Cayó la industria y creció la construcción en junio

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una caída desestacionalizada del 1,2% en junio (+9,3% i.a.), cortando una racha de dos subas al hilo. De este modo, el indicador se posiciona un 3,5% por encima del promedio del 2024, pero sigue ubicándose como los valores más bajos desde el 2019 (excluyendo la pandemia).

El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) subió en junio un 0,9% (+13,9% i.a.), tras haber caído 1,8% en mayo, reflejando los vaivenes del sector y la lenta recuperación. De este modo, la construcción acumula en lo que va del año un crecimiento del 10,8% interanual.

En términos generales, no se anticipa un repunte significativo de la actividad económica en los próximos meses, en vísperas de las elecciones y tras un julio no solo por la volatilidad del dólar sino también por la de las tasas de interés. Estas se mantendrán elevadas como instrumento para fomentar la demanda de pesos, resultando en un mayor costo de financiamiento, que pueda postergar decisiones de inversión y consumo.

La industria no sostiene la mejora

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una caída desestacionalizada del 1,2% en junio (+9,3% i.a.), cortando una racha de dos subas al hilo. De este modo, el indicador se posiciona un 3,5% por encima del promedio del 2024, pero sigue ubicándose como los valores más bajos desde el 2019 (excluyendo la pandemia).

Al interior, diez de los dieciséis sectores cayeron contra el mes previo. La caída mensual más pronunciada se observó en Industria metálicas básicas (-11,1%), seguido por Industria textil (-6,6%). Por el lado de las mejoras, se destacaron la categoría de Otros equipos e instrumentos (+14,5%) y Refinación del petróleo (+14,3%).

La mayoría de los sectores aún se ubica por debajo del promedio de 2023. Entre los que más cayeron se encuentran Productos de metal (-22%) seguido de la industria textil, que presenta una merma de casi 21%, y la producción de productos minerales no metálicos, asociada a insumos para la construcción, con una caída cercana al 20%. Por último, Maquinaría y equipo presentó una caída del -15%. En contraste, la refinación de petróleo continúa creciendo y se ubica un 7,3% por encima del promedio de 2023, debido al crecimiento vigoroso de Vaca muerta.

 

La construcción (esta vez) avanza

El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) subió en junio un 0,9% (+13,9% i.a.), tras haber caído 1,8% en mayo, reflejando los vaivenes del sector y la lenta recuperación. De este modo, la construcción acumula en lo que va del año un crecimiento del 10,8% interanual.

A pesar de haber salido del piso del 2024, la construcción se encuentra alrededor de un 23% por debajo de 2023. Esto deja en evidencia que, en ausencia de la obra pública, el impulsor de la lenta recuperación de la construcción viene siendo el crédito y la obra privada. De todos modos, el sector privado siempre ha concentrado una mayor participación en la construcción a nivel nacional que el sector público.

En cuanto a los insumos para la construcción, cinco de los doce insumos presentaron caídas mensuales en la serie desestacionalizada. La principal incidencia negativa vino dada por Ladrillos (-5,1%), seguido por Artículos de cerámica (-7,7%). En contraste, Mosaicos tuvo una importante suba (+28,6%), a la vez que Asfalto (+8,8%), Cemento (+4,4%) y Hierro (+3,7%) también crecieron en junio.

Entre los principales motivos de obstaculización de la actividad se encuentran la caída de la actividad económica y por los altos costos en dólares. En ese sentido, entre las empresas privadas relevadas por el INDEC que esperan una caída en la actividad del sector en los próximos meses, el 38% atribuye esta perspectiva a una menor actividad económica, mientras que el 20,6% señala como principal causa el elevado costo de la construcción. De todos modos, habrá que ver si la suba del 13% del dólar en julio contribuye a bajar los costos medidos en moneda dura.  

En cuanto al empleo, el 75,3% de las empresas dedicadas a la obra privada estima que no habrá cambios en la dotación de personal, mientras que el 16,8% prevé una disminución. No obstante, gran parte del ajuste ya se produjo: desde el cambio de Gobierno, el empleo formal en la construcción cayó más de un 10% y actualmente se ubica un 18% por debajo del promedio de 2023. Este número es incluso mayor si consideramos el empleo informal.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La actividad económica inició el año en niveles máximos y, tras la fuerte caída de marzo por el cambio de esquema cambiario, logró recuperarse. Sin embargo, desde abril hasta acá no logra sostener un sendero de crecimiento mostrando ambivalencias mes a mes. En este contexto, los indicadores adelantados de actividad para julio tampoco presentan señales de mejora.

Respecto a la industria, la producción de automóviles suma dos meses consecutivas de bajas al caer 9,5% s.e. en julio, posicionándose 16,5% por debajo del mismo mes del 2024. En la misma línea, el patentamiento de autos cayó 2,6% respecto a junio en la serie desestacionalizada (+21,5% i.a.). En este contexto, el crédito al consumo desacelera su crecimiento mes a mes, al cerrar julio con una suba del 2,3% s.e., y se posiciona 114% por encima de julio del 2024.

La construcción tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica. En julio, el Índice Construya registró una caída desestacionalizada del 0,4% (+0,1% i.a.), tras haber subido 15,5% en junio. Los despachos de cemento cayeron en julio (-3,2%), y se posicionaron -2,8% por debajo de julio del 2024. En línea con las caídas de julio en el sector, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 69,3% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará en los próximos tres meses, mientras que el 20,8% estima que disminuirá.

En términos generales, no se anticipa un repunte significativo de la actividad económica en los próximos meses, en vísperas de las elecciones y tras un julio marcado no solo por la volatilidad del dólar sino también por la de las tasas de interés. Estas se mantendrán elevadas como instrumento para fomentar la demanda de pesos, resultando en un mayor costo de financiamiento, que pueda postergar decisiones de inversión y consumo. Además, la recuperación del poder adquisitivo carece de fuerza por lo que tampoco será un factor determinante para sostener el crecimiento de la actividad en la previa electoral.

 

El consumo privado también tiene dos velocidades

El consumo privado es un indicador relevante de la economía pero también muy heterogéneo, dado que capta el gasto que realizan las familias en bienes y servicios, en muchos casos afectados por los cambios en sus precios relativos. Durante 2025, es relevante diferenciar la trayectoria del consumo en bienes y servicios importados y domésticos.

A falta de poco más de un mes para la publicación oficial, estimamos que el consumo privado creció 10% i.a. a lo largo del primer semestre y continuará en sus máximos. Esto se explica por un crecimiento muy significativo de los bienes importados, que permite explicar la disociación entre el consumo privado con otras variables macroeconómicas, indicadores sectoriales y la propia demanda a la que se enfrentan las empresas.

No todos los factores que propiciaron esta expansión continuarán plenamente vigentes en lo que resta del año, pero el consumo doméstico no logrará compensar y sostener la fuerte suba del consumo privado en un contexto de salario real estancado y un costo de financiamiento que se mantiene elevado.

El consumo privado creció 10% i.a. durante el primer semestre

El consumo privado refleja el gasto de las familias en bienes y servicios finales y absorbe más de la mitad de la oferta global (producción local e importaciones). Al estar vinculado al poder adquisitivo, para muchas empresas es una variable mucho más informativa que el PIB, más asociado a la demanda interna en general -incluye la inversión y el gasto del gobierno- y también más influenciado por lo que ocurra con sectores puntuales, como el sector agropecuario, por ejemplo.

No obstante, la forma en la que se calcula hace que indagar dentro del indicador sea un trabajo algo arqueológico, más aún si pensamos en que el mismo comprende tanto bienes como servicios, de diversas necesidades y características. Por ejemplo, sabemos que apenas el 20% del consumo privado está vinculado a los bienes de consumo masivo, y alcanzaría 25% si sumamos el consumo en bienes frescos -frutas, verduras, carnes, por ejemplo-. Asimismo, otros bienes relativamente inelásticos -es decir, que esperamos tengan una demanda relativamente estable- como medicamentos y combustibles representan alrededor de 5-8%. Por su parte, los servicios que también un componente inelástico (servicios públicos, educación, salud, pero también alquileres y servicios financieros, entre otros, representan un poco más del 30%.

Con esto en consideración y sabiendo que los constantes cambios en precios relativos de la economía hacen que se vuelva difícil e impreciso seguir cada uno de estos componentes año tras año, en términos generales sabemos que alrededor de un tercio del consumo privado está asociado a bienes y servicios más elásticos y que posiblemente sus fluctuaciones sean el principal factor que explique los vaivenes del consumo privado. En este grupo encontramos el gasto en indumentaria, vehículos, electrodomésticos y tecnología, pero también servicios turísticos y transporte aéreo, entre otros.

