recuperar el terreno cedido por la pandemia, aunque al desagregarlos se observa que algunos tuvieron un desempeño algo más favorable que otros. Dentro de los de mejor performance, se encuentra el caso del Comercio minorista y mayorista que, al igual que la industria y la construcción, se mantiene hace varios meses arriba de la pre-crisis (en julio, llegó a ubicarse más de 10% por encima). En un contexto de políticas económicas que “ponen plata en el bolsillo de la gente” (tanto por el lado de las transferencias como con créditos subsidiados y elevada liquidez) y con un salario real que comienza a abandonar el terreno negativo, este sector que depende sensiblemente de la demanda interna pudo incrementar sus ventas, y mantendría el buen desempeño en el corto plazo.

A contramano se ubicaron los sectores más perjudicados por la naturaleza sanitaria de la crisis, que siguen operando en niveles de dos dígitos por debajo de sus picos anteriores. El rubro más golpeado sigue siendo Hoteles y restaurantes, que en julio se ubicó 48% abajo de la pre-pandemia, seguido por Servicios sociales y personales, donde se encuentran determinadas actividades de esparcimiento, como teatros y espectáculos deportivos (-32% por debajo) y Transporte y comunicaciones (-13%). Detrás de este desempeño, se encuentra el hecho de que estos sectores siguieron muy afectados por las restricciones a la circulación y los cuidados sanitarios autoimpuestos por parte de la sociedad, en tanto son actividades que requieren una importante aglomeración de personas. Peor aún, estos rubros acusaron el impacto de la segunda ola que, aunque más leve en términos sanitarios, volvió a golpear a este tipo de actividades. En este sentido, es una parte de la economía que todavía tiene mucho camino de “rebote” por recorrer.

De cara a lo que sigue, con el avance de la vacunación y la ampliación de aforos permitidos, los sectores asociados al esparcimiento mostrarían mejores números. Las actividades que implican una mayor aglomeración de personas en los grandes centros urbanos están volviendo a la normalidad (por caso, espectáculos culturales y deportivos) y aquellas vinculadas al turismo también tendrían una mejoría. Respecto a estas últimas, aunque la recepción de viajeros del exterior se encuentra muy limitada por el momento (en los primeros siete meses del año llegaron un 96% menos de turistas por vía aérea que en el mismo lapso de 2019), el turismo interno está compensando parcialmente esta baja. En este sentido, el programa pre-viaje implementado por el Gobierno incentiva las vacaciones domésticas y superó las cifras estimadas ex-ante a su aplicación, lo que generaría un mayor dinamismo en restaurantes, hoteles y otros asociados a partir de noviembre. De esta manera, esperamos que las actividades que aún se encuentran rezagadas aceleren su recuperación en los próximos meses, cuando también podría darse un driver extra con la apertura de las fronteras a la recepción de viajeros.

2022 con incógnitas latentes

De todas maneras, el principal interrogante es si estos sectores de Servicios tendrán margen para recuperar todo el terreno perdido o alcanzarán un nuevo “techo” de actividad más bajo al de los años anteriores. Esto podría darse por la pérdida de “capacidad instalada”, si los cierres prolongados hubieran llevado una reducción en la cantidad de proveedores. Según los datos publicados por AFIP, se perdieron una totalidad de 30.000 empresas en los últimos dos años (considerando los datos a mayo de 2021, último disponible), y casi el 90% de ellas estaban vinculadas con la provisión de Servicios.

Peor aún, las caídas más significativas estuvieron en los sectores que todavía no recuperaron su nivel habitual de ventas (transporte, alojamiento, restaurantes y esparcimiento), dado que en promedio mostraron una caída del 13%, representando un tercio de los cierres (alrededor de 10.000 empresas). Dicho esto, es posible que la destrucción de capital producto de la pandemia impida la aceleración en la recuperación de estos sectores, que todavía no pudieron despegar. Una vez que el “efecto rebote” se diluya, el crecimiento se moderaría.