Estos ejemplos -que conjuntamente son el 20-25% del consumo privado- no fueron al azar. Tienen en común que son grandes beneficiados por una economía con mayor apertura comercial, acceso al crédito y salario en dólares altos, al menos para la historia reciente. ¿Vale pensar en un cambio en las características del consumo privado a través de estos factores?

Para intentar responder esta pregunta, realizamos un ejercicio en función de otras fuentes de información oficiales para intentar diseccionar lo que ocurre con el consumo privado de -bienes y servicios- importados y, en consecuencia, nacionales. Desde el inicio de la convertibilidad, los primeros representaron casi 10% del total, valores interrumpidos por la crisis de comienzo de siglo que se superaron recién durante la primera mitad del gobierno de Cambiemos y se volverían a alcanzar este 2025.

La razón de la dinámica reciente fue que durante la primera mitad de este año se profundizó el crecimiento de las importaciones iniciado en el cierre de 2024: las cantidades de bienes de consumo importados aumentaron 70% i.a. y la de autos treparon casi 150% i.a. A esto se le sumó la fuerte expansión en el gasto en servicios en el exterior -fundamentalmente turismo- (estimamos un aumento del 80% i.a. en precios constantes).

Este fenómeno redundó en un crecimiento del consumo privado del orden del 10% i.a. a lo largo de la primera mitad del año (aún restan publicarse los datos oficiales de INDEC para el segundo trimestre) que hizo que la variable se encuentre en valores máximos de la serie, aspecto recalcado por el oficialismo en reiteradas ocasiones.

Los bienes y servicios importados, claros ganadores de un salario en dólares que se recuperó fuertemente bajo cualquier medición, amalgaman las estadísticas oficiales con el termómetro de muchas empresas, especialmente las ligadas al consumo y dependientes del poder adquisitivo, cuyos productos no logran recuperar la demanda perdida con la crisis. De hecho, consideramos que el aumento del 10% i.a. del consumo privado en la primera mitad de año esconde que el consumo de bienes y servicios locales creció menos de 6% i.a., por debajo de la evolución del PIB y algo por encima de indicadores de consumo masivo, pero en definitiva mucho más en línea con la economía doméstica.

¿Será sostenible este ritmo de crecimiento para lo que resta del año?

La combinación de dólar apreciado, apertura comercial, una baja base de comparación -y hasta cierto “efecto riqueza” por el rally de los activos argentinos durante 2024-, fueron los ingredientes que explicaron esta disonancia entre el consumo de bienes importados y locales. Sin embargo, un tipo de cambio real que será superior al del primer semestre, una base de comparación más exigente y una perfomance nada auspiciosa de los activos argentinos sugieren que la voracidad en el consumo de importados será menor en lo que resta del año. En este sentido, estimamos que la misma podría crecer “apenas” 20% i.a. en la segunda mitad del año.

Además, el “boom” crediticio se está desacelerando y aparecen algunas nubes en el horizonte en lo que respecta al financiamiento de las familias: tasas de interés al alza, muy por encima de las mejoras nominales de los ingresos y una creciente -aunque aún no preocupante- morosidad de las familias.

Como este factor adicional también impactará en la demanda de bienes y servicios locales, no vemos que estos compensen la merma del consumo de importados, en un contexto en el que la recuperación salarial carece de fuerza y no vemos que repunte en los próximos meses. Por lo tanto, la fuerte expansión de la primera mitad del año no se repetirá y prevemos que el consumo privado crezca en promedio 4% i.a. en lo que resta de 2025.

Sin embargo, si el gobierno logra recrear la confianza en su política económica, reiniciar la baja de las tasas de interés para estimular el crédito y seguir el camino de la apertura comercial -o al menos logra una mayor oferta de bienes importados-, no debemos extrañarnos de volver a ver un consumo privado disociado de la realidad de la producción nacional. De todos modos, será necesario que el modelo económico que pretende llevar adelante el gobierno, basado en las ventajas comparativas del país retome el crecimiento y la oferta de dólares no se interrumpa para que este proceso no alcance su techo como en 2017.

La actividad se mantuvo constante en mayo

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) se mantuvo sin fuertes variaciones al caer apenas -0,1% s.e. en mayo. De esta manera, se posiciona 5,0% por encima de mayo del 2024. A su vez, el acumulado de los primeros cinco meses del año marca una suba del 6,8% respecto a igual periodo del año anterior.

A nivel sectorial, mayo tuvo un desempaño magro: sólo seis de los quince sectores registraron un crecimiento mensual en la serie desestacionalizada. Los únicos sectores con subas fueron Industria (+2,2%), el sector agropecuario (+1,6%), y producción de Electricidad, gas y agua (+1,1%).  Con relación a las bajas, la mayor caída se registró en Construcción (-2,2%), seguido por Comercio (-1,5%) y Explotación de minas y cantera (-1,0%).

En términos generales, los indicadores adelantados continúan mixtos de cara a junio. Por un lado, los indicadores adelantados de la construcción sugieren que el sector continúa con su dinámica oscilante. El Índice Construya repuntó 15,5% s.e. (tras haber caído 12,1% en mayo), mientras que los despachos de cemento se desplomaron en 7,3% s.e., sumando dos meses consecutivos de bajas. Por su parte, la industria no presentó mejoras: la producción de automóviles cayó 4,4% en junio luego de dos meses de crecimiento, mientras que el patentamiento de vehículos 0 km desaceleró su crecimiento al subir 0,5% s.e., hilando nueve meses de crecimiento. En el mismo sentido, la venta de autos usados cayó 0,7% por segundo mes consecutivo.

 ¿Qué pasó con la actividad en mayo?

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) se mantuvo sin fuertes variaciones al caer apenas -0,1% s.e. en mayo. De esta manera, se posiciona 5,0% por encima de mayo del 2024. A su vez, el acumulado del los primeros cinco meses del año marca una suba del 6,8% respecto a igual periodo del año anterior.

Con el desempeño de mayo, la actividad económica se mantiene en los niveles alcanzados en abril, consolidando el repunte tras la caída de marzo. Si bien se encuentra en máximos históricos en la serie desestacionalizada (registrando niveles que no se observaban desde junio de 2022 e incluso de diciembre de 2017), al considerar el crecimiento poblacional acumulado, el nivel de actividad per cápita está casi 10% abajo desde el 2017. Pese a que el tamaño de la economía es el mismo que en los máximos y se logró recuperar el terreno perdido, la economía todavía está lejos de lograr un crecimiento verdadero.

A nivel sectorial, mayo tuvo un desempaño magro: sólo seis de los quince sectores registraron un crecimiento mensual en la serie desestacionalizada. Los únicos sectores con subas fueron Industria (+2,2%), el sector agropecuario (+1,6%), y producción de Electricidad, gas y agua (+1,1%).  Con relación a las bajas, la mayor caída se registró en Construcción (-2,2%), seguido por Comercio (-1,5%) y Explotación de minas y cantera (-1,0%).

En comparación con el promedio de 2023 (un año casi completo sin recesión) se observa una recuperación en la mayoría de los sectores de actividad. Sin embargo, aquellos que concentran gran parte del empleo, como Construcción e Industria, todavía se encuentra muy por debajo de los niveles de 2023.

La Construcción se encuentra casi 23% por debajo de los niveles de 2023, afectada principalmente por el freno en la obra pública, la recesión y por el aumento de los costos que enfrenta el sector. Por su parte, a pesar de la recuperación reciente, la Industria presenta un nivel de actividad 5,6% inferior al de 2023.

En contraste, los sectores que se ubican por encima del nivel de 2023 son principalmente los primarios, como el agro, petróleo y gas. Aunque el agro mostró un buen desempeño en 2025, el incremento del 33% sobre el promedio del 2023 se debe a una baja base de comparación, considerando que el 2023 estuvo atravesado por la sequía. Por su parte, el sector de extracción de petróleo y gas ha experimentado un crecimiento genuino con la expansión de vaca muerta (+6,6%), al igual que la Intermediación financiera (+15,1%), tras la reciente suba del crédito.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La actividad económica interrumpió su trayectoria de crecimiento tras haber corregido la caída de marzo, originada por la incertidumbre en torno al esquema cambiario. Con esta recuperación, se ubicó en los máximos de la serie desestacionalizada. De todos modos, queda ver si la actividad aún tiene margen para crecer o empieza a alcanzar un techo.

En términos generales, los indicadores adelantados continúan mixtos de cara a junio. Por un lado, los indicadores adelantados de la construcción sugieren que el sector continúa con su dinámica oscilante. El Índice Construya repuntó 15,5% s.e. (tras haber caído 12,1% en mayo), mientras que los despachos de cemento se desplomaron en 7,3% s.e., sumando dos meses consecutivos de bajas. Por su parte, la industria no presentó mejoras: la producción de automóviles cayó 4,4% en junio luego de dos meses de crecimiento, mientras que el patentamiento de vehículos 0 km desaceleró su crecimiento al subir 0,5% s.e., hilando nueve meses de crecimiento. En el mismo sentido, la venta de autos usados cayó 0,7% por segundo mes consecutivo.

Por su parte, las ventas minoristas PYME repuntaron 6,7% s.e. y continúan con su sendero con vaivenes, sin terminar de presentar un crecimiento sostenido. Por último, el crédito al consumo viene moderando su crecimiento mes a mes, al crecer 2,4% s.e. en junio.

De todos modos, algunos factores aún representan desafíos para la sostenibilidad del crecimiento económico. En un contexto internacional aún tenso, las elecciones podrían generar mayor volatilidad y ruido en las decisiones económicas en los próximos meses. A su vez, la reciente volatilidad del tipo de cambio y las tasas de intereses tras el desarme de las LEFIs impacta directamente en el costo del financiamiento de las familias y las empresas. Esto puede tener un impacto directo en el nivel de actividad y las expectativas.

Volviendo al análisis sectorial, la construcción difícilmente logre recuperar lo perdido en 2024. Su desempeño dependerá principalmente de la evolución de la obra privada y del acceso al crédito, considerando que no hay perspectivas de reactivación de la obra pública a nivel nacional. En contraste, la industria va en camino de compensar la caída. En paralelo, otros sectores que también sufrieron caídas el año pasado ya lograron superar las bajas y se espera que sigan creciendo (como el comercio, la actividad inmobiliaria y la intermediación financiera).

En conclusión, considerando un arrastre estadístico del 2024 de 3 p.p. esperamos un crecimiento del orden del 5% para el 2025, lo que implica que la actividad crezca 1,3% de acá a fin de año.

Creció la industria y cayó la construcción en mayo

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 2,2% en mayo (+8,5% i.a.), hilando dos aumentos consecutivos y se situó 10% por encima del piso de la recesión. De este modo, el indicador llegó a su máximo en lo que va del año.

El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) cayó en mayo un 2,2% (+8,6% i.a.), luego de haber subido en abril. De este modo, la construcción se recupera lentamente alternando meses de subas y bajas. Desde el piso de la recesión acumula una mejora cercana al 22% y, en el acumulado de los primeros cinco meses del año, se ubica un 10,5% por encima del mismo período de 2024.

Los indicadores adelantados de actividad de junio continúan con señales mixtas. En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica. En junio, el Índice Construya registró una suba desestacionalizada del 15,5% (+14,3% i.a.), luego de haber caído 12,1% en mayo. Los despachos de cemento profundizaron su caída en junio (-7,3%), sumando dos meses de bajas consecutivas, aunque se posiciona 11,6% de junio del 2024. Respecto a la industria, la producción de automóviles cortó una racha de dos meses en verde al caer 4,4% s.e. en junio, ubicándose 33,8% i.a.

La industria sostiene la mejora

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 2,2% en mayo (+8,5% i.a.), hilando dos aumentos consecutivos y se situó 10% por encima del piso de la recesión. De este modo, el indicador llegó a su máximo en lo que va del año.

A nivel sectorial, solo cinco de los dieciséis sectores cerraron en rojo en la serie desestacionalizada: la caída mensual más pronunciada se observó en Refinación del petróleo (-9,6%), seguido por Otros equipos, aparatos e instrumentos (-3,4%) e Industria textil (-1,9%). Esta última acumuló cuatro meses de caídas, y se posicionó 15% por debajo del promedio del 2023. Por el lado de las mejoras, se destacaron Vehículos (+11,8%), Sustancias y productos químicos (+6,9%) e Industrias metálicas básicas (+6,2%).

A su vez, se observa una mejora en comparación a mayo del 2024 en las categorías más generales: se destaca la suba los bienes de capital (+10,4% i.a.) y los bienes de consumo no durable (+4,9% i.a.). Por su parte, los bienes de uso intermedio también lograron superar los niveles del año pasado (+2,6% i.a.). De este modo, se evidencia una cierta recuperación de estas categorías desde los mínimos de la recesión.

La construcción continúa con vaivenes

El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) cayó en mayo un 2,2% (+8,6% i.a.), luego de haber subido +5,2% en abril. De este modo, la construcción se recupera lentamente alternando meses de subas y bajas. Desde el piso de la recesión, la construcción acumula una mejora cercana al 22% y, en el acumulado de los primeros cinco meses del año, se ubica un 10,5% por encima del mismo período de 2024. Sin embargo, aún queda mucho terreno por recuperar: se encuentra alrededor de un 23% por debajo de 2023, un año casi completo sin recesión y con obra pública en marcha. En comparación con 2022, la brecha supera el 25%. En síntesis, la recuperación del sector no podrá alcanzar esos niveles sin el regreso de la obra pública.

En cuanto a los insumos para la construcción, cinco de los doce insumos presentaron caídas mensuales en la serie desestacionalizada. La principal caída fue Mosaicos una caída del 23,9% (tras haber subido 41,5% en abril), explicando 1,4 p.p. del índice general. Le siguió Yeso (-12,9%), Hormigón (-4,9%) y Cemento (-4,8%).

La recuperación de la construcción se ve obstaculizada, en parte, por los altos costos en dólares. En ese sentido, entre las empresas privadas relevadas por el INDEC que esperan una caída en la actividad del sector en los próximos meses, el 35% atribuye esta perspectiva a una menor actividad económica, mientras que el 24,6% señala justamente como principal causa el elevado costo de la construcción.

En cuanto al empleo, el 76,2% de las empresas dedicadas a la obra privada estima que no habrá cambios en la dotación de personal, mientras que el 18,1% prevé una disminución. No obstante, gran parte del ajuste ya se produjo: desde el cambio de Gobierno, el empleo en la construcción cayó más de un 10% y actualmente se ubica un 18% por debajo del promedio de 2023.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La actividad económica retomó su sendero de crecimiento tras las fuertes caídas de marzo. La industria muestra una recuperación más sostenida, mientras que la construcción aún presenta una dinámica ambivalente en la que no logra encadenar dos meses consecutivos de subas. En este contexto, los indicadores adelantados de actividad para junio siguen con señales mixtas.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica. En junio, el Índice Construya registró una suba desestacionalizada del 15,5% (+14,3% i.a.), luego de haber caído 12,1% en mayo. Los despachos de cemento profundizaron su caída en junio (-7,3%), sumando dos meses de bajas consecutivas, aunque se posiciona 11,6% de junio del 2024. En línea con las caídas de junio en el sector, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 73,3% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará en los próximos tres meses, mientras que el 18,1% estima que disminuirá.

Respecto a la industria, la producción de automóviles cortó una racha de dos meses en verde al caer 4,4% s.e. en junio, ubicándose 33,8% i.a. En la misma línea, el patentamiento de autos creció 0,5% respecto a mayo en la serie desestacionalizada (+76,4% i.a.). En este contexto, el crédito al consumo desacelera su crecimiento mes a mes, al cerrar junio con una suba del 2,4% s.e., y se posiciona 129% por encima de junio del 2024.

Más en general, creemos que el cambio de esquema económico no será tan determinante para cambiar el sendero de recuperación. Sin embargo, en el caso de la construcción, no proyectamos un crecimiento suficiente como para compensar completamente la contracción del año anterior. En cuanto a la industria, se prevé que la industria evolucione de manera heterogénea entre sectores. Mientras algunas ramas lograrán recuperar lo perdido en 2024, otras podrían verse afectadas por una posible apertura de importaciones y cambios en los precios relativos. Esto podría tener un impacto negativo en el empleo, especialmente en industrias sensibles como la textil o la tecnológica.

Doble click en la recuperación de la actividad

La actividad económica muestra señales claras de recuperación, con un crecimiento sostenido que ha llevado al EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) a alcanzar niveles máximos en su serie desestacionalizada. Estos registros no se observaban desde junio de 2022 e incluso desde diciembre de 2017. Sin embargo, al hacerle un zoom al interior de cada sector de la economía, vemos que esta recuperación es divergente y tiene características particulares.

 En cuanto a la industria, desde el piso de la recesión en marzo de 2024, se destacan subas en Productos minerales no metálicos (+20,9%), con incidencias positivas en la producción de yeso y cemento, asociadas a la mejora gradual en la construcción. También crecieron la industria de Metales básicos (+27,3%) y la de Maquinaria y equipo (+30,1%). Sin embargo, la mayoría de los sectores industriales todavía se encuentran por debajo de los niveles de 2023, con excepción de aquellos vinculados a bienes durables y al petróleo.