Para finalizar, la gran duda vigente sobre el vigor de la recuperación es la posibilidad de una disrupción cambiaria. De cara al año entrante, el buen desempeño de la industria, la construcción y el comercio, que hoy explican la mayor parte del crecimiento del PBI, podría verse interrumpido si hubiera un salto en el tipo de cambio. La demanda de estos rubros esta muy vinculada con el poder adquisitivo doméstico, hoy traccionado no solo por el congelamiento de las tarifas y las políticas destinadas a dinamizar al consumo, sino sobre todo por la apreciación del dólar. Por este motivo, un salto cambiario o una aceleración del ritmo de depreciación diario podrían obturar la recuperación.

La economía se ubicó en terreno positivo en julio, ¿qué esperamos para el resto del año?

¿Qué sucedió con la economía en julio?

El Estimador Mensual de la Actividad Económica creció 11,7% i.a. en julio, acumulando una suba de 10,5% i.a. en los primeros siete meses del año. No obstante, al comparar con el mismo mes de 2019, la economía aún se encontró un 2,4% por debajo.

Por otro lado, exhibió un crecimiento de 0,8% en términos desestacionalizados respecto a junio. De esta manera, tras haber caído en abril y mayo, la actividad volvió a crecer en junio y julio como consecuencia del relajamiento de las restricciones y el menor ritmo de contagios. Así, en julio alcanzó el nivel más alto del año y se ubicó un 2,5% por encima de diciembre de 2020.

¿Y a nivel sectorial?

Al desagregar por la oferta, se observa que 13 de los 15 sectores mostraron subas interanuales en julio. Tanto los Servicios (+11,9% i.a.) como los Bienes (+10,4% i.a.) exhibieron mejoras. Al interior, resaltó la evolución de la Industria manufacturera (+12,7% i.a.), Comercio minorista y mayorista (+12,5% i.a.) y Actividades inmobiliarias y empresariales (+11,1% i.a.), que en conjunto explicaron casi la mitad de la suba interanual del mes de julio.

Sin embargo, solo 6 de 15 sectores exhibieron variaciones positivas al contrastar con julio de 2019, donde existió un desempeño muy heterogéneo entre bienes y servicios.

Por un lado, los Bienes se mantuvieron relativamente estables (-0,4%), gracias al desempeño de la Industria manufacturera y Electricidad, gas y agua. A contramano, los sectores productores de bienes que siguen por debajo de los niveles pre-crisis fueron el Sector agropecuario, pese a un menor tipo de cambio y un menor impacto negativo de la cuarentena, y la Construcción, a pesar del derrumbe del costo de la construcción medido en dólares.

Por su parte, los Servicios se ubicaron un 4,0% por debajo de los niveles del mismo mes de 2019. Esto es consecuencia de los sectores más golpeados y que siguen operando muy por debajo de los niveles pre-crisis, como Hoteles y restaurantes (-47,6%), Otras actividades de servicios personales (-31,0%) y Transporte y comunicaciones (-15,4%). A diferencia de estos, el Comercio minorista y mayorista (+7,4%) fue el sector que mejor desempeño exhibió dentro de los productores de servicios.

Perspectivas para el cierre del año

Con el dato de julio, estimamos que la economía pueda crecer más de 1% en el tercer trimestre en términos desestacionalizados. La mejora está ligada en mayor medida a la reapertura de actividades, como consecuencia del menor ritmo de contagios y el avance de la campaña de vacunación. A su vez, el tipo de cambio mantuvo un menor ritmo de depreciación (sería 1% mensual promedio en el tercer trimestre), con el objetivo de que la inflación se desacelere para intentar recomponer el poder adquisitivo. Junto a esto existen planes oficiales, como Ahora 12 y créditos para monotributistas, que tienen el objetivo de dinamizar la demanda interna.

Para el último trimestre, esperamos que la actividad siga en terreno positivo. A los factores antes mencionados, se le suman los recientes anuncios (como el incremento del SMVyM y la otorgación de un bono a jubilados). A su vez, la continuación de la relajación de las restricciones podría acelerar la recuperación de determinados servicios que aún se encuentran muy rezagados, asociados principalmente al esparcimiento y recreación.

Si el nivel de julio se mantuviese inalterado en el resto del año, el PIB crecería por encima del 7% en el promedio anual de 2021. Considerando que esperamos un crecimiento de la economía tanto en el tercero como cuarto trimestre del año, desde Ecolatina proyectamos que el crecimiento del PIB se ubique unas décimas por encima.