Es poco probable que los salarios reales mantengan su ritmo de expansión, por lo que la apertura comercial podría convertirse en un factor clave para sostener el crecimiento de la actividad. Si bien esta medida podría impulsar el consumo a través de una baja de precios y una mayor variedad de bienes, sus efectos son inciertos, dado que representa un cambio profundo en la política económica, inédito en las últimas dos décadas.

La actividad económica muestra señales claras de recuperación, con un crecimiento sostenido que ha llevado al EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) a alcanzar niveles máximos. Estos registros no se observaban desde junio de 2022 e incluso desde diciembre de 2017.

Sin embargo, un zoom al interior de cada sector de la economía muestra que esta recuperación es divergente y tiene características particulares. ¿Qué sectores de la industria impulsaron la recuperación? ¿Cuánto crecieron desde el piso de la recesión? ¿Son los mismos sectores que impulsaron las subas de las recesiones anteriores?

Durante la recesión pasada, los únicos sectores que lograron crecer fueron los primarios, principalmente el agro y el petróleo, que en conjunto acumularon una suba de alrededor del 9% en los meses recesivos (entre agosto de 2023 y mayo de 2024). Sin el aporte de los sectores primarios, la actividad económica habría registrado una caída cercana al 8% durante ese período.

La refinación del petróleo es un sector que viene creciendo por el boom de vaca muerta, siendo un sector clave en la recuperación de la actividad. En tanto, los bienes durables crecen por mayor producción de maquinaria agrícola, electrodomésticos y automóviles, con buenas perspectivas para la industria automotriz por nuevas inversiones y desarrollo de modelos, especialmente pick-ups.

En contraste, la construcción y la industria registraron una caída conjunta del 16% en el mismo período. La primera muestra una recuperación moderada, impulsada principalmente por el segmento privado, pero aún limitada por el contexto recesivo y el freno de la obra pública. En cuanto a la industria, desde el piso de la recesión en marzo de 2024, se destacan subas en Productos minerales no metálicos (+20,9%), con incidencias positivas en la producción de yeso y cemento, asociadas a la mejora gradual en la construcción. También crecieron la industria de Metales básicos (+27,3%) y la de Maquinaria y equipo (+30,1%). Sin embargo, la mayoría de los sectores industriales todavía se encuentran por debajo de los niveles de 2023, con excepción de aquellos vinculados a bienes durables y al petróleo.

Otra característica particular de esta recuperación es el buen desempeño de algunos servicios. Se destaca el crecimiento de la intermediación financiera en los últimos años, ubicándose un 15,4% por encima del promedio del 2023. De esta forma, se posiciona como casi el único sector que ya supera los niveles de actividad del 2023, un año sin recesión ni otras particularidades. Le siguen la actividad inmobiliaria (+4,4%) y la educación (+1,8%). Por su parte, el comercio logró recuperar los niveles de 2023 (+1,0%), y acumula una suba del 15,6% desde el piso de la recesión en abril del 2024.

El agotamiento del modelo…¿y uno en construcción?

El hecho de que los sectores primarios y con sesgo exportador sean los motores de la recuperación luce más como la excepción que la regla durante la última década y media. La similitud emerge al comparar la reciente recesión con la de 2016, caracterizada también por un importante cambio en precios relativos -salida del cepo con devaluación y aumento de tarifas-, donde el repunte vino dado por las exportaciones. Sin embargo, mientras el actual impulso exportador se explica en gran parte por el aporte de Vaca Muerta, en 2016 vino de la mano de una cosecha récord -eliminación de las retenciones mediante- que potenció las exportaciones agropecuarias.

Esto es esperable en una economía que se caracterizó por un modelo orientado al mercado interno, que permitió que sectores como construcción e industria (ambos intensivos en empleo) siguieran creciendo tras, por ejemplo, la crisis internacional de 2008, compensado los shocks externos.

Sin embargo, podemos ir más allá y no pensar que el colapso del modelo -especialmente con el inédito recorte al gasto público- fue una simple casualidad sino la búsqueda de un modelo de crecimiento diferente, que reemplace el ya agotado modelo previo, donde el rol y gasto del Estado tenía una función mucho más preponderante. En este sentido, la paulatina caída -y también eficiencia- del gasto público, herramienta que fue quedando obsoleta debido a la constante emisión monetaria para financiarla, se combinó con una de sus principales consecuencias: la creciente y persistente inflación, que se encargó de ir erosionando el poder de compra del salario.

Por otra parte, en la sección anterior también mencionamos que la dinámica de los servicios también está teniendo una buena performance. De hecho, excluyendo los sectores asociados a los servicios públicos, el crecimiento desde el piso de la recesión acumula 16,5%.

Pese a que los salarios recuperaron fuertemente el poder adquisitivo desde el piso del año pasado, su mejora se frenó -y no deberíamos esperar grandes cambios en lo que queda del año- este 2025 mucho antes de recuperar los niveles de mediados de 2023. Por este motivo, la expansión de los servicios no encuentra tanto su origen en la recuperación del salario real sino en la desaceleración de la inflación y la mayor estabilidad nominal, que permitió la reducción de las tasas de interés y comenzó a reactivar el crédito hipotecario.

Ahora, una economía con una menor nominalidad y mayor crédito apunta a un nuevo modelo en el que cambien los patrones de consumo de la población, tal como viene pasando desde principios del año pasado. Así como antes el consumo más impulsivo se “beneficiaba” de una alta nominalidad que encarecía el crédito y el acceso a bienes durables -con salario en dólares más golpeados que en pesos-, el incipiente cambio de esquema muestra un consumo masivo más retraído y un consumo de bienes durables en franca expansión.

Si “exportadora” y “dependiente del crédito doméstico” no han sido los principales adjetivos de la economía argentina los últimos 15 años, el tercer pilar sobre el que se busca construir un nuevo modelo es todavía menos habitual.

Frente a los desafíos y beneficios de la apertura comercial

En octubre del año pasado continuó con esta lógica al reducirse los aranceles de 89 productos importados, en los que se incluyen neumáticos, motos, electrodomésticos, plásticos PET, tubos de cobre e insumos textiles, entre otros.  A esto se sumó que, en marzo, el Gobierno redujo los aranceles de ropa y calzado del 35% al 20%, de telas del 26% al 18% y de hilados del 18% alrededor de 14%. En el mismo sentido, se simplificó la importación de bienes de capital usados en abril y los efectos de esta medida aún son inciertos. Las ultimas medidas anunciadas en mayo, apuntan a reducir los aranceles en tecnología: la alícuota del impuesto interno para los celulares se reduce del 8% al 0%. En el caso de los electrodomésticos, baja al 9,5%, y al 0% para aquellos fabricados en Tierra del Fuego. En esta línea, la reducción de impuestos para las operaciones “puerta a puerta” dispuesta ya en el pasado diciembre también es una declaración de principios por parte del Gobierno, pero su impacto económico es acotado.

El caso de la industria textil es también un ejemplo del rápido efecto que puede tener la apertura: desde el sector indican que las importaciones de prendas de vestir crecieron un 87 durante el periodo enero-mayo del 2025, superando los USD 264 M, alcanzando su nivel más alto desde 2018. Si bien el impacto sobre los precios de la ropa aún no se percibe con nitidez, debería ser más claro en la temporada de invierno, cuyos envíos se pagaron bajo este nuevo esquema durante los meses estivales. En el mediano plazo, la llegada de marcas que ofrezcan precios más competitivos que los locales debería ser el objetivo para que aumente la competencia dentro del sector. 

La otra cara de la moneda de la apertura comercial es el potencial impacto negativo en la actividad y empleo. Siguiendo el caso de la industria textil, la actividad del sector cayó 7% desde la apertura comercial y el empleo formal cayó alrededor del 6%. La profundización del proceso podría reconfigurar el entramado industrial, generando oportunidades para algunos sectores, pero también riesgos para otros.

Por lo tanto, este proceso inédito en las últimas dos décadas no estará exento de lidiar con rispideces internas e intereses diversos, así como con cierta resistencia social -por su impacto en el empleo-. Por caso, el Régimen de Tierra del Fuego y su vínculo con la electrónica -y los gobiernos de todos los colores políticos- es el ejemplo más paradigmático de las dificultades que existen para una apertura comercial real.

Más allá de los matices, la transición hacia una economía más abierta es deseable, especialmente si comparamos la relevancia de las importaciones en la economía de nuestro país contra otros países de la región, y también necesaria para la inversión y productividad, cuanto menos estancada en los últimos años, de las industrias que el nuevo esquema económico incentiva.

Conclusiones finales

Podemos resumir que la recuperación de la economía está siendo traccionada por dos elementos. El primero es el crédito doméstico, que floreció tras la importante baja de la nominalidad y “que los bancos hagan de bancos”. Sin embargo, para que el motor siga encendido no solamente tiene que haber en qué gastar, sino que el costo del financiamiento tiene que seguir bajando, máxime si continúa el proceso de desinflación. Esto puede ser una dificultad dado que entra en conflicto con la estrategia cambiaria y la necesidad de recrear una tasa en pesos atractiva para fomentar (reducir) la oferta (demanda) de dólares. En este contexto, si bien el crédito como % del PBI se encuentra en niveles bajos, es que se entiende la relativa urgencia con que el gobierno necesita de los “dólares del colchón” también para dinamizar la economía.

Estamos algo más habituados al segundo pilar: los sectores orientados a la exportación. Aquí el desafío será no solo seguir lidiando con cambios en los precios internacionales, sino también con lo que pueda ocurrir en un mundo agitado desde la salida de la pandemia, algo desafiante en un país con la fragilidad externa como el nuestro.

Sin embargo, la consolidación de este proceso requerirá que la apertura comercial sea más un hecho que una promesa y efectivamente impacte en el nivel de vida. Este viraje en la política económica requerirá de la consecución de reformas impositivas y laborales que cambien las reglas de juego. En definitiva, esto determinará si la recuperación de la economía podrá sostenerse en el tiempo bajo estas nuevas condiciones.

Suba del consumo privado en el primer trimestre del 2025

En el primer trimestre del año, el producto interno bruto (PIB) creció 0,8% en términos desestacionalizados respecto al cuarto trimestre del año, presentando una variación positiva por tercer trimestre al hilo. En comparación con el primer trimestre del 2024, el crecimiento fue de 5,8%.

Entre los sectores de actividad, se observaron subas en la mayoría de los sectores. Por un lado, se encuentran los sectores que vienen creciendo vigorosamente como la Intermediación financiera (27,2% ia, aportando 0,9 p.p. a la variación interanual) y la Explotación de minas y canteras (+6,6% i.a.).  Por otro lado, están aquellos sectores que tocaron fondo en el primer trimestre del 2024: el Comercio creció 7,3% i.a. (con una incidencia de 0,9 p.p.), Industria manufacturera 5,1% i.a. (aportando 0,7 p.p.) y Construcción avanzó 6,1% i.a.

En resumen, el 2025 cerrará con una suba promedio de la zona del 5%. Sin embargo, esta expansión no dejará exenta a la economía de vaivenes y de trayectorias disímiles a su interior.

¿Cómo cerró el PBI en el primer trimestre del año?

En el primer trimestre del año, el producto interno bruto (PIB) creció 0,8% en términos desestacionalizados respecto al cuarto trimestre del año, presentando una variación positiva por tercer trimestre al hilo. En comparación con el primer trimestre del 2024, el crecimiento fue de 5,8%. Si bien la estadística mostró un crecimiento menor al adelantado por el EMAE (mostraba una suba desestacionalizada del 1,5% t/t), la serie también se corrigió al alza hacia atrás: la caída del PIB en 2024 no fue del 1,7%, sino del 1,3%.

Volviendo al 2025, la sorpresa vino dada por el crecimiento del consumo privado del 2,9% en términos desestacionalizados, y la Formación bruta de capital fijo, con 9,8%. En contraste, las bajas trimestrales fueron Exportaciones que descendieron 1,5% y el Consumo público que cayó 0,1%, en línea con la disminución del gasto público de la gestión actual. A su vez, Formación bruta de capital fijo también fue el mayor incremento interanual creciendo 31,8%, seguido por consumo privado con una suba del 11,6%.

Entre los sectores de actividad, se observaron subas en la mayoría de ellos. Por un lado, se encuentran los sectores que vienen creciendo vigorosamente como la Intermediación financiera (27,2% ia, aportando 0,9 p.p. a la variación interanual) y la Explotación de minas y canteras (+6,6% i.a.).  Por otro lado, están aquellos sectores que tocaron fondo en el primer trimestre del 2024: el Comercio creció 7,3% i.a. (con una incidencia de 0,9 p.p.), Industria manufacturera 5,1% i.a. (aportando 0,7 p.p.) y Construcción avanzó 6,1% i.a.

En contraste, cuatro sectores se ubicaron por debajo del primer trimestre del 2024, entre los cuales se encuentran Administración pública (-1,2% i.a.) y el sector de Hogares privados con servicio doméstico (-2,2% ia), siendo la baja más pronunciada.

Doble click en el crecimiento del consumo privado

El dato de consumo privado sorprendió al alza, alcanzando el nivel más alto de la serie desestacionalizada desde 2004. Tras un 2024 muy negativo en términos de actividad económica, existía cierto margen para una recuperación. No obstante, al interior del consumo hay algunos matices.

La recuperación del consumo privado puede explicarse tanto por el impulso del crédito como por la mejora del salario real en los últimos trimestres, producto de la desaceleración progresiva de la inflación (recuperación frenada desde marzo). Este alivio en los precios permitió a las familias disponer de una mayor proporción de sus ingresos para destinar al consumo.

No obstante, el patrón de gasto muestra particularidades. Aunque tradicionalmente un repunte del consumo privado suele estar vinculado a un aumento en las compras de bienes de consumo masivo, los datos actuales reflejan una dinámica diferente. Las ventas en supermercados se mantienen en mínimos históricos, incluso por debajo de los niveles registrados durante la pandemia. La principal explicación radica en el mayor protagonismo que han adquirido los bienes durables dentro de la canasta de consumo. Si bien estos representan apenas un cuarto del gasto total de los hogares, su demanda creció de la mano de una mayor estabilidad macroeconómica, expectativas más favorables y el regreso del crédito, que facilitó su financiamiento.

Sumado a esto, se conjugan la baja cotización del tipo de cambio y la mayor facilidad para hacer compras en el exterior, generando mayor consumo de bienes de las plataformas “puerta a puerta”. La baja cotización del dólar también favoreció un crecimiento récord de los viajes al exterior, alcanzando máximos históricos. Según datos del INDEC, el turismo fue el principal factor detrás del deterioro de la cuenta corriente en el primer trimestre, con egresos netos récord por más de USD 3.400 millones. En solo tres meses, el déficit por turismo superó el saldo anual de cada uno de los años del período 2019-2024.

Por otro lado, está el efecto del relativo encarecimiento de muchos servicios inelásticos, que son difíciles de eludir para las familias, tales como el alquiler, las tarifas, salud y educación “obligó” a que parte del gasto de las familias engrose el consumo privado de esta manera. La canasta de servicios del AMBA registró un incremento interanual en línea con la inflación general. A esto se sumó el impacto de la reducción de los subsidios, que obligó a los hogares a destinar una porción cada vez mayor de su ingreso al pago de tarifas.

De cara al futuro, estimamos que el consumo privado mantendrá este patrón, favorecido por la creciente apertura de las importaciones y un tipo de cambio apreciado. La evolución del salario real será un factor clave a monitorear: si bien ha contribuido a la reciente mejora del consumo, aún no refleja una recuperación plena respecto a niveles previos.

Comentarios finales

Hasta el momento, la actividad presentó un crecimiento constante, impulsado en un principio por los sectores primarios. Esta tendencia empezó a cambiar, a medida que los sectores que más empleo demandan empezaron a recuperarse -Comercio, Construcción e industria-. A la par de esta recuperación, aparecieron los rasgos del nuevo de modelo económico, entrelazando estabilidad macroeconómica, dólar barato y mayor apertura de importaciones. Resta por ver la sostenibilidad de este esquema, especialmente en un año electoral y en un contexto internacional tenso.

Algunos indicadores muestran que la recuperación del segundo trimestre del año se mantendrá. En resumen, el 2025 cerrará con una suba promedio de la zona del 5%. Sin embargo, esta expansión no dejará exenta a la economía de vaivenes y de trayectorias disímiles a su interior.

 

La actividad recupera terreno perdido

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una suba mensual de 1,9% s.e. en abril y recuperó parte de lo perdido en marzo. De esta manera, se cumple un año desde el piso de la recesión pasada, con un crecimiento del 7,7% interanual desde entonces. A su vez, el acumulado del primer cuatrimestre del año marca una suba del 6,6% respecto a igual periodo del año anterior.