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En el segundo trimestre, el PIB se contrajo 1,4% respecto al periodo anterior

El Producto Interno Bruto (PIB) creció 17,9% interanual en el segundo trimestre, acumulando una suba de 10,3% en los primeros seis meses del año. De todas maneras, al comparar con el mismo trimestre del 2019, la actividad aún se encontró un 4,5% por debajo.

Todos los componentes del gasto exhibieron una mejora interanual en el segundo trimestre. Afectados por la baja base de comparación, el crecimiento estuvo liderado por la inversión bruta interna fija (+76,6% i.a.), seguido de las importaciones (+36,6% i.a.) y el consumo privado (+21,9% i.a.). Por su parte, las exportaciones tuvieron un avance algo más acotado (+6,3% i.a.).

A nivel sectorial, 14 de los 15 sectores exhibieron crecimiento en términos interanuales. Los sectores que mayor incidencia positiva tuvieron fueron la industria manufacturera, el comercio minorista y mayorista, construcción, transporte y comunicaciones y otras actividades de servicios, que en conjunto explicaron dos tercios de la suba interanual del PIB. A contramano, el sector agropecuario incidió negativamente, tras caer 3,9% i.a. en el segundo trimestre.

Pese a esta fuerte recuperación en términos interanuales, en el segundo trimestre la economía se contrajo 1,4% en términos desestacionalizados, cortando tres trimestres consecutivos de subas. En este sentido, hay que tener en cuenta el impacto de la segunda ola y las restricciones implementadas durante el período, que perjudicaron a gran parte de los sectores de la economía -principalmente a determinados productores de servicios-, mientras que también incidió negativamente la performance del sector agropecuario. De esta manera, al comparar con los niveles del cuarto trimestre del 2020, se observa que la economía avanzó solo 1,4% en los primeros seis meses del año.

A pesar de que el PIB haya caído en términos desestacionalizados, todos los componentes de la demanda crecieron respecto al trimestre anterior, aunque más moderadamente que en el arranque del año. El impacto de las restricciones no se tradujo en una retracción de la demanda global, sino en un menor ritmo de expansión: el consumo privado y el consumo público crecieron 1,1% y 0,5% respectivamente, cuando en el primer trimestre se habían expandido 2,5% y 1,6%. Por su parte, la inversión mostró un estancamiento (+0%) tras haber recuperado niveles un 20% superiores a la pre-crisis en el primer trimestre del 2021. En términos del sector externo, las exportaciones se expandieron 5,7% respecto del trimestre anterior, cuando en los primeros tres meses habían trepado 10% s.e., mientras que las importaciones (+5,1%) se aceleraron respecto del trimestre anterior y ya recuperaron los niveles pre-pandemia. Consecuentemente, la menor suba de los componentes de la demanda global, en paralelo a la significativa suba de importaciones, explica la retracción del PIB en el segundo trimestre.

Tras haber caído en el segundo trimestre, la actividad tendría aire para crecer de manera desestacionalizada en el tercer y cuarto trimestre del 2021. Esperamos que el impacto del Covid-19 sobre la economía se mantenga acotado en el cierre del año, como consecuencia del avance de la campaña de vacunación y la reapertura de actividades.

Además, el gobierno anunciaría próximamente medidas para dinamizar el consumo privado. Si bien restan los anuncios oficiales, las medidas estarían orientadas apuntalar los ingresos de los hogares. A esto se le suma que el ancla cambiaria y tarifaria se mantendrían en el corto plazo, permitiendo que la inflación promedie menos de 3% en el segundo semestre con el fin de lograr (en el margen) una recomposición del poder adquisitivo.

Si la economía se mantuviese estancada en el resto del año, el PIB mostraría un crecimiento promedio de casi 7%. De esta manera, desde Ecolatina esperamos que el crecimiento anual este unas décimas por encima de dicha cifra. Este valor sería levemente menor a la presentada hace unos días en el Presupuesto (+8,0%).

Para 2022, la diferencia entre las estimaciones se acentúa: las cifras oficiales plantean un crecimiento del 4,0%, mientras que desde Ecolatina proyectamos una suba en torno al 2% en el año entrante. En nuestro escenario base, este crecimiento más acotado vendría de la mano de un pequeño arrastre y un escaso margen de maniobra para continuar implementando políticas expansivas.

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