A nivel sectorial, abril tuvo un gran desempeño: trece de los quince sectores registraron un crecimiento mensual en la serie desestacionalizada. Los sectores con mayores subas en abril fueron Construcción (+5,1%, aportando 0,2 p.p. al índice general), el sector agropecuario (+4,3% s.e.), Comercio (+2,7%) e Intermediación financiera (+1,8%). Entre las bajas mensuales, se encuentra Hoteles y restaurantes (-2,5%) y Pesca (-14,0%), siendo un sector caracterizado por una fuerte volatilidad.

Los indicadores adelantados en mayo fueron mixtos: mientras que la industria presentó mejoras, la construcción no tuvo un buen desempeño. La construcción presentó bajas en todos sus indicadores adelantados: el Índice Construya cayó 12,1% s.e. (tras haber subido 10,5% en abril), mientras que los despachos de cemento se desplomaron 8,9% s.e. (tras haber subido 8,2% en abril). De esta forma, los indicadores de la construcción perdieron en mayo las subas de abril. Por su parte, la industria registró mejoras: la producción de automóviles creció 3,6% en mayo y suma dos meses de crecimiento.

¿Qué pasó con la actividad tras la fuerte caída de marzo?


El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una suba mensual de 1,9% s.e. en abril. De esta manera, se cumple un año desde el piso de la recesión pasada, con un crecimiento del 7,7% interanual desde entonces. A su vez, el acumulado del primer cuatrimestre del año marca una suba del 6,6% respecto a igual periodo del año anterior.

Con el desempeño de abril, la actividad recupera lo perdido con la caída de marzo, generada por la fuerte incertidumbre con relación al esquema cambiario. De este modo, la actividad se vuelve a posicionar en los máximos históricos alcanzados en febrero. No obstante, al considerar el crecimiento poblacional acumulado, el nivel de actividad per cápita está casi 10% abajo.

A nivel sectorial, abril tuvo un gran desempeño: trece de los quince sectores registraron un crecimiento mensual en la serie desestacionalizada. Los sectores con mayores subas en abril fueron Construcción (+5,1%, aportando 0,2 p.p. al indice general), el sector agropecuario (+4,3% s.e.), Comercio (+2,7%) e Intermediación financiera (+1,8%). Entre las bajas mensuales, se encuentra Hoteles y restaurantes (-2,5%) y Pesca (-14,0%), siendo un sector caracterizado por una fuerte volatilidad.

En comparación con el promedio de 2023 (un año casi completo sin recesión) se observa una recuperación en la mayoría de los sectores de actividad. Sin embargo, aquellos que concentran gran parte del empleo, como Construcción e Industria, todavia se encuentra muy por debajo de los niveles de 2023.

La Construcción se encuentra 21,1% por debajo de los niveles de 2023, afectada principalmente por el freno en la obra pública, la recesión y por el aumento de los costos que enfrenta el sector. Este incremento responde en gran medida a la apreciación cambiaria. Por su parte, a pesar de la recuperación reciente, la Industria presenta un nivel de actividad 8,0% inferior al de 2023.

En contraste, los sectores que se ubican por encima del nivel de 2023 son principalmente los primarios, como el agro, petróleo y gas. Aunque el agro mostró un buen desempeño en 2025, el incremento del casi 30% sobre el promedio del 2023 se debe a una baja base de comparación, considerando que el 2023 estuvo atravesado por la sequía. Por su parte, el sector de extracción de petróleo y gas ha experimentado un crecimiento genuino, al igual que la Intermediación financiera.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La actividad retomó su sendero de crecimiento una vez pasadas las dudas sobre el esquema cambiario en marzo y se espera que continúe su rumbo. Sin embargo, este crecimiento no está exento de vaivenes y heterogeneidades.

Los indicadores adelantados en mayo fueron mixtos, mientras que la industria presentó mejoras, la construcción no tuvo un buen desempeño. La construcción presentó bajas en todos sus indicadores adelantados: el Índice Construya cayó 12,1% s.e. (tras haber subido 10,5% en abril), mientras que los despachos de cemento se desplomaron 8,9% s.e. (tras haber subido 8,2% en abril). De esta forma, los indicadores de la construcción perdieron en mayo las subas de abril. Por su parte, la industria registró mejoras: la producción de automóviles creció 3,6% en mayo y suma dos meses de crecimiento. En la misma línea, y el patentamiento de vehículos 0 km aceleró su crecimiento con un alza del 2,2% acumulando siete meses de crecimiento. Por último, la producción de acero repuntó 4,6%, luego de dos meses de caídas.  

Por su parte, las ventas minoristas PYME cayeron por segundo mes consecutivo en 0,7% s.e. y continúan con su sendero de oscilaciones, sin terminar de presentar un crecimiento sostenido. Por último, el crédito al consumo sostiene su racha en verde al crecer un 4,6% en mayo.

De todos modos, algunos factores aún representan desafíos para la sostenibilidad del crecimiento económico. En un contexto internacional aún tenso, las elecciones podrían generar mayor volatilidad y ruido en las decisiones económicas en los próximos meses. A su vez, si bien la apertura comercial puede contribuir a sostener el crecimiento de la actividad económica, también conlleva el riesgo de un aumento del desempleo, especialmente en industrias como la textil y tecnológica.

Volviendo al análisis sectorial, la construcción difícilmente logre recuperar lo perdido en 2024, y la industria va en camino de compensar la caída. En contraste, otros sectores que también sufrieron caídas el año pasado ya lograron superar las bajas y se espera que sigan creciendo (como el comercio, la actividad inmobiliaria y la intermediación financiera).

En conclusión, la corrección de la actividad del año pasado nos permite pensar en un crecimiento del orden del 5% para el 2025, acompañado por importantes mejoras en la inversión y el consumo privado. De esta forma, el 2025 revertirá la caída del 2024 en términos de actividad. Sin embargo, el crecimiento punta a punta de la actividad en 2025 será mucho menor de lo que ocurra con el promedio (ya en los últimos meses se evidenció cierta desaceleración.

Repunte de la industria y la construcción en abril

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 2,2% en abril de 2025 (+8,5% i.a.), lo que permitió a la industria romper una racha de cuatro meses consecutivos de caídas y situarse 7,2% por encima del piso de la recesión. Sin embargo, este repunte no compensa el retroceso de marzo.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) también repuntó en abril al crecer 5,1%. De esta forma, se posicionó 26% por encima de abril del 2024 y acumula una suba de más de 10 % en lo que va del año. En línea con lo sucedido en la industria, abril presentó mejoras tras el despeje de la incertidumbre tras el cambio de esquema cambiario.

Los indicadores adelantados de la industria presentaron subas durante mayo. La producción de automóviles sostiene dos meses en verde al crecer 3,6% s.e. en mayo y se ubicó un 25,2% por encima de igual mes del año pasado. En la misma línea, el patentamiento de autos creció 2,2% respecto a abril en la serie desestacionalizada (+60% i.a.), mientras que las ventas de autos usados cayeron 4,0% (+2,6% i.a.). En este contexto, el crédito al consumo se mantiene elevado creciendo en torno al 5% mensual sin estacionalidad, y se posiciona 138% i.a.

Repunta la industria

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una suba desestacionalizada del 2,2% en abril de 2025 (+8,5% i.a.), lo que permitió a la industria romper una racha de cuatro meses consecutivos de caídas y situarse 7,2% por encima del piso de la recesión. Sin embargo, este repunte no compensa el retroceso de marzo.

A nivel sectorial, once de los dieciséis sectores cerraron en verde en la serie desestacionalizada, mientras que cinco sectores no compensaron la caída de marzo. Entre las principales subas destacan los Productos de tabaco, que crecieron un 13,7% tras una caída del 33,3% en marzo, Productos minerales no metálicos (+9,1%) y Refinación de petróleo (+7,6%). Por otro lado, las mayores caídas se dieron en Productos de metal (-5,4%) y Productos textiles (-1,5%).

En términos más generales, se destaca la suba los bienes de capital (+17,0% i.a.) y los bienes de consumo no durable (+7,9% i.a.). Por su parte, los bienes de uso intermedio se recuperaron en la comparación interanual (+3,0% i.a.). A su vez, estas comparaciones interanuales coinciden con el piso de la recesión, abril del 2024, siendo representativo de la recuperación de estos sectores.

El incremento en bienes de capital se explica, en parte, por el incremento de la categoría maquinaria y equipo (+31,3% i.a.), destacándose la fabricación maquinaria agrícola, aunque la suba interanual también se explica por mantenimiento en las plantas durante abril del 2024, que implicó un freno de la producción.

La recuperación de la categoría equipos, aparatos e instrumentos, que se ubica 68% por encima de abril del año pasado, responde en gran parte al repunte en la fabricación de celulares y televisores, impulsado por una mayor disponibilidad de financiamiento. Si bien influye la baja base de comparación, esta mejora también se explica por un contexto más favorable para el consumo. En efecto, las ramas más orientadas a la demanda interna (que habían sido particularmente golpeadas por la caída del ingreso disponible) comenzaron a mostrar señales de recuperación. La estabilización de los ingresos reales y el crecimiento del crédito al consumo, que avanza a un ritmo cercano al 5% mensual, están contribuyendo a reactivar sectores sensibles al gasto de los hogares.

La construcción continúa con altibajos

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) también repuntó en abril al crecer 5,1%. De esta forma, se posicionó un 25,9% por encima de igual mes del 2024 y acumula una suba del 10,4% en lo que va del año. En línea con lo sucedido en la industria, abril presentó mejoras luego del cambio de esquema cambiario al despejarse la incertidumbre.

 

En cuanto a los insumos para la construcción, casi todos cerraron con variaciones mensuales positivas en la serie sin estacionalidad, excepto Pinturas. La principal suba fue Mosaicos con un crecimiento del 42,7% y explicó 2,5 p.p. del crecimiento del índice. A su vez, también presentaron subas Pisos (+15,3%), Yeso (+6,7%) y Asfalto (+5,9%).

¿Qué esperamos hacia adelante?

La incertidumbre en torno a la sostenibilidad del esquema cambiario previo y las negociaciones con el FMI tuvo un fuerte impacto sobre la actividad en marzo, aunque este efecto no se extendió a abril. En este sentido, de cara a mayo, los indicadores adelantados de actividad muestran una tendencia de crecimiento, aunque con una dinámica ambivalente, en línea con lo observado en los meses anteriores.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica. Sin embargo, el sector muestra una marcada volatilidad mes a mes. En mayo, el Índice Construya registró una caída desestacionalizada del 12,1% (+8,9% i.a.), mientras que los despachos de cemento retrocedieron un 8,9% (-1,0% i.a.). En línea con las caídas de mayo en el sector, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 67,7% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará en los próximos tres meses.

Respecto a la industria, la producción de automóviles sostiene dos meses en verde al crecer 3,6% s.e. en mayo y se ubicó un 25,2% por encima de igual mes del año pasado. En la misma línea, el patentamiento de autos creció 2,2% respecto a abril en la serie desestacionalizada (+60% i.a.), pero las ventas de autos usados cayeron 4% (+2,6% i.a.). En este contexto, el crédito al consumo se mantiene elevado creciendo en torno al 5,0% mensual sin estacionalidad, y se posiciona 138% i.a.

Más en general, creemos que el cambio de esquema económico no será tan determinante para cambiar el sendero de recuperación. Sin embargo, en el caso de la construcción, no proyectamos un crecimiento suficiente como para compensar completamente la contracción del año anterior. En cuanto a la industria, se prevé que la industria evolucione de manera heterogénea entre sectores: mientras algunas ramas lograrán recuperar lo perdido en 2024, otras podrían verse afectadas por una posible apertura de importaciones y cambios en los precios relativos, lo que podría tener un impacto negativo en el empleo, especialmente en industrias sensibles como la textil o la tecnológica.

Malas noticias para la actividad en marzo

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual de 1,8% s.e. en marzo. De esta manera cortó la racha de diez meses de subas desde el piso de abril, acumulando una suba cercana al 7% desde entonces. Con todo, la actividad fue 5,6% superior a la de marzo de 2024, mientras que el acumulado del primer trimestre del año se ubicó 6,2% por encima del mismo del 2024.

La industria y la construcción mostraron mejoras en abril tras las fuertes caídas de marzo. En el caso de la construcción, se destacaron las subas en varios indicadores: el Índice Construya aumentó 10,5% desestacionalizado, acumulando tres meses consecutivos en alza, y los despachos de cemento crecieron 8,3% s.e., revirtiendo dos meses de caídas. La industria también registró una mejora, impulsada por el repunte en la producción de automóviles, que creció 7,1% en abril tras haber caído 10,5% en marzo. En la misma línea, las ventas de autos usados subieron 6,6%, y el patentamiento de vehículos 0 km aceleró su crecimiento con un alza del 6,0%.

 La construcción difícilmente logre recuperar lo perdido en 2024, y la industria va en camino de compensar la caída. En contraste, otros sectores que también sufrieron caídas el año pasado ya lograron superar las bajas y se espera que sigan creciendo (como el comercio, la actividad inmobiliaria y la intermediación financiera). Por otro lado, los sectores primarios, que moderaron la caída de la actividad a lo largo de 2024, mantendrán su sendero de crecimiento en 2025.

 ¿Cómo dio el EMAE en marzo?

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una caída mensual de 1,8% s.e. en marzo. De esta manera cortó la racha de diez meses de subas desde el piso de abril, acumulando una suba cercana al 7% desde entonces. Con todo, la actividad fue 5,6% superior a la de marzo de 2024, mientras que el acumulado del primer trimestre del año se ubicó 6,2% por encima del mismo del 2024.

La caída de la actividad económica en el tercer mes del año se explica, en gran medida, por la incertidumbre respecto a la continuidad del esquema cambiario y el rumbo de la política económica en el contexto de las negociaciones con el FMI. Esto generó que muchas decisiones relacionadas a la producción se postergarán hasta tener un panorama más claro. Si bien se trata de la contracción más pronunciada desde diciembre de 2023, no revierte la suba que venía mostrando la actividad, la cual había alcanzado máximos históricos en la serie en el mes anterior. Con esta baja, el nivel de actividad retrocede a valores similares a los de agosto de 2023, mes en el que comenzó la recesión anterior.

A nivel sectorial, solo tres de los quince sectores registraron un crecimiento en marzo, lo que marcó un freno en la dinámica de expansión generalizada observada en los últimos meses. En términos desestacionalizados, el único sector que mostró un avance significativo fue el agropecuario, con un incremento del 2,0%. Este desempeño se explica por el inicio de la cosecha gruesa, lo que aportó 0,2 puntos porcentuales al índice general. En tanto, los sectores de educación y salud mostraron variaciones positivas marginales, sin un impacto relevante en el nivel general de actividad.

Sin embargo, al comparar con marzo de 2024, se observa una mejora en la mayoría de los sectores desde los niveles mínimos de la recesión: nueve de los quince sectores registraron crecimiento. El sector de Comercio mayorista, minorista y reparaciones registró la mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE, con un crecimiento del 9,3% i.a., seguido por Intermediación financiera (29,3% i.a.) e Industria manufacturera (4,2% i.a.).

No obstante, salvo por el caso de la intermediación financiera (que viene mostrando un crecimiento sostenido), estas variaciones interanuales reflejan el efecto de una baja base de comparación, más que un repunte robusto de la actividad sectorial. De todos modos, el comercio muestra una progresiva recuperación, y creció alrededor del 14% s.e. desde el piso de abril y se acerca a los niveles de febrero del 2023, un mes más representativo para evaluar su desempeño sin el efecto de la recesión.

¿Qué esperamos hacia adelante?

La incertidumbre respecto al rumbo económico durante marzo tuvo un impacto significativo sobre la actividad. Es probable que este efecto persista, al menos parcialmente, en los datos de abril, dado que el cambio en el esquema cambiario se implementó recién a mediados de ese mes. No obstante, se espera que la actividad retome su sendero de crecimiento en la medida en que se disipe el clima de incertidumbre y se consolide una mayor previsibilidad en el frente cambiario.

Los indicadores adelantados de actividad sugieren que abril presentará mejoras respecto a marzo, un mes atravesado por incertidumbres con relación al esquema económico que pusieron un parate en la actividad económica. No obstante, las ventas minoristas PYME cayeron 1,8% s.e. y continúan con su sendero de oscilaciones, sin terminar de presentar un crecimiento sostenido. A su vez, el crédito al consumo sostiene su racha en verde al crecer un 5,4% en abril.

La industria y la construcción mostraron mejoras en abril tras las fuertes caídas de marzo. En el caso de la construcción, se destacaron las subas en varios indicadores: el Índice Construya aumentó 10,5% desestacionalizado, acumulando tres meses consecutivos en alza, y los despachos de cemento crecieron 8,3% s.e., revirtiendo dos meses de caídas. La industria también registró una mejora, impulsada por el repunte en la producción de automóviles, que creció 7,1% en abril tras haber caído 10,5% en marzo. En la misma línea, las ventas de autos usados subieron 6,6%, y el patentamiento de vehículos 0 km aceleró su crecimiento con un alza del 6,0%.

No obstante, algunos factores aún representan desafíos para la sostenibilidad del crecimiento económico. Por un lado, la recuperación del salario real fue uno de los principales motores de la actividad en los últimos meses, pero se anticipa una desaceleración en su dinámica, en línea con la persistencia de la inflación. Por otro lado, las intensas lluvias podrían haber afectado significativamente los cultivos pendientes de cosecha, lo que impactaría negativamente en el desempeño del sector agropecuario. A esto se suma el contexto electoral, que podría generar mayor volatilidad y ruido en las decisiones económicas en los próximos meses.

La construcción difícilmente logre recuperar lo perdido en 2024, y la industria va en camino de compensar la caída. En contraste, otros sectores que también sufrieron caídas el año pasado ya lograron superar las bajas y se espera que sigan creciendo (como el comercio, la actividad inmobiliaria y la intermediación financiera). Por otro lado, los sectores primarios, que moderaron la caída de la actividad a lo largo de 2024, mantendrán su sendero de crecimiento en 2025.

La corrección de la actividad del año pasado nos permite pensar en un crecimiento del orden del 5% para el 2025, acompañado por importantes mejoras en la inversión y el consumo privado. De esta forma, el 2025 revertirá la caída del 2024 en términos de actividad.

 

 

Industria y construcción interrumpen el crecimiento

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una caída desestacionalizada del 4,5% en marzo de 2025 (+5,2% i..a). Esta marcada caída mensual atenuó el fuerte repunte que venía registrando el índice desde su mínimo de marzo de 2024, ubicándolo ahora apenas un 5,0% del piso de la recesión.

 Los indicadores adelantados de abril mostraron señales positivas. Los despachos de cemento crecieron 8,3% desestacionalizado respecto a marzo. No obstante, las encuestas cualitativas del INDEC indican que el sector seguiría estancado: el 73,9% de las empresas de obras privadas espera que la actividad no cambie en los próximos tres meses (+4,7 p.p. respecto a enero). En la industria, la producción automotriz repuntó 7,1% en abril (s.e.) y se ubicó 5,8% por encima del mismo mes de 2024.

 Esperamos que tanto la construcción como la industria muestren signos de recuperación en 2025, luego de un año 2024 marcado por caídas. Sin embargo, en el caso de la construcción, no proyectamos un crecimiento suficiente como para compensar completamente la contracción del año anterior, aunque parte de la mejora podría venir impulsada por el regreso del crédito hipotecario. En cuanto a la industria, se prevé una evolución con marcadas heterogeneidades entre sectores: mientras algunas ramas lograrán recuperar lo perdido en 2024, otras podrían verse afectadas por una posible apertura de importaciones y modificaciones en los precios relativos.

La industria vuelve a niveles de mitad de año

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) registró una caída desestacionalizada del 4,5% en marzo de 2025 (+5,2% i.a.). Esta marcada caída mensual borró la recuperación iniciada en la segunda mitad del año pasado y se ubica ahora apenas un 5,0% por encima del piso de la recesión. En términos sectoriales, el desempeño mensual empeoró en marzo: trece de las dieciséis ramas registraron caídas frente a febrero.

De esta manera, varios sectores que habían subido en febrero cerraron en rojo en marzo. De estos, se destacan Productos de tabaco (-34,7%), Productos de caucho y plástico (-12,4%) y Productos minerales no metálicos (-9,0%). Por su parte, los únicos tres sectores que aportaron positivamente en marzo fueron la Industrias metálicas básicas (+11,5%), Otros equipos de transporte (+1,5%) y Refinación de petróleo (+0,8%).

De esta forma, como mencionamos, la industria pierde una parte importante de lo que había recuperado durante este año, acercándose a los niveles de la recesión previa. Casi todos los sectores retrocedieron a niveles previos a diciembre, diluyendo la recuperación acumulada en los últimos meses. Algunos sectores, como Sustancias y productos químicos y Productos de caucho y plástico, incluso se ubicaron por debajo del piso alcanzado durante la recesión anterior.

Consideramos que buena parte de la caída de marzo es explicada por la incertidumbre asociada al esquema cambiario, lo que hizo que muchos sectores postergarán decisiones de inversión y producción. Los sectores que más contribuyeron a la caída del índice fueron Alimentos y bebidas, y Sustancias y productos químicos. El primero 0,8 p.p., mientras que el segundo, 1,1 p.p. Esto significa que, si estos sectores no hubieran caído, el retroceso general del índice habría sido considerablemente menor.

En términos más generales, se destaca la suba los bienes de capital (+16,0% i.a.) y los bienes de consumo no durable (+4,5% i.a.). En contraste, los bienes de uso intermedio, si bien cerraron en rojo, moderaron su caída respecto al mes anterior (-0,4% i.a.)

El incremento en bienes de capital se explica, en parte, equipos, aparatos e instrumentos (+19,3% i.a.), destacándose la fabricación de celulares y televisores, impulsada por una mayor disponibilidad de financiamiento en un contexto en el que la baja base de comparación del 2024 todavía tiene un efecto. Esta recuperación se enmarca en un contexto donde las ramas más vinculadas a la demanda interna, afectadas por la caída del ingreso disponible, comenzaron a repuntar gradualmente gracias a la estabilización de los ingresos reales y el aumento del crédito al consumo, que está creciendo en torno al 6% mensual.

La construcción no consolida la recuperación

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) también registró en marzo una caída: 4,1%. De esta forma, se posicionó un 15,7% por encima de marzo del 2024 y un 2,9% por encima del promedio del año pasado. En línea con lo sucedido en la industria, la incertidumbre respecto al esquema cambiario en marzo impactó con fuerza en el sector de la construcción.

En cuanto a los insumos para la construcción, de los trece insumos relevados, tan solo tres presentaron subas mensuales en la serie sin estacionalidad.  La principal suba fue Pinturas (+7,2%, aportando 1,1 p.p. al índice general), seguida por Yeso (+2,4%) y Asfalto (+0,1%). Con relación a las caídas de la serie sin estacionalidad, se destaca Ladrillos (-9,6%, restando -1,4 p.p. al índice), Hierro (-10,4%, aportando negativamente 1,2 p.p. de caída) y Pisos y revestimientos de cerámica (-17,0%).

¿Qué esperamos hacia adelante?

Marzo se caracterizó por la incertidumbre de la sostenibilidad del esquema cambiario, lo que parece haberse disipado con las nuevas medidas y la llegada de fondos del FMI. De cara a abril, los indicadores tempranos de actividad tuvieron resultados positivos.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica y pese a la gran contracción en la inversión productiva y la obra pública. En ese sentido, los despachos de cemento repuntaron al crecer 8,3% s.e. respecto a marzo.  Sin embargo, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 73,9% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará en los próximos tres meses (+4,7 p.p. respecto a enero).

Respecto a la industria, la producción de automóviles tuvo un importante repunte al subir 7,1% en abril en la serie desestacionalizada y se ubicó un 5,8% por encima de abril de 2024. En la misma línea, el patentamiento de autos creció 6,0% respecto a marzo en la serie desestacionalizada (+65,1% i.a.).  Por su parte, las ramas de la industria asociadas a sectores estratégicos (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la actividad industrial.

De todos modos, considerando que la incertidumbre que atravesó marzo también impacto en abril, habrá que ver si los efectos negativos se siguen reflejando en los datos que publique INDEC el próximo mes.

Más en general, seguimos creyendo que pese al cambio de esquema económico que tanto la construcción como la industria muestren signos de recuperación en 2025. Sin embargo, en el caso de la construcción, no proyectamos un crecimiento suficiente como para compensar completamente la contracción del año anterior, aunque parte de la mejora podría venir impulsada por el regreso del crédito hipotecario. En cuanto a la industria, se prevé una evolución con marcadas heterogeneidades entre sectores: mientras algunas ramas lograrán recuperar lo perdido en 2024, otras podrían verse afectadas por una posible apertura de importaciones y modificaciones en los precios relativos.

De cara al mediano plazo, hay factores que podrían condicionar la evolución de la actividad económica, como la incertidumbre internacional y la apertura comercial. A nivel global, persiste el riesgo de una desaceleración del crecimiento, e incluso una posible recesión, como consecuencia de las tensiones comerciales. Esto podría presionar a la baja los precios de los commodities, afectando negativamente a la economía argentina. Si bien este riesgo se ha ido moderando en las últimas semanas, sigue presente.

En el plano local, la apertura comercial introduce un cambio profundo en la política económica, inédito en las últimas dos décadas. Su impacto en la actividad aún es incierto. Por un lado, podría convertirse en un canal de impulso al crecimiento, al abaratar precios y ampliar la oferta de bienes para el consumo. Pero por otro, podría reconfigurar la estructura productiva, generando oportunidades en algunos sectores y tensiones en otros. Sectores sensibles —como la industria textil— podrían enfrentar una mayor competencia externa, con posibles efectos negativos sobre el empleo.